EL CULTIVO DEL LATÍN Y DE LAS LENGUAS VULGARES 1
MAYANS Y LA TRADICIÓN DE DEFENSA DE LA LENGUA VULGAR
Al comienzo de sus Orígenes de la lengua española, Mayans se refiere a la lengua como don divino que hace posible la comunicación entre los hombres. Pero ese fin primero, que se conseguía sin dificultades cuando todos hablaban una misma lengua, quedó dificultado en el momento en que, como consecuencia, no hay que olvidarlo, de un castigo, se pasó a una multiplicidad lingüística a la que nuestro autor se refiere como una desgracia:
Dichosos, pues, aquellos primeros siglos, en que todo el género humano sólo tenía una lengua, por medio de la qual tanto más i con mayor facilidad se podía saber, quanto mejor se entendía qualquiera cosa que se digesse, sin ser necessario el estudio de otro idioma; i desgraciados siglos los nuestros, en que no aviendo lengua que comprehenda en sí la dotrina de todas, necessitamos del largo i penoso estudio de otras muchas para lograr alguna inteligencia de lo poco que se sabe de tejas abajo. Por esso, devemos considerar como gravíssimo castigo del género humano la multiplicación de las lenguas, las quales, en mi juicio, se han alejado [Pg. 242] tanto de la perfección natural que la sagaz industria de los hombres no es capaz de reducirlas a su primera perfección. De aquí nace tanta variedad de pareceres en orden a las ventajas que las unas hacen de las otras (Orígenes, pág. 327).
La queja de Mayans sobre los inconvenientes que resultan de la existencia de multitud de lenguas se centra en la dificultad que esto supone para la difusión de la cultura, con lo que este concepto tiene de fundamental en el siglo XVIII. 2 Pero no era ésta una idea nueva. Autores bien conocidos por nuestro autor, como Luis Vives 3 y Aldrete 4 la habían expuesto anteriormente.
Tras la confusión de la Torre de Babel, las lenguas infundidas por Dios fueron, según don Gregorio, perfectas; pero los procesos de corrupción inevitables a lo largo del tiempo hicieron que ninguna de las conservadas se pudiera considerar como "perfectíssima". 5 Por tanto, según Mayans, no cabe observar en ninguna de las lenguas "que hoy se hablan" la perfección de las lenguas babélicas y mucho menos la de la primitiva universal. 6 Sin embargo, no todas las lenguas resultantes de estos procesos de evolución o corrupción reciben la misma consideración. Aunque no fuera posible, en principio, establecer entre ellas una jerarquía "interna" por su mayor o menor proximidad a una lengua originaria que realmente no se conoce, sí se plantea una cierta jerarquía que podríamos denominar "externa", que no afecta tanto a las propias características de la lengua como a cuestiones de [Pg. 243] tipo histórico y cultural. Desde este último punto de vista, distingue nuestro autor de forma explícita, como hemos expuesto en capítulos anteriores, 7 entre las lenguas eruditas y las que no lo son, según un criterio basado, principalmente en la cantidad y calidad de su producción literaria, y, en general, en su carácter de lenguas de cultura. 8
Mayans expone así su punto de vista: una vez rota la unidad primera de las lenguas y perdida la perfección de las resultantes de la Torre de Babel, hubo pueblos que cultivaron sus lenguas hasta hacerlas eruditas. Cuando la relativa unidad lingüística alcanzada con el latín 9 también desaparece, las distintas lenguas modernas pueden alcanzar el mismo carácter de lenguas eruditas que las clásicas. Éste es el propósito que manifiesta el proyecto de reforma de las letras españolas que Mayans propone a Patiño en 1734:
Yo juzgo, Excelentíssimo Señor, que una de las cosas que con especial diligencia deve procurar una nación es que su lengua sea universal, por los grandes provechos que de ello resultan. Esto se consigue escriviendo en el idioma propio excelentes libros; porque el deseo de saber siempre fue mui grande en el mundo, i no ha avido nación que aya sido sabia sin que al mismo tiempo aya tenido otras muchas curiosamente aplicadas al conocimiento de su lengua. Este conocimiento, que los estraños adquieren, facilita el comercio en las partes remotas i, dejando supuesta la gloria de la nación, produce grandes utilidades. Una de ellas es que los de la propia nación se hacen mucho más racionales, 10 teniendo un medio fácil para aprender las artes i ciencias. Assí lo demuestra la experiencia en las naciones más cultas que ha tenido el mundo. Antes del Diluvio i de la dispersión de las gentes, assí se practicó de necessidad, no aviendo en el mundo sino una lengua, por medio de la qual se conservó la tradición de las cosas. Infundida después la variedad de las lenguas i obligados los hombres a separarse unos de otros, tanto más racionales i [Pg. 244] sabios fueron quanto más cultivaron en sus propios idiomas las artes i ciencias; como lo atestigua la memoria de los caldeos, hebreos, egipcios, indios orientales, griegos, romanos, árabes i chinos (Carta-dedicatoria, § 6, pág. 243).
Como hemos expuesto en los capítulos anteriores, Mayans observa claramente la filiación latina de la lengua española. Pero nuestra lengua se ha convertido en un instrumento capaz de competir en perfección con las lenguas clásicas y llega a considerarse "no como un vago remedo o corrupción de la latina, sino como creación original del genio patrio". 11 De esta manera, "la ruina misma se nos ha convertido en riqueza", como escribe Terreros, 12 y si el español no ocupa en el XVIII el lugar que han alcanzado otras lenguas europeas es, según indica nuestro autor, por la dejadez de los que debían haberlo ulilizado en sus obras. 13 Por otra parte, esto es consecuencia de la falta de interés de los gobernantes, que deberían haber fomentado su cultivo, 14 ya que, como hemos indicado, es la cantidad y calidad de la producción literaria lo que determina el carácter erudito de una lengua :
Si yo huviesse de explicar lo que siento de la lengua española, sólo diría una cosa, que no es la lengua española la que nos hace falta para hablar con perfección; sino que somos nosotros los que por falta de habilidad faltamos a ella. Si la lengua griega no tuviera a Herodoto, Thucídides, Genofonte, Demósthenes, Platón i Aristóteles; ni a Homero, Hesiodo, Esquilo, Píndaro, Sófocles i Aristófanes; ¿qué nos parecería? Si la lengua latina careciesse de César, Cicerón, Cornelio Nepote, Salustio, Ovidio; ¿qué juicio haríamos de ella? Seamos pues para la lengua española, quales fueron aquéllos para la griega i latina; i veremos las perfecciones i bellezas de que es capaz (Orígenes, § 191, pág. 405).
Mayans se suma a una lucha de siglos que todavía no se ha cerrado en el XVIII, la de la vindicación de las lenguas vulgares frente al latín. Lo que pretende es que el español alcance la categoría que tenían no sólo las lenguas clásicas, sino lenguas modernas como el francés y el italiano; pero el mejor modelo no está para Mayans en estas lenguas, sino en la categoría que había alcanzado la nuestra cuando, en la época de Felipe II, llegó a ser universal:
[Pg. 245] Lo mismo que a los griegos i romanos, sucedió a los italianos i franceses. Quando en Italia se renovaron las ciencias en el idioma materno, se escrivieron obras que hoi son los textos de aquella lengua. Quando en Francia se empezó a practicar lo mismo, adquirió aquella nación el renombre de erudita i la gloria de tener una lengua universal. I por acercarnos más i valernos de nuestro propio ejemplo, quando dejados assuntos poco serios i reyertas pueriles se escrivió más en español de todas las artes i ciencias, se escrivió (en mi juicio) mucho mejor que ahora, como se vio en tiempo del Señor Don Felipe Segundo, en que la lengua castellana llegó a ser universal, aun en los países distantes, a donde no penetró el Imperio Español i el terror de sus armas (Carta-dedicatoria, § 8, pág. 244).
Desde Alfonso el Sabio el castellano se utilizaba como lengua no sólo literaria, sino jurídica y científica, y en el siglo XV ya no se desdeñaba su uso, aunque supeditado al mayor prestigio del latín; 15 pero es en el siglo XVI cuando surge con fuerza el movimiento que defiende la capacidad del romance español para tratar todo tipo de asuntos. 16
El movimiento de defensa de las lenguas vulgares se inicia en Italia con el llamado "humanismo vulgar", 17 encabezado por P. Bembo y, anteriormente, por León Battista Alberti, cuyos argumentos recoge Nebrija en el Prólogo a su Gramática de la lengua Castellana. En el éxito de estas ideas en España intervienen, entre otras, razones de exaltación nacional, formentadas por la dimensión imperial adquirida por la lengua y reflejadas en las ideas de Nebrija en el Prólogo citado; 18 religiosas, para facilitar la predicación y no dejar el castellano como arma profana, 19 y didácticas, ya que la enseñanza en lengua vulgar reducía dificultades y facilitaba la extensión de los conocimientos y la cultura clásica; 20 sin olvidar la influencia de las ideas erasmistas. 21
[Pg. 246] A lo largo del siglo XVI, diversos autores, entre los que se encuentran Morales, Villalón, Garcilaso, Fray Luis de León o Herrera, defienden la capacidad de la lengua española para tratar cualquier tipo de asuntos, frente a la supremacía tradicional del latín. 22 Como hará todavía Mayans en el XVIII, exaltaron las posibilidades del español para competir con ventaja ante cualquier otra lengua y destacaron que se trataba, como señalará también nuestro autor repitiendo argumentos seculares, de una herramienta perfecta a la que sólo le faltaba un uso adecuado. No se trató, sin embargo, de una posición unánime. La utilización de la lengua vulgar para tratar temas doctos, científicos o religiosos, y más tras la Reforma protestante, 23 no estaba exenta de críticas y peligros. 24 A pesar de estas reticencias, en el último tercio del XVI la defensa de la utilización del español para la elaboración de todo tipo de obras, aunque predominando siempre el uso literario, se generaliza. En el siglo XVII, el prestigio del romance español se puede considerar asentado; 25 continúan las apologías 26 y los llamamientos a un mayor y [Pg. 247] mejor cultivo, repitiendo los argumentos ya utilizados por los escritores del XVI 27 y que vuelven a aparecer, como ha podido observarse, en el XVIII.
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que el Renacimiento supuso junto a la reivindicación de las lenguas vulgares y de forma inseparable, 28 el auge y recuperación de la cultura y lenguas clásicas. Hasta el mismo siglo XVIII el latín es la lengua de prestigio y la base de la formación intelectual y, tal como muestran las palabras citadas de Mayans en su Carta-dedicatoria de 1734, no puede decirse que la lucha por la dignificación del español haya terminado. Como en siglos anteriores, el latín era el instrumento habitual para el ejercicio de la jurisprudencia y en la Iglesia, así como un filtro en el acceso a las universidades, a las profesiones liberales y a los puestos de relevancia, tanto religiosos como seglares. La gramática latina fue hasta el mismo siglo XVIII la asignatura clave desde la enseñanza de las primeras letras hasta la universidad. 29
EL LATÍN COMO LENGUA DE CULTURA Y LA DECADENCIA DE SU ENSEÑANZA
Formado en la enseñanza y la tradición humanística, Mayans conoce bien el latín y se enorgullece de su dominio. Como hemos indicado más arriba, [Pg. 248] defiende en la Carta-dedicatoria a Patiño la necesidad de desarrollar la lengua española; pero el latín era todavía el instrumento habitual en cualquier materia que pretendiera ser tratada de forma erudita, ya que permitía el acceso directo a las fuentes primeras, que eran los autores clásicos. 30 Don Gregorio manifiesta pocos meses antes de morir que el principal estudio de su vida "ha sido adquirir el conocimiento del latín, para entender bien sus autores en prosa y verso y saber lo conducente al derecho civil". 31
Como ya hemos señalado, Mayans veía en la multiplicación de lenguas una dificultad para la transmisión de la cultura, y, por ello, señala que es conveniente que la lengua latina siga siendo "thesorera de la doctrina de todas las Naciones más sabias" y que se aprenda como base para el estudio "de las otras ciencias":
Ninguna lengua ha avido hasta ahora que aya tenido tantos, i tan buenos libros, como la latina, thesorera muchos siglos ha de la dotrina de todas las naciones más sabias; i es conveniente que prosiga en serlo; porque, si cada nación intentasse que la suya fuesse preferida de las otras, todas las demás se verían obligadas a estudiar muchos i mui distintos idiomas; i la mayor parte de los estudiosos se aplicarían a aprender lenguas, empleando más tiempo en ellas, que en la dotrina, que contendría cada una. [...]
Siendo pues la lengua latina la que contiene la más estendida i escogida dotrina, es necessario que se aprenda (Idea de la Gramática Latina, págs. 39-40).
En ninguna cosa avía de poner tanto cuidado, como en la enseñanza de la lengua latina, que facilita el conocimiento de las otras ciencias (A J. B. Cabrera, 14-VI-1755, BAHM, 152).
Toda la vida estoi diciendo, i predicando lo que V. S. dice, que la reforma de las letras ha de empezar por la Gramática: porque si no se sabe [Pg. 249] la de la propia nación, nunca se habla ni se escrive bien: i si se ignora la latina, no se leen los mejores libros, i si se leen no se entienden, o se entienden mal, que es peor que no leerlos (A Juan Vega Canseco, 17-XI-1758, BAHM, 135).
Pero, junto al reconocimiento de la importancia del latín, la idea, que no era nueva, 32 de la decadencia de las lenguas clásicas y de su enseñanza está presente a lo largo de todo el XVIII. Las críticas contra la falta de racionalidad del aprendizaje y del uso de esta lengua aparecen con frecuencia en las reflexiones de nuestro autor, quien en la Carta-dedicatoria de 1734, puntualiza:
Yo no quedaría contento con que sólo se escriviesse en español, como hasta ahora en las escuelas se ha escrito en latín. Heme criado en ellas, sé lo que se hace: no por falta de conocimiento i habilidad de los maestros, sino porque es raro entre éstos el que se atreve a apartarse del estilo común, por el temor de que por novelero le impidan los ascensos regulares, como ha sucedido a muchos grandes ingenios, con gravíssimo daño de la república literaria. Gracias a Dios, yo nunca he temido a espíritus bárbudos. En buena hora lo cuente. Deseo, pues, que se aproveche más en menos tiempo. Querría ver en los primeros elementos de las artes mucha mayor diligencia i arte, mayor copia de noticias i que éstas fuessen más útiles i se tratassen con un méthodo más fácil i más ajustado a la capacidad pueril (§ 10, pág. 244).
La consecuencia de la situación que critica nuestro autor era un escaso dominio real del latín. Mayans llega a afirmar en 1760 que, tras la muerte de Martí, no puede decirse que nadie en España sepa griego, y añade "...si con dificultad hallará V. M. tres o cuatro que sepan latín, ¿cómo han de saber griego?". 33 Un año después repite que sólo "tres o quatro saben latín [Pg. 250] perfetamente en España". 34 Naturalmente, entre esos tres o cuatro estaría él mismo, que se preció toda su vida de sus conocimientos de latín y de su estilo al escribir en esta lengua. 35 Nuestro autor consideraba como uno de sus principales méritos ser "uno de los pocos españoles que pueden decir que con pureza i elegancia saben escrivir latín; como quien acompañó la lección de todos los historiadores, poetas i filólogos romanos con un egercicio continuado por muchos años". 36
A la situación de precariedad en el dominio del latín se había llegado como consecuencia de una enseñanza deficiente, tanto en el método como en los que lo ponían en práctica, tal como apuntaba Mayans en la Carta-dedicatoria. Los problemas comenzaban ya en la enseñanza elemental, que estaba a cargo de unos maestros ignorantes y mal pagados 37 que accedían a su puesto por criterios que tenían poco que ver con su capacidad intelectual o pedagógica. 38
[Pg. 251] En el siglo XVIII la educación, en lo que se refiere a las primeras letras, 39 se impartía tanto en escuelas gratuitas como de pago y tanto municipales, como de carácter parroquial o episcopal. 40 Una de las principales luchas a lo largo del siglo, a la que Mayans se unirá, fue la de la reforma de la enseñanza, basada en la sustitución de los que Martí llamó "gramáticos de concilio y breviario" en favor del control de la misma por parte del estado. Aunque la competencia sobre la enseñanza primaria estaba en manos del Consejo de Castilla y de la administración municipal, y había una legislación sobre los exámenes de maestros, ésta no se cumplía, y hasta 1771 no se fijan los requisitos con una legislación de rango nacional. 41 Cuando los exámenes se realizaban, se limitaban a comprobar la pericia de los aspirantes en lectura, escritura, ortografía y aritmética, así como en la doctrina cristiana. 42 A lo largo del siglo, diferentes órdenes aluden a la necesidad de [Pg. 252] que los maestros aprendan la ortografía y gramática españolas y de que enseñen en esta lengua; 43 pero hasta 1780 no se hace obligatoria la enseñanza del español. 44 En este año se indica en los estatutos del Colegio Académico de Primeras Letras que los maestros estudiarán gramática española y leerán las obras de los mejores autores, entre los que se cita a Mayans y sus Orígenes. 45 No será hasta 1813 cuando el castellano se convierta en la lengua oficial de la enseñanza, aunque el proceso sufrirá nuevos retrocesos a lo largo del siglo. 46
De las escuelas de primeras letras, salían los niños sabiendo apenas leer y escribir en su lengua y algo de cuentas, además, naturalmente, del catecismo 47 para pasar a lo que, utilizando una denominación anacrónica, 48 [Pg. 253] podríamos llamar "enseñanza secundaria", 49 basada en el aprendizaje del latín. Como sucedía en la enseñanza de primeras letras, la falta de buenos maestros era un problema tradicional, 50 que se convertía en un círculo vicioso, tal como señala explícitamente don Gregorio: había malos maestros, escasamente considerados 51 y con salarios muy bajos, lo que hacía que se [Pg. 254] perdieran enseñantes valiosos que preferían dedicarse a trabajos mejor remunerados: 52
La lengua latina en toda España no tiene un buen maestro. Pues a fe que en este reino conozco yo dos, que si les dieran buenos salarios, quizá los obligaría a enseñarla. Deme a V. S. que el rei haga caso de los maestros de Gramática, i verá como resucitaré los Lebrija, Vives, Nuñez i Brocenses (A Juan Vega Canseco, 17-XI-1758, BAHM, 135).
La Escuelas de Gramática Latina se encontraban en su mayor parte en manos de religiosos, y, fundamentalmente de los jesuitas, 53 a los que Mayans, que había recibido sus enseñanzas en el Colegio de Cordelles, hacía responsables, en gran medida, de la mala calidad del latín que se aprendía en la época:
Yo avía ofrecido dar las traducciones de los autores latinos más clásicos para que se imprimiessen en las dos lenguas, latina i castellana, i los jesuitas lo han impedido con sus negociaciones secretas porque quieren que no se facilite el conocimiento de una lengua que no saben enseñar (A Pérez Bayer, 9-IX-1762, Epistolario VI, pág. 220). 54
Esta opinión de Mayans, mantenida a lo largo de los años, 55 era, según señala apasionadamente Martí, "el dictamen universal de todos los [Pg. 255] hombres doctos". 56 Pero las críticas se referían no sólo al método de enseñanza, sino, fundamentalmente, a su monopolio. A lo largo del siglo comienza un proceso de secularización de los estudios que se desarrolló de forma contradictoria, pero relativamente constante. 57 Mayans fue un abanderado de este proceso, reclamando la independencia necesaria para que accediesen a la enseñanza, y especialmente a la del latín, aquellos que acreditasen su capacidad, y no los que estuviesen apoyados por determinadas instituciones, así como la necesidad de que este acceso se realizara por oposición, en la que se manifiestaran los méritos del candidato y no de la orden religiosa. 58
¿Qué dificultad ai en examinar los maestros de gramática, en reprovar los indignos, dejar los dignos i reducidos a poco número? No permitir que se estudie Filosofía sin saber la Prosodia i Rhetórica, ni que se estudien las ciencias mayores sin saber latín suficientemente. Señalar los libros en que se deve estudiar: Cicerón, Virgilio, Terencio, Horacio, Salustio i otros clásicos (A Juan Vega Canseco, 2-II-1760, BAHM, 135).
El episodio que se desarrolló en 1745 en torno a la oposición al magisterio de gramática latina de Oliva, refleja bien las dificultades que el proceso de secularización de la enseñanza encontraba en la práctica. El desarrollo de los hechos, estudiado y documentado detalladamente por A. Mestre, 59 muestra de forma clara cómo, a pesar de los esfuerzos de don [Pg. 256] Gregorio para elegir de forma imparcial al mejor de los aspirantes, triunfaron las alianzas de los regidores del Ayuntamiento de Oliva y los franciscanos, con el apoyo de los jesuitas, para conceder la plaza a un franciscano menos cualificado que otros candidatos.
A las deficiencias generales del sistema educativo, se añadían las que afectaban, concretamente, al método de enseñanza del latín, que atendía más a la memorización de reglas que al verdadero dominio de la lengua, ya que había "muchos preceptos, poquíssimo egercicio, i mui corto conocimiento della": 60
Ex quo homines humaniorum literarum peritissimi linguam Latinam in Hispania docere desierunt, invasit in scholas quaedam Grammaticorum turba, quae nihil aliud facit nisi praecepta praeceptis superaddere, exceptiones exceptionibus, et ineptissimam quandam farraginem, quam satius est nescire, quam scire: nihilque minus curat eiusmodi genus magistellorum, quam linguae vsum docere per classicorum librorum interpretationem. Praeterea Latinam linguam, quae ignoratur, quaeque ideo discenda est, per praecepta Latine scripta (Maiansii Vita, pág. 178).
El tipo de enseñanza que refleja la cita anterior causaba el rechazo de los alumnos, que se veían obligados a aprender reglas que no entendían en una lengua que no dominaban. 61 El problema de la enseñanza en latín de la gramática latina se venía planteando desde el siglo XV, 62 aunque las lenguas vulgares se utilizaron al menos desde el siglo XIII como auxiliares en esta enseñanza. 63 Mayans, como otros autores contemporáneos, 64 se refiere a esta cuestión en numerosas ocasiones, justificando su posición "con razones, ejemplos y autoridad", según expone en su Idea de la Gramática:
[Pg. 257] La gramática de la lengua española es cierto que deve enseñarse en español a los españoles; porque aprenderla por otra lengua estrangera, sería un rodeo inútil, embarazoso i ridículo. Deven aprenderla todos los hombres que se tienen por civiles, para dar muestras de que han sido bien educados: i para evitar los vicios del lenguage, que son el solecismo i el barbarismo.
Hecha esta diligencia, que devieran hacer todos los bien educados, la gramática latina también deve aprenderse en español. Lo primero, porque ya se saben anticipadamente las reglas generales de la gramática, si se ha aprendido la española; i, si no, el uso dellas. Lo segundo, porque la gramática es el instrumento para aprender la lengua que se quiere saber; i lo que se ha de aprender, es cosa desconocida; i el medio para aprenderlo, deve ser fácilmente inteligible i conocido. De otro modo no se puede aprender. Por esso vemos, que las reglas que se dan en latín, para que se entiendan, primeramente se traducen en la lengua que se sabe, i después se aprenden por la traducción. ¿Pues para qué tal rodeo? I más quando el latín de las reglas no es tal que deva imitarse, por ser mui seco i cortado, i tal vez impropio i bárbaro, especialmente si está en verso. 65
La causa de aver estado en uso las gramáticas latinas de la lengua latina, es porque quando esta lengua era nativa, las gramáticas se escrivían en ella. Estendida la lengua latina en Europa i en África, en donde se hizo común, también se estendió el uso de las gramáticas latinas, porque se consideravan como de lengua materna i propia. Corrompida la lengua latina por las transmigraciones i mezclas de las gentes, se conservaron aquellas gramáticas; i empezando a no entenderse, se interpretaron según las varias lenguas de las naciones, pero estudiándose siempre las reglas en latín; i assí han quedado hasta que la razón i la experiencia han hecho ver los inconvenientes de enseñarse las artes gramáticas escritas en latín, siendo ésta la lengua que deve aprenderse [...].
Deste parecer fueron todos los gramáticos antiguos, que enseñaron la gramática, cada uno en la lengua de los que la avían de aprender. Entre nosotros también el príncipe de los gramáticos españoles, i aun de los estrangeros modernos, Antonio de Lebrija en las Introducciones latinas que compuso, contrapuesto el romance al latín, por mandado de la reina doña Isabel. También fue deste parecer el dotor Frías de Albornoz, cuyo consejo siguió el Brocense. 66 Practicaron el mismo méthodo: Bernabé de Busto; 67 Pedro Simón Abril; 68 el licenciado Pedro de Guevara, en el [Pg. 258] Juego i Egercicio de las letras de las sereníssimas infantas doña Isabel i doña Catalina de Austria; 69 Gonzalo Correas, 70 i otros muchos (Idea de la Gramática Latina, pág. 51).
Como puede observarse, Mayans justifica más que de sobra su posición, que arranca de una razón fundamentalmente pedagógica, como es la de hacer comprensible la enseñanza. Aunque hubo razones históricas que explicaron el uso para la enseñanza de gramáticas en lengua latina, continuar con esta tradición era para don Gregorio caer en un anacronismo que suponía un obstáculo irracional para el aprendizaje:
Los maestros se explican mejor en su lengua propia; porque por bien que sepan la latina, que les es estraña, saben con mayor perfección la que les es natural, i familiar... Después de esto, los discípulos, a quienes más se deve atender, entienden mejor, que en la estraña, lo que leen, i se les explica en su lengua latina (Carta-dedicatoria, § 9, pág. 244).
La enseñanza ha de ser en lengua inteligible, sin rodeos (A Juan de Isla, 26-IX-1746, BAHM, 138).
Pero por si esto no bastara, acude, en último caso, como hemos visto en la Idea de la Gramática, al criterio de autoridad de los autores de prestigio, uniéndose de forma explícita a una larga serie de humanistas 71 y añadiendo un nuevo argumento: la experiencia contemporánea de "las naciones más cultas":
Los preceptos deven enseñarse en español, para que los entiendan los niños sin interpretaciones, ni rodeos, como lo practican el Mº Lebrija con la Reina Dª Isabel, i Frco. Sánchez, Gonzalo Correas i Pedro Simón [Pg. 259] Abril con sus discípulos: aviendo sido éstos los más aventajados maestros de España... (A D. Juan de Isla, 15-I-1746, BAHM, 138).
...quisiera que la Gramática, por la qual se aya de enseñar la lengua latina, se escriviesse en español, cosa mui fácil, estando ya trabajada en latín. En español escrivieron los preceptos de la lengua latina, Antonio de Lebrija, Francisco Sánchez de las Brozas, Pedro Simón Abril, Gonzalo Correas y otros muchos, que sin controversia han sido los primeros maestros de toda la nación. En sus lenguas propias enseñan hoi la lengua latina las naciones más cultas (Carta-dedicatoria, pág. 252)
Además de la utilización del castellano par la enseñanza del latín, se refiere también nuestro autor a otro problema tradicional 72 en el que pone particular interés: la utilización del latín para la comunicación oral entre los estudiantes. En su Idea del nuevo método (1768) indica de forma explícita que "mientras los niños estudian la Gramática, no se acostumbren a hablar en latín, porque así suelen hacerse bárbaros" (pág. 209) y señala lo mismo en la Idea de la Gramática Latina:
El maestro deve tener delante los egemplos, preguntando en castellano, i apuntando a sus discípulos por qué palabras deven convertirlos en latín; i assí compondrán las oraciones de la misma manera que los escritores originales, excepto la colocación, que dirá el maestro cómo está en el original, haciendo ver, si es natural o artificiosa, si prosaica o poética.
Éste es un medio seguríssimo de enseñar por partes la lengua latina; i no, hacer hablar en latín a los discípulos antes de saberle; que es errar, pretendiendo acertar errando; siendo assí, que el mismo maestro tal vez no sabrá escrivir en latín, aun de pensado. Pretendía uno ser maestro de gramática; i para ganarme la voluntad, entró en mi estudio hablando latín. Al instante le dige: No me hable U. M. en latín; porque quanto más me hablará, tanto más entenderé que no le sabe (Idea de la Gramática Latina, págs. 50-51).
El tema aparece con extensión en una polémica epistolar con el marqués de la Romana. En estas cartas, Mayans se decanta claramente contra la enseñanza del latín de viva voz e incluso contra el uso habitual del latín como lengua hablada, ya que en los que así lo utilizan suelen servirse de un idioma degradado:
[Pg. 260] Si viviéramos en el siglo de Augusto, también diría yo que se aprendiesse la lengua latina por medio de la viva voz; porque podría elegirse persona que la hablasse bien. Pero aprendiéndose ahora por los escritos de los siglos en que se habló bien, siendo muy pocos en Europa los que los han leído, i muchos menos los que los han imitado con perfección; ¿dónde hallaremos un maestro, que en las conversaciones de cada día i en tanta variedad de cosas, que se tratan en ella no sea bárbaro? Hombres que han sabido la lengua latina con grande perfección, han sido de parecer que no deve aprenderse hablando, sino leyendo, i imitando. [...] V. S. ha visto aun a las mugeres polacas hablar latín. Pero, ¿cómo? Bárbaramente. V. S ha peregrinado, i visto mucho. ¿Quándo ha oído a uno hablar bien el latín? Nunca, yo solamente he oído una vez, hablando el Pe. Miñana con el Barón de Scomberg: i esto, porque el Pe. Miñana todos los días leía una Comedia de Plauto, i la sabía casi de memoria. Después he visto a muchos estrangeros hábiles, i ninguno me ha causado admiración. ¡Qué mucho, si de pausado, i por escrito ai tan pocos que saben esta lengua (Al marqués de La Romana, 24-I-1763, BAHM, 170).
La actitud de Mayans responde como puede observarse a criterios escrictamente puristas que habían sido expuestos anteriormente por distintos humanistas, entre ellos el Brocense, 73 deseosos proteger el latín de los autores clásicos, que se conservaba en las obras escritas. 74 Se trata, por otra parte, de una actitud muy similar a la que unos años más tarde expondrá Jovellanos, a quien disgusta el uso del latín como lengua hablada. 75
Aun aceptando la posibilidad de enseñar el latín de viva voz, se plantean, según indica nuestro autor, problemas de rigor a la hora de fijar la posible pronunciación. De forma coherente con su idea dinámica de las [Pg. 261] lenguas, que supone una constante evolución, se plantea nuestro autor qué tipo de lengua se está hablando cuando se dice que se habla latín:
Desde la lei de las doce tablas hasta Marciano Capela ai una larguíssima distancia i el que quisiere hablar según todo esse tiempo, que comprehende la latinidad, sería un bárbaro. I assí es menester para hablar bien la lengua latina, ya muerta, que elijamos no el tiempo de su infancia, porque está lleno de antiquismos; no el de su vegez, porque ai mucha barbarie; sino aquel en que los hombres más eloqüentes la pusieron en más elevado estado, como en el tiempo de Cicerón, i de Augusto: i por quanto nos quedan pocos libros de aquel tiempo, las voces i frasis que nos faltan en él se han de suplir de los tiempos inmediatos, i esto es hablar latín [...]
Si V. S. ha oído hablar en latín, yo también: i a nadie he oído hablar bien sino al Pe. Miñana. I yo no cederé a nadie de los que V. S. ha oído: porque he egercitado la pluma tanto como el que más (Al marqués de la Romana, 30-V-1763, BAHM, 170). 76
EL PROYECTO DE MAYANS PARA LA ENSEÑANZA DEL LATÍN
Frente a las deficiencias de los métodos tradicionales de enseñanza del latín, Mayans propone una renovación basada en la lectura de los mejores autores y en la práctica de unas reglas que deberían ser breves y en español. Insiste Mayans en que el aprendizaje se haga de modo que se facilite el uso, entendiendo por tal la práctica del latín en la lengua escrita. Aparece en sus manifestaciones la diferencia tradicional según la cual las lenguas vivas se aprendían por el uso, mientras que las clásicas necesitaban de la gramática, 77 aunque, como veremos en el capítulo siguiente de este trabajo, también la lengua vulgar necesita, en su opinión, una gramática que la libere de las incorrecciones:
[Pg. 262] Si fuera viva la [lengua] latina, convendría yo en que se aprendiesse por el uso: pero después debería añadirse la Gramática para la enmienda. V. S. dice que en una conversación fácilmente nos convendríamos. Yo dige que sin ella: porque los dos venimos a decir una cosa misma en la sustancia, i es, que V. S. quiere que preceda el uso a los preceptos, movido de que assí se practica en las lenguas vivas. Yo dige que deven preceder los preceptos i seguir en uso, porque aquéllos son guías que manifiestan el buen uso, que en una lengua muerta deve aprenderse de los muertos, que viven en sus escritos. I mejor enseñan la lengua latina Cicerón i César, que todos los maestros del mundo. Quiere, pues, V. S que su hijo aprenda la lengua latina por el uso; mui enhorabuena; pero enseñe el uso quien sepa las reglas, i pueda notar los abusos, esto es, sepa distinguir la regularidad de la irregularidad, la qual, como he dicho, se aprende por la gramática con mayor perfección que por el uso, porque éste se ciñe a poco i aquélla a toda la lengua (Al marqués de La Romana, 30-V-1763, BAHM, 170).
Los modelos deben ser, por tanto, los clásicos, y no los autores modernos (salvo casos especiales, como el de Vives), ya que éstos, en el mejor de los casos se limitan a recoger lo que escribieron aquéllos. La verdadera cultura está en lengua latina y griega: 78
D. Ignacio Dou me ha escrito que me embiará el primer tomo de la Academia de Barcelona [...] Yo me prometo grandes progressos de dicha Academia. Espero que aquellos académicos se abstendrán en adelante de citar para reglas críticas a Feijoo, Segura i otros modernos, pudiendo a Platón, Aristóteles, Dionisio Halicarnaseo, Cicerón, 79 S. Gerónimo, S. Agustín i tantos i tan insignes maestros de la crítica (Al P. Juan Bautista Giner, 8-I-1757, BAHM, 156).
En el desprecio, i aprecio de los libros franceses ai dos notables estremos: uno de los que no quieren leerlos privándose de la letura de algunos libros buenos: otro de leer con demasiada afición los libros franceses, entre los quales ai muchos superficiales, i poquíssimos de sólida erudición i eloqüencia. Lo cierto es que la verdadera eloqüencia oratoria [Pg. 263] se ha de buscar [en] las Oraciones de Cicerón, Salustio i Tito Livio: la filosofía i theología moral en las Divinas Letras: el modo de entenderla, i explicarla en los Santos Padres (A José Cevallos, 23-VIII-1749, BAHM, 148).
Sepa V. M. que yo he leído mui pocas oraciones francesas i no pienso leer muchas más. En la eloqüencia quiero tener por idea los oradores latinos i griegos (A José Cevallos, 7-III-1750, BAHM, 148).
Hay, pues, que mejorar un método inadecuado. Mayans confiaba en que con la elaboración de una buena gramática, y con la recuperación de las obras de los autores clásicos, mejoraría la enseñanza del latín, por lo que propone un amplio programa de impresiones. 80 Los modelos para esta mejora están, para Mayans, en aquellos gramáticos que, encabezados por el Brocense, habían introducido un criterio "racional" en el estudio de la gramática latina: 81
Sobre la [gramática] latina conviene consultar la Minerva de Frco. Sánchez de las Brozas con las notas de Perizonio impressa en Amsterdam año 1754, porque tiene una añadidura del Brocense, que yo comuniqué al conde de Lynden, que la hizo imprimir. Añada V. M. el Lexicon Latinae Linguae Anti-Barbarum de Noltenio de la impressión de Lipsia más añadida año 1744 (A Martínez Pingarrón, 24-V-1760, Epistolario VI, pág. 197).
Todas las naciones eruditas han aprendido del Brocense el verdadero méthodo de enseñar la lengua latina, i en España se practica. Tengo por cosa fácil mejorar este méthodo incomparablemente (A Diego de Arredondo y Zorrilla, 30-XII-1752, BAHM, 116).
En la Carta-dedicatoria expone don Gregorio un minucioso plan de enseñanza por edades según el cual, tras ser instruidos en la religión, la [Pg. 264] lectura y los números entre los tres y siete años, los niños estudiaban de siete a ocho la gramática y retórica española y empezaban a los ocho a estudiar la latina y la griega. 82 En 1767, dentro de su Idea del nuevo método, y siguiendo su crítica contra el exceso de reglas y la poca práctica, propone Mayans que se enseñe la gramática de forma clara desde sus rudimentos, ofreciendo ejemplos de los mejores autores clásicos, Terencio, Cicerón, Tito Livio, etc., en lugar de la literatura medieval o eclesiástica. 83 Para facilitar esta labor se compromete a escribir una Gramática latina "en lengua materna y con la suavidad del metro, para facilitar la enseñanza y su retención, en cuya gramática estén comprehendidas todas las reglas útiles de los gramáticos antiguos, expuestas con brevedad...", 84 a pesar de los consejos de Martí, quien ya en 1735 le advertía del desprestigio intelectual que podía suponer la elaboración de una obra de este tipo. 85 Mayans no pudo ver cumplido su proyecto hasta 1768, y su obra apareció en cinco tomos, de lo que trata de disculparse en su Idea de la gramática señalando que
La lengua latina pues no se puede aprender en pocos meses. Según esto de qué sirven las gramáticas cortas, sino de engañar? (op. cit., p. 10).
Aparte de las evidentes preocupaciones pedagógicas de don Gregorio, convencido de que sólo un buena enseñanza podía sacar al país de su decadencia, 86 había también en la publicación de la Gramática Latina intereses de tipo económico, ya que su adopción por las universidades le hubiera supuesto a nuestro autor importantes beneficios. Sin embargo, aunque el [Pg. 265] Consejo de Castilla dio hasta tres órdenes para que en las universidades de la Corona de Aragón se siguiera el método de Mayans, éstas fueron sistemáticamente desatendidas. 87 También los innovadores catedráticos de Alcalá propusieron seguir el método de Mayans; 88 pero las dificultades fueron muchas y en ellas las razones pedagógicas no parecen ser los argumentos fundamentales. 89 Tal como señaló V. Peset, 90 "Mayans hagué d¿enfrontarse amb la feroç oposició... del partidaris d¿aquells qui l¿ensenyaven abans (els jesuïtes), del carrinclons als quals costava de canviar el mètode, de les institucions amb privilegis d¿impressió (Saragossa i Cervera), i del seus enemics, que tenien por de veure reduïda llur influència en el govern de la Universitat de València". Además de estas circunstancias adversas, L. Gil destaca las propias deficiencias de la obra de don Gregorio, entre las que apunta "la oscuridad y escasez" de sus novedades, "así como su presentación poco afortunada en coplas castellanas a veces sin asonancia ni consonancia". 91 Según el autor del Panorama del humanismo español, Mayans "no podía imaginar otra forma de aprender la gramática que la de memorizar por su orden convencional declinaciones y conjugaciones... sin que cayera en la cuenta de que así se retrasaba innecesariamente el contacto con los textos. En el fondo, el erudito de Oliva era mucho más tradicionalista que lo que él presumía y no supo descubrir dónde se hallaban los defectos de la rutina académica y pedagógica". 92 No es mejor la crítica de Lázaro Carreter, quien indica que sus "cinco gruesos tomos se destinaban a un desmenuzamiento casuístico y poco `racional¿ de la lengua latina... Sin embargo, [Pg. 266] sus novedades eran bien escasas, por no decir nulas". 93 Más favorable parece el juicio de Tovar, que se refiere a la obra como "enciclopedia práctica de conocimientos gramaticales". 94
Si Mayans llevó adelante el proyecto de la Gramática Latina, a pesar de que no se trataba de una obra que pudiese aumentar su prestigio intelectual, no fue sólo, evidentemente, por motivos económicos. Como señalaba ya en la Carta-dedicatoria, era necesario mejorar la enseñanza del latín, una materia que nuestro autor consideraba, sin lugar a dudas, fundamental. Los libros que pretendían tener cierto rigor científico y gozar de repercusión entre los eruditos debían estar escritos en latín, y éste fue el argumento de muchos de sus ataques a Feijoo: 95
Las obras de Feijoo están llenas de barbarismos. Hombres de la literatura de V. M. no deben citarlas. Éssos son los libros para ignorantes, que no saben latín. ¿Qué especie nueva o en Rethórica, o en Lógica, o Metafísica, ha aprendido V. M. en ellas que no se halle en los libros que ha leído? ¿Qué erudición latina o griega? Ninguna. V. M. no me le cite otra vez, sino allá en su cocina (A B. Ballester, 16-VI-1753, BAHM, 153).
Como puede observarse, los que no saben latín son calificados claramente como ignorantes. Aunque se trata de una carta privada y que la afirmación se incluye en una invectiva muy concreta, es sintomática del pensamiento de Mayans, que aparece, sin embargo, más matizado cuando se trata de una obra destinada al público y referida, precisamente, a la enseñanza del latín:
No digo yo, que cada nación no aya de tener en su propia lengua todos los libros necessarios para el conocimiento perfeto de la religión, i para el egercicio de todas las artes útiles, que hacen feliz el estado de una monarquía o república, sino que conviene, que enderezando los entendimientos al mayor beneficio del género humano los más aventajados en las artes i ciencias, estando por otra parte bien instruida la propia nación, escrivan en latín para mayor extensión de la dotrina, según lo pide la caridad, sin que esta diligencia quite la de trasladar a las lenguas nativas lo [Pg. 267] más útil de las estrangeras, promoviendo el beneficio de los ciudadanos en quanto sea reducible a la práctica (Idea de la gramática latina, pág. 39).
Hay en Mayans un interés por hacer llegar el aprendizaje del latín a todos aquellos que tuvieran capacidad para aprender, independientemente de su categoría social. Así parece desprenderse de las noticias sobre la creación de la escuela de latín de Oliva, donde insiste en la necesidad de que la pobreza no impida a nadie los estudios; 96 sin embargo, no todos van a ser eruditos, y, por lo tanto, no todos deben dedicarse al estudio de la lengua latina:
Pero qué hombre de juicio puede negar que enseñar en lengua vulgar, a lo menos las artes liberales, tiene grandes ventajas? [...] Fuera de esso el conocimiento de las artes i ciencias se facilitaría i estendería más, pues los que no huviessen de proseguir los estudios, en el tiempo que se gasta en aprender la lengua latina, de que nunca se sirven, podrían emplearse en saber de raíz la lengua propia, para hablarla pura i emendadamente i en aprender la rhetórica, para explicarse mejor i saber siquiera escrivir una carta, unas instituciones arithméticas i geométricas, para el trato i uso común i casi toda la filosofía, a lo menos la racional i moral, para discurrir i hablar con más concierto i dicernir bien la gran distancia que ai entre las virtudes i vicios (Carta-dedicatoria, § 9, pág. 244).
Aparece aquí la confianza ilustrada en la cultura como instrumento de mejora social y personal; 97 pero también una cuestión que se venía planteando desde hacía dos siglos: 98 la orientación de la juventud hacia ocupaciones productivas, que se abandonaban en favor de "carreras parasitarias" en el Gobierno y la Iglesia para las que era necesario el dominio del latín. Esta idea seguirá presente en el XVIII; el 26 de junio de 1747, Fernando VI reafirma un decreto de Felipe IV que, en 1663, limitaba el número y distribución de las escuelas de latinidad, prohibiendo su creación en comunidades de menos de trescientos vecinos. 99 Jovellanos apoyará más tarde de forma explícita la sabiduría de estas leyes, restrictivas de una enseñanza que ofrecía "a los jóvenes de las clases industriosas la tentación de salir de ellas con tan poco provecho suyo como gran daño del estado". 100 En esta [Pg. 268] línea, Mayans defendió el derecho a la enseñanza, al margen de la clase social y de las condiciones económicas; pero con un criterio "racional" que separaba la enseñanza del latín, en la que sólo profundizarían aquellos que se dediquen a carreras universitarias, de la de las "artes útiles", necesarias para la nación y para las que se debía utilizar la lengua española:
I no solamente conviene que la gramática se enseñe en la lengua propia, sino también aquello que los artistas deven saber para que lo aprendan sin dificultad; pues ni todos pueden aprender la lengua latina, ni la necessidad pública sufre tal cosa. Tales son algunas partes de la mathemática. Bien que esto no impide que dicha ciencia se enseñe en las universidades en latín; porque de otra manera no se leerían, ni se entenderían innumerables libros de mathemática escritos en latín. Son compossibles los modos de enseñar las ciencias mathemáticas en latín i en romance, científica i popularmente, según fueren los oyentes (Idea de la Gramática Latina, págs. 50-51).
Los prejuicios eran, sin embargo, muchos, incluso para una utilización restringida del español, y tenían que ver, como indica nuestro autor, con un cierto deseo de mantener la cultura como propiedad de una minoría, lo que se conseguía escribiendo en una lengua que cada vez menos dominaban. La posibilidad de que se perdiese el latín era para don Gregorio solamente una excusa, ya que la lengua que se intentaba supuestamente preservar, era, en realidad, una variedad degradada:
Con todo esto, tengo por cierto que muchos dirán ser enorme yerro publicar filosofías en lengua vulgar, porque dessa suerte (según temen) dejará de cultivarse la lengua latina. Yo quisiera que me digeran los tales, si la lengua latina se puede i deve aprender en las filosofías bárbaras que se leen en las escuelas, o en los libros de César, Cicerón, Salustio i Livio; qué es lo que deve hacerse para conservar la lengua latina i perficionarse en ella, estudiando al mismo tiempo la filosofía escrita en español, como ya lo tengo dicho en mis Pensamientos literarios. En lo que toca a lo demás, es manifiesta la utilidad. Escriviendo bien en español, se entiende lo que se lee, i qualquiera puede entenderlo. Pero no desean esto los que desean que el saber se estanque en las escuelas, i que no se sepa más que lo que ellos son capaces de enseñar. Mas yo quisiera que estos tales me digeran, ¿qué mal se sigue a la república de que qualquiera sepa las reglas del buen uso de los sentidos en el examen de la verdad...? Pero dirán que hasta las mugeres querrán ser filósofas. Séanlo en hora buena, pues [Pg. 269] el serlo es tan bueno. El eruditíssimo Gil Menagio escrivió un libro en que provó que huvo filósofas de casi todas las sectas, aun de la pithagórica que obligava al constante silencio de cinco años. ¡Gran alabanza, i aun milagro de la filosofía, hacer a las mugeres silenciosas!... Aunque yo nunca diré que en ellas sea mejor filosofar que hilar (Censura de Filosofía racional, natural, metafísica i moral de J. B. Berní, en Obras Completas, V, págs. 299-300).
Al margen de las típicas afirmaciones sobre el milagro de conseguir silenciar a las mujeres, 101 Mayans expone claramente su idea: hay que dar una enseñanza lo más amplia posible a una mayoría, y esto sólo se consigue utilizando la lengua conocida por todos. Una vez más aparece la confianza ilustrada en la cultura y la razón y el argumento de autoridad de los que en siglos anteriores habían defendido la misma idea, con la que don Gregorio conecta a través de los novatores :
Solamente afirmo que conviene que se escriva en lengua común, para que los que no supieren latín sepan a lo menos razonar, hablar i obrar como personas de razón. I no se escrive en español sin preceder el egemplo i autoridad de grandes hombres... El doctor Tosca pocos años ha empezó a escrivir la Lógica en español, i por las indiscretas persuassiones de algunos no ese atrevió a proseguir. I assí su filosofía, como no es en todo aristótelica, no ha sido bien admitida de los profesores de las escuelas, preocupados ya con otra dotrina. Ni tampoco ha sido mui leída de los demás por estar en latín. El dotor Berní, con animosidad igual a la grandeza de su ingenio, ha escrito i desea publicar esta Filosofía en la lengua común, para que no falte a España lo que tantos amadores del beneficio público echavan menos. No ai nación que no tenga su filosofía vulgar. Los romanos, griegos i egipcios, no escrivieron de otro modo, aviendo sido tan sabios; i lo que más es, la filosofía que aprendían los hebreos, en hebreo está, i en hebreo la dictó el Espíritu Santo (ibíd., pág. 300).
LA JERARQUÍA DE USO DEL LATÍN Y DEL ESPAÑOL
Según lo expuesto hasta el momento, el uso de la lengua española se relaciona en la mayoría de los casos con cuestiones de tipo pedagógico. Como hemos señalado, Mayans defiende la prioridad del aprendizaje de la gramática castellana haciendo hincapié, como ya señalaba Nebrija en 1492, en la mejora que esto supondría para de la enseñanza de la lengua latina: 102
[Pg. 270] La primera gramática que un niño deve aprender es la de su propia lengua materna, porque se entiende i aprende con mayor facilidad i lo que se adquiere de ella aprovecha después para hacerse capaz de qualquiera otra gramática en brevíssimo tiempo. Assí vemos que el que sabe ya la latina, luego aprende la griega (Carta-dedicatoria, §15, pág. 246).
También hemos indicado que para don Gregorio la enseñanza del latín debe realizarse en español por razones pedagógicas. Sin embargo, en el caso de los estudios universitarios la lengua latina ocupa nuevamente el centro de la atención: en su Idea del nuevo método, de 1767, indica la conveniencia de mantener el latín como lengua de la enseñanza universitaria, aunque sin olvidar la atención al buen aprendizaje del español:
La explicación de la lición debe ser en lengua castellana. Las preguntas deben ser en latín o en romance en las ciencias mayores; las respuestas como quieran los discípulos, en latín o en romance, y aun es mejor en romance para ver cómo las entienden (pág. 262). 103
Otra veces mandarán los maestros a los discípulos traduzgan [sic] del latín en castellano, para que se acostumbren a escribir bien esta lengua (pág. 203). 104
A pesar de todo, el latín se mantiene en la propuesta de Mayans como lengua imprescindible para el aprendizaje de todas las materias. Sólo para las Matemáticas, 105 y la Anatomía, 106 por su vertiente "práctica" y con una [Pg. 271] finalidad divulgativa y "utilitaria" de raigambre ilustrada, plantea nuestro autor la posibilidad de la enseñanza en castellano, sin decidirse claramente por ella.
El fin principal de la lengua, la perspicuidad, 107 especialmente importante en el caso de la enseñanza, era fundamental también en la predicación, 108 y se veía atacado cuando se utilizaban términos desconocidos para los oyentes. Las críticas de Mayans en este caso se refieren a la afectación de un conocimiento que, en realidad, cada vez menos tenían, y que dificultaba la claridad, primer requisito de la lengua. Como en otros casos, alega en su favor no sólo el ejemplo de los autores que considera modelos de la lengua española, sino de los padres de la Iglesia y de los autores clásicos:
Si se ha de citar pues alguna sentencia griega o latina, dígase aquello mismo en romance, como lo practicaron Antonio de Aranda, Luis de León, Luis de Granada, Pedro de Ribadeneira, Pedro de Valencia i don Diego de Saavedra Fajardo, insignes maestros de la buena habla castellana. Lo demás es ostentación ridícula i hacer la oración mostruosa (Rhetórica, pág. 309).
Si la autoridad deve citarse en otra lengua, o no, es lo que está puesto en duda. Si queremos devidirla [sic] por los egemplos, los de mayor autoridad persuaden, que todo el contexto deve ser en la lengua de los oyentes para que entiendan mejor lo que les dicen. Assí lo practicaron los profetas, los apóstoles, i los Santos Padres: i el don de lenguas no tiene otro fin sino la inteligencia de los oyentes. Fuera de esto los mayores oradores que ha tenido el mundo han practicado esto mismo, como lo atestiguan los Demóstenes i Cicerones, i los que recientemente han sido los mejores imitadores de los oradores griegos i latinos. No es vicio oratorio hablar en la lengua en que se persuade: es contrario a la perspicuidad, que es la primera virtud de la oración, hablar en la lengua que no entiende el oyente. [Pg. 272] [...] Yo pues dissimularé al que los cite en diferente lengua con moderación; i alabaré más al que fielmente los ingiera en el mismo idioma (A Miguel López Caldeira, 14-XII-1761, BAHM, 159).
Las afirmaciones de Mayans sobre el empleo de citas latinas en los sermones son especialmente ilustrativas de su opinión sobre los usos del latín y del español. Se debe escribir en español aquello que se pretende que llegue a gran cantidad de gente, incluso de un nivel cultural no demasiado alto. Según don Gregorio, "una cosa es tratar de dotrina científicamente, otra con eloqüencia. Aquello pide fidelidad en la traducción; esto, energía, declarando las cosas quanto más se pueda" (Orador, § 118, pág. 86). Las sentencias en latín no son para nuestro autor más que muestras de pedantería, incluso en "lo que se escribe a personas doctas", a no ser "quando se quiere expresar alguna cosa misteriosamente; o quando algún testimonio es mui excelente" (Rhetórica, pág. 310). En general, como hemos indicado, es contrario al uso del latín hablado, que no debe utilizarse "en los púlpitos, ni en las demás juntas públicas, ni en las conversaciones no científicas" (ibíd.).
La jerarquía de uso del latín y del español que hemos tenido ocasión de observar en la enseñanza y la oratoria, aparecen matizadas en las manifestaciones de nuestro autor sobre la utilización de ambas lenguas en su correspondencia. 109
Desde Salamanca, Mayans se granjeó la confianza del deán Martí por su habilidad en el latín; sin embargo, ya entonces utilizaba esta lengua de forma selectiva, evitando la pedantería:
Al Dr. Luis Navarro escriví en pliego de su hermano, de quien tuve respuesta mui favorecida. No le escriví en latín para evitar ostentaciones, i por no darle ocasión de que se cansasse en responder en el mismo idioma. Al Pe. Tosca escriví el correo pasado en latín porque lo pedía el assumpto, pues le gratulava sobre su filosofía, i hacía una horrorosa invectiva contra los Aristotélicos (A su padre, 27-XII-1721, BAHM, 145).
El uso del latín en la correspondencia vuelve a aparecer con matices nuevos, al menos en su planteamiento explícito, unos años más tarde. Mayans duda entre el latín y el español para sus respuestas y se decanta por el español de forma deliberada porque es "más natural", pero, sobre todo, porque hay que conservarlo y protegerlo, no tanto frente al latín, como frente al francés, en el que ve la amenaza más cercana:
[Pg. 273] Tan elegantes son las dos cartas que he recibido de V. M., la primera escrita en español dia último de mayo; la segunda en español, dia 11 de julio, que he dudado en quál lengua de las dos respondería a V. M. por considerarle en ambas tan inteligente i diestro. No tendría yo esta duda algunos años ha; porque desde luego huviera elegido la latina, o porque entonces sólo ponía en ella mi atención; o porque me prueva alguna mayor cultura del entendimiento escrivir en una lengua para nosotros estraña: pero ahora me voi a lo más natural, viendo que algunos degeneran tanto de su nativo lenguage, que me parece que dentro de poco tiempo no hemos de oír hablar sino en francés. Mantengamos pues mientras podamos la lengua de nuestros padres. I V. M. cultive la que quiera, latina o española, para enseñanza mía (A Antonio Carrillo de Mendoza, 21-VII-1734, BAHM, 138).
En otra carta fechada en 1749, señala de forma explícita que es el asunto el que selecciona la lengua, como venía siendo tradicional:
De algunos años a esta parte no escrivo cartas latinas sino las que se han de imprimir. V. M. escrívame como quiera; que yo responderé en la lengua que pidiere el asunto; esto es, si se pudiere decir algo especialíssimo, en latín; i si no, en romance. Pero de qualquier modo tendrá V. M. su merecido lugar en mis cartas latinas; porque, o en nuestra comunicación se ofrecerá algún assunto digno de la posteridad; o le elegiré antes de hacer la colección de mis cartas (A J. Cevallos, 27-IX-1749, BAHM, 148).
Unos años después, sigue manteniendo las mismas ideas, pero cada vez más decantado hacia el uso del español frente a un latín que tiene para él reminiscencias escolares:
Escrívame pues V. M. en castellano, o en latín, permitiéndome que yo responda como me parezca; porque aunque tengo alguna facilidad en escrivir en latín, como esto sólo suele hacerse en los primeros años por manera útil de egercicio, ahora ya no acostumbro a escrivir en esta lengua, sino las cartas para los estrangeros por la facilidad del comercio de las letras (A Pedro Antonio Pérez, 26-I-1760, BAHM, 161).
V. I. puede escrivirme en latín para egercitarse, i no tenga a mal que yo responda en castellano: porque solamente estilo escivir en latín las cartas que destino para el público: i aun a veces quito de algunas tal qual confianza que importa que no se sepa (A Luis Galiana, 18-X-1762, BAHM, 168).
El latín presentaba la ventaja de ser la lengua general de los sabios y eruditos, la lengua de la República Literaria, 110 que le permitía comunicarse con sus corresponsales extranjeros y publicar sus obras en otros países. 111 [Pg. 274] Cuando Mayans publica sus Cartas morales, Finestres lamenta, precisamente que el idioma utilizado limite su difusión:
Me digeron que la Gaceta de Madrid daba noticia de que V. M. ha publicado 5 tomos de Cartas españolas, de que me alegro; pero más avría querido que fuessen latinas, que pudiessen correr por fuera de España. Espero que a su tiempo no faltarán éstas (De J. Finestres, 24-IV-1774, Epistolari II, pág. 344).
Esta mayor difusión de los libros en lengua latina determinó, o pudo haber determinado la lengua en que aparecieron algunas obras de nuestro autor. Éste podría haber sido el caso de su Gramática Latina, si atendemos a ciertas consideraciones que aparecen en su correspondencia. A pesar de sus manifestaciones sobre la necesidad de enseñar la gramática latina en lengua española y de elaborar una buena gramática en esta lengua, en cierto momento don Gregorio pensó redactar esta obra en latín por las dificultades que encontraba para su publicación y utilización en las escuelas a causa del monopolio de los jesuitas:
Yo hacía cuenta de imprimir la Gramática [latina] en castellano, y en gran parte la tenía trabajada en esta lengua. Pero quando llegue el caso lo egecutaré en latín: porque assí me harán más justicia. La Rhetórica sí que saldrá en castellano, pues assí está escrita, no faltando sino copiarla, diligencia que se hará después de la Filosofía moral, la qual también quería yo escrivir en español, en cuya lengua tengo los extractos para formarla; pero como después ha avido quien la costease en latín, para que complete el curso filosófico del Pe. Tosca, ha sido necesario escrivirla en esta lengua (A D. de Arredondo, 16-VI-1753, BAHM, 116).
Yo tengo casi enteramente trabajada mi Gramática Latina en lengua castellana: que es como deve enseñarse. Pero después he pensado que escriviéndola assí, solamente podría aprovechar a los españoles; i que no aviendo de enseñarse en escuela alguna, únicamente aprovecharía a mui pocos curiosos: pero no a los estudiantes, que son los que principalmente [Pg. 275] deven instruirse; porque los otros más adelantados harto número de gramáticas estrangeras mui buenas tienen en que poderse perficionar (A J. F. Pastor, 20-XI-1753, BAHM, 151).
Pero no eran sólo las facilidades para la publicación lo que determinaba el uso del latín. Como hemos indicado, la enseñanza de esta lengua era deficiente y, así, se fue convirtiendo en el medio de expresión de un élite cultural que la conoce y la puede usar con dignidad. Esto hizo posible que Mayans utilizara el latín como medio para mantener ciertas obras alejadas de la crítica de los incultos: 112
...le falta por leer [a V. Rma.] lo mucho que yo pienso publicar de D. Nicolás Antonio, no en español para todos, sino en latín para pocos (A Burriel, Epistolario II, pág. 17).
Yo voi prosiguiendo en poner en limpio los 30 jurisconsultos... Contra este género de literatura ninguno se mete i más escriviéndose en latín (ibíd., 10-VIII-1748, pág. 405).
En la misma línea, considera el latín la lengua adecuada para conservar en su librería aquellas que no podía publicar y que esperaba que fuesen apreciadas en un futuro. 113 En cierta carta alude a dos obras que tiene escritas en castellano, una Vida de San Juan Bautista y un volumen sobre la edad de Jesucristo y señala:
Pero no pienso imprimirle en ella [en lengua castellana], porque ni avría quien costease la impressión; ni yo devo gastar mi dinero para ser despreciado de mi nación, que hoi no estima sino Gacetas, Mercurios, Pronósticos, novelas, comedias indecorosas i sátiras execrables. Pero tengo intención de refundir todos los materiales en latín para que siquiera se conserve en mi librería esta obra en prueva del deseo que siempre he tenido de aprovechar al público (Al Arzobispo de Nacianzo, 22-IV-1751, BAHM, 148).
MAYANS ANTE LA DIALÉCTICA ENTRE LATÍN Y VULGAR EN EL XVIII
Según lo expuesto hasta aquí, la dialéctica entre protección del latín y exaltación y el uso del vulgar para la pedagogía y elocuencia se daría en nuestro autor con características semejantes a las que habían mantenido los [Pg. 276] humanistas de los siglos XVI y XVII, en los que la división de asuntos entre una y otra lengua se mantenía de forma todavía muy clara. 114 Sin embargo, su posición no es tan simple como este planteamiento pudiera dar a entender.
Es cierto que Mayans dedica un interés preferente, tanto en diferentes alusiones de sus obras, como en su correspondencia, a la enseñanza del latín y a la importancia de su dominio. Es también cierto que cuando se trata de exaltar la lengua española, empeño en el que nuestro autor pone un particular entusiasmo, el modelo por excelencia sigue siendo el latín, aunque nuestra lengua reciba encendidos elogios que la sitúan por encima de todas las demás:
Tenemos una lengua sumamente copiosa, grave, magestuosa i suavíssima [...] La nuestra lleva gran ventaja a todas las europeas, pues siendo igual en abundancia a la más fecunda, es superior a qualquiera en la magnificencia de sus voces (Oración, pág. 581).
...no es mucho que [la española] sea la lengua más magnífica entre todas las que son hijas de la latina, i sin controversia, superior a todas las otras que hoi se hablan... I si alguno se atreviere a negar esta verdad, le mostraríamos poesías escritas con variedad de versos, castellanas i juntamente latinas, prueva manifiesta de que la lengua castellana admite los mismos pies que la latina (Rhetórica, pág. 520).
La lengua española no es, por tanto, inferior a la latina en cuanto a belleza y capacidad para tratar todo tipo de asuntos. Sin embargo, el contacto de Mayans con eruditos de diversos países, le hace cobrar viva conciencia del estado de las letras españolas y de su escasa relevancia en el panorama cultural internacional: 115
Toda Europa desprecia, i aun hace burla del extravagante modo de escrivir que casi todos los españoles practican hoi. Es casi nada lo que se traduce de nuestra lengua en otras; argumento claro del poco aprecio que se hace de nuestro modo de pensar, enseñar i decir (Oración, pág. 578).
Las obras que yo imprimiré serán en esta lengua [el latín] porque ya sabe V. Rma. que el día de hoi no se puede imprimir fuera de España una línea en español (A A. M. Burriel, 10-VIII-1748, Epistolario II, pág. 405).
Se trataba de una situación inaceptable para un ilustrado que deseaba el progreso y la reforma de la cultura española, potencialmente importante y [Pg. 277] necesitada del apoyo tanto de los eruditos, como de los poderosos. 116 Así lo manifiesta en 1735 en la dedicatoria a J. Patiño que encabeza sus Reflecciones a las reglas ortográficas de Nebrija:
Mi deseo es, que en tiempo del Rei nuestro Señor (Dios le guarde) i mientras V. Ex. viva teniendo la dicha de obedecer sus órdenes, se renueven, i mejoren en España todas las Artes, i Ciencias, procurando vindicarnos del ignominioso nombre de bárbaros con que nos están apodando las demás naciones (pág. VII).
Consideraba Mayans que su época era especialmente propicia para la definitiva vindicación de la lengua, ya que se vivía un momento de florecimiento cultural que sólo esperaba una adecuada plasmación escrita:
Tenemos una lengua sumamente copiosa, grave, magestuosa i suavíssima. Fuera de todo esto, las ciencias en Europa llegaron ya al mayor aumento que nunca. Todas huvieron sus veces. Todas nos dejaron sus ideas en varios siglos, para que fuesse el nuestro más sabio... Siendo pues ciertíssimo que la fuente de escrivir es saber, para escrivir, ¿qué tiempo ai más a propósito que éste, en que mejor se puede saber? ¿Pues qué embarazo ai que nos impida adelantar el paso acia la verdadera eloqüencia? (Oración, pág. 850).
Para lograr el correcto cultivo y enriquecimiento del idioma, para ser "elocuente", es decir, capaz de expresar con "claridad i dulzura lo que se ha pensado bien" (Alabanza a Saavedra, pág. 553), hay que estudiar la lengua, leer las mejores obras que se han escrito en ella y sujetarse a la censura de los que entienden, "que son poquíssimos" (Orígenes, § 225, págs. 418-419), aunque, "todos quieren ser árbitros de la lengua española" (Alabanza a Saavedra, pág. 544). Según Mayans, el "buen romance o castellano" se adquiere "con sólo oír; o con la lectura i la imitación de los buenos escritores que son pocos; i por esso es menester gran juicio para distinguir i elegir los mejores". 117 Estos pocos modelos de elocuencia los encuentra don Gregorio principalmente en los autores del siglo XVI español, sin olvidar algunos [Pg. 278] del XVII: 118 Garcilaso, Santa Teresa, Fray Luis de León, Saavedra Fajardo, 119 Fray Luis de Granada, Mateo Alemán, Cervantes, etc., junto a Quevedo, Góngora, Lope de Vega y Calderón, aunque estos últimos aparecen con menor frecuencia en sus alusiones. La exaltación del XVI, en cuanto a su producción literaria, ya realizada en la primera mitad del XVII por autores como Jiménez Patón, 120 se generaliza con el Neoclasicismo, que trata, al menos en teoría, de devolver a la lengua su "pureza originaria". Frente a los excesos del barroco, que "han corrompido la lengua" 121 y que se conciben como aberrantes por su dificultad y oscuridad, se propugna la claridad, la "perspicuidad", y ésta se encuentra, fundamentalmente en los autores del XVI, que se convierten así en modelos para la recuperación de la lengua: 122
...¿qué locución mejor que la que más bien explica nuestros más ocultos pensamientos? A este fin no conduce mendigar obscuros vocablos buscados con diligencia, o en las obras poéticas de nuestros tiempos, o en los diccionarios extraños o en el capricho propio (Oración, pág. 569).
...no podemos oponer obras de igual perfección en el pensar i decir, a las que nos dejaron escritas los venerables i eloqüentíssimos padres i maestros, frai Luis de Granada, el P. Pedro de Ribadeneira i frai Luis de León. Después acá (hablo en general) ha ido la lengua castellana remitiendo su vigor; i de gravíssima se ha hecho afectadíssima i ridícula. Tanto han querido engalanarla algunos ingenios destituidos de juicio i dotrina, que la han hecho fantástica (El Orador cristiano..., pág. 93).
No defiende Mayans, como era de esperar, una imitación servil; una vez formado el estilo por la lectura de los autores considerados modélicos, [Pg. 279] "conviene extender la leyenda a otros muchos, para adquirir una gran abundancia de palabras i cosas" (Rhetórica, pág. 319) y, por otra parte, la lectura e imitación, aunque necesaria, no es suficiente. Se deben conocer y respetar los preceptos gramaticales y retóricos, y esto es difícil por la carencia de obras adecuadas referidas a la lengua española. Mayans tratará de superar esta deficiencia en todos sus proyectos de reforma de las letras. 123 Como es sabido, Mayans no llegó a publicar su Gramática Española; pero sí la Rhetórica, que es al mismo tiempo modelo y manifestación de la riqueza de nuestra lengua. 124 Antes de nuestro autor, desde el siglo XVI, otros autores como Jiménez Patón, 125 Gracián 126 y Luzán 127 precedieron a Mayans en la elaboración de obras sobre retórica con modelos de la literatura castellana. Sin embargo, en el prólogo a su obra, señala don Gregorio que "aun hoi después de tanta erudición y de la crítica, se echa menos la enmienda por falta de una buena gramática; i la perfección del decir por no haber una buena retórica escrita en español".128 Antes de la publicación de la Rhetórica, en 1757, nuestro autor había adelantado alguna de sus ideas sobre el tema en El Orador christiano y la Oración en que se exhorta... El Orador 129 es el primer intento de Mayans de "contraer a la lengua española los [Pg. 280] preceptos de retórica que dieron griegos y latinos", que culminará en su Rhetórica, la cual "enseña más que todas juntas las de todas las naciones i descubrirá los misterios de la eloqüencia española hasta hoi ignorados" (Mayans a A. Piquer, 9-XII-1752, Epistolario I, pág. 127). Realmente, como él mismo indica, los preceptos son los de las retóricas latinas y griegas, pero los ejemplos constituyen una auténtica antología de la literatura española del siglo XVI, sumamente útil en el proceso de exaltación de la lengua. 130
En el XVIII continuó la lucha por el uso del español en aquellos campos en que el latín seguía teniendo la supremacía y que eran, fundamentalmente, la ciencia y la educación, aunque en esta última hubiese perdido terreno. A lo largo del siglo puede observarse también, sin embargo, un movimiento adverso al latín como lengua de ciencia, en cuanto que suponía un obstáculo irracional en el aprendizaje y en la expresión de ideas que encontraban su cauce natural en la propia lengua. 131 En esta línea pueden incluirse nombres como Feijoo, Martín Martínez, Sarmiento, el Barbadiño, J. P. Forner, Capmany y Jovellanos. Por otro lado, la lengua latina fue defendida por un grupo de literatos jesuitas de fin de siglo, 132 entre los que cabe destacar a Montengón, Juan Andrés y Hervás, que manifiestan su mayor fuerza y vigor frente al español, así como la necesidad de un idioma común entre los eruditos; pero incluso en estos casos no se deja al margen el español. 133
Hubo, por otra parte, proyectos educativos innovadores como las propuestas de los catedráticos de Alcalá de Henares 134 o los proyectos de Jovellanos, 135 cuya influencia puede observarse, como indica Lázaro Carreter, en el informe de 1813 citado más arriba, en el que se prescribe la enseñanza y uso de la lengua española incluso en los dos campos en que el latín se mantenía con más fuerza: la teología y la jurisprudencia. 136
[Pg. 281] Cabe preguntarse si las posiciones de Mayans se encuadran más en una línea innovadora o tradicional respecto a la utilización del latín y del español. Señala Gutiérrez Cuadrado que, mientras "por muchas razones prefiere el latín como lengua de ciencia", don Gregorio acepta el romance "como lengua de divulgación y adoctrinamiento", y esto sólo por motivos pedagógicos y "de caridad". 137 A lo largo de este capítulo, se ha puesto de manifiesto la importancia fundamental que Mayans concede a la lengua latina, a su enseñanza y correcta utilización; en este sentido, las razones de Gutiérrez Cuadrado aparecen efectivamente en las distintas manifestaciones de nuestro autor sobre el tema. Es evidente que don Gregorio utilizó el latín con amplitud y con orgullo de su dominio; pero tiene también un auténtico interés por lograr que se escriban libros en lengua española sobre todo tipo de materias, tal como señala en la Carta-dedicatoria. Por otra parte, los testimonios de su correspondencia muestran una evolución hacia posiciones cada vez más favorables al uso del español, que veía amenazado por la presión del francés.
No se trataba, por otra parte, de una equiparación sólo en el plano literario, aunque ésta era fundamental, sino de hacer del español una lengua apropiada para la ciencia, ya que incluso en el nivel universitario, materias como las Matemáticas o como la Anatomía deberían poder enseñarse en latín o castellano, tal como indica en la Idea del nuevo método. 138 En esta línea se sitúa su interés por la creación de un Diccionario Facultativo, que emprendió Bordazar con el impulso constante de don Gregorio, 139 quien consideraba fundamentales dotar a la lengua española de una terminología propia, adecuada para cada arte o ciencia, de la cual carecía. 140 Es, por otra parte, algo a lo que él había intentado contribuir utilizando términos castellanos en el vocabulario "técnico" de su Gramática latina y su Rhetórica. Habrá que esperar a 1786 para la publicación del primer Diccionario Facultativo, el de Terreros, ya que el de Bordazar, que puede considerarse como un precedente, y que Mayans anuncia en sus Orígenes (§ 204), permanece inédito. 141
[Pg. 282] La utilización de la lengua vulgar no suponía para Mayans un peligro para el latín, lengua tesorera del saber. Por el contrario, como hemos señalado, facilitaba su enseñanza. A su vez, el conocimiento del latín mejoraba el gusto en la utilización del castellano, tal como indicará también Jovellanos. 142 Se trataba de conjugar el avance de la ciencia con la divulgación de sus logros, sin que esto supusiera la degradación de los conocimientos, 143 algo de lo que nuestro autor acusará repetidamente a Feijoo, que "no sabía latín". 144 Es el convencimiento de Mayans de que sólo el aumento del nivel cultural podía sacar a España de su decadencia lo que le lleva a propugnar la enseñanza en lengua vulgar. El deseo de hacer del español una lengua erudita es lo que le hace proponer, además, su uso en toda clase de asuntos y defender, como señala Evangelina Rodríguez "un ensayismo crítico, periférico y liberal, signando una línea cultural que, sin discusión, ancla sus raíces en el Humanismo". 145 Mayans reacciona contra los excesos barroquistas uniéndose a una tradición nacional y humanista que atraviesa el siglo XVII y llega hasta él a través del magisterio de los novatores, defensores del uso de la lengua vulgar para la filosofía y la religión, dentro de la línea de pensamiento marcada por los humanistas del XVI y, especialmente, por los erasmistas. 146
[Pg. 283] LAS LENGUAS MODERNAS Y SU ENSEÑANZA
Aunque el latín seguía siendo la lengua que permitía la comunicación entre los eruditos europeos, la lengua de la República Literaria, los libros de ciencia y erudición se escribían en las principales lenguas modernas, que habían alcanzado ya la difusión que don Gregorio pretendía para el español, superior, en su opinión, a todas ellas. 147 Mayans señala la necesidad de aprender las principales lenguas cultas europeas para tener acceso a las obras escritas en estos idiomas, que son ya tan "científicos" como el latín y que contienen los últimos adelantos de las distintas disciplinas. En carta a Capdevila manifiesta:
Yo si fuera Vm., en lugar de la lengua francesa aprendería la inglesa, que me dijo Milord Mariscal de Escocia [J. Keith] que era fácil de aprender. Assí lograría Vm. la lengua de excelentíssimos libros de Mathemáticas, físicos, médicos y de Cirugía, i podrá traducir algunos pequeños de estas dos últimas ciencias (19-I-1761, Epistolario I, pág. 218).
Tal como se desprende de este fragmento, nuestro autor no conocía el inglés; sin embargo, como indica V. Peset, "en el campo científico, Mayans, siguiendo la corriente del siglo, muestra clara preferencia por los ingleses; en otros campos y contra el afrancesamiento general, hace ostentación de menospreciar a los franceses", 148 aunque en este último idioma se comunica con Voltaire, lee a Bossuet y, traducido, a Newton.149
Mayans recomienda a sus corresponsales que aprendan las lenguas modernas extranjeras, pero éstas no aparecen integradas en sus planes de estudios. [Pg. 284] Las lenguas clásicas siguen teniendo preferencia; en carta a Capdevila le advierte: "....tenga Vm. por tema de los delirios de Feijoo la preferencia de la lengua francesa a la griega" (15-XII-1760, Epistolario I, pág. 214). 150 En esta línea, cuando en 1773 escribe don Gregorio la crítica al Plan de Gobierno del Real Seminario de Nobles de Valencia se refiere a la enseñanza del francés y del inglés en los siguientes términos:
Se añade la propuesta de que se enseñe la lengua francesa. Es cierto que es cosa útil; pero deviendo cada qual pagar al maestro. Lo mismo podrá hacerse privadamente en la lengua inglesa, arábiga, hebrea, i otras muchas: como lo practica qualquiera de la República a quien importe saber cierta lengua. 151
Mayans niega en esta crítica la inclusión de las lenguas citadas en los Planes del Real Seminario, mientras que propugna, junto a la enseñanza de la gramática y retórica españolas, la del latín y del griego. 152 Nada parecido, pues, a las precisiones de Jovellanos en sus obras dedicadas a las reformas educativas y planes de estudio, donde señala los métodos de enseñanza de las lenguas extranjeras, centrándose en el francés y el inglés. 153
EL VALENCIANO 154
Como recogimos el capítulo dedicado a la variedad lingüística peninsular, al describir el valenciano entre los "dialectos" lemosines, 155 no duda en [Pg. 285] señalar nuestro autor que la lengua valenciana es "la más suave i agraciada" (Orígenes, § 79, pág. 352), 156 y ofrece como prueba unos versos de Jaime Roig, no sin aclarar que no se puede juzgar su dulzura sin saber pronunciarlos. 157 Del mismo modo, en su Aprobación de la obra de V. Ximeno Escritores del Reyno de Valencia, 158 afirma, citando a Mariana, que "Dios avía dado a los Valencianos con ventaja a todos los pueblos de España un ingenio acre i vivo", 159 refiriéndose al florecimiento de las letras en su tierra, y sin hacer distinciones entre escritores en lengua valenciana o castellana, ya que, tal como indica Mestre, Mayans se interesó por la cultura valenciana, independientemente de la lengua en que estaba escrita. 160
Nuestro autor habló valenciano toda su vida; era ésta la lengua utilizada normalmente en sus relaciones familiares, como lo muestra el hecho de que, al ser nombrado Alcalde de Casa y Corte de Valencia y tener que trasladarse a esta ciudad desde Oliva, insista en la necesidad de que su familia practique el castellano. 161 Sin embargo, ni siquiera en su correspondencia familiar utilizó Mayans el valenciano escrito, que sólo aparece en citas de otros autores. Esta era, por lo demás, la situación habitual entre los ilustrados valencianos, procedentes en su mayor parte de la pequeña nobleza y de la burguesía, que mantenían, en general, la lengua en el entorno familiar cotidiano, pero utilizaban el castellano para su actividad intelectual. 162 [Pg. 286] Incluso autores como Carlos Ros o Luis Galiana escribieron en castellano sus obras sobre el valenciano. 163
Mayans había estudiado en el Colegio de Nobles de Cordelles donde, según indica Jordi Monés "rivalitzaven com a llengües el castellà i el llatí, marginant quasi completament el català". 164 A Cataluña había llegado Mayans como consecuencia de los avatares de la Guerra de Sucesión. Según Antonio Mestre, 165 don Gregorio participó plenamente en la actitud política de su familia y propugnó la restauración de los Fueros; 166 pero esta posición en el campo político no afectó a su actitud hacia la lengua española, lo cual no es extraño si consideramos que antes de Felipe V el castellano era ya en Valencia la lengua de los sectores cultivados y que no se establecía una relación directa entre la defensa del Archiduque Carlos y las reivindicaciones lingüísticas nacionalistas. 167
Mayans se refiere a la lengua española como la que "solemos hablar todos los españoles, quando queremos ser entendidos perfectamente unos de otros" (Orígenes, § 10, pág. 329). 168 De forma coherente con este [Pg. 287] planteamiento, don Gregorio animará a escritores valencianos y catalanes para que utilicen el castellano, aunque sin perder su lengua:
D. Ignacio Dou me ha escrito que me embiará el primer tomo de la Academia de Barcelona [...] Yo me prometo grandes progressos de dicha Academia. Espero que aquellos académicos se abstendrán en adelante de citar para reglas críticas a Feijoo, Segura i otros modernos, pudiendo a Platón, Aristóteles, Dionisio Halicarnaseo, Cicerón, S. Gerónimo, S. Agustín i tantos i tan insignes maestros de la crítica; i también los quisiera más aplicados a la letura de los libros castellanos de puro estilo, de que los catalanes han sido siempre mui aversos (Al P. Juan Bautista Giner, 8-I-1757, BAHM, 156).
Los libros castellanos antiguos enseñan la pureza de la lengua, ignorada hoi de los mismos castellanos. Vm. deve cultivar esta lengua, porque a avido mui pocos catalanes hábiles en ella (A Capdevila, 19-I-1761, Epistolario I, pág. 59).
También es frecuente en su correspondencia con paisanos como Nebot, la corrección de valencianismos, 169 que, según indica en su Rhetórica, son, como los catalanismos, aragonesismos, etc., "vicios, en que caen los que hablan diciendo incautamente algunas espressiones por las quales manifiestan que son de cierto reino o provincia" (pág. 308). 170
Callé sobre los valencianismos, porque no es cosa para cartas, siendo tantos quantas son las impropiedades de la lengua castellana por averse uno criado en la valenciana. Los más freqüentes son el abuso de las partecillas en i con... los buenos castellanos dicen le i les en dativo, las i los en acusativo. 171 Los valencianos suelen decir les usando del dativo por acusativo, que es un absurdo enormíssimo. Los valencianos confunden llevar i traer (A Nebot, 23-VII-1740, Epistolario IV, pág. 179).
Aunque la lengua lemosina, y la valenciana en particular, fue, según nuestro autor, la lengua erudita en tiempos de Ausiàs March, en el XVIII se encontraba en un estado de decadencia que Mayans lamenta y que achaca a [Pg. 288] la dejadez de los propios hablantes, y, sobre todo, a la de los eruditos que la conocían. 172
Estimo mucho la diligencia que V. M. ha puesto en buscar a Ausias March. Yo le compré en Madrid: i huviera podido tomar ambién la traducción castellana: pero la degé, considerando que no sería menester para entender un autor que nos habla en lengua materna. Mas ahora veo que la hemos corrompido tanto, que nuestro propio lenguage nos parece algaravía (A J. B. Cabrera, 7-IX-1722, BAHM, 118).
La lengua lemosina fue la lengua erudita en tiempos pasados. Aún hoi lo atestiguan tantos libros como quedan, pero que se van perdiendo mui aprissa por el poco amor a las cosas propias i demasiada afición a las estrangeras (Orígenes, § 77, pág. 351). 173
Aun en tiempo en que lengua lemosina se estimaba algo, porque se entendía mejor, se conservaron solamente entre muy pocas manos de los hombres más inteligentes i curiosos las historias que escribieron el rey D. Jaime el Conquistador y Ramón Muntaner... Los castellanos i extrangeros que no sabían la lengua, quedaron ignorantes de ellas. Los valencianos y catalanes, que la entendendían, no cuidaron de comunicarlas a otras naciones (A J. Keith, 27-IX-1755, BAHM, 150). 174
Mayans llega a escribir: "Considero que ya llegó a su fin la lengua valenciana. Pero su conocimiento será necesario algunos siglos por razón de las leyes" (A A. M. Burriel, 8-VI-1751, Epistolario II, pág. 674). Al margen de la contundencia de la afirmación sobre el fin del valenciano, 175 aparece un argumento que Mayans repite en otras ocasiones: la conservación de esta lengua y su aprendizaje son fundamentales en el éxito y desarrollo [Pg. 289] de las reivindicaciones foralistas. 176 Los textos legales anteriores a Felipe V están escritos en valenciano; pero cada vez hay menos valencianos capaces de leerlos, transcribirlos e interpretarlos adecuadamente. Las alusiones a las deficiencias de las copias de documentos en valenciano aparecen en ocasiones en su correspondencia:
Va copiado también en lengua catalana mejorando la orthografía, la qual en el original es mui improvable que fuesse tal qual yo le embío. A lo menos devía ser assí. [...] No me detengo en que unas veces se escribió Vigh, otras, Viq, deviendo escrivirse Vich (A Antonio Caetano de Sousa, 11-VIII-1742, BAHM, 138).
La diligencia de copiar las escrituras en valenciano es importantíssima; pero en la elección de la persona, que las ha de copiar [...] i dudo que en Valencia aya dos o tres copiantes de tal habilidad, que sepan lo que deven hacer en la ortografía. No hablo yo de imitar la letra de las escrituras, sino de representar las mismas letras. [...] Pero esta diligencia pide entender bien la lengua valenciana, i saber su ortografía, que son dos cosas que se hallan en mui pocos (Al conde de Benavente, 6-III-1751, BAHM, 117). 177
En una de estas referencias encontramos un interesante testimonio sobre la pronunciación "apitxada" del valenciano que se hablaba en Valencia y Gandía. Mayans distingue lo que sería la pronunciación sonora de la palatal por medio del ejemplo del francés en jour frente al ensordecimiento que representaba la letra ch:
Yo soi aficionado a la lengua valenciana, i aunque Carlos Ros es ignorante, he procurado ver una Breve Esplicación de las Cartillas Valencianas 178 que publicó en el mes de marzo de este año; i en la pág. 16 he hallado una dotrina mui ignorante, i tal vez mui maliciosa: 179 porque dice [Pg. 290] que en dicha lengua se pronuncia la Jota como chota, i esto puede tirar defender [sic] la pronunciación de Borja, como que se pronuncia Borcha que es como escrivió Bonanza este apellido por aver nacido i sido criado en Valencia, en cuya ciudad han corrompido esta pronunciación, como también en Gandía: siendo cosa constante, que los castellanos han imitado en la pronunciación gutural de la J a los árabes, i los valencianos, a los franceses, que no la pronuncian guturalmente, sino como en jour, que los valencianos decimos i pronunciamos jorn imitando a los franceses. Quando se trate en la alegación del amigo D. Manuel de Roda de esta pronunciación, deseo que comunique lo que escrive con algún catalán cerrado, i perito, i no con hijo de Valencia o de Gandía: porque por lo general yerran esta pronunciación. Como los indianos se valen de mil artificios, nos obligan a enseñarles la cartilla, i a tratar de estas menudencias. 180 I esto me disculpa de escrivir a V. Ex. sobre tal asunto (Al conde de Benavente, 1-III-1751, BAHM, 117).
Según Emili Casanova, 181 la pronunciación "apitxada", con ensordecimiento de la palatal africada sonora, se extiende a Alcira y Gandía, por imitación del habla de la ciudad de Valencia y su entorno, durante los siglos XIX y XX. Sin embargo, el testimonio del Mayans podría indicar que el "apitxat" era ya una realidad en Gandía a mediados del XVIII.
En general, sin embargo, consideraba don Gregorio que la lengua "lemosina" se conservaba mejor en Valencia que en Cataluña. El problema era que la ortografía se había castellanizado y era conocida por pocos, ya que la escolarización, cuando se daba, se hacía en castellano: 182
Esse [libro] de los hechos i dichos del Rei D. Alonso el último de Aragón, que tradujo del latín D. Jorge Centelles, ciertamente está escrito en lengua valenciana puríssima sin que sobre esto pueda aver duda bien fundada; pues es la misma que yo escriviría, si huviera de explicarme en [Pg. 291] mi lengua, la qual se conserva mejor en este Reino donde ai menos gente de estudio, i menos comunicación con los extrangeros. Solamente la ortografía no es la que deve ser; porque está castellanizada (A D. Juan Antonio de las Infantas, 18-VII-1750, BAHM, 148).
Tal como ha indicado A. Mestre, la principal actividad de Mayans respecto a la conservación de la lengua valenciana se dio en el campo de la erudición. 183 Don Gregorio defendió la necesidad de saber valenciano para conocer e interpretar las leyes forales; se preocupó de la recuperación y publicación de las obras de su literatura y envió a sus amigos extranjeros noticias sobre éstas. 184 Insistió en la publicación en lengua original de las Crónicas de Jaime I, Muntaner, Pedro IV y Bernardo Desclot; participó activamente, junto con su hermano Juan Antonio, en la elaboración de Escritores del Reyno de Valencia de V. Ximeno; 185 recogió, también, junto con su hermano, refranes valencianos y castellanos 186 y promovió la edición de la Biblioteca Valentina de Rodríguez, paralizada desde principio de siglo. 187 [Pg. 292] Él mismo se propuso elaborar un Diccionario o Vocabulario Valenciano-Castellano que, ocupado en otros proyectos, 188 no llegó a realizar:
Considero que ya llegó su fin a la lengua valenciana. Pero su conocimiento será necesario algunos siglos por razón de las leyes. I assí quiero hacer un Diccionario Valenciano... Vocabulario que será meramente lemosín-valenciano con la correspondencia de voces castellanas (A A. M. Burriel, 8-VI-1761, ya citada).
V. S. saca a mi hermano i a mí de los asuntos en que reinamos. ¿Qué dice V. S.? ¿Haríamos bien un Vocabulario Lemosín-Valenciano i Castellano? Estos pensamientos avían de tener los que cuidan de las cosas públicas (A Juan Vega Canseco, 15-VI-1761, BAHM, 135).
Frente a lo señalado para la lengua española, don Gregorio no propugna la utilización generalizada del valenciano en obras de tipo científico, literario, etc., ni en la enseñanza. Mientras que pide la traducción de obras latinas y griegas al español, señala en carta dirigida a Cerdá, refiriéndose a los Comentarios de Núñez a Dionisio Afro:
Este insigne varón, como enseñaba a muchachos, quando cita a Cicerón solía añadir las traducciones valencianas de algunas cláusulas de Cicerón, cosa que es útil para los niños; pero que desdice de la excelencia y gravedad de sus Comentarios. 189
A pesar de señalar la utilidad pedagógica de las traducciones valencianas, no hay ninguna alusión a esta lengua en sus planes de estudio, 190 lo cual es lógico en la época, 191 aunque autores como Sarmiento, que critica la costumbre de enseñar a los gallegos el latín por medio de la lengua castellana, 192 o Jovellanos, que propondrá la enseñanza del mallorquín, 193 [Pg. 293] presenten posiciones más innovadoras. Sí alude nuestro autor, sin embargo, a su utilización "para entender mejor la Dotrina Christiana". 194
Morel-Fatio se refirió en 1915 a la actitud de Mayans ante la lengua valenciana en los siguientes términos: "Comme tous les Valenciens de sa génération, il ne reivindique pour son patois que le droit de vivre modestement à côté de la langue oficielle". 195 La afirmación del erudito está realizada a partir de una información que hoy ha sido considerablemente aumentada y que hace necesaria alguna matización. François López ha puesto de manifiesto cómo el término francés patois no responde a las ideas de Mayans respecto al valenciano: "Morel-Fatio s¿est prononcé péremptoirement et non sans légèreté [...] Pour Mayans la langue parlée en Catalogne et dans le royaume de Valence n¿est absolutement pas un patois, mais bien une lague de culture qui fut jadis illustrée par de grandes oeuvres littéraires". 196 El antiguo lemosín, pues, no tiene nada que envidiar al castellano; sin embargo la situación en su época era otra, y el valenciano no tenía ya, en opinión de don Gregorio, aquel carácter erudito que en otro momento tuvo. 197
Es indudable la preocupación de nuestro autor por la conservación del lemosín como lengua histórica; todos los personajes interesados en su defensa, estuvieron vinculados, como indica Mestre, 198 al círculo de Mayans, quien, como hemos señalado, participó en diversos proyectos y alentó otros. 199
[Pg. 294] Por otra parte, tanto él como su hermano Juan Antonio se relacionaron con intelectuales catalanes como Finestres, el grupo de Cervera y algunos miembros de la Real Academia de las Buenas Letras. 200 Entran a formar, parte, pues, del ambiente de interés por la conservación de la lengua, que, aunque limitado, será el caldo de cultivo del que surgirá en su momento la Renaixença, la cual, por otro lado, estuvo lejos de pretender la "normalización lingüística" del valenciano. 201
CONCLUSIONES
La actividad intelectual de Mayans se desarrollará en torno al doble propósito que animó a nuestros humanistas: la recuperación y defensa de las lenguas clásicas y la exaltación del español como lengua capaz para competir con el latín en el tratamiento de toda clase de asuntos. En este último aspecto, la actividad de los novatores, que utilizaron el español en sus obras sobre materias como la filosofía o las matemáticas, y con los que nuestro autor tuvo un contacto directo, aparece como puente y ejemplo que debe seguirse. Las obras de estos autores y de los humanistas del XVI aparecen con frecuencia en su correspondencia privada cuando se trata de recomendar libros de estudio y consulta.
Para Mayans la cultura, entendida de modo riguroso y erudito, se encuentra en las lenguas clásicas y en sus mejores autores, siempre preferibles, en su opinión, a los modernos, que se limitan en la mayoría de los casos a repetir lo dicho por aquéllos. Ésta es la razón de su interés por la enseñanza de las lenguas clásicas, y, fundamentalmente, del latín, lo que suponía, en realidad, el interés por la mejora de toda la enseñanza, que se basaba, en gran medida, en el aprendizaje de la lengua latina. La conciencia de una decadencia general de las lenguas clásicas, acrecentada en su intercambio epistolar con Martí, va unida a la de la cultura española en general, ya que aquéllas constituyen la puerta de acceso a las fuentes originales. No se trata de un interés por la lengua latina en sí, por sus características lingüísticas, aunque don Gregorio se precie de su dominio y su estilo en [Pg. 295] ella, sino por su papel como tesorera de la cultura a través de los siglos. Se siente en el latín la herencia de la ideal unidad primera de las lenguas, que facilitaba la difusión e intercambio entre los eruditos, y Mayans pretende que siga desempeñando este papel.
Por otra parte, las principales lenguas modernas europeas son ya lenguas eruditas y entre ellas debe situarse el español; pero el contacto de nuestro autor con los eruditos extranjeros le hace cobrar conciencia de la pérdida de posiciones de la cultura y la lengua españolas frente a las italianas o las francesas, a pesar de ser "superiores" en posibilidades. Lo que falta, en su opinión, es el apoyo del poder para organizar una reforma de las letras que cuenta con un precedente espléndido ¿la referencia en este caso sería la "época de Felipe II", y, en general, los autores del "Siglo de Oro"¿ y con un momento apropiado por el florecimiento de todas las disciplinas. Con este fin, propone nuestro autor, además de una reforma completa de la enseñanza que atienda, en primer lugar, al aprendizaje de la propia lengua, la elaboración de obras en español sobre todas las disciplinas.
En teoría, por tanto, se trata de una defensa racional de ambas lenguas que no era, como hemos señalado, nueva y que parte de una equiparación de su uso en todos los campos. Sin embargo, esta equiparación no parece darse en realidad. Indica Mayans que el niño debe estudiar en primer lugar la propia lengua y defiende la enseñanza del latín en español. En su Idea del nuevo método señala que las explicaciones sean "en lengua castellana" y las respuestas en esta lengua o en latín. Sin embargo, esta última sigue siendo la lengua de la enseñanza universitaria, y sólo en el caso de las Matemáticas y la Cirugía aparece el español como "posibilidad" para facilitar el acceso a dos disciplinas con una clara vertiente utilitaria. La utilización del español se vincula así a aquellos campos que tradicionalmente le pertenecían: la pedagogía, la predicación y, en general, la divulgación, mientras que el latín, que seguía siendo la "lengua de la ciencia", le permitía comunicarse con sus corresponsales extranjeros y publicar sus obras en Europa. Sin embargo, algunos testimonios de su correspondencia a lo largo de los años indican su decantación hacia el español, por un impulso de tipo reivindicativo frente a la presión del francés, aunque sin olvidar el uso de latín para asuntos que requerían una extensión entre el mundo erudito y un cierto alejamiento de lectores "ignorantes". El latín debía ser, además, la lengua en la que se conservase la cultura, ya que estaba libre de los procesos de corrupción que amenazaban la continuidad de las lenguas modernas.
Mayans seguía siendo en muchos aspectos un erudito tradicional que veía en el latín la lengua erudita por excelencia; pero la atención al español es también una constante, y obras como los Orígenes y la Rhetórica, además de las ediciones de Cervantes, Fray Luis de León o Saavedra Fajardo, son una buena muestra de ello. Lo que hay en don Gregorio de ilustrado es su afán de recuperación de una tradición cultural que veía perderse y la [Pg. 296] voluntad de que esa recuperación repercutiera en el bien de la patria y de sus gentes. Su posición puede parecer todavía la de un erudito que defiende una cultura minoritaria; pero se trata, sobre todo, de una postura "alternativa" dentro de la pluralidad de la ilustración española. Lo que Mayans pretende es una divulgación de la cultura que no vaya en detrimento del rigor y la crítica, a los que sólo se puede llegar con una correcta formación clásica. Es cierto que no encontramos en Mayans la decidida toma de postura de un Jovellanos ante la enseñanza tanto del (y en) español, como de las lenguas modernas; pero la labor de recuperación de obras y autores que don Gregorio propone era un paso necesario en el camino de exaltación y recuperación de nuestra lengua. Es posible que su proyecto de futuro para el español se haga con la vista puesta en el pasado; pero cualquier intento de reforma que olvidase la tradición caía para nuestro autor en la frivolidad y la imitación acrítica de unos modelos extranjeros que aportaban, en muchos casos, pocas novedades.
En este contexto y en el de sus propias ideas y circunstancias personales hay que interpretar la posición de don Gregorio ante la lengua valenciana. Entre los proyectos de Mayans relativos al latín y al español, no cabe esperar una defensa equiparable a la del español para una lengua que había entrado, en su opinión, en un proceso de decadencia y que concibe como un instrumento de comunicación válido sólo para el ámbito familiar. Sin embargo, es evidente la preocupación erudita de Mayans por conservar las obras de la época en que el "lemosín" había sido la lengua erudita, aunque en el futuro su conservación parece relacionarse sólo con la comprensión de las leyes forales cuya recuperación deseaba y con la memoria de los autores de la época de esplendor de la lengua. En todo caso, fue más de lo que hicieron, en general, los eruditos valencianos y catalanes de su época.
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