EL P. TEIXIDOR O LA BÚSQUEDA DEL DOCUMENTO
Los eruditos e intelectuales valencianos del siglo XVIII afirman frecuentemente en su correspondencia que la biblioteca del convento de Santo Domingo poseía los mejores y más selectos libros de la ciudad. En la biblioteca de los dominicos compulsaron Juan Bautista Cabrera y Agustín Sales los textos originales que necesitaba Mayáns al escribir la Vida de Nicolás Antonio, a ella acudía el Dr. Ximeno al componer sus Escritores del Reyno de Valencia así como el mismo don Gregorio para estudiar las primeras ediciones de san Isidoro.
La frecuencia con que acudían los eruditos a la mencionada biblioteca manifiesta la inquietud intelectual que reinaba en el convento. No puede sorprender, por tanto, que una serie de dominicos sintieran interés por los estudios históricos si consideramos que las lecciones del Norte Crítico fueron explicadas de viva voz por el mismo P. Jacinto Segura. Así, el ilusionado P. Luis Galiana que vio truncada por juvenil muerte su enorme curiosidad intelectual, su amistad con los eruditos especialmente con don Gregorio Mayáns y sus afanes por la lengua materna. Así, sobre todo, la figura del P. José Teixidor, archivero del convento, infatigable investigador que se propuso adecuar la historia del país con los documentos originales. Sin embargo, la timidez de su carácter o el bajo concepto que de sus trabajos eruditos tenía, impidieron la publicación de obras que hubieran encontrado la más favorable acogida entre los historiadores críticos de su tiempo 84.
No intento estudiar la múltiple y amplísima actividad histórica del P. Teixidor, merecedora de un trabajo monográfico. Limito, más bien, mi interés a centrar su actitud dentro de la línea crítica trazada por la escuela valenciana estudiando, con especial interés, el influjo del P. Segura y de don Gregorio Mayáns.
La primera cualidad que sorprende al investigador actual, cuando lee los estudios históricos de Teixidor, es la frecuencia con que utiliza los documentos originales como base de sus afirmaciones. La originalidad, sin embargo, no consiste tanto en el frecuente uso, cuanto en la dialéctica con que los aprovecha en su afán de proclamar la verdad histórica o en defensa de sus opiniones 85. Los juicios que de los hechos acaecidos hace el dominico van acompañados, generalmente, de pruebas documentales. Ahora Bien, para Teixidor, no todos los testimonios poseen el mismo valor probativo. Buscará, en consecuencia, siempre que esté al alcance de su mano, el documento original y público que atestigüe el hecho histórico. Esta actitud implica menosprecio por el libro que no aporte documentos originales en prueba de sus afirmaciones. Ahora bien, Teixidor es plenamente consciente del alcance de su actividad.
"Mi genio es tan mal contentadisso, que aun los libros manuscritos que tratan de una sola ciudad (V. G.) no los creo a bulto si son posteriores o recientes a los sucesos que refieren, si no me los fundan en instrumentos de los mismos tiempos en que sucedieron. Citándome instrumentos, leo éstos si puedo, i viendo que con ellos se confirman, ya para mí son buenos autores, pero si escriven sin citar, yo me fío mui poco, i nada si lo que extractan es contra los monumentos antiguos 86."
Palabras que podría suscribir el más riguroso de nuestros historiadores actuales, pues suponen una perfecta valoración crítica de las fuentes históricas en busca de la verdad. Sin ese rigor no puede escribirse historia, piensa el dominico. Así orientará el joven P. Galiana que no escriba la historia de Orihuela sin consultar los libros originales del Consejo de la ciudad, pues "se expone a errar mucho. En essa ciudad, como en todas partes, son creídas muchas historietas que no pueden degollarse sin verse dichos libros" 87. Tanto valor tienen los libros originales y es tanta su necesidad, a juicio de Teixidor, para escribir historia que si el P. Galiana no puede asistir al archivo municipal, el Ayuntamiento de Orihuela debe trasladar los libros del Consejo a la habitación del dominico.
"No dudo que el regidor Balaguer pondrá en su celda los libros i manuales de Consejos de la sala, sin los quales V. P. no puede escrivir con total certidumbre lo mismo que a él piden de Madrid. En este supuesto repito se extracten a la letra las providencias que tomó el Consejo para aposentar a S. Vicente i a su comitiva. Pregúntele si, además de dichos manuales de Consejos, ay en la sala otros de cartas, como los ay en el archivo mayor de esta ciudad, pues de ellas he sacado certíssimas noticias de cosas totalmente ignoradas i de otras, con que he degollado muchas fábulas tan creídas que algunas se pusieron en el Breviario que antiguamente usava la cathedral 88."
Notemos, aunque sea de paso, el poco valor histórico que concede a los himnos o narraciones del breviario, muy en consonancia con la línea crítica de los investigadores valencianos de la centuria, como Segura o Mayáns. A semejantes principios corresponden, por necesidad, una actitud crítica rigurosa. Teixidor sólo reconocerá por verídicos aquellos hechos que puedan probarse por documentos originales y coetáneos. Ahora bien, el valor del manuscrito coetáneo o próximo al suceso es, ciertamente, grande 89, pero no siempre suficiente. Pues, aun siendo auténtico y próximo a los hechos, la fuente histórica que mayor garantía [Pg. 241] ofrece al investigador de hallarse en posesión de la verdad es el documento oficial 90.
Esta actitud implica una minuciosa y paciente labor de archivo. Tarea para la que estaba maravillosamente dotado el P. Teixidor quien, desde el año 1720, había trabajado en el archivo del convento, primero bajo la autoridad del P. Luis Izquierdo, y, a partir de 1723, como encargado de su conservación. En efecto, no tardó en dar pruebas de su capacidad como investigador al estudiar los documentos del archivo del convento: Gastos de pleitos y obras (1723), Libro de la colecta de celebración, continuando hasta 1729 la obra iniciada por el P. Izquierdo, Capillas y sepulturas de la iglesia y claustro del Real Convento de Predicadores...
Teixidor tenía que salir del archivo del convento para desarrollar las posibilidades de historiador. La circunstancia favorable se presentó en 1758 al producirse un pleito entre franciscanos y dominicos por la provisión de una cátedra vacante en la Universidad de Valencia a la muerte del P. Maestro Mas, O. P. Sin que, al parecer, participaran los franciscanos valencianos fue publicado en la Corte un manifiesto exaltando la intervención del P. Francesc Eximenis, mientras disminuía la influencia tradicionalmente atribuida a san Vicente Ferrer en el origen del Estudio General 91. La Universidad de Valencia reaccionó con energía y la Facultad de Teología encargó la respuesta al dominico Tomás Llop. Quien respondió, en realidad, fue Teixidor si bien exigió se le facilitase el ingreso en los archivos de la ciudad. Así nació San Vicente Ferrer, promotor y causa principal del antiguo Estudio General de Valencia. A partir de ese momento, los documentos hallados en sus investigaciones informarán sus nuevos trabajos históricos 92. Otros archivos visitó, asimismo, Teixidor: monasterio de Valldigna, de la Encarnación, parroquias de San Salvador, de San Martín... Fruto de esa experiencia serán los consejos de Teixidor al joven Galiana. Tanto que ése era el único mérito que modestamente atribuía a sus trabajos históricos 93.
Suárez Verdaguer vio, con acierto, el influjo de jacinto Segura, a través del Norte Crítico, en la actitud del P. Teixidor que recibiría, además, el impulso renovador de viva voz en el convento de Santo Domingo. Este espíritu crítico y, sobre todo, el afán de búsqueda del documento original y público encontró su contorno preciso en la lectura de las obras mayansianas. Teixidor no había hablado muchas veces con el famoso erudito, es cierto, pero sí leído y releído las obras históricas, en especial la Prefación a Obras Chronológicas de Mondéjar que constituye el más ambicioso y estructurado programa reformista del erudito de Oliva. He aquí el mismo testimonio del dominico.
"He quedado cubierto de rubor al leer la cláusula de Mayáns en que me nombra con el irrisorio dictado de maestro. Con este cavallero no he tenido inclusión i sólo una vez le hablé en esta librería en que buscava las ediciones antiguas de san Isidoro. Yo venero quanto no sabré decir todas sus obras, especialmente su erudisísima Prefación a la Era Española del marqués de Mondéjar que he leído muchas vezes i siempre con nuevo gusto. Veo en ella los medios que da para reparar la Historia i escrivir una acertadíssima de España; pero el fruto que saco es un vehemente sentimiento de ver la inacción de muchos capazes de recoger para la de este Reino los Documentos que él nos dice. Por esso me indigno quando veo salir a luz pública apologías i cartas llenas de agrasones, etc. Ya me hallo en la edad de 71 años i con todo me sobra el ánimo de ver todos los archivos de este Reino i hacer una copiosa colección según la instrucción que nos da en dicha Prefación, pág. V, núm. 27; pero este ánimo no puede passar a la acción que estorva la edad tan avanzada, el estado religioso, i más que todo lo que él mismo dice en el núm. 28, pues prácticamente tengo visto el interesado deseo de los archiveros, que ni saben lo que ay en sus archivos, ni lo dejan ver, pareciéndoles que perderán su lucro. ¡Gran necedad! Devían franquear a personas de quienes pueden hacer confianza el que viessen sus archivos i de ellos apuntassen lo que les pareciesse necessario... 94"
El texto reviste excepcional importancia para conocer el móvil de los estudios históricos de Teixidor. Aunque no pueda sorprender la admiración que siente por las obras de Mayáns, sí conviene constatar el [Pg. 243] papel preponderante que ocupa la Prefación en el origen del afán por reconocer los archivos valencianos que siente el dominico. Pues Teixidor centró todos sus trabajos históricos en temas relacionados con el país valenciano y basados en documentación original. Hasta la lectura repetida del proyecto reformista mayansiano y su deseo de llevar a la práctica los medios propugnados por el erudito de Oliva manifiestan un influjo decisivo. Lamenta no ser joven para recorrer todo el reino de Valencia registrando archivos y copiando documentos. Sólo así podría publicarse una colección de fuentes originales. Es el primer paso, afirma con perspectiva mayansiana, para una posterior "Historia cabal i perfecta de este Reino" 95.
La modestia de Teixidor explica cumplidamente la falta de trato personal o de correspondencia epistolar con don Gregorio durante muchos años. Ahora bien, el P. Luis Galiana entró en el círculo de los corresponsales mayansianos y pronto relacionó al humilde dominico, a quien veneraba, con el famoso erudito. Este ensalzaba ante el joven Galiana la conveniencia de que Teixidor descubriese en el archivo de la Bailía el libro original de las "Franquesas" 96, que Teixdor había buscado con insistencia sin localizarlo pese a las referencias de Diago 97. Galiana comunicará, asimismo, a Mayáns que Teixidor tenía trabajadas una serie de obras históricas: Antigüedades de Valencia, Noticias sobre catedráticos de Valencia, el estudio sobre la destrucción de las inscripciones atribuida a Celaya y, sobre todo, que sentía profundo interés por registrar los archivos del país valenciano según las directrices de la Prefación mayansiana 98. Don Gregorio emitirá entonces un juicio muy positivo de los trabajos de Teixidor confesando su valor crítico al tiempo que lamenta el descuido de la historia del país valenciano.
"He holgado de saber las grandes obras que tiene trabajadas el P. Tegedor. Yo he formado un alto concepto de su diligencia en averiguar la verdad, i cuando vaya a Valencia le visitaré para
tratarle. Yo deseo que V. P. le imite i que continúe en aplicarse a la Historia de nuestro Reino, que necessita mucho de cultivarse; porque se van perdiendo las memorias antiguas 99."
Mayáns podía emitir ese juicio porque, por esas fechas, había ya leído un trabajo del P. Teixidor sobre San Luis Bertrán. Los bolandistas habían enviado una carta al Ayuntamiento de Valencia preguntando una serie de noticias acerca de la muerte, los restos, la procesión... del santo dominico valenciano. Los regidores encargaron la respuesta a Teixidor, el mejor conocedor de los archivos de la ciudad. El dominico quedó satisfecho de su trabajo pues había encontrado noticias desconocidas en el "Archivo Mayor". Sabe, además, que gustó a los regidores y manifiesta su satisfacción de que se encargue a don Gregorio la traducción latina 100. En efecto, antes de que transcurriese un mes, había leído el erudito el mencionado trabajo y escribía satisfecho desde su retiro de Oliva: "He tenido el gusto de ver quán profundamente instruido está el P. Tegedor en las cosas de este Reino, aviéndome embiado la ciudad de Valencia unos apuntamientos que ha formado para responder a los Bolandistas. Mucho deseo que publique alguna obra digna de su trabajo i juicio" 101.
Ahora bien, los regidores de Valencia, que debían tener muy alto concepto de su ciencia o al menos de su autoridad, enviaron la respuesta en su traducción latina a los bolandistas, pero no tuvieron la más elemental delicadeza de permitir al autor que leyera la traducción mayansiana. Teixidor quedó un tanto molesto. El incidente, sin embargo, no tuvo graves consecuencias pues Galiana manifestó la conducta de los regidores a don Gregorio que envió inmediatamente el texto latino de la carta. El P. Galiana celebrará la traducción literal pues "cierto personaje de Valencia" susurró a Teixidor que Mayáns modificaría el trabajo para apropiarse los materiales. La defensa que hiciera el joven dominico alegando que don Gregorio no era envidioso, ya que las águilas no hacen caso de las moscas 102, encuentra la siguiente respuesta del erudito: "Escrita ésta, recibo la de V. P. que tiene mucha razón en decir que no soi embidioso. En todos alabo los dones de Dios. En el padre Tegedor celebro una erudición de las cosas de nuestro Reino mui singular" 103.
La timidez de Teixidor debió ser proverbial. Todas estas circustancias favorables no le animaron a publicar sus trabajos llegando a decir que nunca vería, con referencia explícita a Mayáns, obra suya editada, pues era consciente de que no merecían la luz pública 104. Más aún, fue necesaria la presión de un religioso, Fr. Manuel Banyuls, compañero de Teixidor y corresponsal de don Gregorio, para que el dominico investigador decidiera escribir al erudito de Oliva.
A invitación de Francisco Benito Escuder, regidor de Valencia, Mayáns había escrito una de sus cartas eruditas. Se trataba, esta vez, de la procesión en honor de San Vicente Mártir. Escuder facilitó la carta a Teixidor que la copió "para que conservándose en esta biblioteca se aprovechen de su grande erudición". El dominico, buen conocedor de los archivos, advirtió "que algunas de sus noticias no convenían con las que tenía yo extractadas de los manuales de Consejos de esta ciudad". Pensó decirlo a Mayáns y sólo las presiones del P. Banyuls vencieron su timidez al asegurarle "que Vm. mui lejos de ofenderse de mi aviso, estimaría como tan amante de la verdad la noticia para emendar el código de donde sacó las de su carta" 105.
Don Gregorio afirmaba en su estudio que la primera procesión general celebrada en Valencia había tenido lugar en 1372. Teixidor, sin embargo, presenta documento oficial y público, Manual dels Consells, en que puede leerse el acuerdo del Consejo (29-IX-1338) de que se celebre procesión general el 9 de noviembre de 1338 en memoria de la entrada del ejército cristiano en la ciudad 106. Siguiendo la mencionada colección de Manual dels Consells, encuentra otras procesiones generales anteriores a la fecha indicada por Mayáns, como son en 1343 y 1345 107. Teixidor intenta explicar el error mayansiano recurriendo al documento oficial y público -fuente primera y más digna de crédito histórico- especificando
9 [Pg. 246] las modificaciones del trayecto según acuerdos de 1372 y más tarde en 1384 108.
Superada la timidez, era el momento de las confidencias. Teixidor, tan curioso de la historia de Valencia, conoce diversas interpretaciones acerca la fundación de la ciudad y desea, para salir de dudas, saber el juicio de Mayáns. Esa es la génesis de la carta de don Gregorio sobre los orígenes de Valencia publicada en Antigüedades de Valencia 109.
Pese a todos estos principios de crítica, Teixidor comete, es natural, errores históricos. La defensa de la autenticidad de Les Trobes de Mosén Febrer constituye uno de ellos. Sin embargo, el hecho de que intente demostrar la autenticidad por medio de documentos originales es la manifestación más clara de su actitud y de su metodología 110.
¿Cuál era, podemos preguntar, su criterio sobre las tradiciones, punto esencial en la historiografía ilustrada? Teixidor busca el documento que pueda justificar la tradición y, cuando no lo encuentra, manifiesta su esfuerzo por hallar los testimonios coetáneos, afirma el resultado negativo de sus gestiones pero mantiene la posibilidad de que existieran. Confiesa con sinceridad que carece de fundamento para formar juicio definitivo. Esa postura adoptó cuando estudia la intervención de san Vicente Ferrer al erigirse el Estudio general de Valencia en 1412. No encontró documentos, confiesa, y sin negarla intenta probar el influjo positivo por argumentos indirectos ya que no queda escrito cuanto sucedió, ni todos los documentos se conservan o han llegado a nuestras manos 111. Teixidor se mantiene en el equilibrio sereno de quien no pretende afirmar más de lo que prueban los documentos que posee. Aspecto positivo de [Pg. 247] la metodología de Teixidor, justamente alabado por Suárez Verdaguer al confesar que, basado en las noticias ciertas, su dialéctica es concluyente, "y cuando no puede serlo, no afirma" 112. Su actitud radica, en el fondo, en que para Teixidor la tradición tiene valor probativo independientemente del testimonio documental. He aquí unas palabras muy claras.
"Pero ¿quién no ve que esto no es fundamento bastante para negar tan plausible tradición? A la verdad, esto es no admitir alguna, porque si de todas sus circunstancias se pide autores coëvos o instrumentos, ya no sería tradición, sino que se cree con la fe que los autores o instrumentos merecen. Ni V.P., ni Bellot (autor de una historia manuscrita de Orihuela) han visto todos los libros que existen, ni los innumerables que se perdieron" 113.
Es la misma postura que adoptó Caresmar respecto al valor de la tradición de san Severo, obispo y mártir de Barcelona, como podremos observar con detenimiento. Mayáns, evidentemente, exigía mayor valor al documento pues la tradición sin testimonio escrito, que manifieste su existencia, pierde pronto su fuerza probativa. Y en ese sentido respondió el P. Galiana para quien el documento constituirá, asimismo, la piedra de toque y el argumento último de la verdad histórica 114.
En la formación histórica de estos dominicos valencianos pesa, evidentemente, el recuerdo del Norte Crítico. Además del influjo de Segura entre los religiosos de su orden y de su provincia, educados bajo su mirada tutelar, aparece el influjo de don Gregorio. No será sólo la Prefación a Obras Chronológicas, como esquema programático de investigación, sino el espíritu crítico que respira la Vida de Nicolás Antonio.
Si Jacinto Segura alabó la Censura de Historias Fabulosas y defendió al editor perseguido, el P. Teixidor remite al trabajo de Mayáns para combatir los falsos cronicones 115. Suárez Verdaguer pedía con justicia un estudio sobre la "representación del P. Teixidor en la escuela histórica española del siglo XVIII". Relacionaba, asimismo, la labor de Teixidor con el P. Segura para establecer el método histórico de los eruditos valencianos dentro de la historiografía del siglo de las luces. Suárez ignoraba, sin embargo, otro punto clave en la formación de Teixidor: el influjo mayansiano con la exigencia permanente de la búsqueda y edición de documentos como raíz primera y fundamental de todo trabajo histórico. He aquí, finalmente, un testimonio del P. Banyuls que nos recuerda la veneración de Teixidor ante los proyectos de don Gregorio:
"Al P. Lector Teixidor quando le hice la visita de parte de Vm. parece le faltavan voces para esplicar su alegría i cariño grandíssimo que muchos años ha tiene a Vm. por lo mucho que ha trabajado i trabaja por el público, el que, en su concepto, le sería en gran manera deudor, aunque no huviera Vm. trabajado más que la Prefación a las Obras Chronológicas del marqués de Mondéjar. Esta la lee i quiere perseverar en esto hasta saberla de memoria" 116.
Volver Arriba
84
Ferrer, promotor y causa... y Capillas y sepulturas..., se deben a la década del cuarenta de nuestro siglo.
85
86
87
88
89
90
91
92
93
ilustrar Historia de Valencia verdadera, de que tanta necesidad tenemos, pues en la de Escolano ai tantas cosas falsas, equivocadas i diminutas, que hasta ahora en las que he mirado de assiento no he encontrado una siquiera que esté cumplida". Teixidor a Galiana, Valencia, 22-IV-1764, CASTAÑEDA, Cartas eruditas..., 276.
94
95
96
97
98
99
100
101
102
103
104
105
106
107
108
109
110
111
112
113
114
115
116