Buscar: en esta colección | en esta obra
Juan Luís Vives - Índice... > Ejercicios de lengua latina > Diálogo XXIII : El cuerpo del hombre por fuera

Datos del fragmento

Pag. Inicio 125 Pag. Fin 130

Texto

[Texto latino en imágenes]

[Pg. 125] DIÁLOGO XXIII

El cuerpo del hombre por fuera

Durero 391 (pintor), Gryneo, Velio.

1. Durero.—Alejaos de aquí, pues no me compraréis nada, lo sé bien: y sois un impedimento para que se aproximen más cerca los compradores.

2. Gryneo.—No es así, nosotros queremos comprar, con tal de que o bien dejes el precio a nuestro parecer e impongas tú el plazo, o bien al contrario, nosotros el plazo y tú el precio.

3. Durero.—¡Buen trato! No necesito tales líos.

4. Gryneo.—¿De quién es este retrato y en cuánto lo tasas?

5. Durero.—Es un retrato de Escipión el Africano 392 y lo taso en cuatrocientos sextercios o no mucho menos.

6. Gryneo.—Por favor, antes de que nos lo niegues con una sola palabra, examinaremos el arte del cuadro; mi amigo Velio es medio-médico, muy conocedor del cuerpo humano.

7. Durero.—Ya desde hace tiempo me doy cuenta de que me estáis liando; pero, mientras no hay ningún comprador, bromead cuanto queráis.

8. Gryneo.—¿Llamas tú bromas al conocimiento de tu arte? ¿Qué harías si se tratara del de los demás?

9. Velio.—Lo primero de todo has cubierto la coronilla de abundantes y lisos cabellos, a pesar de que se llama vértice, como si dijéramos remolino, a partir de revolver los cabellos, como vemos en los ríos cuando el agua se arremolina.

10. Durero.—Tonto, ¿no ves que va mal peinado, según la costumbre de aquellos tiempos?

11. Velio.—Tiene la coronilla curvada de forma desigual.

12. Durero.—Siendo soldado recibió una herida junto al Trebia 393 cuando salvó a su padre.

13—Gryneo.—¿Dónde has leído esto tú?

14. Durero.—En las Décadas perdidas de Tito Livio.

15. Velio.—Las sienes están demasiado abultadas.

16. Durero.—Hundidas serían signo de locura.

17. Velio.—Quisiera ver el cogote.

18. Durero.—Dale la vuelta al cuadro.

[Pg. 126] 19. Gryneo.—¿Por qué dijo Catón entre otras sentencias ésta? la frente está antes que el cogote 394.

20. Durero.—¡Qué necios sois! ¿Acaso en cualquier hombre no ves antes la frente que el cogote?

21. Gryneo.—A algunos los veo antes por detrás que por delante.

22. Durero.—Y yo con gusto, como a compradores como vosotros y a los soldados.

23. Velio.—Catón quiso decir que la presencia del dueño es mejor para cuidar las cosas que su ausencia; pero, ¿por qué esos cabellos tan largos?

24. Durero.—¿Te refieres a los de la frente?

25. Velio.—Sí.

26. Durero.—Durante muchos meses no tuvo a mano un barbero, como le ocurrió en España 395.

27. Velio.—¿Por qué has representado esta calva con pelo, en contra de la etimología de la palabra misma?

28. Durero.—Arráncale tú mismo los pelos con las pinzas.

29. Velio.—Y ¿esos pelos fuera de las narices? Pero tú, dada tu astucia, le echarás la culpa al barbero.

30. Durero.—Insensato, ¿no te das cuenta de que así fueron las costumbres de aquella época: austeras, sombrías, sencillas?

31. Velio.—Ignorante, ¿no has leído que este Escipión fue el más cultivado y el más elegante de todos los hombres de su época, y además amante del buen gusto?

32. Durero.—Fue representado con ocasión de su destierro 396 en Literno.

33. Gryneo.—La ceja es grande y adecuada al Lacio; tiene el párpado demasiado hundido y las mejillas metidas.

34. Durero.—A causa de las guardias de la milicia.

35. Gryneo.—Tú, no sólo eres pintor, sino rétor muy versado en cambiar las acusaciones.

36. Durero.—Y vosotros, por lo que entiendo, sois duchos en acusaciones falsas.

37. Velio.—Tiene las mandíbulas demasiado hinchadas y también esos carrillos.

38. Durero.—Es que toca la trompeta.

39. Gryneo.—Y tú soplabas de la copa al pintar así.

[Pg. 127] 40. Velio.—No, más bien del pellejo; en otras partes lo has pintado velludo y casi no le has puesto ninguna pestaña.

41. Durero.—Se le han caído de una enfermedad.

42. Gryneo.—¿De qué enfermedad?

43. Durero—Pregúntaselo a su médico.

44. Gryneo.—¿Note das cuenta ya de que por tu ignorancia debes quitar del total cien sextercios?

45. Durero.—Más bien es preciso añadir doscientos por vuestros sofismas y preguntas tan molestas.

46. Velio.—Éste tiene los ojos verde claro, pero yo he oído que los tuvo azul oscuro.

47. Durero.—Y yo azul claro, como la guerrera 397 Minerva.

48. Velio.—Has hecho los párpados demasiado carnosos y los lagrimales mojados.

49. Durero.—Lloraba por las acusaciones de Catón.

50. Velio.—Las mandíbulas son demasiado largas y la barba muy espesa y muy extendida; además se diría que los pelos son cerdas de puerco.

51. Durero.—Vosotros sois charlatanes sin medida y astutos sofistas. Lejos de aquí, pues no tendréis más oportunidades para adquirir el cuadro.

52. Velio.—Por favor, amigo Durero, déjanos bromear aquí, mientras no tienes otros compradores.

53. Durero.—¿A cambio de qué?

54. Velio.—Cada uno te escribirá ahora un dístico para que el cuadro se venda mejor.

55. Durero.—Mi arte no necesita para nada vuestra recomendación, pues los compradores expertos y los que entienden la pintura no compran versos sino arte.

56. Velio.—Pero tiene las narices demasiado anchas.

57. Durero.—Estaba encolerizado contra los acusadores.

58. Velio.—No vemos el hoyuelo.

59. Durero.—Se oculta bajo la barba, y ni siquiera veis el mentón ni el garganchón.

60. Gryneo.—Todo eso lo has economizado en beneficio de la gran barba.

61. Velio.—Incluso el cuello me gusta erguido y musculoso; también las clavículas.

[Pg. 128] 62. Durero.—Hay que dar gracias a los dioses por dar tu aprobación a algo.

63. Velio.—Pero, para no echar de menos nada incluso en esto, no tiene lo que un famoso fisiognomista, refiriéndose a Sócrates, dijo que era señal de inteligencia lenta. Esos hombros los hubiera querido un poco más elevados y anchos.

64. Durero.—No era tanto soldado de lucha como de mando. ¿No has oído una sentencia suya? Como algunos soldados dijesen de él que no era soldado tan valiente como sabio general, contestó: "Mi madre me engendró general, no soldado 398".

Pero retiraos si no vais a comprar, pues veo que se acercan unos del negocio de los impuestos.

65. Velio.—Vamos a pasear, y hablemos entre nosotros sobre el cuerpo humano, sin Escipión, y sin el cuadro. Una nariz chata no va bien a una cara noble.

66. Gryneo.—¿Y una aplastada, como fue la de los hunos?

67. Velio.—¡Fuera monstruos!

68. Gryneo.—Los de la nariz roma no son menos feos. Los persas veneraban a los de nariz aguileña por causa de Ciro, de quien se dice que fue así.

69. Velio.—El codo y su curbatura son en el brazo lo que en la pierna la corva y la rodilla; luego, hasta la mano se llama antebrazo (lacertus), por cuyos músculos también las piernas se dicen lacertosas 399.

70. Gryneo.—¿Acaso no se llama codo, como entre los medidores?

71. Velio.—Ciertamente el de éstos se llama codo 400, y también el del brazo.

72. Gryneo.—Entonces, ¿de dónde viene el nombre del rey de Roma Anco 401?

73. Velio.—De su codo encorvado.

74. Gryneo.—A continuación la mano, el más importante de todos los instrumentos, dividida en dedos: pulgar, índice, central o infame, cercano al pequeño y meñique.

75. Velio.—¿Por qué al central se le llama infame? ¿Qué ignominia ha señalado?

76. Gryneo.—Nuestro profesor dijo que él ciertamente sabía la causa, pero que no la quería decir porque era algo vergonzoso. Así, [Pg. 129] pues, no preguntes, pues no conviene a los muchachos de buen natural indagar cosas vergonzosas.

77. Velio.—Pero los griegos llaman dactylicón 402 al cercano al meñique, como si dijeran anular.

78. Gryneo.—Así es por completo; pero en la izquierda, no en la derecha, ya que antiguamente solían llevar ahí los anillos.

79. Velio.—¿Por qué causa?

80. Gryneo.—Dicen que del corazón sale hasta él una vena que, al ser rodeada por el anillo, es como si éste ciñese el corazón mismo. Los nudillos de los dedos son los cóndilos, utilizándose esta voz para el puñetazo; entre los nudillos están las falanges, llamadas con una palabra general junturas y articulaciones. Los anales cuentan que Tiberio César 403 tuvo tan fuertes las articulaciones de los dedos que con uno perforaba una manzana verde.

81. Velio.—¿Has aprendido quiromancia?

82. Gryneo.—Ni siquiera he oído tal nombre. ¿Por qué lo dices?

83. Velio.—Nos hubieras adivinado ahora algo por las rayas.

84. Gryneo.—He dicho que no la conozco y así es la realidad; pero, si ahora confesase que sé algo y contemplase tu mano con bastante atención, me escucharías con gusto y no quitarías del todo el crédito a un hombre que desconoce por completo tal fraude.

85. Velio.—¿Por qué es así?

86. Gryneo.—Porque la condición humana hace que se escuche con gusto a los que confiesan que van a anunciar cosas ocultas o el porvenir.

87. Velio.—¿De dónde deriva Escévolas? 404.

88. Gryneo.—Es como si se dijera izquierdas, de scaeva, que es la izquierda. Se dice que en las mujeres hay más zurdas que en los hombres.

89. Velio.—¿Qué significa vola?

90. Gryneo.—Es el hueco de la mano, donde están las rayas.

91. Velio.—¿Qué significa involare?

92. Gryneo.—Lo que tú haces con gusto, hurtar, quitar, substraer a escondidas, como si se dijera esconder en el hueco de la mano y, lo que hace la enfurecida Lucrecia, robar a vistas de los acompañantes. El resto del cuerpo, con excepción de la cabeza, es el tronco, y de tronco viene tórax; la cavidad del pecho hasta el estómago Y las costillas constituye la cavidad interna, pues la externa entre los brazos [Pg. 130] y el pecho es el seno. Debajo del estómago está el vientre y en la parte más baja de éste el pubis y las partes vergonzosas.

93. Velio.—¿Acaso no es más vergonzoso el trasero o ano?

94. Gryneo.—Ambas partes son vergonzosas; la de atrás por su fealdad y la de delante por su ignominia y su bajeza. El femur, y como se decía en arcaico femen 405, ahora se prefiere en plural: femina. A partir de la rodilla empieza la pierna, cuyo hueso se llama tibia y su parte posterior, carnosa, pantorrilla; finalmente el pie, muy semejante a la mano, pues tiene dedos y hueco, que se llama tanto planta como apoyo del pie.

95. Velio.—¿Qué? ¿Acaso no se llama huella lo que deja impreso el pie?

96. Gryneo.—Tanto eso mismo como la planta del pie.

97. Velio.—¿Sabes qué asientos tienen en el cuerpo las virtudes?

98. Gryneo.—¿Cuáles de una vez?

99. Velio.—El pudor en la frente, en la mano derecha la lealtad, en la rodilla la misericordia.

100. Gryneo.—La planta del pie no es justamente el apoyo del pie.

101. Velio.—Pero así piensan muchos.

102. Gryneo.—Pero Plinio escribe que hay una raza que se hace sombra a mediodía con la planta del pie, tan grande y enorme la tienen. ¿Cómo puede ser eso?

103. Velio.—Sin duda la planta va desde la articulación de la pierna hasta los dedos.

Volver Arriba

391 . Alberto Durero (1471-1528) fue el gran pintor y grabador alemán del renacimiento; si Vives lo introduce en este Diálogo es precisamente por haber escrito un libro sobre este tema Tratado de las proporciones del cuerpo humano. Es posible que se conocieran personalmente, ya que Durero trabajó también en los Países Bajos y llegó a hacer un grabado-retrato de Erasmo. El filósofo y erudito Simón Gryneo fue muy buen amigo de Vives, a juzgar por las dos cartas conservadas de su correspondencia; en una de ellas trata Vives de un tema parecido al de este Diálogo, esto es, sobre el arte y la belleza. A Gryneo se debe una de las mejores ediciones de los viajes de los descubrimientos, que lleva por título: Novus orbis regionum ac insularum veteribus incognitarum... Basilea, 1532,; sin duda fue conocida por Vives. Finalmente, Velio es un nombre romano, que fue llevado por varios personajes famosos.

392 . Publio Cornelio Escipión el Africano (235-183 a. C.) fue uno de los personajes decisivos de la historia de Roma por su victoria sobre Aníbal en Zama. Vives debía sentir admiración por él, y le hace intervenir en su Diálogo sobre las disensiones de Europa y la guerra contra los turcos.

393 . Este episodio tuvo lugar junto al río Ticino, no junto al Trebia, cfr. Livio, Ab urbe crudita, XXI, XLVI, 7.

394 . La frase se encuentra en Catón, De agricultura, VI, 4.

395 . Después de la muerte de su padre y de su tío, Escipión el Africano recibió el mando militar en España como procónsul en el año 211 a. C.

396 . A pesar de sus éxitos militares, los últimos años de la vida de Escipión estuvieron marcados por los ataques políticos, que le llevaron al destierro.

397 . Minerva, la Atenea griega, era una diosa guerrera pero también protegía la actividad intelectual.

398 . Esta anécdota la cuenta Frontino, Strategematon, IV, VII. 4: "Scipio Africanos fertur dixisse cum eum parum quidam pugnacem dicerent «imperatorem me mater, non bellatorem pepperit»" Ahora bien, no se sabe con seguridad si Frontino se la atribuye a Publio Cornelio Escipión el Africano o a Publio Cornelio Escipión Emiliano.

399 . No ha sido posible reproducir el juego de palabras del original, por lo que tratamos de explicarlo en latín: lacertus significa tanto 'antebrazo' como el nombre del músculo del antebrazo, y de ahí que se aplique como adjetivo a los músculos de las piernas.

400 . Para 'codo' el latín disponía de dos palabras cubitos y ancon; a su vez cubitos era también el nombre de una medida de longitud.

401 . Vives pone en relación ancon 'codo' con el nombre Anco del rey romano Anco Marcio.

402 . En griego en el original. La palabra d¥ktulo$ significa ‘dedo’ y no hace, por tanto, relación al anillo.

403 . Así lo cuenta Suetonio. Vida de los doce Césares (Tiberio, 68).

404 . Sobre Escévola cfr. nota 175.

405 . Actualmente esta disquisición gramatical no se considera exacta; la flexión primitiva era femur-feminis, y a partir del genitivo los gramáticos inventaron un nominativo analógico femen.

Volver Arriba