Cercar: en esta colección | en esta obra
Gregorio Mayans y Siscar -... > Bibliografia > Serie Menor - Volumen IV :... > Mayans y los ilustrados extranjeros - Muratori y la cultura española

Datos del fragmento

Pag. Inicio 25 Pag. Fin 97

Text

[Pg. 25]

MURATORI Y LA CULTURA ESPAÑOLA *

Al estudioso del siglo XVIII español le sorprende la insistencia de los historiadores en exaltar el influjo francés a lo largo de la centuria. Dos razones explican este fenómeno: la victoria de los Borbones en la Guerra de Sucesión española y la actitud de los hispanistas franceses que tratan de identificar todo movimiento reformista como fruto del influjo galo.

Imposible negar el afrancesamiento español en la segunda mitad del siglo 1. Sin embargo, la irradiación francesa no fue tan intensa inmediatamente después del cambio dinástico y el intento de resolver la evolución cultural española de la primera mitad del siglo por las lecturas de diccionarios y revistas galas, que transmitía Feijoo en su Teatro Crítico, es simplificar con exceso, mejor dicho, hacer ininteligible el XVIII español.

La Guerra de Sucesión española entraña un planteamiento político militar europeo contra la situación establecida por [Pg. 26] la paz de Westfalia pero, a su vez, es una auténtica guerra civil. No puede despreciarse el hecho de que los antiguos reinos de la Corona de Aragón tomaran parte por el Archiduque Carlos de Austria, mientras Castilla apoyaba con entusiasmo a Felipe de Borbón. La victoria de la dinastía borbónica implicaba una mayor simpatía por la cultura francesa. Pero los nuevos monarcas y sus partidarios exageraron desde el primer momento la decadencia de la España de los Austrias pues, de esa manera, el movimiento reformista sería mérito exclusivo de la nueva dinastía. Según esa visión, que de sí mismos dieron los vencedores, un ponderado historiador escribía, hace unos años y con referencia al primer cuarto de siglo: "En el orden intelectual, el bache de los últimos decenios del XVII se continúa y se ahonda hasta tocar la tierra virgen de la indigencia mental". 2 El reformismo cultural surgirá con la figura de Feijoo (el Teatro Crítico empieza en 1726) mientras en el campo político habría que esperar la aparición de José Patiño. Feijoo-Patiño constituirían la generación que habría asimilado la actitud reformista de cuño francés que traía la nueva dinastía frente al conformismo tradicional español.

Recientes estudios han venido a desmontar ese criterio general que logró su mejor expresión en el Dr. Marañón por parte española 3 y en el conocido rector de la Sorbona, Jean Sarrailh, por la francesa. 4 El profesor Reglá señaló, hace ya algunos años, el resurgir político de los reinos de la Corona de Aragón hacia 1680, movimiento que calificó de "neoforalismo". 5 Coincide plenamente con la fecha en que Castilla estaba sumida en la mayor decadencia monetaria. En contraste [Pg. 27] con Castilla, Pierre Vilar ha demostrado el buen estado económico de Cataluña por esas fechas. 6 Resulta, asimismo, evidente un intenso movimiento renovador en el campo de la cultura. Así lo prueban los estudios de López Piñero y Peset Llorca sobre la historia de la medicina y mis propios trabajos sobre Gregorio Mayans. 7 Ahora bien, estos movimientos reformistas adquieren especial relieve en la periferia y si en el campo económico ha encontrado su gran historiador en Pierre Vilar, parece que el movimiento cultural tiene su centro en Valencia.

Así, pues, durante las últimas décadas del seiscientos podemos observar en los grupos valencianos una actitud inquieta y preocupada por los movimientos intelectuales europeos. Sin olvidar a Descartes y Gassendi, que son conocidos antes de finalizar el siglo, los estudios matemáticos y astronómicos adquieren importancia. El jesuita José Zaragoza, Tosca y Corachán -casi con toda seguridad tres velados seguidores del sistema copernicano y de tanta importancia en la introducción de la ciencia moderna en España- son valencianos y conocen los adelantos científicos europeos hasta 1680, es decir, hasta la actividad de Newton.8

Ahora bien, en el campo de la cultura literaria, es menester señalar que uno de los más jóvenes asistentes a las Academias Valencianas de fines de siglo, marcha a Roma en 1686. Se trata de Manuel Martí, conocido por su cargo eclesiástico como [Pg. 28] el deán de Alicante. Martí fue en Roma bibliotecario del cardenal Sáenz de Aguirre. Circunstancia que le facilitó el conocimiento del criticismo histórico del barroco español: colaboró con el cardenal en la edición de la Collectio Maxima Conciliorum..., conoció la obra histórica de Nicolás Antonio cuidando de la publicación de la Bibliotheca Vetus que dejara inédita el famoso bibliófilo, y pudo leer algunas obras del marqués de Mondéjar como las Disertaciones Eclesiásticas y la Predicación de Santiago en España. Sin embargo, el joven Martí manifestó pronto su independencia y criticismo histórico: aconsejó al cardenal que no incluyera en su Collectio la cuestión de la venida de Santiago y no dudó en manifestar al mismo Mondéjar que no compartía el criterio positivo sobre la piadosa tradición. 9

Pero Martí extendió sus relaciones a amplios sectores intelectuales de Roma. Gran conocedor de la lengua latina e interesado por dominar el griego, pronto entró en contacto con el mundo cultural romano ingresando en la Academia de los Arcades con el nombre de Eumelus Olenius, así como en la Academia Dogmática. 10 Sin afán de precisar los amigos romanos de Martí, debemos señalar por su acusada personalidad a Raffaello Fabretti, Enrico Noris y Gianvincencio Gravina.

Fabretti, a quien acompañaba en la visita a las catacumbas, compartió con Martí el interés por las inscripciones. 11 No en vano Fabretti publicó Inscriptionum antiquarum quae in aedibus paternis asservantur explicatio et additamentum (Roma, 1699) y Martí pudo facilitar posteriormente al marqués Scipione Maffei -con la colaboración del jovencísimo Gregorio Mayans- inscripciones latinas halladas en España. 12 [Pg. 29] Enrico Noris, famoso por sus estudios históricos, prefecto de la biblioteca Vaticana y cardenal de la Iglesia, fue íntimo amigo de Marti: "El P. Noris (después cardenal y amigo mío íntimo) no escribió de ellas de propósito pero fue insigne en ese género de literatura", diría años más tarde el deán. 13 No es pura coincidencia que, al ser prohibidas las obras de Noris por la Inquisición española, Mayans defendiera al cardenal italiano ante la actitud represiva del Tribunal de la Fe español. 14

Sin embargo, el íntimo amigo de Martí durante su estancia romana fue el abate Gravina. En 1692 Gravina fue duramente censurado por Monseñor Sergardi, comensal del cardenal Pedro Ottoboni, bajo el pseudónimo de Q. Sectano. Sólo Martí supo encontrar el modo de humillar al autor de las sátiras. Así nació la Satyromastix ante cuya lectura Gravina pareció salir de su letargo. El jurista italiano agradeció a Martí el favor representándole en una de las figuras del diálogo, De lingua latina. 15 La correspondencia cruzada después que Martí abandonara Roma constituye una prueba de sincera amistad: recuerdo de las preocupaciones literarias vividas en la Academia de los Arcades de la que ambos eran miembros, sentimiento por la ausencia tan prolongada, dolor por la muerte de los amigos romanos, elogio del De ortu et progressu Iuris Civilis, admiradores de Gravina en Valencia... 16

Junto al historicismo crítico, el deán de Alicante aporta un humanismo vivido en sus años de Roma. No tardaría, además, [Pg. 30] en buscar una fuente reformista en los escritores españoles del XVI, perfectos humanistas cristianos: Nebrija, Juan Luis Vives, Sánchez de las Brozas, Antonio Agustín... 17

¿Fue, realmente, eficaz este movimiento reformista iniciado por Martí?

Por supuesto, la Corte madrileña lo despreció. En el momento oportuno, a la muerte del bibliotecario real Álvarez Pellicer (1715), Martí fue propuesto para el cargo, pero fue rechazado por el jesuita francés y confesor de Felipe V, P. Daubenton, de quien dependía el nombramiento. El deán era considerado antijesuíta y austracista. Pero el ambiente intelectual valenciano le era favorable. Los matemáticos Tosca y Corachán entraron en relación con Martí y los intelectuales de la nueva generación lo celebraron como maestro y mentor: el bibliófilo José Rodríguez, 18 José Manuel Miñana autor de la mejor historia de la guerra de Sucesión española y continuador de la historia latina del P. Mariana, 19 Jacinto Segura teórico del método crítico en los estudios históricos. 20 No obstante, el heredero directo de los planes reformistas del deán fue Gregorio Mayans que, sin tratarle personalmente y sólo a través de la correspondencia, comprendió el alcance de los proyectos de Martí y los amplió con mayor conocimiento y mejor método. Mayans significa el mayor esfuerzo español por una reforma al margen de la dinastía borbónica, antes bien de tendencia positivamente antifrancesa.

Una cosa queda clara: este movimiento reformista está al margen del influjo de la Corte y es, sin duda alguna, anterior a la obra de Feijoo. Más aún, las divergencias entre el benedictino y el grupo de "novatores" valencianos son evidentes y [Pg. 31] pronto se harían públicas. Frente al ensayo feijoniano, Mayans significa el método y rigor científico; ante el influjo de las revistas francesas en el benedictino, la exigencia del recurso a las fuentes originales; frente al espíritu afrancesado, el reformismo anclado en el humanismo del XVI. 21

Era la herencia humanista del deán y no es posible olvidar su vinculación al mundo cultural italiano. Además de los diez años de vida romana de Martí, muchos de sus amigos aparecen vinculados a la cultura italiana: Miñana residió durante su juventud en Nápoles, el duque de Medinaceli, protector del deán, allí vivió largos años donde adquirió una riquísima colección de monedas y, hasta en su retiro, compensaba Martí sus ratos de ocio con la conversación de un humanista italiano, Felipe Bolifón, superintendente de rentas reales en Alicante al servicio de Felipe V.

UNO DE LOS PRIMEROS CRÌTICOS DE NUESTRO SIGLO

Sin embarga pocas alusiones encontré en la correspondencia de Martí con sus amigos italianos o sus discípulos españoles pertinentes a la persona y obra de Muratori. En carta a Carlo Rinuccini, "magno Etruriae Dynastae ab intimis secretis", le encarga transmita unas letras dirigidas a Filippo Buonarroti y a Scipione Maffei. Y añade: "Buliphonis autem, Ludovico Muratori, mutinensium Principis a Bibliotheca". 22 Muratori era, por tanto, conocido en el círculo del deán aunque las referencias concretas a sus libros no aparezcan. Pero el influjo de la cultura italiana en el mundo cultural de Martí es evidente. Basten esas bellas palabras: "Nec nescio quam [Pg. 32] tu in ea studia devexus, ex quo Urbem tenui, et rerum dominam Italiam. Italiam, literarum, studiorumque altricem, eruditionis fastigium et columen, ingeniorumque proventu regionum omnium feracissimam". 23

Noticias más concretas en el sentido de que los intelectuales valencianos conocían a Muratori he podido hallar en 1732 -tampoco lo he visto citado en el Teatro Crítico de Feijoo- y se refieren a Riflessioni sopra il buon gusto intorno le scienze e le arti (1708). En 1732 lo leyó Gregorio Mayans y, gracias a su consejo, fue conocido por sus amigos. El libro adquirió fama y prestigio siendo utilizado por los estudiosos de todas las tendencias. Desde las alabanzas de Mayans, "tamtumque mihi placuerunt quae ibi docuisti, ut vix ullus sit ex amicis meis qui, me invitante, non illum legerit", 24 al uso que hizo el afrancesado Luzán en su Poética (1737), y las frecuentísimas citas que hace Vicente Calatayud, teólogo tomista y enemigo de los reformadores. Siempre aparece citado con respeto y admiración. 25

Curioso resulta constatar que la obra de Muratori le fue facilitada a Mayans por su amigo, Felipe Seguer, del oratorio de san Felipe Neri, cuyos miembros estaban vinculados a las corrientes de espiritualidad italiana. 26

La lectura de Riflessioni sopra il buon gusto hizo que Mayans descubriera un autor importante. Su enorme curiosidad le incitó a buscar otros libros de Muratori y pronto pudo leer: Del Governo della peste; Della carità cristiana; Filosofia Morale. Concretamente, respecto a la Filosofia Morale, dirá más tarde en carta al mismo Muratori: "quam bona ex parte converti in hispanam linguam, et libenter eam publicassem, [Pg. 33] nisi veluti pestilenti quadam contagione nostratium ingenia ita essent corrupta, ut eis sanandis libri non sufficiant, sed una Dei Providentia".  27

Anotemos, desde el primer momento, que la obra de Muratori se presenta como un instrumento de reforma; pero Mayans, que comulga plenamente con sus ideas, teme la persecución si publica la traducción castellana que, por cierto, todavía se conserva. ¿Cuándo ocurría esto y cuáles eran las circunstancias desfavorables?

Mayans había sido nombrado bibliotecario real en 1733 y trasladó su residencia a Madrid donde vivió hasta 1739. La vida cortesana le facilitó el conocimiento de las últimas publicaciones. Así, durante los años en que fue bibliotecario leyó las obras de Muratori antes señaladas. Y desde la Corte comunicó Mayans a su íntimo Juan Bautista Cabrera que había leído la Filosofía Morale aconsejándole, al mismo tiempo, que la tradujera al castellano. La respuesta es luminosa:

Repito a Vm. mis agradecimientos por las noticias que se sirve darme del cuidado de mis importunidades y de irse disponiendo la traducción de 1a Filosofía Moral de Muratori. Yo tengo los 2 tomos sobre el buen gusto que ya antes de tenerles había leído algo en los que a Vm., si mal no me acuerdo, prestó el P. Seguer; y por esa obra debo venerar ese otro escrito suyo, y temo mucho que la cortedad de mi castellano no pudiera llegar a exprimir esa grande obra con las expresiones más cultas. Y como esto sería quitarla el aplauso, que tiene tan ganado en su idioma natural, no cabe el ser yo el traductor. Deseo que salga la traducción acertada en todo, y me amedranta la grandeza de la obra y me falta no sólo el ánimo aunque no la voluntad, sino el conocímiento del idioma y el ocio. 28

[Pg. 34]

Mayans estaba por esas fechas atareado. Escribía la Vida de Miguel de Cervantes (1737) y los Orígenes de la lengua española (1737) y debía pensar en la falta de tiempo para traducir la Filosofía Morale de Muratori. Invitaba al amigo a la empresa pero Cabrera se negó alegando su poca facilidad expresiva, lo que iría en demérito de la fama de Muratori que juzga grande por el valor de Riflessioni sopra il buon gusto, que posee. Unos meses más tarde, Cabrera manifiesta deseo de leer la Filosofía Morale de Muratori, así como los Orígenes de Mayans. 29 En efecto, a lo largo de 1737, Mayans había empezado la traducción de la Filosofía: "Traduzco el Muratori con felicidad. Es obra importantísima y en su género incomparable. Y yo le daré ciertos refuerzos. Si Dios me da vida haré fuerte guerra a los bárbaros...". 30

De nuevo aparece la conexión entre la obra de Muratori y la actitud reformista, en este caso con la alusión concreta a los escolásticos. Los otros proyectos mayansianos a que aludía estaban relacionados con la historia eclesiástica y se referían directamente a los manuscritos de Nicolás Antonio que había localizado en la biblioteca real y copiaba con ardor. Cabrera celebrará los proyectos y espera que el bibliotecario real no abandone la traducción de Muratori 31 aunque, sin esperar a que apareciera, adquirió la Filosofía en el texto original italiano: "Lo mismo (que compre las obras) digo de Muratori, excepto su Filosofía y su buen gusto que ya tengo". 32

Hacia fines de 1738, también Jacinto Segura poseía la Filosofía Morale que había recibido por otro conducto: [Pg. 35]

El conde de Gálvez, lindo mozo y aficionado a libros de erudición y buenas letras, ha estado repetidas veces en mi celda y yo le he visitado otras tantas con mucho gusto de comercio. Me regaló con el libro de la Filosofía Moral de Muratori, edición de 1737, y al principio está la relación de todas sus obras dadas a luz en nombre propio y con otros supuestos, por lo que tengo noticia de este escritor y de sus libros. Creo que a esta ciudad ni a todo este reino no ha llegado otro de Muratori, porque de estos libros en lengua italiana y francesa no traen venales porque se venderían dos o tres y por tan poca cosa hacen bien de no hacer remesa de libros y así no hay que extrañar que no conozcamos a estos recientes. 33

Nosotros sabemos que Segura estaba equivocado al pensar que poseía el único ejemplar existente en Valencia. Pero las palabras de Segura constituían una velada excusa por el chasco sufrido unos meses antes. En efecto, los autores del Diario de los Literatos de España, que aparecía en Madrid, habían censurado con excesivo rigor el Norte Crítico del dominico valenciano. Segura celebraba la utilidad del Teatro de la Vida Humana del canónigo belga Lorenzo Beyerlinch y del Diccionario de Calepino. Los diaristas quisieron ver un ataque personal al criterio opuesto de Feijoo que despreciaba tales obras 34 y buscaron una serie de textos contrarios a la opinión de Segura utilizando la autoridad de Muratori en Riflessioni sopra il buon gusto en desprecio de la vasta miscelánea de Beyerlinch. 35

El dominico valenciano no dudó en manifestar que no conocía a Muratori e interpretando mal el texto transcrito por [Pg. 36] los diaristas no lo considera tan célebre y tan buen crítico. 36 Los autores del Diario, por su parte, se complacen en notar que son ya varios los autores que Segura confiesa no conocer. 37 El texto de Muratori está tomado de Riflessioni sopra il buon gusto y el italiano es presentado como una gran autoridad: "Bastará referir el juicio que hace de esta obra uno de los primeros críticos de nuestro siglo, el célebre Muratori...".

Reconvenido por Mayans, Jacinto Segura confesó con ingenuidad su ignorancia: "Cuanto a lo que Vmd. se sirve advertirme de Muratori ya confieso no conocer tal escritor, porque libros de ese género por acá no tenemos ocasión de verles; y me pareció había alguna razón para no admitirle como gran crítico en sus expresiones sobre el Teatro de la Vida Humana y también advertí que era más favorable que opuesto en las mismas". 38 Tampoco estaba en lo cierto al afirmar que nadie conocía a Muratori en Valencia, pues desde 1732 habían leído la obra Mayans y sus íntimos. La lección fue aprendida y en el mismo año 1738 el dominico se vanagloriará de poseer la Filosofia Morale.

La polémica de Segura con los diaristas demuestra que también en Madrid conocían a Muratori y precisamente, como había ocurrido en Valencia, por Riflessioni sopra il buon gusto. Bastó esa obra para que fuera tratado como "uno de los primeros críticos de nuestro siglo". Pero, en 1738, los diaristas conocían, además, la Filosofia Morale. Así, en el tomo cuarto del Diario aparece una breve referencia:

El célebre Muratori ha publicado un excelente tratado de Filosofía Moral con este título: La Philosophía Morale, esposta e proposta ai giovani, da Ludovico Antonio

[Pg. 37]

Muratori, bibliothecario del Serenissimo Sig. Duca di Modena. In Verona 1735, I tomo de a fol. pequeño de 452 pags. Aunque este título no ofrezca, sino una moral puramente filosófica y natural, sin embargo este tratado está lleno de máximas cristianas, muy conformes al fin que se propuso el señor Muratori, que fue instruir el corazón y formar las costumbres de la juventud. 39

Como gran crítico era, asimismo, considerado Muratori por un jurista, Orobio Bazterra, vinculado a la Inquisición pero amigo de Mayans. Tratábase de escribir un prólogo a la Verdadera patria y apellido de San Martín de la Ascensión y Orobio pide a su amigo la redacción, aunque no es menester que Mayans ponga gran interés, pues "en cualquier evento, ni el colegial me sabrá cosa y como el libro no ha de llegar a Muratori, aquí podrá pasar como quiera". 40

Un hecho resulta, por tanto, incuestionable: Muratori es conocido en España a lo largo de la década de los treinta. En dos aspectos es alabado: por su concepción estética en Riflessioni sopra il buon gusto y por la Filosofia Morale. En el campo de la estética, Muratori es considerado como un reformador frente a los últimos estertores del culturalismo español. Por la Filosofia Morale, el bibliotecario de Modena será celebrado por Mayans como un arma contra los escolásticos. Y, en todo caso, como "uno de los primeros críticos de nuestro siglo".

LA CORRESPONDENCIA MURATORI-MAYANS

En esas circunstancias empieza la correspondencia cruzada entre Muratori y Mayans. El italiano preparaba el Thesaurus Novus veterum inscriptionum y era consciente de su deficiente [Pg. 38] información respecto a las inscripciones latinas de la antigua Hispania. A través de Guido Eustachio Luccarelli entró en contacto con el representante diplomático de Génova en España, José Octavio Bustanzo. Italiano residente en la Corte española desde muchos años antes, Bustanzo tenía buenas relaciones con los miembros del cuerpo diplomático, entre los cuales sobresalía el embajador inglés, Benjamin Keene. Era, además, buen amigo de Mayans de quien había hablado al confesor de Felipe V, Guillermo Clarke, alabando sus cualidades intelectuales y aconsejando su nombramiento de bibliotecario real. Bustanzo había colaborado en la edición de las cartas latinas de Manuel Martí y seguía con interés los trabajos intelectuales y las polémicas de su amigo Mayans. Así, pues, el representante diplomático de Génova fue el otro eslabón que permitió la correspondencia Muratori-Mayans.

El 9 de marzo de 1739 Muratori iniciaba la correspondencia escribiendo a Mayans. No obstante, había recibido con anterioridad, quizá a través de los intermediarios aludidos, unos libros del valenciano pues el bibliotecario de Modena empezaba con esas expresivas palabras: "Teneo libros tuos". Y matizaba la noticia: "Itaque vix libris tuis mihi traditis, calamum arripui ut tibi significarem, quanta tibi debeam, et quanti beneficia tua, tuumque amorem ego faciam".

Muratori indica explícitamente, Diálogo de las armas y linages de España de Antonio Agustín con la vida del autor (1734), la Vida de Miguel de Cervantes y los Orígenes de la lengua española. El bibliotecario de Modena habla, asimismo, de su admiración por el estilo latino de Martí, del que no desmerece Mayans, y añade: "vadem habeo literas tuas quas cum voluptate propediem legam". Es decir, Muratori debió haber recibido también las cartas latinas publicadas por Mayans en 1732 con el título de Epistolarum libri sex. 41 Precisamente en [Pg. 39] esas cartas latinas transcribía el valenciano las inscripciones latinas de Sagunto. De ahí que Muratori pudiera hablar de que incluiría en el Thesaurus, ya en prensa, "paucas inscriptiones illas quas e libris tuis excerpsi, a Grutero, Reinesio, Fabretto et Sponio praetermissas...".

Muratori celebra haber encontrado en España un amigo erudito "et in amplissimo literarum emporio positum". Pues, aunque no ha podido leer todas las obras de Mayans, sí ha observado que "aeruginem a te excussisti, qua (sit verbo venia) apud nos hispanica ingenia teneri credentur". El uso de la crítica, afirma Muratori no es frecuente entre los españoles y apenas llega libro español a Italia. Supone que el valenciano conocerá Rerum Italicarum Scriptores, que consta ya de 27 volúmenes. ¿Por qué Mayans, bibliotecario real, no entra en la gran biblioteca del Escorial y edita los manuscritos allí conservados? Finalmente, una petición: si encuentra alguna inscripción no publicada todavía en las mayores colecciones, envíela y de esa manera tendrá ocasión de hablar con respeto y elogio de Mayans en su Thesaurus. 42

El plan programático de Muratori es claro y el valenciano comprendió perfectamente el alcance de sus palabras. Pero la situación intelectual española era peor de cuanto imaginara el bibliotecario de Modena. Tres cuestiones toca Mayans en su respuesta.

1. El conocimiento de las obras de Muratori. Hace siete años (1732) leyó Riflessioni sopra il buon gusto y, admirado, procuró que sus amigos conocieran la obra. Posteriormente ha leído otras obras de Muratori y, habiendo empezado la traducción de la Filosofia Morale, no se ha atrevido a publicarla por temor.

[Pg. 40]

2. La raíz de la decadencia. Según Mayans: despreocupación del Gobierno, envidia de los intelectuales, superstición apoyada por la autoridad.

No faltan en España sabios, afirma el valenciano, "deest praemium et honor ille, qui benemeritis redditus, alit artes". Idea que, vivamente sentida, aparecía expresada con claridad en sus primeros proyectos reformistas y había sido lanzada al mundo cultural europeo en sus cartas latinas. 43 Pero esta actitud crítica podía fácilmente ser utilizada por sus émulos y, de hecho, no tardó en ser acusado de antiespañol. Sin embargo, resulta curioso, y a la vez incomprensible, que la ocasión que desencadenó este furioso ataque fuera precisamente el acto más hispánico de su actividad intelectual: la defensa del valor literario del Quijote de Cervantes.

Predominaba en las altas esferas españolas el afán de imitar las formas culturales francesas apoyadas, naturalmente, por la dinastía borbónica. Las Reales Academias, imitación francesa, se convertirán en un instrumento centralizador. Así, pues, Nasarre, primer bibliotecario real y miembro de la Real Academia de la Lengua, y Agustín de Montiano, fundador de la Real Academia de la Historia, publicaron el Quijote de Fernández de Avellaneda en 1732, celebrando su valor literario -alabado en la traducción francesa de 1704- y despreciando a Cervantes, al que niegan ingenio, y su Quijote al que acusan de falta de verosimilitud. La reacción dura y enérgica de Mayans que, sin nombrar a Nasarre y a Montiano, llegaba a afirmar que no hay hombre de buen gusto que haga aprecio del Quijote de Avellaneda, desencadenó la tormenta. 44

El Diario censuró con acritud los Orígenes de la lengua española (no se atrevieron con la Vida de Miguel de Cervantes) y ante la defensa que de su obra hizo el valenciano [Pg. 41] en Conversación de Plácido Veranio (1737) se desencadenó el odio y la furia de los diaristas. Fue publicada la censura que había hecho Mayans en Acta eruditorum de Leipzig y fue acusado de antiespañol por haber publicado sus críticas en una revista extranjera desconocida en España. Las censuras a la obra de Feijoo y al Diccionario de la lengua, que lentamente iba publicando la Real Academia, fueron interpretadas como un acto de desprecio de las instituciones y personalidades literarias españolas para ser celebrado en el extranjero. La sorpresa aumenta cuando Mayans nos revela que esa noticia fue facilitada a los diaristas por Nasarre (a quien el valenciano lo comunicara confidencialmente) que pagaba la edición del Diario.

Es evidente que los diaristas nunca hubieran emprendido un ataque tan injusto contra Mayans si no hubieran visto abandonados por el Gobierno los proyectos del valenciano. En efecto, el autor del artículo aparecido en el Diario hace repetidas alusiones al desprecio que hiciera el Secretario de Estado y Despacho, José Patiño, del proyecto reformista de Mayans. Porque en 1734 había escrito una larga Carta pública a Patiño en que exponía los ambiciosos proyectos que animaba dentro de un plan general de reforma de la enseñanza y de la cultura española. Por primera vez, un español, con plena conciencia de representante de los intelectuales, levanta la voz para exponer su pensamiento reformista. Esta Carta constituye, con toda evidencia, el primer programa sistemático de la ilustración española: estudios de latín, de filosofía, de matemáticas y física, publicaciones de documentos y fuentes de historia civil y eclesiástica... Mayans obtuvo el silencio por respuesta. Patiño despreció tales proyectos y la vida del reformista en la Corte se hizo difícil. 45

En 1738 aparecía en Madrid una obra hístórica con el título de España Primitiva, debida a la pluma de Francisco [Pg. 42] Xavier Huerta, uno de los autores del Diario que había acusado a Mayans de poco crítico. Se trataba de un cronicón fingido por José de Pellicer en el siglo XVII y cuyo manuscrito se conservaba en la real biblioteca. El libro llevaba, además, la aprobación y elogio de las Reales Academias de la Lengua y de la Historia. Pero tan burda era la ficción que, ante la protesta de un consejero de Castilla, fue encargada la censura oficial al P. Martín de Sarmiento y a Mayans. El benedictino se excusó, pero el valenciano demostró con evidencia irrebatible la ficción histórica. No obstante, las Reales Academias presionaron ante el Gobierno, concretamente al cardenal Gaspar Molina, Gobernador del Consejo de Castilla, y la obra de Huerta salió a luz. Razón: nunca debía prevalecer la opinión de un particular sobre el criterio oficial de las Reales Academias.

Fue la última gota que desbordó la paciencia de Mayans. Si a todo esto, añadimos que descendía de familia decididamente austracista -él mismo había recibido, en plena juventud, los honores de Caballero de Santiago de parte del Archiduque Carlos- y que había muerto su protector el cardenal austracista Álvaro Cienfuegos, comprenderemos su situación. Mayans decidió abandonar la Corte y retirarse a su casa de Oliva (Valencia) para trabajar en la reforma de las letras.

3. Todas esas razones explican que la petición de inscripciones que le hizo Muratori llegue en mal momento. Mayans ha enviado su biblioteca a Oliva y no puede complacerle como desearía. Sin embargo, comunica la mejor bibliografía sobre las inscripciones de cada una de las regiones: Andrés Resende para Portugal; Beuter, Escolano, Diago y Vicente del Olmo para Valencia; Luis Pons y Antonio Agustín para Tarragona; Jerónimo Pujades y Pedro Marcá para Cataluña; Rodrigo Caro para Sevilla... y, después de manifestar su prevención ante las inscripciones fingidas o dudosas, en especial ante Ciriaco Anconitano, envía copia de las que en ese momento [Pg. 43] dispone, señalando su origen al tiempo que se ofrece a servir al bibliotecario de Modena en cuanto está a su alcance. 46

Muratori no comprendió el alcance de las tribulaciones de Mayans. Felicitaba al valenciano por sus luchas en favor de la cultura y lamentaba la decadencia española: "En quo acutissima hispanicae gentis ingenia declinarunt". ¿Cómo es posible, decía el italiano, que aún queden en España tantos defensores de las fábulas históricas cuando la crítica ha penetrado ya en los otros países? Más aún, ¿cómo es posible tal decadencia después de un siglo XVI español? Muratori oyó decir a un interlocutor que la Inquisición impedía la guerra contra la superstición e ignorancia. Sin embargo, afirma, si en España hubiera seis intelectuales como Mayans el triunfo de las letras sería un becho: "Attamen si et Hispania nunc aleret sex alios viros tam probe animatos atque ad meliora laudabili zelo imperterrite currentes, qualis es tu, bene actum de literis etiam apud vos foret". Aunque los escolásticos e ignorantes encuentren mayor apoyo y protección, Mayans no debe desanimarse pues con toda seguridad vendrán tiempos más favorables.

El bibliotecario de Modena agradece el interés del español por traducir la Filosofia Morale y, después de confesar que no posee ninguna de las colecciones de inscripciones indicadas, manifiesta su deseo de que le facilite cuantas pueda. Y, nueva prueba de que Muratori no comprendió las dificultades de Mayans en la Corte, la última invitación: "Ceterum tibi copiosa messis adsurgeret ubi te converteres ad antiquos codices regiae bibliotliecae". 47

Tanto es así que, cuando esta carta de Muratori llegó a Madrid, el valenciano estaba ya en Oliva. La carta fue recibida [Pg. 44] por Bustanzo que, aprovechando la ocasión de felicitar a Mayans por el feliz viaje, le remite "la adjunta cartica, que he recibido de Modena, dentro de una de mi amigo Dn. Cuido Eustachio Luccarelli, por lo que discurro que sea del Sr. Muratori". 48 Aunque Mayans no responde esta vez, dirige las gestiones. En octubre del mismo año llegaron a Madrid unos libros remitidos desde Portugal, entre los cuales estaba, De antiquitatibus conventus Bracaraugustani libri quinque, del P. Contador de Argote. Siguiendo las directrices de Mayans, los libros fueron entregados a Bustanzo que se apresuró a enviarlos a Modena. 49

D. Francisco de Almeida me ha enviado algunos libritos, que llegarán esta semana, y entre ellos uno, De antiquitatibus conventus Bracaraugustani, con muchas inscripciones que se queda en Madrid para que lo lleve a Muratori uno de los de la familia del Nuncio, el cual va con su legación a Bolonia poco distante de Modena. No puede enviarse por correo extraordinario, porque hay orden estrecha de que no se lleve, ni aún cartas, sino las del rey. 50

La obra interesaba a Muratori porque carecía de los libros modernos sobre inscripciones portuguesas. Su importancia puede deducirse por el número de inscripciones que, tomadas de Contador de Argote, aparecen en el Appendix al Thesaurus. El bibliotecario de Modena agradece con sinceridad el obsequio, pero lamenta el retiro de Mayans: "Nunc autem miratus fui, ac dolui, a D. Bustanzo certior factus, te Olivae in patria [Pg. 45] tua ab aliquot mensibus versari". Sospecha Muratori si la razón de tal retiro radica en el retraso en percibir el estipendio, pero nada más lejos de la realidad pues el valenciano continuó cobrando con regularidad varios meses después de haber abandonado la Corte. ¿Acaso los españoles sólo piensan en guerras, conquistas de nuevos reinos, mientras las letras y sus cultivadores "ex frigore et fame sinantur"? Muratori sentiría que una inteligencia bien dotada, con preparación y estudio, se perdiera al quedar sepultada en un desierto, sin bibliotecas ni comunicación intelectual. "Utinam fallar", añadía con dolor.

Muratori, por fortuna, se equivocó y Mayans continuó luchando desde su retiro en favor de la reforma cultural. Inteligente, curioso e interesado por todos los movimientos culturales y espirituales europeos, Mayans establecerá una continuada correspondencia literaria con españoles y extranjeros, de manera que será uno de los españoles mejor informados de su tiempo. En 1751 ya tiene en su poder L'Esprit des Lois y unos años más tarde recibía ocho volúmenes de las obras completas de Voltaire. En 1751 posee el Proyecto de la Enciclopedía. Entra en relación con Gerardo Meerman y colabora en el Novus Thesaurus Iuris Civilis et Canonici preparando la edición de los juristas españoles. Es conocido por los juristas y epigrafistas alemanes, publicará en Hannover el Specimen Bibliothecae Hispano-Maiansianae, será elegido miembro de la Academia Latina de Jena, editará sus libros en Amsterdam y Ginebra, recibirá consultas de Voltaire y de Robertson...

Este era el personaje que abandonaba la Corte española. De su espíritu y de la ambición de sus proyectos no tardaría en dar pruebas al mismo Muratori: "Eruditissimum librum tuum, De ingeniorum moderatione in Religionis negotio, legenti mihi traditae fuerunt literae quas ad me misisti". Es decir, sin que Muratori hable de su libro, el valenciano ha adquirido un ejemplar; pero el interés estaba centrado en las inscripciones latinas y Mayans se considera obligado a exponer su actitud crítica. Y, en primer lugar, las sospechas que tiene sobre las [Pg. 46] inscripciones recogidas por Ciriaco de Ancona: presenta los textos de Antonio Agustín y Resende, la actitud de Ocampo, de Morales y del P. Andrés Escoto..., que le inducen a sospechar fuertemente de la veracidad de Ciriaco. De ahí que proponga a Muratori: "Ne tot igitur verarum inscriptionum millia propter paucas suppositias, in falsi suspicionem incidant, velim conficì indicem, in quo Cyriaci inscriptiones ad Hispaniam pertinentes per Gruterianum opus dispersae numeris designentur, ne in posterum dubitetur, quaenam inscriptiones ortae sint ab impostore illo".

El propósito era interesante y exigía mucho esfuerzo 51 pero el éxito dependía exclusivamente del criterio de autenticidad y, en el fondo, de la cerdibilídad concedida a Ciriaco de Ancona. Y, en este aspecto, Mayans era extremadamente rígido: "Ergo haec stabilienda est. Inscriptiones quas primum ediderunt Cyriacus Anconitanus, Bartholomaeus Amantius et Petrus Apianus, adiiciendi etiam, si placet, Polyphilus somniantium Alpha, Iovianus Pontanus, Pomponius Laetus, Ioannes Camers, aliique similes impostores, enumerandae sunt inter supposititias, nisi probus aliquis cautusque vir se vidisse illas affirmet". 52

¿Hipercriticismo? También Hübner ha sido duro al juzgar a Ciriaco. 53 Lo cierto es que Muratori no aceptó este riguroso criterio interpretativo. Agradecerá la insinuación del valenciano y desea tenerla en cuenta al empezar los índices. Sin embargo, el bibliotecario de Modena manifiesta su divergencia respecto al criterio mayansiano para juzgar a Ciriaco: "Nolim Cyriaco [Pg. 47] Anconitano notam impostoris inuras. Ad manus mihi fuerint illius schedae...", 54

Cada erudito conservó su propio criterio, porque Mayans no lo modificó y continuó considerando las inscripciones de Ciriaco, no avaladas por otros escritores, al menos como sospechosas. Y, en esta línea, el valenciano propondrá a Muratori una idea que sólo Hübner llevará a cabo siglo y medio más tarde: "Praeter indicem, quem dixi, velim alium a te confici inscriptionum quae ab eruditis viris in falsi suspicionem creatae sunt". 55

Años más tarde, Andrés Hultmann preparaba una obra con la intención de corregir algunos errores del Thesaurus Novus muratoniano y pidió la colaboración de Mayans. El valenciano respondió con una carta latina excusando su colaboración por las múltiples ocupaciones intelectuales. Manifiesta, en primer lugar, su alegría por el proyecto: "Gaudeo te scribere Miscellanea Epigraphica, et praecipue animum intendere ad corrigendos aliquos naevos, qui irrepserunt in Novum Thesaurum veterum Inscriptionum sapientissimi Ludovici Antonii Muratorii". Y, aunque no colabora, envía unas inscripciones latinas relacionadas con los toros de Guisando que considera falsas, al mismo tiempo que censura la actitud de Ciriaco de Ancona. 56

Muratori, por su parte, comunicaba el interés de las revistas literarias de Florencia y de Venecia por reseñar los libros importantes aparecidos en España. He aqui la respuesta de Mayans: "libri qui in Hispania prodeunt vix sunt memorabiles". Y descuide el bibliotecario de Modena, asegura el valenciano, que en su retiro de Oliva continuará sus estudios y su erudición no será infecunda.

[Pg. 48]

En efecto, pese a que Mayans residía en Oliva, con sus viajes a Valencia y su frecuente correspondencia reavivó el interés por las letras. No tardó en pensar en sus antiguos proyectos de editar las obras críticas de historia eclesiástica -propuestas en Madrid y rechazados por el Gobierno y los grupos intelectuales de la Corte- empezando por la Censura de Historias Fabulosas de Nicolás Antonio. Fundó, asimismo, la Academia Valenciana (1742) con e1 fin de fomentar los estudios de crítica histórica. Pero la Censura produjo un escándalo inesperado. El libro fue delatado a la Inquisición española que despreció la delación por considerar que la obra de Nicolás Antonio en nada ofendía la fe y las costumbres. Es de notar que mientras el Tribunal del Santo Oficio fue siempre respetuoso con Mayans, las autoridades políticas mostraron la más cerrada incomprensión. También en el caso presente el Consejo de Castilla tomó una actitud represiva, al acoger la delación de los canónigos del Sacro Monte que vieron atacadas las tradiciones en que basaban su existencia: las inscripciones halladas en la Alcazaba en el silgo XVI que Mayans consideraba condenadas por Inocencio XI. El cardenal Molina, Gobernador del Consejo de Castilla, tomó partido por la superstición. La Censura fue secuestrada y a Mayans le fueron embargados 107 tomos de manuscritos que con esfuerzo y gastos personales había adquirido. 57

La defensa de la verdad histórica le ocasionó serios disgustos pero el valenciano no se arredró. Sin salir de Oliva, movilizó a sus amigos de la Corte y a los personajes que, más abiertos, pudieran comprender su posición de erudito e historiador. También Muratori recibió las lamentaciones de Mayans que, después de narrar las circunstancias de la persecución, pedía el apoyo del bibliotecario de Modena. Éste había recibido ya un ejemplar de la Censura que el valenciano se había apresurado a enviarle y respondió manifestando su [Pg. 49] condolencia. Pero la carta no llegó nunca a su destino de Oliva. Así lo demuestran los hechos posteriores. Fallecido Muratori, su sobrino Gian Francesco Soli se dirigió al Nuncio para que consiguiera de Mayans copia de la correspondencia cruzada con el bibliotecario de Modena. 58 Mayans cumplió con delicadeza y, a través del Nuncio, remitió la copia a Modena. 59 El abate Gian Francesco agradecerá la generosidad del valenciano pero confesará que falta la carta que su tío escribiera a Mayans con motivo del embargo de la Censura de Historias Fabulosas.

Debbo poi rendere, come fo col maggior sentimento, mille grazie a V. per avermi procurato e spedito con tanta bontà il carteggio del Sigr. Mayans col fu mio sigr. zio, con supplicarla nello stesso tempo di fare a quel dottissimo litterato i miei ringraziamenti, e di assicurarlo, che, per quanto spetta a me, le lettere usciranno alla luce tali quali le ho ricevute; ma non posso assicurarlo, che, la stitichezza dei revisori per la stampa non vi truovino di che ridire, per essere in esse accennati i difetti di cotesta nazione. Non si volle lasciare stampare in Venezia l'Opuscolo De naevis in Religionem occurrentibus per un simile motivo: il che fece gridar forte il Santo Padre. Tuttavia non mancherò a suo tempo di lasciarmi ben'intendere, come ho fatto per le Dissertazioni, accioché non sia levata né mutata alcuna cosa nel carteggio letterario che darò alla luce. Conviene, che si sia smarrita alcuna lettera delle scritte dal mio sigr. zio a cotesto sigr. Mayans, perché non ho trovato fra le mandatemi tutte quelle, che io gli vidi scrivere, e che di mano in mano andava io leggendo (così avessi io avuta l'attenzione di trascriverle, che oggidì non mi troverei imbarazzato a cercarle in quà e in là). Fra le altre mi manca quella che gli scrisse dopo di aver ricevuta

[Pg. 50]

l'opera del sigr. cavalier Niccolò di Antonio sopra le Storie Favolose. Desidererei io poi, che V. abbia la bontà d'avvisarmi per mia istruzione se sia finita la persecuzione contro di esso sigr. Mayans, e se tuttavia se ne viva ritirato alla Patria. 60

La narración de las tribulaciones sufridas por Mayans por haber publicado la Censura de Historias Fabulosas constituye el objeto de la última carta de Mayans. El extravío de la respuesta de Muratori detuvo al valenciano en su afán de comunicar sus ideas literarias. A partir de ese momento procuró recibir noticias sobre el bibliotecario de Modena por medio de Bustanzo y, más tarde, a través del Nuncio Enríquez. Por otra parte, las guerras que asolaban Italia tampoco facilitaban la correspondencia y los mismos intermediarios, Bustanzo y el Nuncio, ignoraban si Muratori vivía o había muerto. La correspondencia, que yo sepa, no volvió a restablecerse, aunque la afinidad espiritual permanecía.

Hemos visto las alusiones de Muratori al belicismo de los españoles, al poco apoyo del Gobierno a la cultura, a la actitud represiva de la Inquisición. Porque su juicio sobre el imperio americano español es conocido por su obra sobre las reducciones del Paraguay.

Por supuesto, Muratori no era un especialista de la historia del imperio español en América y, al redactar Il cristianesimo felice, tampoco pretendió escribir una historia crítica de las misiones jesuíticas del Paraguay. Respecto a la colonización española, el bibliotecario de Modena mantiene las ideas corrientes entre los intelectuales europeos: la crueldad de la conquista, los abusos de los comenderos... Bastaría ver el capítulo que dedicó a Motivi per li quali tanta nimicizia professano gl'indiani contra de gli spagnoli. Tampoco preocupó mucho [Pg. 51] a Muratori el carácter apologético que dio a su obra respecto a la labor misionera de los jesuitas que, dada la documentación que poseía, no podía encuadrar en el conjunto jurídico -dependencia exclusiva de los reyes españoles- y apostólico de las Indias. 61

Mis aportaciones personales a este respecto son mínimas. En primer lugar, el interés del P. Andrés Marcos Burriel por enviar Il cristianesimo felice al erudito valenciano con el deseo de que Mayans vengase las ofensas que sufría de algunos miembros de la Compañía alabando su actividad apostólica. 62 La segunda aportación viene también de Burriel. Es la presencia del P. Orosz en Madrid. Allí habló con Burriel de las reducciones del Paraguay y le comunicó el interés de visitar a Muratori para informarle del estado de las misiones. 63

Pese a los elogios de Burriel, Il cristianesimo felice no debió gustar en España. Unos años más tarde, a partir de 1750, las reducciones del Paraguay se convertirán en el eje del pacto luso-español al proponerse su cambio con la colonia de Sacramento. Los jesuitas fueron acusados por ambos Gobiernos de haber incitado a los indios a la rebeldía. La actitvidad de los jesuitas fue censurada y, en esas circunstancias, no podía considerarse oportuno el libro de Muratori. En consecuencia, que yo sepa, Il cristianesimo felice nunca fue traducido al español.

[Pg. 52]

LOS ESPAÑOLES ANTE EL REFORMISMO MURATORIANO

Pero ¿cómo reaccionaban los españoles ante la actitud intelectual de Muratori? Desde el primer momento podemos asegurar que no siempre encontraría una comprensión similar a la de Mayans. Ahora bien, la reforma predicada por el valenciano no coincidía con los planes gubernamentales y nunca encontró eco en las altas esferas. Esto pertenecía a otras personalidades. Feijoo con su papel divulgador de la cultura francesa llegó a considerarse el verdadero árbitro de las letras hispanas y consiguió, caso inaudito, que un real decreto prohibiera atacar sus obras porque eran de real agrado. Flórez, el autor de la España Sagrada, encontraría el apoyo gubernamental por medio del P. Rávago, confesor de Fernando VI. Flórez era el defensor del origen apostólico de la iglesia española y, en consecuencia, de la venida del apóstol Santiago a España. Asunto que le proporcionó agrias polémicas con el dominico italiano Tomasso Mamachi. 64 En contraste, interesa observar que Mayans discrepaba de Flórez respecto a la venida de Santiago así como a la autenticidad de los restos del apóstol en Compostela. Y, no es pura coincidencia, que el valenciano exponga con minuciosidad su criterio negativo sobre las tradiciones jacobeas en carta al Nuncio de su santidad en España, amigo de Muratori, y utilice unas palabras del bibliotecario de Modena en De superstitione vitanda para aceptar, pese a semejante actitud crítica, la licitud del culto al apóstol. 65

Se comprende, por muchas razones, que los borbones españoles apoyaran a Feijoo y a Flórez mientras marginaban a Mayans. La ilustración pretendida por la casa de Borbón [Pg. 53] estaba limitada por los intereses de la dinastía y sólo interesaba la ilustración oficial. Mayans era incómodo y, remontándonos a las raíces, anclaba su reformismo en el mundo hispánico del XVI. Sólo en 1766, después que el conde de Aranda ocupara la Presidencia del Consejo de Castilla, fue reconocida oficialmente la valía del valenciano por los ministros que formaron el llamado "Partido Aragonés".

No obstante, sin el apoyo oficial, Mayans ejercía un profundo influjo entre los intelectuales españoles a través de su abundantísima correspondencia. Las cartas escritas y recibidas por el valenciano, aunque no se conserven todas, nos pueden facilitar la comprensión de los caminos del influjo muratoniano en España así como de las dificultades que encontró en algunos ambientes e instituciones.

Conocemos el interés de Mayans porque sus amigos leyeran Riflessioni sopra il buon gusto así como la traducción inacabada de la Filosofía Morale. Muratori era, asimismo, admirado por los amigos de Mayans que procuraban adquirir las obras del italiano. Juan Bautista Cabrera, beneficiado de la catedral valenciana e interesado por conocer los libros más importantes europeos, facilitará al erudito de Oliva el conocimiento del De ingeniorum moderatione: "Muratori tiene escrita en latín una admirable obra, De ingeniorum moderatione. La he visto en poder de Cabrera. Trata puntos de gran importancia contra la impiedad y superstición. Defiende lo que me has oído, que no se definirá el misterio de que somos tan devotos de la Concepción". 66

En agosto de 1740 y en la tranquilidad de su retiro de Oliva, Mayans está leyendo De ingeniorum moderatione del que saca las conclusiones científicas pertinentes. 67 Por su parte, [Pg. 54] Muratori, agradecido a los favores recibidos, promete enviarle su nuevo libro, De superstitione vitanda:

Unus fortassis eris, qui in Hispania copiam eiusdem sis habiturus; neque enim audebit inter vos versari liber, qui votum dandae vitae pro tuenda opinione piissima de Immaculata Virginis Conceptione, prosternendum ac tollendum curat. Nam etsi vel inter vos cordatos doctosque viros non deesse mihi persuadeam, qui mecum vel me tacente sentiant: novi tamen quam delicatae sint aures populi vestri, et quantum factiones apud vos pugnent pro eiusmodi argumento. Quod me solatur, vel in ipsa aeterna Urbe meliori eruditorum ac theologorum parti sententia mea probatur. Fortasse non effugiam spicula et dicteria contra sentientium; at mecum faciet, qui unius Veritatis amore delectatur. An ita compositi sint doctae gentis vestrae animi, tu videbis; et aliquando, ut spero, certiorem me facies. 68

El temor de Muratori es evidente. Teme la devoción del pueblo español por el misterio de la Inmaculada Concepción, pero también a que algunos escolásticos se le opongan. Por si acaso, Muratori señala que los mejores teólogos romanos son favorables a su criterio y manifiesta el deseo de que Mayans le informe de la reacción de los españoles. En el fondo, el bibliotecario de Modena espera la acogida favorable de los eruditos, abiertos y comprensivos.

Mayans no espera a leer la obra para emitir su juicio. De los principios expuestos en De ingeniorum moderatione deduce ya el criterio de Muratori y no duda en exponer su propio pensamiento:

Idque ad te invitus scribo: sum enim, ut tota mea gens, Purissimae Conceptionis cultor, laudator, et propugnator

[Pg. 55]

acerrimus. Sed Dei Mater christianorum pietate contenta, aliis suis praerrogativis minime dubiis, et revelatione divina patefactis, summam exigit fidem, et earum defensioni, si opus est, vitam nostram sibi vindicat iure suo. Mihi nunc argumentum hoc serio consideranti in mentem venit oportere praemitti propositiones Divina fide certas, ex quibus necessario colligantur aeque credenda. Habes iudicium meum de sententia tua, quae nostratium obeliscos non effugiet. Cum opus tuum legam, multa, ut spero, me docebis. 69

Una cosa es la devoción familiar y otra las razones teológicas, piensa Mayans. De ahí que aparezca clara la dualidad entre su deseo de que se definiera el dogma de la Inmaculada y las dificultades intelectuales que encuentra para la definición. Más aún, Mayans tenía un concepto estático de la tradición, lo que aumentaba sus dificultades. Un texto de 1750 hace visible su actitud íntima.

Yo a nadie cedo en la devoción a la Concepción de la Madre de Dios. Pero de la dificultad que hay para que se defina como misterio de fe, no puedo salir; porque se me presenta al entendimiento que para que se defina es necesario que las premisas de que se infiera esta conclusión sean reveladas (pues se habla de un misterio) y no las hallo tales en todas las Divinas Escrituras. He observado que los teólogos antiguos nada dijeron que sea favorable, y los mayores modernos como (Arias) Montano, (Antonio) Agustín, Bossuet y otros semejantes callaron. 70

En este contexto hay que entender las palabras de Mayans a Muratori sobre el voto sanguinario a la vez que aparece [Pg. 56] explicado el respeto que manifiesta por el pensamiento teológico del italiano.

Mayans, según vimos, conoció en 1739 De ingeniorum moderatione 71 y se apresuró a celebrarlo en la correspondencia con sus amigos que deciden comprar el libro. Asensio Sales, catedrático de teología suarista en la Universidad de Valencia y más tarde obispo de Barcelona, manifiesta haber "encargado por Marcos Baeza el libro De moderatione ingeniorum de Muratori y de éste tengo ya un tratado de la Caridad Cristiana en cuanto mira al amor del prójimo".  72 También José Bermúdez, alto funcionario de la Jurisprudencia y posteriormente Presidente de la Chancillería de Valladolid, comunica a Mayans: "Compraré Muratori pues, siendo del gusto de Vm., lo será del mío". 73 En efecto, el 17 de junio de 1741, Bermúdez tiene en su poder De ingeniorum moderatione y De superstitione vitanda que alaba calurosamente.

Sin embargo, el mejor ejemplo de los elogios que hacía Mayans del De ingeniorum moderatione nos ha llegado a través de su hermano Juan Antonio:

Mi hermano tiene a Muratori por el italiano más sabio deste siglo y por el mejor teólogo que conoce entre los católicos, por un profundísimo libro en 4° que ha leído suyo, De la moderación de los ingenios en cosas de religión, donde dispara unos cañonazos horrorosos contra los calvinistas, jansenistas y supersticiosos. En España tendrá el mismo destino que esa trompeta o clarín que Vmd. tiene entre manos. 74

[Pg. 57]

Como sabemos, De superstitione vitanda fue remitido a Mayans por el mismo Muratori. Bustanzo, que recibió el ejemplar en Madrid, observa el carácter del libro y augura el escándalo de los supersticiosos. 75 El valenciano, que ya conocía la intencionalidad del libro, encarga un ejemplar para su íntimo Cabrera quien escribe alborozado después de la lectura:

Me he alegrado de leer el Lampridio. Ya escribí a Vm. que no le pude remitir con el hombre que se fué el miércoles pasado, porque no le tuve a tiempo que pudiese llevarle. Creo que Vm. ya le habrá recibido porque yo supliqué al Sr. D. Manuel le remitiese a Vm. cuanto antes pudiese. Es libro bueno, pero en lo poco que dice sobre el asunto en su obra, De ingeniorum moderatione, comprende todos los argumentos y razones que ahora expresa difusamente. En varios lugares se manifiesta fuerte contrario de revelaciones, cronicones, láminas de Granada. Al fin del capítulo 18 repite la prohibición de las revelaciones de sor Hipólita de Jesús y María de Agreda. Parece que en su opinión todas se deben despreciar, principalmente las de mujeres todas son falsas, y como tales las condena. Verdaderamente es hombre de peso y doy a Vm. las gracias por el favor de Habérmele hecho comprar en Madrid. 76

Mayans preparaba por esas fechas la edición de la Censura de Historias Fabulosas y había tomado como corrector de pruebas y encargado del índice a Agustín Sales, cronista de Valencia y apasionado converso al criticismo histórico. Y desde su retiro de Oliva, e1 erudito aconseja prudencia a su impetuoso colaborador, aunque sin dejar de ser fiel a la verdad. Narraba en una de sus cartas la prohibición que había recaído sobre las Instituciones canónicas de Nasarre, y añadía: [Pg. 58]

Al mismo Nasarre se le prohibió la aprobación de la Vida de la Virgen que escribió Ferreras no por otra causa sino porque dijo de las revelaciones lo que dice Vm., aunque cierto. La Iglesia Católica sólo reconoce por revelaciones verdaderas las que nos vienen continuadas por una legítima tradición y por las Escrituras Canónicas. Desto, como de muchas cosas, trata excelentemente Luis Antonio Muratori en el libro De ingeniorum moderatione y en el De vitanda superstitione, impreso el primero en nombre de Lamindo Pritanio, y el segundo en nombre de Antonio Lampridio, anagrama del otro. Pero porque lo trata bien se prohibirá, como la aprobación de Vm. si no se vale de un artificioso medio de explicarse a que no puedan asirse los supersticiosos... 77

Asensio Sales tardó mucho tiempo en conocer De superstitione vitanda pero sus noticias nos servirán para entrar en contacto con algunas reacciones desfavorables a Muratori. Hasta 1743 Sales no supo de la existencia de la obra y los datos que le llegaron demuestran la confusión reinante. Después de manifestar deseo de conocer quién era el italiano que acababa de escribir contra la historia española -se refería a Gaetanno Cenni, De antiquitate Ecclesiae Hispanae (Roma 1743)- añadía: "como también otra obra de Muratori contra la Concepción y si está prohibida". 78

No hay duda que se trata de De superstitione vitanda y, pese a la información de Mayans, Asensio Sales tardó casi un año en leer la obra de Muratori. Por fin, el 20 de mayo de 1744, escribe al erudito:

A ocasión de arguir en el Capítulo Provincial de Sn. Francisco vi el libro de Muratori De superstitione vitanda que me prestó el amigo Cabrera. Se puede responder a sus argumentos, pero es menester leerle para

[Pg. 59]

tratar el asunto a favor de la parte contraria. Con razón hace bien la de la prueba tomada de la definición supuesta del Concilio de Jerusalem y de los libros y láminas de Granada. Los frailes todo lo quieren llevar a cordonazos y tienen por gloria juntar muchas pruebas sin discreción. Si yo hubiera de trabajar en la materia haría elección de las pruebas eficaces, desechando las que se han tomado de los cronicones, procuraría responder a lo que alega Muratori y en gloria de la Virgen daría lo que tiene firmes apoyos.

Hay ahora un género de escolásticos a quienes cualquiera novedad es sospechosa y la crítica especie de ridiculez o extravagancia. Yo soy moderadamente firme en mis opiniones, pero dócil para hacerme cargo de lo que se discurre contra ellas. 79

El texto tiene importancia, pues pinta la actitud intelectual de muchos escolásticos que utilizan argumentos que ni teológica ni históricamente poseen valor alguno. No es que Sales se manifieste plenamente favorable a Muratori, pero respeta el criterio del italiano y el peso de sus razones. Evidentemente, como catedrático, Sales no quería exponer con excesiva crudeza los defectos de algunos compañeros. Pero Juan Antonio, el joven hermano de Mayans, será más explícito.

El pavordre Casaña es célebre catedrático en sus materias sobre el Nuevo Testamento pues, después de haber disputado si Judas comulgó la noche de la Cena, entra a tratar inmediatamente De Conceptione, Navitate et Praesentatione Beatae Virginis. Y sus lugares teológicos son las Revelaciones de la venerable María de Agreda, santa Brígida, la carta apócrifa de san Anselmo a los obispos de Inglaterra, el librito De ortu Virginis falsamente atribuido a san Gerónimo y otros semejantes. ¡Qué buena disposición para leer a Muratori. 80

[Pg. 60]

No es menester advertir que Sales era más sensato que el pavorde censurado por Juan Antonio. No contento con leer De superstitione vitanda, Sales pidió las cartas muratorianas publicadas a nombre de Fernando Valdés y quedó admirado: "Son 17 cartas doctísimas y dignas de que cualquier teólogo las lea. Estas me han dado más golpe que todo lo de Muratori. No dejaré de comprarlas cuando pueda". 81

Queda claro, por tanto, que los ilustrados españoles ven en la obra de Muratori un medio adecuado para la reforma de la decadente escolástica. La crítica en la aplicación a los estudios teológicos encontró en Muratori una de las más logradas expresiones del siglo y Mayans, que pugnaba por establecer una historia eclesiástica escrita con rigor y método y los estudios teológicos basados en la Sagrada Escritura y los Concilios, tenía en Muratori un apoyo inmejorable.

Hasta algún inquisidor recibió el influjo muratoriano a través de Mayans. Andrés Orbe, sobrino del arzobispo de Valencia e Inquisidor General, había sido discípulo del erudito valenciano y había recibido la orientación científica y espiritual de un reformista. Nombrado inquisidor de Valladolid continuó firme en sus ideas manteniendo frecuente correspondencia con el erudito maestro. Orbe recibió también palabras elogiosas de Mayans para De ingeniorum moderatione y en 1744 pedía De superstitione vitanda.82 El interés del inquisidor por Muratori fue creciendo y pronto advirtió que su método teológico no podía ser del agrado de los teólogos españoles: "Estimo las noticias de las obras del gran Muratori a quien cada día estoy más aficionado; no será así en nuestros teólogos porque varios puntos son contra lo que regularmente se sabe y enseña acá en España. Dios quiera que salga bien". 83 [Pg. 61] No tardaría en presentarse la ocasión de utilizar las obras de Muratori como medio de reforma. En 1744 Mayans entabló correspondencia literaria con el joven jesuita Andrés Marcos Burriel. Planteado el problema del método histórico, Mayans aconsejó a Burriel que leyera De superstitione vitanda y las cartas publicadas a nombre de Fernando Valdés. El jesuita se interesará por las obras de Muratori y siguiendo el consejo del valenciano, buscará la Filosofia Morale, así como hablará de "su amigo de Vm. el celebérrimo Muratori". 84

Interesa precisar el conocimiento del joven jesuita acerca de Muratori porque nos explicará tanto el concepto que se tenía del erudito italiano, como los autores que polarizaban las corrientes de opinión. El mismo Burriel nos explica el estado de la cuestión:

Nada quiero decir de Luis Antonio Muratori porque Vmd. no juzgue que soy muy delicado y sensible en orden a mis amigos y no guardo esta regla para los otros. Me basta para amarlo que sea amigo de Vmd. y deseo sumamente leer sus célebres obras, especialmente su Filosofía Moral y los tratados De Charitate Christiana y De Paradyso que vi por encima en Cuenca, casa del arcediano de Alarcón, Belluga. Aún más que todo deseo ver la obrita De el buen gusto en las artes y ciencias, que el bibliógrafo le atribuye, aunque salió bajo nombre de Lamindo Pritanio y la Apología que salió en 1728 en Nápoles en nombre de Francisco María Biacca... En orden al asunto de Concepción hubiera sido mejor escribir de el modo que lo hizo poco ha el gran cardenal Sfrondati y no dar lugar a que reviva el fuego mal apagado entre las cenizas. Creo que Vmd. es afectísimo al misterio de la Concepción Inmaculada, como buen devoto de María, bien lo manifiesta Vmd. en la Oración de sus Ensayos la cual dudo que haya agradado a Muratori, según se explica él en su De superstitione

[Pg. 62]

vitanda. No he visto esas cartas en nombre de Dn. Fernando de Valdés. Malo es que a tan gran varón se le irrite, ¿pero qué culpa tiene de eso el misterio? 85

Interesa resaltar el afecto de Burriel por Muratori porque es amigo de Mayans. Sorprende, asimismo, que en la biblioteca del arcediano de un pueblo de la Mancha pueda encontrar varias obras de Muratori. Quizá el hecho de que se trate de un sobrino del cardenal Belluga, residente durante muchos años en Roma, explique el fenómeno. Pero ya resulta interesante. Por otra parte, el conocimiento de Burriel por esas fechas está mediatizado por el P. José de S. Miguel en su obra Bibliographia critica sacra et prophana. Ni qué decir tiene que Mayans despreciaba el valor científico de la Bibliographia. Poco a poco el influjo de Mayans y la lectura de Muratori modificarán el criterio del jesuita.

Ahora bien, cuando se trató de editar las Observaciones astronómicas y físicas hechas en los reynos del Perú de las quales se deduce la figura y magnitud de la tierra (Madrid 1748) de Jorge luan, el Inquisidor General, Francisco Pérez Prado, exigía que, al estudiar la teoría copernicana, añadiese: "sistema dignamente condenado por la Iglesia". Burriel, que luchó con interés por evitar una manifestación tan explícita en contra de la ciencia moderna, buscó dos caminos. En primer lugar, tomó De ingeniorum moderatione, lo hizo ver a Jorge Juan para que procurara convencer al Inquisidor de que los científicos católicos no condenaban la teoría heliocéntrica ni la consideraban incompatible con el dogma católico. La actitud de Burriel es clara y el apoyo que encontró en la obra de Muratori evidente.

Estos días he trabajado en un cuento sobre la obra de D. Jorge Juan. Es el caso que temiendo en la covachuela

[Pg. 63]

que por algún ignorante pudiese padecer la obra y viendo que el Dr. Torres había compuesto un papel el más necio que vi en mi vida, resolvieron enviarla al Inquisidor General. Este la leyó por sí mismo y sólo reparó en lo que se decía de las teorías de Newton fundadas sobre el movimiento de la tierra y llamando a D. Jorge le dijo que era necesario añadir allí: sistema dignamente condenado por la Iglesia. Conformóse por entonces D. Jorge Juan pero, habiendo yo venido de mi jornada le dije que esta cláusula no podía pasar y que era menester volver a Su Ilma., informarle del sentir común hoy en la Europa sobre este punto y llevarle el tomo de Muratori, De ingeniorum moderatione en que por todo el capítulo XXI y XXII prueba cuán ajena está la Iglesia de semejante condenación y otro tomo moderno de Geografía de un napolitano que sigue el sistema copernicano modificado por Newton aunque al principio pone a la letra la sentencia dada por la Inquisición Romana a Galileo de Galileis y, en fin, que bastaba contentarse con no defender dicho sistema sin hacer mención de la condenación romana pues hoy sienten muy de otro modo los romanos y más cuando todas las observaciones hechas de la figura de la tierra, de su diámetro, de la razón de la gravedad de los cuerpos, aberración de la luz, etc., convienen exactamente con los calcules de Newton fundados en la ley general que establece del movimiento y el particular de la tierra. El compañero de Dn. Jorge resistió fuertemente esta propuesta y quería que se pasase por todo, aunque se rían de nuestra ignorancia todas las naciones. Yo hice a D. Jorge que lo propusiese en la covachuela y llevase allá el libro del Muratori que para eso le dí; hízolo así, aprobaron su resolución y D. Jorge fué a verse con el Inquisidor General con quien tuvo una larga sesión. Mostróle en ella el Inquisidor en confianza el dictamen de un calificador viejo y facultativo, que Vmd. conoce, que decía estar dicha sentencia condenada, ete. Estotro se escudó con mi autoridad (¡linda defensa!) del maestro de Matemáticas de esta casa y, sobre todo, del Muratori.

[Pg. 64]

Mostró el Inquisidor no deferir al dictamen del viejo, de lo que me he holgado sobre manera, dijo que le enviase el Muratori, lo que hizo D. Jorge y aún le tiene allá y no sabemos lo que resolverá. Yo creo que vencimos y no dudo que leerá y hará buscar el tomo de Muratori que le sacará de muchas ignorancias en varios puntos particulares y le enseñará generalmente a juzgar con sabiduría, con piedad y sin superstición. En esta ocasión y en otras ha manifestado el Inquisidor General mucha ansia de establecer el buen gusto y fomentar las letras en la nación. No sé si él es hombre de grandes pensamientos y menos si es propio para ejecutarlos, pero en todo lance puesto que en su lugar había de estar un burro (pues así ha sido otras veces) y que él tiene mucha autoridad en la Corte, tengo por muy útil fecundarle de buenas especies para que las proteja. 86

Pero ante las dificultades que encontraba, Burriel se dirigió a Mayans de quien el Inquisidor parecía tener buen concepto para que escribiera a Pérez Prado con el fin de conseguir una actitud sensata y equilibrada del Santo Oficio. Mayans, ciertamente, se dirigió al Inquisidor y su carta es una obra maestra de habilidad. Manifiesta, en primer lugar, la alegría de ver que el Inquisidor General examina personalmente las calificaciones y cuida del buen nombre de los estudiosos. Da por resueltas las divergencias con Jorge Juan y, después de indicar el nombre de paganos, herejes y católicos que defendieron la teoría heliocéntrica, señala también que existen defensores de la sentencia contraria. Se trata de una cuestión filosófica y las condenaciones de Roma "no se fundaron en razón absolutamente cierta". Aduce el texto más fuerte de la Biblia contra el heliocentrismo: "Qui fundasti terram super stabilitatem suam: non inclinabitur in saeculum [Pg. 65] saeculi" (Ps. CIII, vers. 5). Y, finalmente, su razón apoyada en la obra de Muratori:

Pero tanto ésta como otras autoridades pueden tener explicación que no sea absurda y se componga muy bien con la opinión de Copérnico, y esta explicación la dan grandes teólogos del cristianismo acomodándose al texto hebreo y a la versión de san Gerónimo; de aquí nace que absolutamente no es cierto ser herética la sentencia de Copérnico como han sentido y escrito muchos. Y que no deba tenerse por tal, además de lo que sabiamente discurre mí amigo Luis Antonio Muratori en su eruditíssimo libro De ingeniorum moderatione, se puede decir en el caso presente que esta condenación no es una conclusión teológica en todo rigor, porque no se deriva de premisas teológicas, y aún hemos visto, según el P. Tosca, que ni de premisas naturalmente ciertas. 87

Interesa constatar que ambos eruditos, tanto Burriel como Mayans, se valgan del De ingeniorum moderatione para influir en el ánimo del Inquisidor General. No obstante, la actitud de ciertos teólogos valencianos antes aludidos y la misma indiferencia del Inquisidor demuestran que las fuerzas tradicionales mantenían sus posiciones y cualquier circunstancia podía desencadenar una fuerte represión sin que estuvieran a salva las obras del mismo Muratori. Veremos dos casos en que el bibliotecario de Modena fue el objeto de la polémica.

REPRESIÓN SOBRE LAS OBRAS DE MURATORI

Mayans estuvo varios años inquieto porque carecía de noticias de Muratori desde el extravío de la carta sobre la Censura [Pg. 66] de Historias Fabulosas, llegando a pensar si había muerto. Bustanzo, muy relacionado con el mundo diplomático, preguntó al Nuncio en Madrid por el estado de salud de Muratori: "Este Sr. Nuncio Enríquez es amigo y correspondiente del Sr. Muratori y, aunque ha mucho que no ha recibido ni cartas ni noticias de él, cree por muy cierto que vive. Yo también lo creo porque de un hombre tan famoso no estuviera oculta la muerte". 88

No tardaría Mayans en utilizar los buenos oficios de Bustanzo. Habiendo sabido por sus amigos de Valencia que algunas proposiciones de la Filosofia Morale de Muratori habían sido delatadas a la Inquisición valenciana, Mayans se dirigió al Nuncio haciéndole llegar la carta por medio de Bustanzo.

Sé que V.S. Ilma. es amigo y protector del Sr. Muratori, y bien será menester su gran autoridad para preservarle de alguna nota: porque su Filosofía Moral se ha delatado en Valencia al Santo Oficio y algunas de sus proposiciones se están calificando. Yo la leí con gran cuidado seis años ha y me pareció tan bien que tuve intención de traducirla, y en efecto, traduje una buena parte, pero anteviendo lo que sucede me retraje de aquel intento considerando que, hablándose de las obras de sor María de Agreda como se pudiera de una piadosa novela, no faltaría quien delatase dicha obra ni calificador que autorizase la delación. Sería cosa muy sensible que una Filosofía Moral que casi podemos decir que es la única que no tiene resabios de gentilismos y que está escrita con espíritu verdaderamente católico, por no conformarse con la opinión de algunos escotistas, incurriese en una nota ignominiosa. Lo que Dios no quiera. Suplico, pues, a V.S. Ilma. cuan encarecidamente pueda que no tanto por la amistad del Sr. Muratori, como por el perjuicio que puede seguirse a su fama y el daño que resultaría al público de la falta de su lectura, haga

[Pg. 67]

V.S. Ilma. el caritativo oficio de aplicar sus poderosas influencias para que esta delación se mire con particular cuidado, encomendándole a personas desapasionadas y bien instruidas en los dogmas de la religión y singularmente en las Divinas Letras, pues de la ignorancia de ellas procede dar asenso a contrarias historias. 89

El Nuncio, que ya tenía noticias de los méritos intelectuales de Mayans, alabó el interés del valenciano en favor de Muratori mientras se ofrecía a ejercer sus buenos oficios, aunque Bustanzo dudaba del fruto de las gestiones. "En cualquier caso, añadía, nada perderá de crédito ni la obra ni el autor". 90

Aunque, si creemos a Bustanzo, el Nuncio escribió a Mayans notificándole el éxito de sus gestiones ante el Inquisidor, 91 la carta no aparece en e1 fondo mayansiano. Pero sí está la respuesta del valenciano al Nuncio agradeciéndole las gestiones: "Luego me dieron aviso de la eficacia con que V.S. Ilma. había interpuesto su gran autoridad en abono del Sr. Muratori. V.S. Ilma. viva muchos años para favorecer a las personas de mérito. Yo no sé cómo dar las gracias a V.S. Ilma.". 92

Burriel conoció esta vez los rumores con retraso. El 26 de febrero de 1746 avisaba a Mayans que tenía muchas cosas que decirle acerca de Muratori de quien "tengo sus libros y impugnaciones". Unos días más tarde exponía cuantos rumores corrían en la Corte y expresaba su posición personal:

Tarde llego a hablar de Muratori. No he visto su libro De moderatione ingeniorum, pero tengo aquí su apéndice y sus cartas de Dn. Fernando de Valdés y las impugnaciones

[Pg. 68]

naciones de Fr. Juan de Luca y de Cándido Partenotimo. El hecho es que quieren delatarle y si se hace será milagro que salga bien, si no es que favorezca aquel espíritu que persiguió al Año Virgíneo del buen Dolz. A mí me ha deleitado y deleita su lectura, aunque a la verdad así sobre el voto sanguinario como sobre la exención del débito pudiera hablar cnn más templanza y mantenerse en estos puros términos sin tocar la cuestión principal lo que, aunque protesta, no sé si del todo lo cumple. Yo he hecho algunas diligencias a su favor y hasta ahora vamos bien. Un hombre tan benemérito del Orbe Literario merece particular atención y aunque él no tiene la mayor a los teólogos de España al fin mientras callan en Roma, a cuya vista escrive, ¿por qué se ha de hablar acá? Ojalá a su ejemplo hiciéramos nosotros una colección de todos los escritores de las cosas de España, recogiendo todos los monumentos antiguos, eclesiásticos y seculares, pero la lástima es que...; ya iba a arrebatarme a mi lamentación infructuosa. Vamos a cosas más alegres. 93

El segundo caso está relacionado con De superstitione vitanda y el voto de derramar la sangre en defensa del misterio de la Inmaculada Concepción. Appolis ha estudiado la reacción producida en Europa por esta obra muratoniana pero ninguna alusión hace a las polémicas españolas. 94 Lo cierto es que a fines de 1747 apareció en Madrid una obra de Fr. Domingo de San Pedro de Alcántara con el título: Muro invencible mariano contra los tiros de un murador disfrazado. Asensio Sales facilitó la noticia y añadía: "No sé qué cosa será". Pero Mayans, ni corto ni perezoso, se dirige de nuevo al Nuncío participándole la noticia: [Pg. 69]

Yo extraño mucho que se permita que se trate tan indignamente un varón tan benemérito de la cristiandad, pues me avisan que ha salido a luz un libro intitulado: Muro invencible Mariano contra los tiros de un murador disfrazado que en buen romance es contra un franco masón, porque se toma la palabra muradar específicamente y se coarta por el un, injuria verdaderamente detestable. Y quien así habla en el título no puede dejar de decir dentro del libro cosas detestables y dignas de censura teológica. Cuando V.S. Ilma. escriba al Sr. Muratori, sírvase de renovarle mi obediencia... 95

Por la lectura de la carta podemos deducir que Mayans sólo conoce el libro de oídas y no ha leído la obra. Todo su discurso se basa en el título que parece aludir a la relación muratore=Muratori, insinuando que se trata de un masón. 96 Pero Asensio Sales, que conocía directamente la obra, negó esta interpretación. Le parece, más bien, un juego de palabras aunque inoportuno. "Y como da el título de Muro Mariano a la obra se vale de la alusión al nombre del que impugna porque, debiendo éste edificar con su doctrina el muro místico de la Virgen, pretende el fraile que lo combate y tira a derribarle". Sales piensa que la obra se limita a un ataque contra Muratori porque censura ciertas devociones a la Virgen y en apoyo de su criterio observa que el franciscano reconoce el mérito intelectual del bibliotecario de Modena y confiesa su fama tanto en Italia como en las demás naciones europeas. 97

Dentro del mundo reformista español existe, pues, una corriente favorable a Muratori protagonizada fundamentalmente por Mayans. Él es quien mayores y más sinceros elogios tributa al bibliotecario de Modena. Las únicas palabras que pudieran [Pg. 70] interpretarse como una divergencia de criterio, las escribió de manera discreta y razonada al mismo Muratori.

Burriel, pudimos observarlo, censuraba la actitud de la Inquisición ante las obras de Muratori y exigía mayor respeto con un hombre de tanta valía intelectual, pero lamentaba las palabras escritas sobre el voto sanguinario. Se trata de una idea constante en la mente del jesuita. 98

No es menester mucha capacidad de imaginación para intuir que del mismo criterio participaba Asensio Sales. La actitud tan aséptica respecto a la obra de Fr. Domingo de San Pedro de Alcántara, precisamente en carta a Mayans, amigo y admirador de Muratori, demuestra que no participaba plenamente de su criterio. Así, al conocer las dificultades que encontraba De superstitione vitanda y, ante el elogio sincero de Mayans, responde Sales: "Siento lo mismo que Vm. de la sabiduría de Muratori, aunque no quisiera que se hubiese metido en asunto en que la piedad puede obscurecer la ciencia". 99

El hecho de que un religioso desconocido en el mundo intelectual se atreviese a enfrentarse con Muratori, a quien reconocía su indudable talla intelectual, demuestra que el ambiente no era del todo favorable al bibliotecario de Modena. Las mismas reticencias de personalidades abiertas y equilibradas, como Burriel y Sales, parecen indicar que en otros sectores de opinión la agresividad contra Muratori sería mayor. Así al menos pensaba Mayans.

Al incluir la Inquisición española en el índice de libros prohibidos de 1747 la Historia Pelagiana y la Dissertatio super V Synodo Oecumenica del cardenal Enrico Noris, intervino personalmente Benedicto XIV en favor del purpurado agustino. 100 En la carta al Inquisidor General Pérez Prado el [Pg. 71] Papa aludía a que los grandes escritores católicos merecen especial respeto, confesando que en autores como Tillemont, Bossuet y Muratori había encontrado afirmaciones dignas de censura pero que Benedicto XIV ni las había condenado ni las condenaría.

Hecha pública la carta al Inquisidor, la alusión del Papa podía ser una arma de doble filo. La actitud moderada de Benedicto XIV podía detener los bríos de quienes buscaban la condenación de Muratori. Pero parecía más probable que el desagrado del Papa facilitase la reacción de los enemigos de las doctrinas muratorianas pues el mandato explícito del Romano Pontífice no conseguía librar a Noris del índice inquisitorial. Así parece lo entendió Mayans que, por supuesto, había tomado posición clara en favor de Noris, y aprovechó la carta del Papa para censurar a quienes pedían la prohibición de Muratori.

Observo también que el Papa da grandes documentos para que no se den oídos a los delatores de las obras de Tillemont, de Luis Antonio Muratori y de otros muchos semejantes a ellos. Estos son unos hombres que, muertos, tienen defensores, y vivos, como Muratori, no necesitan de ellos. No están sujetos a la Inquisición de España, y en sus territorios sabrán defenderse rigurosamente. Es cosa abominable que algunos frailes ignorantísimos escriban desenfrenadamente contra el hombre más sabio de la cristiandad, a quien el Papa tiene respeto por ser tan útil a la Iglesia, de quien dice que ni le ha prohibido ni se las prohibirá, aunque tiene cosas dignas de censura. Qué cosas sean éstas no las dice Su Santidad, pero cuáles sean se ve en sus Anales y en su libro De ingeniorum moderatione, que muy pocos entienden, pero que debe cotejarse con la Defensa del Clero Galicano de Bossuet y se verá que no pueden ser más terribles contra la autoridad de los Papas. Y con todo eso vemos que lo que el Papa no se atreve a hacer, por no condenar como hereje al clero galicano, lo ha

[Pg. 72]

hecho y hace con muchos escritores la Inquisición de España. 101

Los ataques a la Curia Romana no podían molestar a Mayans porque su actitud regalista es evidente. 102 Pero aprovecha la moderación de Benedicto XIV para censurar los métodos de la Inquisición española. Y, en cuanto a la persona de Muratori, a quien califica como "el hombre más sabio de la cristiandad", su actitud es clara: no se dé oídos a los delatores. ¿Se refería a la Filosofia Morale delatada años antes y librada gracias a sus propias gestiones ante el Nuncio Enríquez? Puede ser. Pero no puede menos de surgir la sospecha de que pensaba también en las dos obras más polémicas, De ingeniorum moderatione y De superstitione vitanda. Porque la carta iba dirigida a su hermano, pero con destino a informar al inquisidor de Valencia.

El peligro de prohibición continuaba y Mayans, buen conocedor del mundo intelectual español, era consciente de ello. Las noticias que recibía le confirmaban en su temor. Así, en 1748, le comunica su íntimo Cabrera que los inquisidores valencianos habían procedido contra el anciano P. Segura porque había comprado para la biblioteca de los dominicos obras de Gaspar Juenin. Pero la noticia podía ser más grave: "A Baeza dicen que sacaron también una multa de 25 libras por haber entregado un libro de Muratori antes de tomar licencia de la Inquisición. Vea Vm, en qué se perjudica en este hecho a la religión católica. Puede ser que hayan prohibido en dicho suplemento alguna obra de Muratori". 103

El temor de los reformistas españoles se vio pronto confirmado. El 6 de junio de 1750 apareció un edicto de la Inquisición prohibiendo la lectura de una serie de libros. Unos [Pg. 73] días más tarde, exactamente el 13 de junio, Orobio Bazterra, Fiscal de la Suprema y amigo de Mayans, le enviaba un ejemplar del edicto: "Remito a Vm. el edicto de los libros que han caído en él", 104 Y en las cartas del correo siguiente Mayans se hará eco de esa prohibición inquisitorial. A Asensio Sales escribe con toda claridad: "Muchas veces había dicho yo que cuando muriera Muratori le prohibirían algunas obras. Así ha sucedido en su libro De superstitione vitanda. Y sucederá lo mismo en otras del mismo autor, a quien, mientras ha vivido, he tenido y respetado por el católico más sabio de nuestro siglo".  105

Sincero elogio en boca de Mayans que debió quedar disgustado al recibir la noticia porque ese mismo 20 de junio, en carta a su íntimo Cabrera, volvía a comentar la actitud inquisitorial: "Leí con gusto el librito de Muratori y con disgusto la prohibición de su obra De superstitione vitanda. Presto oiremos la prohibición de otras del mismo autor, sin embargo del prejuicio del Papa". 106

Orobio continuó comentando el edicto inquisitorial del 6 de junio. En carta del 4 de julio habla de que el impresor del edicto quiere editarlo en folio regular y ponerlo a la venta, pero surgen algunas dificultades. No obstante, el Fiscal de la Suprema cree oportuno que, en todo caso, se imprima por orden alfabético pero no acaba de decidirse por un índice individualizado de los autores o de tres índices según el nombre de autores, su apellido y el título. La respuesta de Mayans es luminosa. Debe redactarse un solo índice según orden alfabético de apellido.

Viendo Vm. originalmente los Edictos y citando el año y día en cada autor todos le creerán. V.g. Lampridius

[Pg. 74]

(Antonius), De superstitione vitanda, sive censura voti sanguinarii in honorem Immaculatae Conceptionis Deiparae emissi, en 4°, impreso en Milán, año 1740, prohibido día... del mes tal del año 1750, por contener proposiciones falsas, temerarias, erróneas, impías, sediciosas, en sumo grado escandalosas, y por estar comprehendido y prohibido en la Bula de la Santidad de Alejandro 7 y su constitución Solicitudo omnium Ecclesiarum. Procediendo Vm. así, no pone nada de suyo, copia el edicto a la letra. Y todos los lectores se informan del hecho de la prohibición y de los motivos de ella que, siendo hechos, están expuestos al examen de otro tribunal muy severo que es el de la posteridad y de los hombres críticos, pues hoy corren los libros del M° Avila que en otro tiempo se prohibieron y otros muchos. 107

El texto de Mayans no tiene pérdida. El consejo consiste en copiar "el edicto a la letra" y el ejemplo que cita en prueba de ello es la prohibición del De superstitione vitanda, y las razones de la prohibición son duras. Esa manera de proceder salva al autor del índice que se limita a transmitir las razones que tuvieron los inquisidores al prohibir la obra sin que implique su aceptación. Más aún, las últimas palabras de Mayans indican que no está conforme con muchas decisiones del expurgatorio inquisitorial y remite al juicio de la historia. Aunque alude directamente al Maestro Juan de Ávila, hoy santo, puede entenderse fácilmente que piensa también en Muratori.

[Pg. 75]

EL HOMBRE MÁS SABIO DE LA CRISTIANDAD

Cuanto llevamos dicho demuestra que en España existía un grupo de estudiosos que conectan con el movimiento intelectual europeo. Muratori será uno de los hombres más admirados pero no el único italiano conocido por los españoles, como tendremos ocasión de comprobarlo. De ahí que resulte conveniente preguntarse por los caminos que seguían los libros italianos o las noticias relacionadas con la cultura italiana para llegar a los curiosos, especialmente a Mayans.

Sabemos ya de Bustanzo que relacionó a Mayans con el bibliotecario de Modena a través del abate Luccarelli. Pese a las dificultades que entrañaba la guerra de sucesión al Imperio, Bustanzo recoge las cartas de Muratori para Mayans de quien recibe, a la vez, la correspondencia y libros para Modena. Bustanzo hizo, además, sus buenos oficios ante José Cervi, otro italiano, Protomédico de Isabel Farnesio y fundador de la Real Academia de Medicina Española, que apoyará al valenciano durante la persecución que sufrió con motivo de haber publicado la Censura de Historias Fabulosas.

También Enrique Enríquez, Nuncio de Su Santidad en España, amigo y admirador de Muratori, establece correspondencia con Mayans. Las cartas versarán sobre temas literarios o políticos españoles: el juicio de Feijoo o de la España Sagrada, la venida de Santiago a la península ibérica, la polémica acerca del Patronato Real, el Concordato con la Santa Sede de 1753..., pero también sobre los libros de Muratori y de otros personajes que forman parte del acervo cultural del XVIII italiano.

Pero si los diplomáticos dan la noticia, el ejercicio más prosaico pero no menos importante de la venta de libros depende de un italiano anclado en Madrid, Jacobo Filippo Repetto. Durante la década de los treinta Mayans, que residía en la Corte, ya visitaba su librería, pero retirado en Oliva a [Pg. 76] partir de 1739, necesitaba de libreros competentes que le facilitaran los últimos libros del mercado. Y entre las obras que vendía Repetto en Madrid aparecen con frecuencia los libros de Muratori: "Candido Partenotimo, que ha dado motivo al dicho libro, ni sé quién es, ni tampoco lo sabe mi amigo Repetto que poco ha vino de Italia y antes de ayer recibió de allá entre otros muchos (casi todos de los que llaman facultativos) cuatro ejemplares de la referida obra del Sr. Muratori, De superstitione vítanda". 108

Esta vez los libros no eran para Mayans (aunque un ejemplar fue comprado para Cabrera) pues ya tenía la obra enviada por el mismo Muratori. Pero sí estaban destinados al valenciano los siguientes libros que Bustanzo adquirió:

El primer paso ha sido a librería de Repetto para servir a Vm. He hallado en ella de los libros que Vm. menciona los siguientes:

D. Irenaei Opera Graecolatina per Scipionem Maffeium, vol. 2 in fol., Venetiis 1734, en papel, reales 150 de vellón.

D. Hilarii Opera per eumdem Maffeium, vo1.2 in fol., Veronae 1730. En papel, reales 150 de vellón.

D. Paulini episcopi nolani Opera per Ludovicum Antonium Muratorium vol. 1 in fol., Veronae 1736, reales 60 de vellón.

D. Paulini Patriarchae Aquiliensis Opera per Ioh. Franciscum Madrisium, vol, 1, in fol., Venetiis 1737, reales 60 de vellón.

D. Ephraem Syri Opera syriace, graece et latine, vol. 3 (han de ser seis y se esperan los tres últimos) in fol., Romae 1737, reales 250 de vellón, encuadernados.

Gulielmi Beveregii Institutiones Chronologicae, vol. 1 in 8, Venetiis 1738, reales 12 de vellón.

De los coetáneos o cronicones de Francia no he podido adquirir noticia alguna, ni tampoco de la colección

[Pg. 77]

de escritores de los varones ilustres, ni del Codex Canonum Ecclesiae Primitivae.

Del Cenni, De antiquitate Ecclesiae Hispanae, Repetto ha tenido sólo un ejemplar que luego vendió, pero le veré en la semana que viene y luego diré a Vm, lo que es. 109

Libros para un intelectual preocupado por las corrientes innovadoras pero también por los problemas de la cultura humanista y cristiana.

También supo Mayans que Muratori estaba publicando Annali d'Italia. Bustanzo, a quien se dirige el valenciano, cree saber que los volúmenes aparecidos se reducen a los cinco siglos primeros de la era cristiana, pidió ya dos ejemplares a Repetto pero todavia no recibió respuesta. 110 Dos años más tarde llegaron los Annali a Madrid: "Finalmente al cabo de tan largo tiempo ha recibido mi amigo Repetto los dos ejemplares de los Annali d'Italia dal principio dell'Era volgare sino all'anno 1500 compilati da Ludovico Antonio Muratori, en nueve tomos en 4, que le cometí, uno para Vm. y el otro para mí". 111 Por medio de Repetto consiguió Mayans las Instituciones Canónicas de Gravina, así como Dei diffetti della Giurisprudenza de Muratori y, aunque con mucho retraso, debido a la muerte del librero italiano y los trámites sucesorios de su sobrino Angelo Corradi, los últimos tres volúmenes de los Annali. 112 Bustanzo, por su parte, regaló a Mayans Della forza dell'intendimento umano y Della forza delta fantasia umana 113 y Cabrera le facilitó Della publica felicitá. 114 [Pg. 78] Para salir de Valencia vayamos a Sevilla. José Cevallos, corresponsal de Mayans y más tarde colaborador de Olavide en la reforma de la Universidad, conoce Antiquitates Italicae Medii Aevi, 115 sabe cuanto ha escrito Muratori contra la Madre Agreda y asegura que "en la librería del Cardenal Molina están casi todas sus obras (de Muratori) y las demás no faltan amigos que me las den a leer". 116

Es decir, los intelectuales que pululan alrededor de Mayans tienen conocimiento de todas las obras de Muratori pues también hacen referencia a Rerum Italicarum Scriptores. 117 Ahora bien, la posición de Mayans, cabeza del grupo, irá perfilándose a través de la correspondencia. Dei diffetti della Giurisprudenza, cuyo carácter reformista ha sido señalado últimamente por Franco Venturi, 118 es juzgado por Bustanzo de utópico y como idea del diplomático genovés la transmite Mayans a su íntimo Cabrera. 119 Más tarde, con pleno conocimiento de causa, expresa su juicio personal, propio de un jurista: "El defecto que tiene Muratori en su libro, De los defectos de la Jurisprudencia, es que como no fue letrado de profesión, ignoraba las ocultas razones de muchas leyes, y le parecían injustas, siendo en la realidad justas. Tratar de esto no es para cartas, sino para libros". 120

Mucho más expresivo es el juicio manifestado después de la lectura Della publica felicitá. El 10 de marzo de 1756 le envía Cabrera el libro. El erudito debió devorarlo en su retiro de Oliva pues sólo seis días más tarde lo devuelve con las siguientes palabras: "Me ha dado Vm. un gran placer con la [Pg. 79] lectura de la Felicidad Pública que restituyo a Vm. y si vienen ejemplares deseo uno bien encuadernado porque es libro absolutamente bueno". 121 Si consideramos que esta obra constituye una de las expresiones más claras del reformismo muratoriano las palabras de Mayans tienen importancia. Y en línea de plena aceptación hay que encuadrar las palabras de la siguiente carta: "Ya habrá Vmd, recibido por mi tío, D. Pedro, la Felicidad Pública que ciertamente es buen libro que merece ser traducido en español, porque enseña algunas cosas muy conformes a la doctrina cristiana que no se practican". 122

También interesa el juicio que mereció a Mayans Della regolata divozione de' cristiani por cuanto, al tiempo que manifiesta su aprecio por la obra, censura la actitud del traductor y de un famoso historiador español. Muratori, es bien sabido, tomaba partido en favor de la disminución del número de fiestas de precepto. Pues bien, Mayans, sin definirse plenamente (escribía a un obispo español) explica su idea y lamenta la actitud del traductor u de la censura: "En la traducción de la Devoción Regulada de Muratori se omitió lo tocante al demasiado número de fiestas y a la explicación de la misa, que erradamente llama el traductor traducción, y otras cosas importantes que fielmente están traducidas en latín". 123 Más interesante resulta otro texto en que nos comunica la actitud del P. Enrique Flórez, el autor de la España Sagrada, ante las corrientes reformistas muratorianas. El desprecio de Mayans es sintomático: "He sabido que Flórez hizo fuerte oposición para que no saliese entera la Devoción Regulada de Muratori. Fraile había de ser el que sostuviese la superstición frailesca". 124

Resulta evidente la actitud decidida, clara y tajante de Mayans. La actitud de Flórez, como la de tantos religiosos [Pg. 80] que ponían trabas a la publicación de la obra de Muratori o de quienes suprimieron en el texto español la parte del libro que pedía la disminución del número de fiestas obligatorias, le parece fruto de la superstición. No se hubiera expresado de otra manera el mismo Muratori.

También será Mayans uno de los españoles mejor informados respecto a los intelectuales italianos del XVIII. La obra de Giannone, y cuanto representa en el reformismo anticurial, es aconsejada por el erudito valenciano en sus Apuntamientos para la formación de una librería práctica 125 y recibe con agrado el obsequio del tomo póstumo en defensa de la Historia de Nápoles. 126 Los hermanos Mayans, por su parte, compraron en 1749 Principi di una scienza Nuova. 127 Existían fuertes polémicas en Madrid, desde 1746, sobre los libros de Lorenzo Boturini, italiano, que después de residir largos años en México, había sido nombrado cronista de Indias. Sus Idea de una nueva Historia de la América Septentrional (1746) e Historia General de la América Septentrional (publicada en 1948) eran juzgadas como una aplicación práctica del pensamiento de Vico. Mayans ganó la confianza de Boturini y, cuando tuvo que presentar, como Censor de la Academia Valenciana, la Oratio ad Divinam Sapientiam Academiae Valentinae Patronam de Boturini, lo hizo con el mejor conocimiento de Vico y con la mayor solvencia. 128

Pero vayamos a los autores italianos que por sus polémicas o divergencias con Muratori pueden ayudarnos a perfilar el carácter religioso y humano de los reformistas españoles.

No podía faltar Concina. El conocimiento del polémico y rigorista dominico no entra en el campo de curiosidad del [Pg. 81] ilustrado Mayans. Pese a sus concomitancias con los autores calificados por Appolis como "Tiers Parti", el erudito de Oliva no siente atracción por Concina. En Valencia será conocido más bien por los clérigos. El mismo arzobispo, Andrés Mayoral, que sentía especial debilidad por el dominico italiano, obsequió a Mayans con una de sus obras. 129 Otro admirador de Concina era José Climent, canónigo de Valencia y posteriormente obispo de Barcelona y famoso por su filojansenismo. Climent tenía "todas las obras de Concina y las escritas en su defensa y aviso puntual de todas las impresiones que se celebran en Roma...". 130

Mayans conocía por esas fechas a Concina (1756) y aun adquirió años más tarde alguna de sus obras, 131 pero no era autor que gozara de su simpatía. Cuando en 1753 Asensio Sales le facilitó una obra de Concina en que atacaba a los jesuitas, recibió la siguiente respuesta de Mayans:

Según he oído cacarear las obras de Concina, pensaba yo que era hombre más docto y de mejor gusto. Es cosa muy vergonzosa citar en cosa odiosa y no ver originalmente las citas y más escribiendo en donde se pueden ver por la abundancia de libros. El estilo me parece bárbaro, y si quiere Vm. que le diga lo que siento, la Compañía no debía haber hecho caso de muchas cosas que el P. Noceti trataría mejor con buen estilo, Es cuerpo muy grave y respetable para hacer caso de muchas menudencias. Una buena apología suele hacer mejores efectos. Esta Retracción es más vergonzosa a quien la

[Pg. 82]

hace, que honrosa a quien se satisface. La restituyo a Vm. con muchas gracias. 132

Pese a su decidido antijesuitismo, Mayans no gustó del espíritu y forma literaria de Concina. Realmente, no podía gustar de la actitud tan obtusa frente al humanismo esencial en el pensamiento mayansiano. Si tenemos en cuenta los furibundos ataques de Concina al teatro, bastarán las siguientes palabras de Mayans para observar que están en dos mundos culturales distintos. El valenciano estaba mucho más cerca de la comprensión muratoriana.

Yo entiendo que no debe escribirse contra las comedias, sino contra los malos autores de comedias. Si la comedia representa la vida como debe ser, es loable. Yo aconsejo a los predicadores que lean a Sófocles y Eurípides, si quieren hablar con estilo sublime. Algunos meses ha me lo oyó decir un misticón y se escandalizó y, habiéndole sacado algunas tragedias de dichos poetas, le leía donde casualmente se abría el libro y quedó pasmado de lo que oía, parafraseándoselo yo y haciendo que lo entendiese. 133

Mayans recibía en su retiro noticias de múltiples y variadas fuentes. Su amistad con el Nuncio Enríquez le facilitaba, además de noticias sobre Muratori, el conocimiento de autores que con frecuencia el representante de la Santa Sede alababa con calor. Véase, por ejemplo, su juicio sobre la Historia Eclesiástica del Cardenal Orsi:

Pregio di lunga maggiore aggiunge alla letteratura italiana un opera per ogni riguardo veramente aurea: cioè la nuova Istoria Ecclesiastica del P. M. Orsi, domenicano; della quale già ci ha dato i primi quatro tomi, [Pg. 83] cola promessa di darcene ogni anno due. Critica esatissima, ordine incomparabile, eloquenza che rapisce, gran giudizio, grande unzione; in una parola, è, per consentimento de' dotti, un capo d'opera. 134

El Nuncio comunica, asimismo, que los alemanes están traduciendo la obra de Orsi, como se hará en otras naciones, y pide a Mayans busque alguno de sus amigos, buen conocedor del idioma, para que se encargue de la empresa.

El erudito valenciano no se deja impresionar por las palabras del Nuncio. Agradece la noticia y, aunque "en España hay grande necesidad de una obra como ésta que autorice la verdad y destierre tanto número de fábulas", no puede cumplir personalmente tal deseo porque está preparando la edición de sus obras legales. 135 Sospecha, desde el primer momento, que su informante juzga en este caso como parte interesada -representante diplomático de la Santa Sede- y piensa que el paralelismo con Muratori establecido por el Nuncio responde al afán de la Curia Romana por hacer olvidar los ataques del bibliotecario de Modena en los Annali que Mayans continuará aconsejando frente a la Historia de Orsi. 136 En el paralelismo establecido, Mayans une en la misma línea a Muratori con Claude Fleury autor, como se sabe, de una historia de tendencia galicana y anticurial: "Tengo noticias de que el maestro Orsi imprime en Roma una Historia Eclesiástica en emulación de Fleury y Muratori". 137 [Pg. 84] Quizás las palabras de Benedicto XIV al Inquisidor Pérez Prado sobre Muratori hicieron sospechar a Mayans que la Curia Romana incitaba a Orsi. Lo cierto es que, cuando el valenciano supo que había empezado a publicarse la traducción española de la Historia Eclesiástica, emitió su juicio: "Ha empezado a salir la traducción de Orsi que la Curia Romana ha hecho escribir contra Muratori, que siempre prevalecerá entre los que aman la verdad". 138

Vemos, por tanto, una línea clara de pensamiento, más perfilada si queremos en Mayans, pero de la que participan los reformistas. Pese a su sincero catolicismo, no sienten simpatía por el centralismo curial romano. Los abusos de la Curia constituyen frecuente queja en sus labios y celebran los ataques de Muratori o de Fleury. Una historia panegírica de Roma les parece arreglo y disimulo. La reforma tiene que venir del reconocimiento sincero de las deficiencias.

También son todos, excepto Asensio Sales, antijesuitas. En los miembros de la Compañía, además del influjo en la decadencia de las letras por el afán de controlar los cargos literarios personalmente o por medio de sus protegidos, ven a los defensores del probabilismo y, en consecuencia, de la relajación contemporánea. Mayans censurará la devoción al Corazón de Jesús, criticará el excesivo número de religiosos, atacará el fanatismo con que se defiende las tradiciones pías... Sin embargo, no comulga con Concina. Están en órbitas distintas. El reformismo que predica el valenciano está anclado en la Revelación y en el Humanismo. Y, en este sentido, Muratori era el representante más eximio del XVIII. Así comprendemos que Mayans lo llamara con fruición: "el hombre más sabio de la cristiandad", y "el católico más sabio de nuestro siglo".

[Pg. 85]

LA FAMA PÓSTUMA DE MURATORI

Los reformistas españoles sintieron la muerte de Muratori. Habían lamentado la ceguera que sufrió el bibliotecario de Modena los últimos meses de su vida y se apresuran a comunicar su muerte. Las palabras del dominico Jacinto Segura constituyen un ejemplo: "Es así que Muratori, por su erudición y trabajos, se ha hecho digno de insigne memoria. Mejor está en el cielo, como lo creo, porque ha sido varón de gran moralidad de vida". 139

En efecto, los reformistas guardarán buena memoria del insigne Muratori. Buscarán con interés sus obras póstumas, leerán la Vita, escrita por su sobrino Gian-Francesco Soli, manifestarán vivos deseos de poseer su rica y variada correspondencia... Más aún, seguirán las polémicas italianas sobre el pensamiento y actitud espiritual de Muratori. Así, celebrarán las noticias que da e1 Supplemento ovvero Osservazioni fatte a' tre primi tomi della "Storia Letteraria d'Italia", contra el P. Zaccaria. 140 También manifestarán su alegría por la aparición de la Epistola Paraenetica de Lamindo Pritano Redvivo. Facilitada la noticia por el antiguo Nuncio en Madrid, entonces Cardenal Enríquez, es transmitida por Mayans a sus amigos. 141

Pero, al margen de las polémicas, el valor científico de Muratori era innegable y los estudiosos, tanto en el campo de la historia como de la espiritualidad, necesitaban afrontar la inmensa obra muratoniana.

[Pg. 86]

EL PENSAMIENTO REFORMISTA

La actitud espiritual de Muratori era más fácil de tergiversar o al menos de no expresar en toda su amplitud. Bastaba modificar el texto de las traducciones o suprimir algunos aspectos de la obra muratoriana. Y en este aspecto, la actitud de los traductores o de los censores es decisiva.

En 1763 apareció La devoción arreglada del cristiano, traducida por Miguel Pérez Pastor. Al conocer las quejas de Mayans anteriormente transcritas, me propuse comparar el texto castellano con el original. El traductor conocía las polémicas que el libro había suscitado en Italia pero, asimismo, la aprobación que, a propuesta de Benedicto XIV, hiciera la Congregación Romana del Indice. No obstante, la obra apareció mutilada en castellano y el traductor no duda en expresar que ha suprimido fragmentos y las razones en que basa su actitud.

Suprime un párrafo sobre la explicación del nombre de persona atribuido a la Trinidad porque puede crear confusión en quienes no están instruidos en teología. 142 Tampoco aparecen en el texto español los consejos de Muratori sobre las condiciones requeridas en las fundaciones de conventos, puesto que en España, indica el traductor, pertenecían a la regalía del monarca. 143

Mucho más importante es la supresión de los textos de la misa que Muratori había incluído en su obra. El traductor conoce las polémicas italianas y quiere evitar se repítan en España. Insiste en la necesidad de instruir a los cristianos para que la asistencia a la misa sea más fecunda, pero no [Pg. 87] acepta la lengua del pueblo: "No tiene duda que hay grande distancia entre traducir una misa para sola instrucción de los ignorantes y el querer que el sacrificio se celebre en vulgar, o afirmar que celebrar la misa en lengua que entendiese el pueblo sería más útil que la santa práctica de la Iglesia. Todos saben el sentido en que se condenó la proposición 86 de Pascual Quesnel. En prueba de esta diferencia han sido aprobadas y tenidas por útiles las traducciones de la misa que antes de nuestro autor hicieron en francés el P. Pedro le Brun y en italiano el P. Don Antonio Maria Donato". 144

También suprimirá Pérez Pastor el punto de vista de Muratori favorable a la comunión de los fieles dentro de la misa 145 y la censura muratoriana de los excesivos elogios a los santos o de la supremacía litúrgica de los santos frente a los domingos, entonces vigente. 146 Finalmente, el traductor, que conoce muy bien la polémica suscitada en Italia sobre la disminución de las fiestas de precepto, pese a que algunos obispos españoles utilizaron la gracia concedida a discreción episcopal, suprime las páginas de Muratori claramente favorables a la disminución de fiestas que resultaban gravosas a los campesinos y a los fieles económicamente más débiles. 147

La actitud del traductor es, por tanto, consciente y responde a su postura espiritual. Dentro de la admiración por Muratori, la repulsa de las ideas reformistas vinculadas al complejo movimiento conocido con el nombre de jansenismo es clara y ni siquiera admite las más flexibles y moderadas que pedían los hombres del "Tiers Parti", por utilizar el término de Appolis.

[Pg. 88]

Todo ello explica que Mayans, tan afín a las posiciones espirituales reformistas, censure duramente la actitud del traductor y de cuantos, como Flórez, exigieron la amputación de la obra muratoriana al mismo tiempo que aconseja la lectura del texto latino fiel al original italiano.

Pérez Pastor, sin embargo, no regateó elogios a Muratori, como elogiosas fueron las palabras de Vicente María de Tercilla que tradujo la Fuerza de la humana fantasía (1777). Tercilla había estado al servicio del duque de Alba, que en años mozos había obsequiado al P. Segura con un ejemplar de la Filosofia Morale, y a la memoria del aristócrata recientemente fallecido dedica su traducción. Evidentemente, tanto Alba como su protegido tenían simpatías por el grupo reformista. Así, Tercilla ataca duramente a los escolásticos "que no se atreven a dar un paso más afuera de su escuela, secta o bando determinado" y, después de alabar la propiedad y belleza del estilo muratoriano, celebra la delicadeza con que esclarece los intrincados problemas psicológicos, "muy separado de las opiniones enredosas de los peripatéticos sobre esta facultad que llamamos fantasía". 148

En 1780, cuarenta y cuatro años después que interrumpiera Mayans su traducción castellana, aparecía en Madrid la Filosofía Moral de Muratori. El traductor, Antonio Moreno, era un religioso trinitario de la provincia de Castilla. La personalidad de Muratori, su religiosidad y modestia, su humildad y discreción... son de todos conocidos, pero el traductor se considera obligado a defender al que fuera famoso bíblíotecario de Modena: "Ni menos debería fatigarme molestando a mis lectores con la relación de méritos y relevantes prendas del autor de esta obra, a no precisarme a repetir algo de lo mucho que sobre estos dos puntos es notorio al Orbe Literario algunos rumores, aunque falsos, que viviendo el autor, [Pg. 89] y aún después de muerto, se esparcieron y acaso aún corren entre el vulgo de los doctos (que también el mundo de los sabios tiene su vulgo), que si no han podido obscurecer la brillante antorcha del buen nombre y fama del Prefecto Luis Antonio Muratori, por lo menos han pretendido disminuir sus luces". 149

El buen nombre de Muratori peligra no en el aspecto científico, sino en el religioso. De ahí que el traductor, pese a confesar la abundancia de los elogios que posee, se limita a resumir las relaciones de Muratori con Benedicto XIV, su conocimiento a partir de 1728, la correspondencia cruzada, los libros intercambiados, la carta del Papa Lambertini al Inquisidor Español sobre las doctrinas muratorianas dignas de censura, la reverente humildad del bibliotecario de Modena al sujetar su criterio al Pontífice y los elogios de Benedicto XIV, posteriores a la muerte de Muratori, que constituyen una garantía de su ortodoxia.

La edición castellana constituyó un triunfo y fue muy bien acogida por los lectores españoles. Una segunda edición fue publicada en 1787 y tres años más tarde aparecía, siempre en Madrid, una tercera edición de la Filosofía Moral.

Uno de los libros de Muratori más leído por los españoles fue, como hemos podido observar, Riflessioni sopra il buon gusto. Aunque muy tarde (1782) también se publicó la traducción castellana. 150 No era libro que pudiera crear dificultades en una época en que el neoclasicismo continuaba dominando la cultura literaria española.

Más dificultades encontró la traducción Dei diffetti della Giurisprudenza. 151 Franco Venturi ha señalado el carácter reformista [Pg. 90] de la obra y ha precisado las restricciones del traductor español. Se trata de Tercilla, el traductor de La fuerza de la humana fantasía, sincero admirador de Muratori. Tercilla acepta el criterio y los puntos de vista expuestos por Muratori justificando plenamente la censura de los abusos y defectos de una facultad, por noble que sea, como la Jurisprudencia. Ahora bien, dentro del espíritu reformista que anima la obra del bibliotecario de Modena, el traductor se siente movido por un criterio nacionalista:

No es, pues, mi ánimo enseñar a unos sujetos de quienes confieso debería yo aprender; sí sólo hacer una especie de Apología de nuestra admirable legislación y dar a entender a los estranjeros, y entre todos con particularidad a los del país en que escribió Muratori (si es que esta traducción tiene la fortuna de llegar a sus manos) que nuestras leyes son sabias, que lo han sido y lo son nuestros legisladores, que apenas hay caso que no esté decidido por ellas y, en una palabra, que si hay defectos en la Jurisprudencia de España más bien que a ella misma deben ser atribuidos a los que la practican con siniestros e interesados fines que les arrastran al exceso de sacrificar el bien de sus conciudadanos en obsequio de sus pasiones o de sus particulares ventajas.

Las notas añadidas por Tercilla vienen a confirmar esta actitud nacionalista. Con frecuencia, pero de manera especial al hablar de los mayorazgos y vinculaciones, el traductor, después de aceptar el criterio de Muratori, añade la legislación reformista establecida por los ministros del Despotismo llustrado.152 Pero el traductor participa del espíritu de Muratori y no duda en aclarar a veces las afirmaciones endureciendo el sentido reformista de la obra. 153 [Pg. 91] Mayores divergencias manifiesta otro abogado de los Reales Consejos y residente en Madrid. Baltasar de Herrera y Molina había buscado con interés Dei diffetti della Giurisprudenza pero en vano. Sólo pudo leer la traducción castellana de Tercilla y no duda en confesar que ha quedado en parte defraudado. Tanto que no duda en publicar un Análisis crítico de la obra del señor Luis Antonio Muratori, intitulado "Defectos de la Jurisprudencia". 154

Herrera quiere tomar una postura equilibrada. Expone, en primer lugar, las cualidades de la obra: idea extensa, buen desarrollo del argumento principal, inmenso fondo de erudición histórica-legal, doctrina copiosa, celo del bien de la humanidad, claridad y fluidez de estilo... Pero no son menores las deficiencias que encuentra: deficiente enlace en los discursos, incoherencia y hasta oposición entre los principios y máximas fundamentales, error en algunos hechos e inexactitud de muchas observaciones, excesivo celo, predominio de los casos particulares en detrimento de la idea general de mejorar el estado de la jurisprudencia... El traductor juzga que se trata más de un acopio de buenos y varios materiales que de una composición perfecta y acabada.

Bajo de estos preliminares, pensando yo que la obra de Muratori, útil a muchos respectos, lo sería más purgándola de las impurezas que he encontrado en ella, me contraje con muy poco trabajo a formar un extracto de todos sus capítulos y a la continuación de algunos proponer las reflexiones que al paso de su lectura me iban ocurriendo, para que éstas fuesen otras tantas notas con que se disipasen los equívocos y se esclareciesen mejor los puntos que se tratan en su serie. 155

[Pg. 92]

La obra no tiene, por tanto, un carácter ambicioso y reformista, antes bien, se limita a resumir la obra con algún comentario que facilite la comprensión del pensamiento muratoriano en un sentido moderado. Ahora bien, Herrera repetirá con frecuencia que no debe interpretarse mal su gesto, que no trata, "preocupado de una loca vanidad", de combatir la opinión de "un sabio del más alto carácter" o de rebajar el mérito de una obra de interés. "Muratori siempre será célebre en el mundo literario y acreedor a una fama inmortal, por más que se hagan justas advertencias y reparos, tanto a ésta como a cualquiera otra de sus producciones, pues los hombres más insignes y de la mayor reputación no han estado libres de descuidos y aun de error, sin que por eso perdiesen el distinguido lugar en que los pusieron sus importantes tareas". 156

LA OBRA HISTÓRICA

Si exceptuamos Il cristianesimo felice, Muratori no intentó estudiar la historia española. Pero con la amplitud que imprimió a sus obras documentales contribuyó a esclarecer el complejo mundo de la historia medieval española. El Thesaurus Novus apenas aportaba inscripciones que no estuvieran ya publicadas en cuanto se refiere a la antigua Hispania, pero en Rerum Italicarum Scriptores ponía a disposición de los historiadores una rica fuente documental hasta entonces desconocida.

Muratori publicó las fuentes originales de la historia italiana pero un historiador catalán, de auténtico vuelo e intuición, supo ver a través de los numerosos volúmenes muratorianos la auténtica historia del reino de Aragón y de su proyección mediterránea. Se trata de Antonio Capmany y [Pg. 93] Montpalau, autor de Memorias Históricas sobre la marina, comercio y artes de la antigua ciudad de Barcelona (1779).

La idea motriz surgió de la junta de Comercio de Barcelona. La documentación primaria le fue suministrada por un equipo de investigadores, entre los que sobresale el premostratense Jaime Caresmar, que trabajaron en el Archivo de la Corona de Aragón. Pero Capmany supo ver con intuición de genio y comprendió que la actividad marítima, tanto comercial como militar, tenía que estar vinculada al movimiento de los pueblos mediterráneos occidentales. Y, en este sentido, las ciudades italianas constituían el factor esencial: Génova, Pisa, Venecia... Ahora bien, la historia de las ciudades italianas estaba en los documentos de Rerum Italicarum Scriptores y Capmany supo encontrar el hilo que le condujera a través del laberinto de la historia marítima del Mediterráneo medieval.

No voy a referir todos los casos en que Capmany utiliza las fuentes facilitadas por Muratori, podría constituir el objeto de un interesante volumen de historia económica o militar. Porque el historiador catalán no cita Rerum Italicarum Scriptores como una vaga referencia, sino que penetra en el fondo de los documentos y las fuentes italianas le ayudan a seguir la linea histórica de Cataluña.

Capmany conoce perfectamente Laurentii Veronensis, Diaconi, Carmen Rerum in Maiorica Pisanorum que cita según la edición muratoriana. 157 Puesto en la línea de las relaciones de Cataluña con las ciudades italianas, Capmany supo ver con amplitud la importancia de Génova, Venecia, Nápoles, Sicilia.

Pudo ver, a través de los Annales Genuenses de Caffari, la participación de los genoveses en la toma de Almería y en la reconquista de Tortosa 158 y, al estudiar la fallida cruzada [Pg. 94] de Jaime I a Tierra Santa, utiliza las fuentes italianas que le proporciona Mario Sanuto en su Vite di duchi di Venezia como hizo con el Chronicon Venetum de Andrea Danduli para estudiar la pugna véneto-aragonesa contra Génova en la batalla de Constantinopla. 159 Capmany maneja de forma maestra las fuentes italianas para estudiar las relaciones de la corona de Aragón con Sicilia y vemos citados con tanta frecuencia la Historia Sicula de Bartolomeo de Neocastro, el Chronicon Siciliae y el Liber rerum sicularum de Nicola Specialis como los historiadores aragoneses, Zurita en especial. 160

Capmany comprendió que Pisa, Génova y Venecia desarrollaron su actividad marítima a partir del siglo XI, con ocasión de las cruzadas, y dos siglos antes que Cataluña. Pero supo observar, a su vez, que en el XIV sólo Venecia continúa con energía, gracias a su posición geográfica, constitución política, fluidez comercial, sabiduría de los tratados y fuerza de su armada. Frente a Venecia, el ritmo comercial catalán que Capmany pretendía estudiar. Las fuentes italianas, publicadas por Muratori, le facilitaron la comprensión de la realidad histórica dentro de una perspectiva mediterránea. Y en su afán de conocer la construcción y capacidad de los "bajeles" que "corrían en otros siglos el Mediterráneo" se encuentra con la escasez de fuentes: no existen vestigios de estos buques en los arsenales, ni copias en las pinturas, ni descripciones fieles y exactas... "Es cosa estraña y al mismo tiempo sensible, que el sabio y diligentísimo Muratori en tantas eruditas Disertaciones, trabajadas para desentrañar los puntos obscuros y curiosos de la Baja-Antigüedad de Italia, 161 no haya destinado una para ilustrar esta materia tan desconocida, mayormente viviendo en un país tal y con tales proporciones [Pg. 95] que le facilitaban todas las luces necesarias para tratar dignamente el asunto". 162

Ningún historiador catalán ha seguido la línea trazada por Capmany con tanta amplitud y tan perfecto conocimiento de las fuentes italianas. A Próspero Bofarull en Los Condes de Barcelona Vindicados le interesaba especialmente la conexión genealógica de los condes catalanes y apenas hace alusión a las relaciones comerciales o político-militares. 163 De ahí que base su obra en los documentos de la Corona de Aragón y en todo caso en los historiadores españoles: Zurita, Pujades, Blancas..., sin apenas referencia alguna a la documentación italiana publicada por Muratori.

El documento más conocido y utilizado por los historiadores catalanes es, sin duda alguna, Laurentii Veronensis, Diaconi, Carmen Rerum in Maiorica Pisanorum. De la edición de Ughelli nadie se acuerda y todos recurren al texto muratoriano quizás por ser más asequible. Ya vimos, cómo Capmany utilizó el texto de Muratori al narrar la cruzada de los písanos a Mallorca, pero el historiador catalán publicó, además, varios fragmentos en el apéndice documental. 164

No obstante, la voluminosa obra de Muratori no debía ser fácil de encontrar, porque en 1841, al reeditarse la Historia General del reino de Mallorca de Juan Dameto, los editores se vieron obligados a escribir: "Nos hemos procurado, con no pocos afanes, una copia de esta curiosa producción, de cuya existencia muchos tenían noticia, pero no habían podido verla, porque parece que sólo se halla íntegra en el tomo 6.°, página 112 de la grande obra de Luis Antonio Muratori, bibliotecario [Pg. 96] del duque de Modena, titulada Rerum Italicarum Scriptores". 165 Y, tratándose de un documento íntimamente relacionado con la historia de Mallorca, publicaron íntegro el poema, según el texto muratoriano, y la traducción castellana.

Esta edición es la que parece utilizar Campaner y Fuertes en su Bosquejo Histórico de la dominación islámica en las Islas Baleares. 166 Campaner basa su estudio principalmente en las crónicas musulmanas y al citar el "Poema de Laurentio Veronense" se refiere al texto aparecido en la Historia General del reino de Mallorca de Dameto sin aludir a la edición muratoriana, ni mucho menos a la de Ughelli.

También Pablo Piferrer y Víctor Balaguer 167 confiesan que la fuente principal de la expedición de pisanos y catalanes contra Mallorca es el "Poema Laurentii Veronensis": carmen rerum in Maiorica Pisanorum. A Víctor Balaguer, en concreto, le interesan los versos en que explícitamente hablan del nombre de Cataluña y de los catalanes. 168

Finalmente, Ferrán Soldevila, en su conocida Historia de Catalunya, hace referencia al Liber Maiolichinus pero no según la edición de Muratori, sino al texto que, de acuerdo al Códice Pisano Roncioni, publicó Carlo Calisse. 169 Finalizaba así una gloriosa tradición de historiadores catalanes que, al [Pg. 97] tratar de la historia de Mallorca, utilizaron la versión muratoriana. Pero el genial planteamiento de Antonio Capmany no ha tenido tantos continuadores y, necesario es confesarlo, la inmensa colección de fuentes históricas que preparó Muratori en Rerum Italicarum Scriptores todavía puede ayudar mucho a los actuales investigadores del medioevo español.

Volver Arriba

* Publicado en La fortuna di L. A. Muratori (Atti del Convegno Internazionale di Studi Muratoriani, Modena, 1972). Firenze, Leo S. Olschki Editore, 1975, III, 173-220.

1 M. DEFOURNEAUX. Pablo de Olavide ou L'Afrancesado (1725-1803), Paris, 1959; R. HERR, España y la revolución del siglo XVIII, Madrid, 1963; J. SARRAILH, La España Ilustrada de la segunda mitad del siglo XVIII, México-Buenos Aires, 1957.

2 A. DOMÍNGUEZ ORTIZ, La sociedad española en el siglo XVIII, Madrid, 1955, 22.

3 G. MARAÑÓN, Ideas biológicas del Padre Feiioo, 2ª edic., Madrid, 1941.

4 J. SARRAILH, La España Ilustrada...

5 J. REGLÁ, Els Virreis de Catalunya, Barcelona, 19612.

6 P. VILAR, Catalunya dins I'Espanya moderna, 4 vols., Barcelona, 1961-68; ID., Crecimiento y desarrollo, Barcelona, 1964.

7 J. M. LÓPEZ PIÑERO, La introducción de la ciencia moderna en España, Barcelona, 1969; V. PESET, "La Universidad de Valencia y la Renovación científica española (1687-1727)" en Asclepio, Archivo Iberoamericano de la Historia de la Medicina, XVI (1964), pp. 214-31; A. MESTRE, Ilustración y Reforma de la Iglesia. Pensamiento político-religioso de don Gregorio Mayans y Siscar, Valencia, 1968; ID., Historia, Fueros y Actitudes Políticas. Mayans e Historiografía del XVIII, Valencia, 1970.

8 LÓPEZ PIÑERO, La introducción...

9 MESTRE, Historia..., cap. I.

10 G. MAIANSIUS, Martini Vita, Madrid, 1735, n. 24. Sobre los amigos de Martí en Roma, Ibid., n. 36-39.

11 Ibid., n. 44.

12 E. MARTINUS, Epistolarum libri XII, Madrid, 1735, lib. XI.

13 M. Martí a G. Mayans, Alicante, 11-VII-1732, B. A. H. M., 14. Basado en esas palabras, escribió Mayans, Martini Vita, n. 35: "Maxime vero familiarissimi ei fuerunt Henricus Norisius, Bibliothecae Vaticanae primum praefectus, deinde Sacrae Romanae Ecclesiae Cardinalis, vir ingenii acutissimi, magnae sapientiae, profundissimae eruditionis, et chronologiae fax lucidissima".

14 MESTRE, Ilustración...

15 MAIANSIUS, Martini Vita, n. 24-35.

16 MARTINUS, Episiolarum..., lib. I.

17 MESTRE, Historia...

18 J. RODRÌGUEZ, Biblioteca Valentina, Valencia, 1747.

19 I. M. MINIANA, De bello rustico Valentino libri tres..., La Haya, 1752; ID., Historiae de Rebus Hispaniae libri X sive I. Marianae, S. I., Historiae de Rebus Hispaniae continuatio sive tomos IV, La Haya, 1733.

20 J. SEGURA, Norte Crítico, Valencia, 1733.

21 MESTRE, Historia..., pp. 79-89; PESET, "Feijoo y Mayans", en Boletín de la Sociedad Española de Historia de la Medicina, V, 2 (1965), pp. 20-29.

22 E. Martinus Carolo Rinuccino, Alonae, Eidibus iuniis 1722, MARTINUS, Epistolarum..., lib. XI, ep. 7.

23 E. Martinus Antonio F. Zondadario, Ex museo nostro, VIII Idus ianuarias 1705, Ibid., lib. IV, ep. 9.

24 Mayans a Muratori, Madrid, eidibus aprilis, 1739, Biblioteca Municipal de Valencia, Serrano Morales, 7.271-31.

25 V. CALATAYUD, Cartas eruditas..., Valencia, 1758-1760.

26 Cabrera a Mayans, Valencia, 31-X-1736, B. A. H. M., 4.

27 Mayans a Muratori, Madrid, Eidibus aprilis 1739, B. M. V., Serrano Morales, 7.271-31.

28 Cabrera a Mayans, Valencia, 31-X-1736, B. A. H. M., 4.

29 Ibid., 13-III-1737, id.

30 Mayans a Cabrera, Madrid (2-III-1737), B. A. H. M., 118.

31 "Y así no cansaré a Vm. en suplicarle prosiga las provechosas obras que medita, confiando que no le faltará a Vm. la voluntad, ni que abandonará la traducción de Muratori que ya ha comenzado." Cabrera a Mayans, Valencia, 3-IV-1737, Ibid., 4.

32 Ibid., 21-V-1738, id.

33 Segura a Mayans, Valencia, 23-XII-1738, B. A. H. M., 36.

34 SEGURA, Norte Crítico, Parte I, cap. I.

35 Diario de los Literatos de España, II, p. 209.

36 SEGURA, Apología contra los Diarios de los Literatos de España, Valencia (1738), pp. 49-50.

37 Diario..., V, pp. 298-99.

38 Segura a Mayans, Valencia, 12-III-1738, B. A. H. M., 36.

39 Diario..., IV, art. XXI, "Noticias Literarias extranjeras", pp, 381-382.

40 Orobio Bazterra a Mayans, Madrid, 29-VIII-1739, B. A. H. M., 41.

41 La referencia al estilo latino del deán no obliga a pensar que recibiera también Epistolarum libri XII de Martí pues en las cartas latinas de Mayans el deán ocupa una parte importante.

42 Muratori a Mayans, Modena, VI, Idus martias, 1739, B. M. V., Serrano Morales 7.271-31; MURATORI, Epistolario, a cura di M. Campori, IX, n. 4.019.

43 MAIANSIUS, Epistolarum...

44 MESTRE, Estudio introductorio a G. MAYANS, Vida de Miguel de Cervantes y Saavedra, Madrid, "Clásicos Castellanos", 1972.

45 MESTRE, Ilustración... y Historia...

46 Mayans a Muratori, Madrid, Eidibus aprilis 1739, B. M. V., Serrano Morales, 7.271-31.

47 Muratori a Mayans, Modena, VIII Kal. iul. 1739, ibid.; MURATORI, Epistolario, IX, n. 4.071.

48 Bustanzo a Mayans, Madrid, 1-VIII-1739, B. A. H. M., 40

49 Martínez Pingarrón a Mayans, Madrid, 10-X-1739, 17-X-1739, 24-X-1739, ibid., 15.

50 G. Mayans a Juan Antonio Mayans, Valencia, 21-X-1739, ibid., 145. Por cierto que en el tomo IV del Thesaurus de Muratori. Appendix, al agradecer las gestiones de Mayans aparece errado al título y pone Caesaraugustani, lo que hace ininteligible la noticia.

51 "Muratori me ha escrito nuevamente con suma fineza y superiores alabanzas. Le escribo una carta que le obligará a trabajar mucho." Mayans a Cabrera, Oliva, 19-VIII-1740, B. A. H. M., 119.

52 Mayans a Muratori, Oliva, XIII Kal. sept. 1740, B. M. V., Serrano Morales, 7.271-31.

53 AE. HÜBNER, Inscriptiones Hispaniae Latinae, Berlin, 1869, Praefatio, n. 3.

54 Muratori a Mayans, Modena, VI Idus febr. 1741, B. M. V., Serrano Morales, 7.271-31; MURATORI, Epistolario, IX, n. 4.360.

55 Mayans a Muratori, Oliva, XIII Kal. sept. 1740, ibid.

56 Iano Hultmanno G. Maiansius, Olivae VI Kal. april. 1756, en IANUS A. HULTMANNUS, Miscellaneorum epigraphicorum liber singularis, Zufen, 1758.

57 MESTRE, Ilustración...

58 E. Enríquez a Mayans, Escoríal, 29-X-1751, B. A. H. M., 84.

59 Mayans a Enríquez, Oliva, 27-XI-1751, ibid., 148.

60 Capitolo di lettera del sigr. Gian Francesco Muratori scritta da Modena in data de' 20 di gennaio 1752, ibid., 87.

61 F. ZUBILLAGA, "Muratori storico delle missioni americane della Compagnia di Cesú. "Il cristianesimo felice", en La Storia della Chiesa in Italia, IV, 1 (1950), pp. 6-100.

62 Burriel a Mayans, 30-X-1746, G. MAYANS, Epistolario II, Mayans y Burriel, Valencia, 1972, 304.

63 Ibid., 5-XI-1976, Id., 305.

64 MESTRE, Historia...

65 Sobre las relaciones Mayans-Flórez y las tradiciones jacobeas, cfr. MESTRE, Historia...

66 G, Mayans a Juan A. Mayans, Valencia, 21-X-1739, B. A. H. M., 145.

67 Mayans a Muratori, Oliva, XIII Kal. sept. 1740, B. M. V., Serrano Morales, 7.271-31.

68 Muratori a Mayans, Modena, VI, Id. febr. 1741, ibid.; MURATORI, Epistolario, IX, n. 4.218.

69 Mayans a Muratori, Oliva, VI Kal. iun. 1741, ibid.

70 Mayans a J. Cevallos, Oliva, 25-IV-1750, B. A. H. M., 148.

71 Cuando Mayans vio De ingeniorum moderatione en casa de Cabrera encaró dos ejemplares por medio del librero Baeza. El 9-1-1740 recuerda a Cabrera el encargo y el 8-VI-1740 Cabrera le notifica que ya llegaron a Valencia los dos ejemplares.

72 Asensio Sales a Mayans, Valencia, 24-1-1741, B. A. H. M., 31.

73 Bermúdez a Mayans, Madrid, 9-VII-1740, ibid., 40.

74 Juan A. Mayans a Orbe, Oliva, 24-XII-1740, Madrid, Biblioteca Nacional ms. 18.961.

75 Bustanzo a Mayans, Madrid, 13-V-1741, B. A. H. M., 40.

76 Cabrera a Mayans, Valencia, 11-VII-1741, ibid., 4.

77 Mayans a Agustín Sales, Oliva, 21-X-1741, ibid., 130.

78 Asensio Sales a Mayans, Valencia, 16-VII(?)-1743, ibid., 31.

79 Ibid., 20-V-1744, id.

80 Juan A. Mayans a Orbe, Oliva, 25-V-1784, B. N. ms. 18.861.

81 Asensio Sales a Mayans, Valencia, 7-X-1744, B. A. H. M., 31.

82 Orbe a Juan A. Mayans, Valladolid, 21-X-1744, ibid., 26.

83 Ibid., 23-II-1746, id.

84 Burriel a Mayans, 30-XII-1744, G, MAYANS, Epistolario..., 45-6.

85 Ibid., 2-V-1745, id., 118.

86 Ibid., 22-IV-1747, id., 325-6.

87 Mayans a Francisco Pérez Prado, Oliva, 29-X-1747, B. A. H. M., 141, publicada por Vicente Peset en "Acerca de la difusión del sistema copernicano en España", Actas del segundo congreso de Historia de la Medicina, Salamanca, 1965, I, pp. 309-24.

88 Bustanzo a Mayans, Escorial, 5-XI-1745, B. A. H. M., 40.

89 Mayans a Enríquez, Oliva, 8-1-1746, ibid., 143.

90 Bustanzo a Mayans, Madrid, 22-1-1746, ibid., 40.

91 Ibid., 29-I-1746, id.

92 Mayans a Enríquez, Oliva, 12-I1-1746, ibid., 140.

93 Burriel a Mayans, 5-III-1746, G. MAYANS, Epistolario..., 241-2.

94 E. APPOLIS, Entre Jansénistes et Zelanti, le "Tiers Parti" catholique au XVIIIe siècle, Paris, 1960.

95 Mayans a Enríquez, Oliva, 16-XII-1747, B. A. H. M., 143.

96 La misma situación en Salzburg, cfr. APPOLIS, Entre Jansénistes..., 336.

97 Asensio Sales a Mayans, Valencia, 3-I-1748, B. A. H. M., 31.

98 Burriel a Mayans, 30-XII-1744, G. MAYANS, Epistolario..., 46-7.

99 Asensio Sales a Mayans, Valencia, 24-VI-1750, B. A. H. M., 31.

100 El asunto ha sido ya estudiado, MANUEL F. MIGUELEZ, Jansenismo y Regalismo en España, Valladolid, 1895.

101 G. Mayans a Manuel Mayans, Oliva, 12-X-1748, Texto en MESTRE, Ilustración..., pp. 483-84.

102 MESTRE, Ilustración...

103 Los Cabrera a Mayans, Valencia, 27-XI-1748, B. A. H. M., 4.

104 Orobio Bazterra a Mayans, Madrid, 13-VI-1750, ibid., 44.

105 Mayans a Asensio Sales, Oliva, 20-VI-1750, ibid., 148.

106 Mayans a Cabrera, Oliva, 30-VI-1750, ibid., 120.

107 Mayans a Orobio Bazterra, Oliva, 11-VII-1750, ibid., 149. Que De superstione vitanda fue prohibida por la Inquisición en la fecha indicada puede verse en Índice último de los libros prohibidos y mandados expurgar por todos los reynos y señoríos del católico rey de las Españas, el señor don Carlos IV. Contiene en resumen todos los libros puestos en el Índice Expurgatorio del año 1747 y en los edictos posteriores. Formado y arreglado con toda claridad y diligencia por mandato del Exmo. Sr. D. Agustín Rubín de Cevallos, Madrid, 1790.

108 Bustanzo a Mayans, Madrid, 3-VI-1741, B. A. H. M., 40.

109 Ibid., 2-III-1743, id.

110 Ibid., 5-XI-1745, id.

111 Ibid., 16-IX-1747, ibid., 57.

112 Ibid., 1-I-1746, ibid,, 40; 8-VI-1748, ibid., 57; Mayans a Bustanzo, Oliva, 17-I-1752, ibid., 150.

113 Bustanzo a Mayans, Madrid, 31-VIII-1748 y 14-XII-1748, ibid., 57.

114 Mayans a Cabrera, Oliva, 16-III-1756, ibid., 122.

115 Cevallos a Mayans, Sevilla, 25-VII-1752, ibid., 82.

116 Ibid., 13-I-1749, ibid., 84.

117 Asensio Sales a Mayans, Valencia, 20-XII-1747, ibid., 32.

118 F. VENTURI, Settecento riformatore. Da Mnratori a Beccaria, Torino, 1969, pp. 161-77.

119 Bustanzo a Mayans, Madrid, 8-VI-1748, B. A. H. M., 57; Mayans a Cabrera, Oliva, 16-6-1748, ibid., 121.

120 Mayans a José Nebot, Oliva, 3-XI-1753, B. A. H. M., 175.

121 Mayans a Cabrera, Oliva, 16-III-1756, ibid., 122.

122 Ibid., 20-111-1756, id.

123 Mayans a Asensio Sales, Oliva, 30-IV-1764, ibid., 166.

124 Ibid., 2-1V-1764, id.

125 B. M. V., Serrano Morales, 7.273-50, ms. autógrafo. Cfr. MESTRE, Ilustración...

126 Agustín Sales a Mayans, Valencia, 8-IV-1763, B. A. H. M., 30.

127 Juan A. Mayans a Orbe, Oliva, 1-III-1749, B. N. ms. 18.962.

128 Sobre las relaciones Mayans-Boturini, cfr. MESTRE, Historia...

129 G. Mayans a Juan A. Mayans, Valencia, 22-X-1756, B. A. H. M., 127.

130 Cabrera a Mayans, Valencia, 10-III-1756, ibid., 7.

131 "Ambos (libreros) tienen la Suma de Concina, no en 4 tomitos como Vm. pide porque se acabó, sino en 2 tomos en cuarto. No la he comprado por no saber si la quiere así Vm.". Agustín Sales a Mayans, Valencia, 22-X-1762, ibid., 29. Compró la obra para Mayans como consta de la carta del correo siguiente, 5-XI-1762, id.

132 Mayans a Asensio Sales, Oliva, 8-XII-1753, ibid., 133.

133 Ibid., 18-VIII-1753, id.

134 Enríquez a Mayans. Madrid, 9-I-1749, ibid., 84.

135 Mayans a Enríquez, Oliva, 18-I-1749, ibid., 148.

136 "Se holgará Vm. de tener los Anales de Muratori por la libertad con que están escritos, lo que ha parecido mal a los romanos y, por eso, ha escrito nuevamente Orsi, según me dicen, con elegancia y dorando algunos vicios y disimulando otros." Mayans a Asensio Sales, Oliva, 29-III-1749, ibid., 148.

137 Ibid., 10-I-1749, id.

138 Mayans a Cabrera, Oliva, 25-V-1754, ibid., 120.

139 Segura a Mayans, Valencia, 21-V-1750, ibid., 95.

140 Cabrera a Mayans, Valencia, 10-III-1756, ibid., 7.

141 Enríquez a Mayans, Ravenna, 21-11-1756, ibid., 83; Mayans a Cabrera, Oliva, 10-IV-1756, ibid., 120.

142 MURATORI, La devoción arreglada del christiano, Madrid, 1763. Prólogo de el traductor, p. 7. El párrafo suprimido corresponde al cap. II, p. 14, de la edición italiana de Venezia, presso Giambattista Albirizzi, 1748.

143 Ibid., cap. X.

144 Ibid., Prólogo, pp. 10-11.

145 Ibid., cap. XIX, pp. 219-25 de la edición italiana,

146 Ibid., cap. XX, pp. 238-45.

147 Ibid., Prólogo pp. 13-18, cap. XXI con supresión de las páginas 247-67 del texto italiano.

148 MURATORI, Fuerza de la humana fantasía, Madrid, 1777, Prólogo del traductor, pp. XVI-XVII.

149 MURATORI, La filosofía Moral declarada y propuesta a la juventud, 2 vols., Madrid, 1780.

150 MURATORI, Reflexiones sobre el buen gusto en las ciencias y en las artes, Madrid, 1782.

151 MURATORI, Defectos de la Jurisprudencia, Madrid, 1794.

152 Ibid., cap. XVII, pp. 198-203.

153 Ibid., cap. XIX, p. 256, nota 2.

154 B, HERRERA Y MOLINA, Análisis crítico de la obra del señor Luis Antonio Muratori, intitulada "Defectos de la Jurisprudencia", Madrid, 1795.

155 Ibid., Prólogo.

156 Ibid.

157 A. CAPMANY Y MONTPALAU, Memorias históricas sobre la marina, comercio y artes de la antigua ciudad de Barcelona, Barcelona, 1779, I, 10, pp. 125-26.

158 Ibid., pp. 126-27. Referencia explícita a MURATORIUS, Rerum .... VI, pp. 287-290.

159 Referencia a MURATORIUS, Rerum .... XXII, 568, XII, 421.

160 En todos los casos cita la edición de Muratori.

161 Campany se refiere a Antiquitates Italicae Medii Aevi, V, vol. in fol.

162 CAPMANY, Memorias..., I, 42.

163 P. BOFARULL, Los condes de Barcelona vindicados, 2 vols., Barcelona, 1836.

164 CAPMANY, Memorias..., II, Apéndice núm. XIV: "Expedición de los Písanos y otros cruzados contra las Islas Baleares en el año 1115, siendo generalísimo el conde de Barcelona Raymundo Berenguer III°". Explícita confesión de que toma el texto de Muratori.

165 J, DAMETO, V. MUT y G. ALEMANY, Historia General del reino de Mallorca, 2.ª edic. Corregida e ilustrada..., por M. Moragues y J. M. Bover, Palma, 1841, II, pp. 1.140-1.141. El texto latino con la traducción castellana ocupa las páginas 1.142-1.301.

166 A, CAMPANEA Y FUERTES, Bosquejo Histórico de la dominación islámica en las Islas Baleares, Palma, 1888, pp. 96-119.

167 V. BALAGUER, Historia de Cataluña y de la Corona de Aragón, 5 vols., Barcelona, 1860-63.

168 Ibid., I, p. 620, nota 1. Los versos más importantes para su idea son 1.148-52 del poema.

169 F. SOLDEVILA, Historia de Catalunya, 3 vols., Barcelona, 1934-35. Liber Maiolichinus, de gestis pisanorum illustribus... a cura di Carlo Calisse, Roma, Fonti per la storia d'Italia, Istituto Storico Italiano, 1904.

Volver Arriba