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Gregorio Mayans y Siscar -... > Bibliografía > Tesis Doctorales - Las... > Capítulo VII. El cultivo del latín y de las lenguas vulgares

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Texto

[Pg. 241] CAPÍTULO VII

EL CULTIVO DEL LATÍN Y DE LAS LENGUAS VULGARES 1

MAYANS Y LA TRADICIÓN DE DEFENSA DE LA LENGUA VULGAR

Al comienzo de sus Orígenes de la lengua española, Mayans se refiere a la lengua como don divino que hace posible la comunicación entre los hombres. Pero ese fin primero, que se conseguía sin dificultades cuando todos hablaban una misma lengua, quedó dificultado en el momento en que, como consecuencia, no hay que olvidarlo, de un castigo, se pasó a una multiplicidad lingüística a la que nuestro autor se refiere como una desgracia:

Dichosos, pues, aquellos primeros siglos, en que todo el género humano sólo tenía una lengua, por medio de la qual tanto más i con mayor facilidad se podía saber, quanto mejor se entendía qualquiera cosa que se digesse, sin ser necessario el estudio de otro idioma; i desgraciados siglos los nuestros, en que no aviendo lengua que comprehenda en sí la dotrina de todas, necessitamos del largo i penoso estudio de otras muchas para lograr alguna inteligencia de lo poco que se sabe de tejas abajo. Por esso, devemos considerar como gravíssimo castigo del género humano la multiplicación de las lenguas, las quales, en mi juicio, se han alejado [Pg. 242] tanto de la perfección natural que la sagaz industria de los hombres no es capaz de reducirlas a su primera perfección. De aquí nace tanta variedad de pareceres en orden a las ventajas que las unas hacen de las otras (Orígenes, pág. 327).

La queja de Mayans sobre los inconvenientes que resultan de la existencia de multitud de lenguas se centra en la dificultad que esto supone para la difusión de la cultura, con lo que este concepto tiene de fundamental en el siglo XVIII. 2 Pero no era ésta una idea nueva. Autores bien conocidos por nuestro autor, como Luis Vives 3 y Aldrete 4 la habían expuesto anteriormente.

Tras la confusión de la Torre de Babel, las lenguas infundidas por Dios fueron, según don Gregorio, perfectas; pero los procesos de corrupción inevitables a lo largo del tiempo hicieron que ninguna de las conservadas se pudiera considerar como "perfectíssima". 5 Por tanto, según Mayans, no cabe observar en ninguna de las lenguas "que hoy se hablan" la perfección de las lenguas babélicas y mucho menos la de la primitiva universal. 6 Sin embargo, no todas las lenguas resultantes de estos procesos de evolución o corrupción reciben la misma consideración. Aunque no fuera posible, en principio, establecer entre ellas una jerarquía "interna" por su mayor o menor proximidad a una lengua originaria que realmente no se conoce, sí se plantea una cierta jerarquía que podríamos denominar "externa", que no afecta tanto a las propias características de la lengua como a cuestiones de [Pg. 243] tipo histórico y cultural. Desde este último punto de vista, distingue nuestro autor de forma explícita, como hemos expuesto en capítulos anteriores, 7 entre las lenguas eruditas y las que no lo son, según un criterio basado, principalmente en la cantidad y calidad de su producción literaria, y, en general, en su carácter de lenguas de cultura. 8

Mayans expone así su punto de vista: una vez rota la unidad primera de las lenguas y perdida la perfección de las resultantes de la Torre de Babel, hubo pueblos que cultivaron sus lenguas hasta hacerlas eruditas. Cuando la relativa unidad lingüística alcanzada con el latín 9 también desaparece, las distintas lenguas modernas pueden alcanzar el mismo carácter de lenguas eruditas que las clásicas. Éste es el propósito que manifiesta el proyecto de reforma de las letras españolas que Mayans propone a Patiño en 1734:

Yo juzgo, Excelentíssimo Señor, que una de las cosas que con especial diligencia deve procurar una nación es que su lengua sea universal, por los grandes provechos que de ello resultan. Esto se consigue escriviendo en el idioma propio excelentes libros; porque el deseo de saber siempre fue mui grande en el mundo, i no ha avido nación que aya sido sabia sin que al mismo tiempo aya tenido otras muchas curiosamente aplicadas al conocimiento de su lengua. Este conocimiento, que los estraños adquieren, facilita el comercio en las partes remotas i, dejando supuesta la gloria de la nación, produce grandes utilidades. Una de ellas es que los de la propia nación se hacen mucho más racionales, 10 teniendo un medio fácil para aprender las artes i ciencias. Assí lo demuestra la experiencia en las naciones más cultas que ha tenido el mundo. Antes del Diluvio i de la dispersión de las gentes, assí se practicó de necessidad, no aviendo en el mundo sino una lengua, por medio de la qual se conservó la tradición de las cosas. Infundida después la variedad de las lenguas i obligados los hombres a separarse unos de otros, tanto más racionales i [Pg. 244] sabios fueron quanto más cultivaron en sus propios idiomas las artes i ciencias; como lo atestigua la memoria de los caldeos, hebreos, egipcios, indios orientales, griegos, romanos, árabes i chinos (Carta-dedicatoria, § 6, pág. 243).

Como hemos expuesto en los capítulos anteriores, Mayans observa claramente la filiación latina de la lengua española. Pero nuestra lengua se ha convertido en un instrumento capaz de competir en perfección con las lenguas clásicas y llega a considerarse "no como un vago remedo o corrupción de la latina, sino como creación original del genio patrio". 11 De esta manera, "la ruina misma se nos ha convertido en riqueza", como escribe Terreros, 12 y si el español no ocupa en el XVIII el lugar que han alcanzado otras lenguas europeas es, según indica nuestro autor, por la dejadez de los que debían haberlo ulilizado en sus obras. 13 Por otra parte, esto es consecuencia de la falta de interés de los gobernantes, que deberían haber fomentado su cultivo, 14 ya que, como hemos indicado, es la cantidad y calidad de la producción literaria lo que determina el carácter erudito de una lengua :

Si yo huviesse de explicar lo que siento de la lengua española, sólo diría una cosa, que no es la lengua española la que nos hace falta para hablar con perfección; sino que somos nosotros los que por falta de habilidad faltamos a ella. Si la lengua griega no tuviera a Herodoto, Thucídides, Genofonte, Demósthenes, Platón i Aristóteles; ni a Homero, Hesiodo, Esquilo, Píndaro, Sófocles i Aristófanes; ¿qué nos parecería? Si la lengua latina careciesse de César, Cicerón, Cornelio Nepote, Salustio, Ovidio; ¿qué juicio haríamos de ella? Seamos pues para la lengua española, quales fueron aquéllos para la griega i latina; i veremos las perfecciones i bellezas de que es capaz (Orígenes, § 191, pág. 405).

Mayans se suma a una lucha de siglos que todavía no se ha cerrado en el XVIII, la de la vindicación de las lenguas vulgares frente al latín. Lo que pretende es que el español alcance la categoría que tenían no sólo las lenguas clásicas, sino lenguas modernas como el francés y el italiano; pero el mejor modelo no está para Mayans en estas lenguas, sino en la categoría que había alcanzado la nuestra cuando, en la época de Felipe II, llegó a ser universal:

[Pg. 245] Lo mismo que a los griegos i romanos, sucedió a los italianos i franceses. Quando en Italia se renovaron las ciencias en el idioma materno, se escrivieron obras que hoi son los textos de aquella lengua. Quando en Francia se empezó a practicar lo mismo, adquirió aquella nación el renombre de erudita i la gloria de tener una lengua universal. I por acercarnos más i valernos de nuestro propio ejemplo, quando dejados assuntos poco serios i reyertas pueriles se escrivió más en español de todas las artes i ciencias, se escrivió (en mi juicio) mucho mejor que ahora, como se vio en tiempo del Señor Don Felipe Segundo, en que la lengua castellana llegó a ser universal, aun en los países distantes, a donde no penetró el Imperio Español i el terror de sus armas (Carta-dedicatoria, § 8, pág. 244).

Desde Alfonso el Sabio el castellano se utilizaba como lengua no sólo literaria, sino jurídica y científica, y en el siglo XV ya no se desdeñaba su uso, aunque supeditado al mayor prestigio del latín; 15 pero es en el siglo XVI cuando surge con fuerza el movimiento que defiende la capacidad del romance español para tratar todo tipo de asuntos. 16

El movimiento de defensa de las lenguas vulgares se inicia en Italia con el llamado "humanismo vulgar", 17 encabezado por P. Bembo y, anteriormente, por León Battista Alberti, cuyos argumentos recoge Nebrija en el Prólogo a su Gramática de la lengua Castellana. En el éxito de estas ideas en España intervienen, entre otras, razones de exaltación nacional, formentadas por la dimensión imperial adquirida por la lengua y reflejadas en las ideas de Nebrija en el Prólogo citado; 18 religiosas, para facilitar la predicación y no dejar el castellano como arma profana, 19 y didácticas, ya que la enseñanza en lengua vulgar reducía dificultades y facilitaba la extensión de los conocimientos y la cultura clásica; 20 sin olvidar la influencia de las ideas erasmistas. 21

[Pg. 246] A lo largo del siglo XVI, diversos autores, entre los que se encuentran Morales, Villalón, Garcilaso, Fray Luis de León o Herrera, defienden la capacidad de la lengua española para tratar cualquier tipo de asuntos, frente a la supremacía tradicional del latín. 22 Como hará todavía Mayans en el XVIII, exaltaron las posibilidades del español para competir con ventaja ante cualquier otra lengua y destacaron que se trataba, como señalará también nuestro autor repitiendo argumentos seculares, de una herramienta perfecta a la que sólo le faltaba un uso adecuado. No se trató, sin embargo, de una posición unánime. La utilización de la lengua vulgar para tratar temas doctos, científicos o religiosos, y más tras la Reforma protestante, 23 no estaba exenta de críticas y peligros. 24 A pesar de estas reticencias, en el último tercio del XVI la defensa de la utilización del español para la elaboración de todo tipo de obras, aunque predominando siempre el uso literario, se generaliza. En el siglo XVII, el prestigio del romance español se puede considerar asentado; 25 continúan las apologías 26 y los llamamientos a un mayor y [Pg. 247] mejor cultivo, repitiendo los argumentos ya utilizados por los escritores del XVI 27 y que vuelven a aparecer, como ha podido observarse, en el XVIII.

Hay que tener en cuenta, sin embargo, que el Renacimiento supuso junto a la reivindicación de las lenguas vulgares y de forma inseparable, 28 el auge y recuperación de la cultura y lenguas clásicas. Hasta el mismo siglo XVIII el latín es la lengua de prestigio y la base de la formación intelectual y, tal como muestran las palabras citadas de Mayans en su Carta-dedicatoria de 1734, no puede decirse que la lucha por la dignificación del español haya terminado. Como en siglos anteriores, el latín era el instrumento habitual para el ejercicio de la jurisprudencia y en la Iglesia, así como un filtro en el acceso a las universidades, a las profesiones liberales y a los puestos de relevancia, tanto religiosos como seglares. La gramática latina fue hasta el mismo siglo XVIII la asignatura clave desde la enseñanza de las primeras letras hasta la universidad. 29

EL LATÍN COMO LENGUA DE CULTURA Y LA DECADENCIA DE SU ENSEÑANZA

Formado en la enseñanza y la tradición humanística, Mayans conoce bien el latín y se enorgullece de su dominio. Como hemos indicado más arriba, [Pg. 248] defiende en la Carta-dedicatoria a Patiño la necesidad de desarrollar la lengua española; pero el latín era todavía el instrumento habitual en cualquier materia que pretendiera ser tratada de forma erudita, ya que permitía el acceso directo a las fuentes primeras, que eran los autores clásicos. 30 Don Gregorio manifiesta pocos meses antes de morir que el principal estudio de su vida "ha sido adquirir el conocimiento del latín, para entender bien sus autores en prosa y verso y saber lo conducente al derecho civil". 31

Como ya hemos señalado, Mayans veía en la multiplicación de lenguas una dificultad para la transmisión de la cultura, y, por ello, señala que es conveniente que la lengua latina siga siendo "thesorera de la doctrina de todas las Naciones más sabias" y que se aprenda como base para el estudio "de las otras ciencias":

Ninguna lengua ha avido hasta ahora que aya tenido tantos, i tan buenos libros, como la latina, thesorera muchos siglos ha de la dotrina de todas las naciones más sabias; i es conveniente que prosiga en serlo; porque, si cada nación intentasse que la suya fuesse preferida de las otras, todas las demás se verían obligadas a estudiar muchos i mui distintos idiomas; i la mayor parte de los estudiosos se aplicarían a aprender lenguas, empleando más tiempo en ellas, que en la dotrina, que contendría cada una. [...]

Siendo pues la lengua latina la que contiene la más estendida i escogida dotrina, es necessario que se aprenda (Idea de la Gramática Latina, págs. 39-40).

En ninguna cosa avía de poner tanto cuidado, como en la enseñanza de la lengua latina, que facilita el conocimiento de las otras ciencias (A J. B. Cabrera, 14-VI-1755, BAHM, 152).

Toda la vida estoi diciendo, i predicando lo que V. S. dice, que la reforma de las letras ha de empezar por la Gramática: porque si no se sabe [Pg. 249] la de la propia nación, nunca se habla ni se escrive bien: i si se ignora la latina, no se leen los mejores libros, i si se leen no se entienden, o se entienden mal, que es peor que no leerlos (A Juan Vega Canseco, 17-XI-1758, BAHM, 135).

Pero, junto al reconocimiento de la importancia del latín, la idea, que no era nueva, 32 de la decadencia de las lenguas clásicas y de su enseñanza está presente a lo largo de todo el XVIII. Las críticas contra la falta de racionalidad del aprendizaje y del uso de esta lengua aparecen con frecuencia en las reflexiones de nuestro autor, quien en la Carta-dedicatoria de 1734, puntualiza:

Yo no quedaría contento con que sólo se escriviesse en español, como hasta ahora en las escuelas se ha escrito en latín. Heme criado en ellas, sé lo que se hace: no por falta de conocimiento i habilidad de los maestros, sino porque es raro entre éstos el que se atreve a apartarse del estilo común, por el temor de que por novelero le impidan los ascensos regulares, como ha sucedido a muchos grandes ingenios, con gravíssimo daño de la república literaria. Gracias a Dios, yo nunca he temido a espíritus bárbudos. En buena hora lo cuente. Deseo, pues, que se aproveche más en menos tiempo. Querría ver en los primeros elementos de las artes mucha mayor diligencia i arte, mayor copia de noticias i que éstas fuessen más útiles i se tratassen con un méthodo más fácil i más ajustado a la capacidad pueril (§ 10, pág. 244).

La consecuencia de la situación que critica nuestro autor era un escaso dominio real del latín. Mayans llega a afirmar en 1760 que, tras la muerte de Martí, no puede decirse que nadie en España sepa griego, y añade "...si con dificultad hallará V. M. tres o cuatro que sepan latín, ¿cómo han de saber griego?". 33 Un año después repite que sólo "tres o quatro saben latín [Pg. 250] perfetamente en España". 34 Naturalmente, entre esos tres o cuatro estaría él mismo, que se preció toda su vida de sus conocimientos de latín y de su estilo al escribir en esta lengua. 35 Nuestro autor consideraba como uno de sus principales méritos ser "uno de los pocos españoles que pueden decir que con pureza i elegancia saben escrivir latín; como quien acompañó la lección de todos los historiadores, poetas i filólogos romanos con un egercicio continuado por muchos años". 36

A la situación de precariedad en el dominio del latín se había llegado como consecuencia de una enseñanza deficiente, tanto en el método como en los que lo ponían en práctica, tal como apuntaba Mayans en la Carta-dedicatoria. Los problemas comenzaban ya en la enseñanza elemental, que estaba a cargo de unos maestros ignorantes y mal pagados 37 que accedían a su puesto por criterios que tenían poco que ver con su capacidad intelectual o pedagógica. 38

[Pg. 251] En el siglo XVIII la educación, en lo que se refiere a las primeras letras, 39 se impartía tanto en escuelas gratuitas como de pago y tanto municipales, como de carácter parroquial o episcopal. 40 Una de las principales luchas a lo largo del siglo, a la que Mayans se unirá, fue la de la reforma de la enseñanza, basada en la sustitución de los que Martí llamó "gramáticos de concilio y breviario" en favor del control de la misma por parte del estado. Aunque la competencia sobre la enseñanza primaria estaba en manos del Consejo de Castilla y de la administración municipal, y había una legislación sobre los exámenes de maestros, ésta no se cumplía, y hasta 1771 no se fijan los requisitos con una legislación de rango nacional. 41 Cuando los exámenes se realizaban, se limitaban a comprobar la pericia de los aspirantes en lectura, escritura, ortografía y aritmética, así como en la doctrina cristiana. 42 A lo largo del siglo, diferentes órdenes aluden a la necesidad de [Pg. 252] que los maestros aprendan la ortografía y gramática españolas y de que enseñen en esta lengua; 43 pero hasta 1780 no se hace obligatoria la enseñanza del español. 44 En este año se indica en los estatutos del Colegio Académico de Primeras Letras que los maestros estudiarán gramática española y leerán las obras de los mejores autores, entre los que se cita a Mayans y sus Orígenes. 45 No será hasta 1813 cuando el castellano se convierta en la lengua oficial de la enseñanza, aunque el proceso sufrirá nuevos retrocesos a lo largo del siglo. 46

De las escuelas de primeras letras, salían los niños sabiendo apenas leer y escribir en su lengua y algo de cuentas, además, naturalmente, del catecismo 47 para pasar a lo que, utilizando una denominación anacrónica, 48 [Pg. 253] podríamos llamar "enseñanza secundaria", 49 basada en el aprendizaje del latín. Como sucedía en la enseñanza de primeras letras, la falta de buenos maestros era un problema tradicional, 50 que se convertía en un círculo vicioso, tal como señala explícitamente don Gregorio: había malos maestros, escasamente considerados 51 y con salarios muy bajos, lo que hacía que se [Pg. 254] perdieran enseñantes valiosos que preferían dedicarse a trabajos mejor remunerados: 52

La lengua latina en toda España no tiene un buen maestro. Pues a fe que en este reino conozco yo dos, que si les dieran buenos salarios, quizá los obligaría a enseñarla. Deme a V. S. que el rei haga caso de los maestros de Gramática, i verá como resucitaré los Lebrija, Vives, Nuñez i Brocenses (A Juan Vega Canseco, 17-XI-1758, BAHM, 135).

La Escuelas de Gramática Latina se encontraban en su mayor parte en manos de religiosos, y, fundamentalmente de los jesuitas, 53 a los que Mayans, que había recibido sus enseñanzas en el Colegio de Cordelles, hacía responsables, en gran medida, de la mala calidad del latín que se aprendía en la época:

Yo avía ofrecido dar las traducciones de los autores latinos más clásicos para que se imprimiessen en las dos lenguas, latina i castellana, i los jesuitas lo han impedido con sus negociaciones secretas porque quieren que no se facilite el conocimiento de una lengua que no saben enseñar (A Pérez Bayer, 9-IX-1762, Epistolario VI, pág. 220). 54

Esta opinión de Mayans, mantenida a lo largo de los años, 55 era, según señala apasionadamente Martí, "el dictamen universal de todos los [Pg. 255] hombres doctos". 56 Pero las críticas se referían no sólo al método de enseñanza, sino, fundamentalmente, a su monopolio. A lo largo del siglo comienza un proceso de secularización de los estudios que se desarrolló de forma contradictoria, pero relativamente constante. 57 Mayans fue un abanderado de este proceso, reclamando la independencia necesaria para que accediesen a la enseñanza, y especialmente a la del latín, aquellos que acreditasen su capacidad, y no los que estuviesen apoyados por determinadas instituciones, así como la necesidad de que este acceso se realizara por oposición, en la que se manifiestaran los méritos del candidato y no de la orden religiosa. 58

¿Qué dificultad ai en examinar los maestros de gramática, en reprovar los indignos, dejar los dignos i reducidos a poco número? No permitir que se estudie Filosofía sin saber la Prosodia i Rhetórica, ni que se estudien las ciencias mayores sin saber latín suficientemente. Señalar los libros en que se deve estudiar: Cicerón, Virgilio, Terencio, Horacio, Salustio i otros clásicos (A Juan Vega Canseco, 2-II-1760, BAHM, 135).

El episodio que se desarrolló en 1745 en torno a la oposición al magisterio de gramática latina de Oliva, refleja bien las dificultades que el proceso de secularización de la enseñanza encontraba en la práctica. El desarrollo de los hechos, estudiado y documentado detalladamente por A. Mestre, 59 muestra de forma clara cómo, a pesar de los esfuerzos de don [Pg. 256] Gregorio para elegir de forma imparcial al mejor de los aspirantes, triunfaron las alianzas de los regidores del Ayuntamiento de Oliva y los franciscanos, con el apoyo de los jesuitas, para conceder la plaza a un franciscano menos cualificado que otros candidatos.

A las deficiencias generales del sistema educativo, se añadían las que afectaban, concretamente, al método de enseñanza del latín, que atendía más a la memorización de reglas que al verdadero dominio de la lengua, ya que había "muchos preceptos, poquíssimo egercicio, i mui corto conocimiento della": 60

Ex quo homines humaniorum literarum peritissimi linguam Latinam in Hispania docere desierunt, invasit in scholas quaedam Grammaticorum turba, quae nihil aliud facit nisi praecepta praeceptis superaddere, exceptiones exceptionibus, et ineptissimam quandam farraginem, quam satius est nescire, quam scire: nihilque minus curat eiusmodi genus magistellorum, quam linguae vsum docere per classicorum librorum interpretationem. Praeterea Latinam linguam, quae ignoratur, quaeque ideo discenda est, per praecepta Latine scripta (Maiansii Vita, pág. 178).

El tipo de enseñanza que refleja la cita anterior causaba el rechazo de los alumnos, que se veían obligados a aprender reglas que no entendían en una lengua que no dominaban. 61 El problema de la enseñanza en latín de la gramática latina se venía planteando desde el siglo XV, 62 aunque las lenguas vulgares se utilizaron al menos desde el siglo XIII como auxiliares en esta enseñanza. 63 Mayans, como otros autores contemporáneos, 64 se refiere a esta cuestión en numerosas ocasiones, justificando su posición "con razones, ejemplos y autoridad", según expone en su Idea de la Gramática:

[Pg. 257] La gramática de la lengua española es cierto que deve enseñarse en español a los españoles; porque aprenderla por otra lengua estrangera, sería un rodeo inútil, embarazoso i ridículo. Deven aprenderla todos los hombres que se tienen por civiles, para dar muestras de que han sido bien educados: i para evitar los vicios del lenguage, que son el solecismo i el barbarismo.

Hecha esta diligencia, que devieran hacer todos los bien educados, la gramática latina también deve aprenderse en español. Lo primero, porque ya se saben anticipadamente las reglas generales de la gramática, si se ha aprendido la española; i, si no, el uso dellas. Lo segundo, porque la gramática es el instrumento para aprender la lengua que se quiere saber; i lo que se ha de aprender, es cosa desconocida; i el medio para aprenderlo, deve ser fácilmente inteligible i conocido. De otro modo no se puede aprender. Por esso vemos, que las reglas que se dan en latín, para que se entiendan, primeramente se traducen en la lengua que se sabe, i después se aprenden por la traducción. ¿Pues para qué tal rodeo? I más quando el latín de las reglas no es tal que deva imitarse, por ser mui seco i cortado, i tal vez impropio i bárbaro, especialmente si está en verso. 65

La causa de aver estado en uso las gramáticas latinas de la lengua latina, es porque quando esta lengua era nativa, las gramáticas se escrivían en ella. Estendida la lengua latina en Europa i en África, en donde se hizo común, también se estendió el uso de las gramáticas latinas, porque se consideravan como de lengua materna i propia. Corrompida la lengua latina por las transmigraciones i mezclas de las gentes, se conservaron aquellas gramáticas; i empezando a no entenderse, se interpretaron según las varias lenguas de las naciones, pero estudiándose siempre las reglas en latín; i assí han quedado hasta que la razón i la experiencia han hecho ver los inconvenientes de enseñarse las artes gramáticas escritas en latín, siendo ésta la lengua que deve aprenderse [...].

Deste parecer fueron todos los gramáticos antiguos, que enseñaron la gramática, cada uno en la lengua de los que la avían de aprender. Entre nosotros también el príncipe de los gramáticos españoles, i aun de los estrangeros modernos, Antonio de Lebrija en las Introducciones latinas que compuso, contrapuesto el romance al latín, por mandado de la reina doña Isabel. También fue deste parecer el dotor Frías de Albornoz, cuyo consejo siguió el Brocense. 66 Practicaron el mismo méthodo: Bernabé de Busto; 67 Pedro Simón Abril; 68 el licenciado Pedro de Guevara, en el [Pg. 258] Juego i Egercicio de las letras de las sereníssimas infantas doña Isabel i doña Catalina de Austria; 69 Gonzalo Correas, 70 i otros muchos (Idea de la Gramática Latina, pág. 51).

Como puede observarse, Mayans justifica más que de sobra su posición, que arranca de una razón fundamentalmente pedagógica, como es la de hacer comprensible la enseñanza. Aunque hubo razones históricas que explicaron el uso para la enseñanza de gramáticas en lengua latina, continuar con esta tradición era para don Gregorio caer en un anacronismo que suponía un obstáculo irracional para el aprendizaje:

Los maestros se explican mejor en su lengua propia; porque por bien que sepan la latina, que les es estraña, saben con mayor perfección la que les es natural, i familiar... Después de esto, los discípulos, a quienes más se deve atender, entienden mejor, que en la estraña, lo que leen, i se les explica en su lengua latina (Carta-dedicatoria, § 9, pág. 244).

La enseñanza ha de ser en lengua inteligible, sin rodeos (A Juan de Isla, 26-IX-1746, BAHM, 138).

Pero por si esto no bastara, acude, en último caso, como hemos visto en la Idea de la Gramática, al criterio de autoridad de los autores de prestigio, uniéndose de forma explícita a una larga serie de humanistas 71 y añadiendo un nuevo argumento: la experiencia contemporánea de "las naciones más cultas":

Los preceptos deven enseñarse en español, para que los entiendan los niños sin interpretaciones, ni rodeos, como lo practican el Mº Lebrija con la Reina Dª Isabel, i Frco. Sánchez, Gonzalo Correas i Pedro Simón [Pg. 259] Abril con sus discípulos: aviendo sido éstos los más aventajados maestros de España... (A D. Juan de Isla, 15-I-1746, BAHM, 138).

...quisiera que la Gramática, por la qual se aya de enseñar la lengua latina, se escriviesse en español, cosa mui fácil, estando ya trabajada en latín. En español escrivieron los preceptos de la lengua latina, Antonio de Lebrija, Francisco Sánchez de las Brozas, Pedro Simón Abril, Gonzalo Correas y otros muchos, que sin controversia han sido los primeros maestros de toda la nación. En sus lenguas propias enseñan hoi la lengua latina las naciones más cultas (Carta-dedicatoria, pág. 252)

Además de la utilización del castellano par la enseñanza del latín, se refiere también nuestro autor a otro problema tradicional 72 en el que pone particular interés: la utilización del latín para la comunicación oral entre los estudiantes. En su Idea del nuevo método (1768) indica de forma explícita que "mientras los niños estudian la Gramática, no se acostumbren a hablar en latín, porque así suelen hacerse bárbaros" (pág. 209) y señala lo mismo en la Idea de la Gramática Latina:

El maestro deve tener delante los egemplos, preguntando en castellano, i apuntando a sus discípulos por qué palabras deven convertirlos en latín; i assí compondrán las oraciones de la misma manera que los escritores originales, excepto la colocación, que dirá el maestro cómo está en el original, haciendo ver, si es natural o artificiosa, si prosaica o poética.

Éste es un medio seguríssimo de enseñar por partes la lengua latina; i no, hacer hablar en latín a los discípulos antes de saberle; que es errar, pretendiendo acertar errando; siendo assí, que el mismo maestro tal vez no sabrá escrivir en latín, aun de pensado. Pretendía uno ser maestro de gramática; i para ganarme la voluntad, entró en mi estudio hablando latín. Al instante le dige: No me hable U. M. en latín; porque quanto más me hablará, tanto más entenderé que no le sabe (Idea de la Gramática Latina, págs. 50-51).

El tema aparece con extensión en una polémica epistolar con el marqués de la Romana. En estas cartas, Mayans se decanta claramente contra la enseñanza del latín de viva voz e incluso contra el uso habitual del latín como lengua hablada, ya que en los que así lo utilizan suelen servirse de un idioma degradado:

[Pg. 260] Si viviéramos en el siglo de Augusto, también diría yo que se aprendiesse la lengua latina por medio de la viva voz; porque podría elegirse persona que la hablasse bien. Pero aprendiéndose ahora por los escritos de los siglos en que se habló bien, siendo muy pocos en Europa los que los han leído, i muchos menos los que los han imitado con perfección; ¿dónde hallaremos un maestro, que en las conversaciones de cada día i en tanta variedad de cosas, que se tratan en ella no sea bárbaro? Hombres que han sabido la lengua latina con grande perfección, han sido de parecer que no deve aprenderse hablando, sino leyendo, i imitando. [...] V. S. ha visto aun a las mugeres polacas hablar latín. Pero, ¿cómo? Bárbaramente. V. S ha peregrinado, i visto mucho. ¿Quándo ha oído a uno hablar bien el latín? Nunca, yo solamente he oído una vez, hablando el Pe. Miñana con el Barón de Scomberg: i esto, porque el Pe. Miñana todos los días leía una Comedia de Plauto, i la sabía casi de memoria. Después he visto a muchos estrangeros hábiles, i ninguno me ha causado admiración. ¡Qué mucho, si de pausado, i por escrito ai tan pocos que saben esta lengua (Al marqués de La Romana, 24-I-1763, BAHM, 170).

La actitud de Mayans responde como puede observarse a criterios escrictamente puristas que habían sido expuestos anteriormente por distintos humanistas, entre ellos el Brocense, 73 deseosos proteger el latín de los autores clásicos, que se conservaba en las obras escritas. 74 Se trata, por otra parte, de una actitud muy similar a la que unos años más tarde expondrá Jovellanos, a quien disgusta el uso del latín como lengua hablada. 75

Aun aceptando la posibilidad de enseñar el latín de viva voz, se plantean, según indica nuestro autor, problemas de rigor a la hora de fijar la posible pronunciación. De forma coherente con su idea dinámica de las [Pg. 261] lenguas, que supone una constante evolución, se plantea nuestro autor qué tipo de lengua se está hablando cuando se dice que se habla latín:

Desde la lei de las doce tablas hasta Marciano Capela ai una larguíssima distancia i el que quisiere hablar según todo esse tiempo, que comprehende la latinidad, sería un bárbaro. I assí es menester para hablar bien la lengua latina, ya muerta, que elijamos no el tiempo de su infancia, porque está lleno de antiquismos; no el de su vegez, porque ai mucha barbarie; sino aquel en que los hombres más eloqüentes la pusieron en más elevado estado, como en el tiempo de Cicerón, i de Augusto: i por quanto nos quedan pocos libros de aquel tiempo, las voces i frasis que nos faltan en él se han de suplir de los tiempos inmediatos, i esto es hablar latín [...]

Si V. S. ha oído hablar en latín, yo también: i a nadie he oído hablar bien sino al Pe. Miñana. I yo no cederé a nadie de los que V. S. ha oído: porque he egercitado la pluma tanto como el que más (Al marqués de la Romana, 30-V-1763, BAHM, 170). 76

EL PROYECTO DE MAYANS PARA LA ENSEÑANZA DEL LATÍN

Frente a las deficiencias de los métodos tradicionales de enseñanza del latín, Mayans propone una renovación basada en la lectura de los mejores autores y en la práctica de unas reglas que deberían ser breves y en español. Insiste Mayans en que el aprendizaje se haga de modo que se facilite el uso, entendiendo por tal la práctica del latín en la lengua escrita. Aparece en sus manifestaciones la diferencia tradicional según la cual las lenguas vivas se aprendían por el uso, mientras que las clásicas necesitaban de la gramática, 77 aunque, como veremos en el capítulo siguiente de este trabajo, también la lengua vulgar necesita, en su opinión, una gramática que la libere de las incorrecciones:

[Pg. 262] Si fuera viva la [lengua] latina, convendría yo en que se aprendiesse por el uso: pero después debería añadirse la Gramática para la enmienda. V. S. dice que en una conversación fácilmente nos convendríamos. Yo dige que sin ella: porque los dos venimos a decir una cosa misma en la sustancia, i es, que V. S. quiere que preceda el uso a los preceptos, movido de que assí se practica en las lenguas vivas. Yo dige que deven preceder los preceptos i seguir en uso, porque aquéllos son guías que manifiestan el buen uso, que en una lengua muerta deve aprenderse de los muertos, que viven en sus escritos. I mejor enseñan la lengua latina Cicerón i César, que todos los maestros del mundo. Quiere, pues, V. S que su hijo aprenda la lengua latina por el uso; mui enhorabuena; pero enseñe el uso quien sepa las reglas, i pueda notar los abusos, esto es, sepa distinguir la regularidad de la irregularidad, la qual, como he dicho, se aprende por la gramática con mayor perfección que por el uso, porque éste se ciñe a poco i aquélla a toda la lengua (Al marqués de La Romana, 30-V-1763, BAHM, 170).

Los modelos deben ser, por tanto, los clásicos, y no los autores modernos (salvo casos especiales, como el de Vives), ya que éstos, en el mejor de los casos se limitan a recoger lo que escribieron aquéllos. La verdadera cultura está en lengua latina y griega: 78

D. Ignacio Dou me ha escrito que me embiará el primer tomo de la Academia de Barcelona [...] Yo me prometo grandes progressos de dicha Academia. Espero que aquellos académicos se abstendrán en adelante de citar para reglas críticas a Feijoo, Segura i otros modernos, pudiendo a Platón, Aristóteles, Dionisio Halicarnaseo, Cicerón, 79 S. Gerónimo, S. Agustín i tantos i tan insignes maestros de la crítica (Al P. Juan Bautista Giner, 8-I-1757, BAHM, 156).

En el desprecio, i aprecio de los libros franceses ai dos notables estremos: uno de los que no quieren leerlos privándose de la letura de algunos libros buenos: otro de leer con demasiada afición los libros franceses, entre los quales ai muchos superficiales, i poquíssimos de sólida erudición i eloqüencia. Lo cierto es que la verdadera eloqüencia oratoria [Pg. 263] se ha de buscar [en] las Oraciones de Cicerón, Salustio i Tito Livio: la filosofía i theología moral en las Divinas Letras: el modo de entenderla, i explicarla en los Santos Padres (A José Cevallos, 23-VIII-1749, BAHM, 148).

Sepa V. M. que yo he leído mui pocas oraciones francesas i no pienso leer muchas más. En la eloqüencia quiero tener por idea los oradores latinos i griegos (A José Cevallos, 7-III-1750, BAHM, 148).

Hay, pues, que mejorar un método inadecuado. Mayans confiaba en que con la elaboración de una buena gramática, y con la recuperación de las obras de los autores clásicos, mejoraría la enseñanza del latín, por lo que propone un amplio programa de impresiones. 80 Los modelos para esta mejora están, para Mayans, en aquellos gramáticos que, encabezados por el Brocense, habían introducido un criterio "racional" en el estudio de la gramática latina: 81

Sobre la [gramática] latina conviene consultar la Minerva de Frco. Sánchez de las Brozas con las notas de Perizonio impressa en Amsterdam año 1754, porque tiene una añadidura del Brocense, que yo comuniqué al conde de Lynden, que la hizo imprimir. Añada V. M. el Lexicon Latinae Linguae Anti-Barbarum de Noltenio de la impressión de Lipsia más añadida año 1744 (A Martínez Pingarrón, 24-V-1760, Epistolario VI, pág. 197).

Todas las naciones eruditas han aprendido del Brocense el verdadero méthodo de enseñar la lengua latina, i en España se practica. Tengo por cosa fácil mejorar este méthodo incomparablemente (A Diego de Arredondo y Zorrilla, 30-XII-1752, BAHM, 116).

En la Carta-dedicatoria expone don Gregorio un minucioso plan de enseñanza por edades según el cual, tras ser instruidos en la religión, la [Pg. 264] lectura y los números entre los tres y siete años, los niños estudiaban de siete a ocho la gramática y retórica española y empezaban a los ocho a estudiar la latina y la griega. 82 En 1767, dentro de su Idea del nuevo método, y siguiendo su crítica contra el exceso de reglas y la poca práctica, propone Mayans que se enseñe la gramática de forma clara desde sus rudimentos, ofreciendo ejemplos de los mejores autores clásicos, Terencio, Cicerón, Tito Livio, etc., en lugar de la literatura medieval o eclesiástica. 83 Para facilitar esta labor se compromete a escribir una Gramática latina "en lengua materna y con la suavidad del metro, para facilitar la enseñanza y su retención, en cuya gramática estén comprehendidas todas las reglas útiles de los gramáticos antiguos, expuestas con brevedad...", 84 a pesar de los consejos de Martí, quien ya en 1735 le advertía del desprestigio intelectual que podía suponer la elaboración de una obra de este tipo. 85 Mayans no pudo ver cumplido su proyecto hasta 1768, y su obra apareció en cinco tomos, de lo que trata de disculparse en su Idea de la gramática señalando que

La lengua latina pues no se puede aprender en pocos meses. Según esto de qué sirven las gramáticas cortas, sino de engañar? (op. cit., p. 10).

Aparte de las evidentes preocupaciones pedagógicas de don Gregorio, convencido de que sólo un buena enseñanza podía sacar al país de su decadencia, 86 había también en la publicación de la Gramática Latina intereses de tipo económico, ya que su adopción por las universidades le hubiera supuesto a nuestro autor importantes beneficios. Sin embargo, aunque el [Pg. 265] Consejo de Castilla dio hasta tres órdenes para que en las universidades de la Corona de Aragón se siguiera el método de Mayans, éstas fueron sistemáticamente desatendidas. 87 También los innovadores catedráticos de Alcalá propusieron seguir el método de Mayans; 88 pero las dificultades fueron muchas y en ellas las razones pedagógicas no parecen ser los argumentos fundamentales. 89 Tal como señaló V. Peset, 90 "Mayans hagué d¿enfrontarse amb la feroç oposició... del partidaris d¿aquells qui l¿ensenyaven abans (els jesuïtes), del carrinclons als quals costava de canviar el mètode, de les institucions amb privilegis d¿impressió (Saragossa i Cervera), i del seus enemics, que tenien por de veure reduïda llur influència en el govern de la Universitat de València". Además de estas circunstancias adversas, L. Gil destaca las propias deficiencias de la obra de don Gregorio, entre las que apunta "la oscuridad y escasez" de sus novedades, "así como su presentación poco afortunada en coplas castellanas a veces sin asonancia ni consonancia". 91 Según el autor del Panorama del humanismo español, Mayans "no podía imaginar otra forma de aprender la gramática que la de memorizar por su orden convencional declinaciones y conjugaciones... sin que cayera en la cuenta de que así se retrasaba innecesariamente el contacto con los textos. En el fondo, el erudito de Oliva era mucho más tradicionalista que lo que él presumía y no supo descubrir dónde se hallaban los defectos de la rutina académica y pedagógica". 92 No es mejor la crítica de Lázaro Carreter, quien indica que sus "cinco gruesos tomos se destinaban a un desmenuzamiento casuístico y poco `racional¿ de la lengua latina... Sin embargo, [Pg. 266] sus novedades eran bien escasas, por no decir nulas". 93 Más favorable parece el juicio de Tovar, que se refiere a la obra como "enciclopedia práctica de conocimientos gramaticales". 94

Si Mayans llevó adelante el proyecto de la Gramática Latina, a pesar de que no se trataba de una obra que pudiese aumentar su prestigio intelectual, no fue sólo, evidentemente, por motivos económicos. Como señalaba ya en la Carta-dedicatoria, era necesario mejorar la enseñanza del latín, una materia que nuestro autor consideraba, sin lugar a dudas, fundamental. Los libros que pretendían tener cierto rigor científico y gozar de repercusión entre los eruditos debían estar escritos en latín, y éste fue el argumento de muchos de sus ataques a Feijoo: 95

Las obras de Feijoo están llenas de barbarismos. Hombres de la literatura de V. M. no deben citarlas. Éssos son los libros para ignorantes, que no saben latín. ¿Qué especie nueva o en Rethórica, o en Lógica, o Metafísica, ha aprendido V. M. en ellas que no se halle en los libros que ha leído? ¿Qué erudición latina o griega? Ninguna. V. M. no me le cite otra vez, sino allá en su cocina (A B. Ballester, 16-VI-1753, BAHM, 153).

Como puede observarse, los que no saben latín son calificados claramente como ignorantes. Aunque se trata de una carta privada y que la afirmación se incluye en una invectiva muy concreta, es sintomática del pensamiento de Mayans, que aparece, sin embargo, más matizado cuando se trata de una obra destinada al público y referida, precisamente, a la enseñanza del latín:

No digo yo, que cada nación no aya de tener en su propia lengua todos los libros necessarios para el conocimiento perfeto de la religión, i para el egercicio de todas las artes útiles, que hacen feliz el estado de una monarquía o república, sino que conviene, que enderezando los entendimientos al mayor beneficio del género humano los más aventajados en las artes i ciencias, estando por otra parte bien instruida la propia nación, escrivan en latín para mayor extensión de la dotrina, según lo pide la caridad, sin que esta diligencia quite la de trasladar a las lenguas nativas lo [Pg. 267] más útil de las estrangeras, promoviendo el beneficio de los ciudadanos en quanto sea reducible a la práctica (Idea de la gramática latina, pág. 39).

Hay en Mayans un interés por hacer llegar el aprendizaje del latín a todos aquellos que tuvieran capacidad para aprender, independientemente de su categoría social. Así parece desprenderse de las noticias sobre la creación de la escuela de latín de Oliva, donde insiste en la necesidad de que la pobreza no impida a nadie los estudios; 96 sin embargo, no todos van a ser eruditos, y, por lo tanto, no todos deben dedicarse al estudio de la lengua latina:

Pero qué hombre de juicio puede negar que enseñar en lengua vulgar, a lo menos las artes liberales, tiene grandes ventajas? [...] Fuera de esso el conocimiento de las artes i ciencias se facilitaría i estendería más, pues los que no huviessen de proseguir los estudios, en el tiempo que se gasta en aprender la lengua latina, de que nunca se sirven, podrían emplearse en saber de raíz la lengua propia, para hablarla pura i emendadamente i en aprender la rhetórica, para explicarse mejor i saber siquiera escrivir una carta, unas instituciones arithméticas i geométricas, para el trato i uso común i casi toda la filosofía, a lo menos la racional i moral, para discurrir i hablar con más concierto i dicernir bien la gran distancia que ai entre las virtudes i vicios (Carta-dedicatoria, § 9, pág. 244).

Aparece aquí la confianza ilustrada en la cultura como instrumento de mejora social y personal; 97 pero también una cuestión que se venía planteando desde hacía dos siglos: 98 la orientación de la juventud hacia ocupaciones productivas, que se abandonaban en favor de "carreras parasitarias" en el Gobierno y la Iglesia para las que era necesario el dominio del latín. Esta idea seguirá presente en el XVIII; el 26 de junio de 1747, Fernando VI reafirma un decreto de Felipe IV que, en 1663, limitaba el número y distribución de las escuelas de latinidad, prohibiendo su creación en comunidades de menos de trescientos vecinos. 99 Jovellanos apoyará más tarde de forma explícita la sabiduría de estas leyes, restrictivas de una enseñanza que ofrecía "a los jóvenes de las clases industriosas la tentación de salir de ellas con tan poco provecho suyo como gran daño del estado". 100 En esta [Pg. 268] línea, Mayans defendió el derecho a la enseñanza, al margen de la clase social y de las condiciones económicas; pero con un criterio "racional" que separaba la enseñanza del latín, en la que sólo profundizarían aquellos que se dediquen a carreras universitarias, de la de las "artes útiles", necesarias para la nación y para las que se debía utilizar la lengua española:

I no solamente conviene que la gramática se enseñe en la lengua propia, sino también aquello que los artistas deven saber para que lo aprendan sin dificultad; pues ni todos pueden aprender la lengua latina, ni la necessidad pública sufre tal cosa. Tales son algunas partes de la mathemática. Bien que esto no impide que dicha ciencia se enseñe en las universidades en latín; porque de otra manera no se leerían, ni se entenderían innumerables libros de mathemática escritos en latín. Son compossibles los modos de enseñar las ciencias mathemáticas en latín i en romance, científica i popularmente, según fueren los oyentes (Idea de la Gramática Latina, págs. 50-51).

Los prejuicios eran, sin embargo, muchos, incluso para una utilización restringida del español, y tenían que ver, como indica nuestro autor, con un cierto deseo de mantener la cultura como propiedad de una minoría, lo que se conseguía escribiendo en una lengua que cada vez menos dominaban. La posibilidad de que se perdiese el latín era para don Gregorio solamente una excusa, ya que la lengua que se intentaba supuestamente preservar, era, en realidad, una variedad degradada:

Con todo esto, tengo por cierto que muchos dirán ser enorme yerro publicar filosofías en lengua vulgar, porque dessa suerte (según temen) dejará de cultivarse la lengua latina. Yo quisiera que me digeran los tales, si la lengua latina se puede i deve aprender en las filosofías bárbaras que se leen en las escuelas, o en los libros de César, Cicerón, Salustio i Livio; qué es lo que deve hacerse para conservar la lengua latina i perficionarse en ella, estudiando al mismo tiempo la filosofía escrita en español, como ya lo tengo dicho en mis Pensamientos literarios. En lo que toca a lo demás, es manifiesta la utilidad. Escriviendo bien en español, se entiende lo que se lee, i qualquiera puede entenderlo. Pero no desean esto los que desean que el saber se estanque en las escuelas, i que no se sepa más que lo que ellos son capaces de enseñar. Mas yo quisiera que estos tales me digeran, ¿qué mal se sigue a la república de que qualquiera sepa las reglas del buen uso de los sentidos en el examen de la verdad...? Pero dirán que hasta las mugeres querrán ser filósofas. Séanlo en hora buena, pues [Pg. 269] el serlo es tan bueno. El eruditíssimo Gil Menagio escrivió un libro en que provó que huvo filósofas de casi todas las sectas, aun de la pithagórica que obligava al constante silencio de cinco años. ¡Gran alabanza, i aun milagro de la filosofía, hacer a las mugeres silenciosas!... Aunque yo nunca diré que en ellas sea mejor filosofar que hilar (Censura de Filosofía racional, natural, metafísica i moral de J. B. Berní, en Obras Completas, V, págs. 299-300).

Al margen de las típicas afirmaciones sobre el milagro de conseguir silenciar a las mujeres, 101 Mayans expone claramente su idea: hay que dar una enseñanza lo más amplia posible a una mayoría, y esto sólo se consigue utilizando la lengua conocida por todos. Una vez más aparece la confianza ilustrada en la cultura y la razón y el argumento de autoridad de los que en siglos anteriores habían defendido la misma idea, con la que don Gregorio conecta a través de los novatores :

Solamente afirmo que conviene que se escriva en lengua común, para que los que no supieren latín sepan a lo menos razonar, hablar i obrar como personas de razón. I no se escrive en español sin preceder el egemplo i autoridad de grandes hombres... El doctor Tosca pocos años ha empezó a escrivir la Lógica en español, i por las indiscretas persuassiones de algunos no ese atrevió a proseguir. I assí su filosofía, como no es en todo aristótelica, no ha sido bien admitida de los profesores de las escuelas, preocupados ya con otra dotrina. Ni tampoco ha sido mui leída de los demás por estar en latín. El dotor Berní, con animosidad igual a la grandeza de su ingenio, ha escrito i desea publicar esta Filosofía en la lengua común, para que no falte a España lo que tantos amadores del beneficio público echavan menos. No ai nación que no tenga su filosofía vulgar. Los romanos, griegos i egipcios, no escrivieron de otro modo, aviendo sido tan sabios; i lo que más es, la filosofía que aprendían los hebreos, en hebreo está, i en hebreo la dictó el Espíritu Santo (ibíd., pág. 300).

LA JERARQUÍA DE USO DEL LATÍN Y DEL ESPAÑOL

Según lo expuesto hasta el momento, el uso de la lengua española se relaciona en la mayoría de los casos con cuestiones de tipo pedagógico. Como hemos señalado, Mayans defiende la prioridad del aprendizaje de la gramática castellana haciendo hincapié, como ya señalaba Nebrija en 1492, en la mejora que esto supondría para de la enseñanza de la lengua latina: 102

[Pg. 270] La primera gramática que un niño deve aprender es la de su propia lengua materna, porque se entiende i aprende con mayor facilidad i lo que se adquiere de ella aprovecha después para hacerse capaz de qualquiera otra gramática en brevíssimo tiempo. Assí vemos que el que sabe ya la latina, luego aprende la griega (Carta-dedicatoria, §15, pág. 246).

También hemos indicado que para don Gregorio la enseñanza del latín debe realizarse en español por razones pedagógicas. Sin embargo, en el caso de los estudios universitarios la lengua latina ocupa nuevamente el centro de la atención: en su Idea del nuevo método, de 1767, indica la conveniencia de mantener el latín como lengua de la enseñanza universitaria, aunque sin olvidar la atención al buen aprendizaje del español:

La explicación de la lición debe ser en lengua castellana. Las preguntas deben ser en latín o en romance en las ciencias mayores; las respuestas como quieran los discípulos, en latín o en romance, y aun es mejor en romance para ver cómo las entienden (pág. 262). 103

Otra veces mandarán los maestros a los discípulos traduzgan [sic] del latín en castellano, para que se acostumbren a escribir bien esta lengua (pág. 203). 104

A pesar de todo, el latín se mantiene en la propuesta de Mayans como lengua imprescindible para el aprendizaje de todas las materias. Sólo para las Matemáticas, 105 y la Anatomía, 106 por su vertiente "práctica" y con una [Pg. 271] finalidad divulgativa y "utilitaria" de raigambre ilustrada, plantea nuestro autor la posibilidad de la enseñanza en castellano, sin decidirse claramente por ella.

El fin principal de la lengua, la perspicuidad, 107 especialmente importante en el caso de la enseñanza, era fundamental también en la predicación, 108 y se veía atacado cuando se utilizaban términos desconocidos para los oyentes. Las críticas de Mayans en este caso se refieren a la afectación de un conocimiento que, en realidad, cada vez menos tenían, y que dificultaba la claridad, primer requisito de la lengua. Como en otros casos, alega en su favor no sólo el ejemplo de los autores que considera modelos de la lengua española, sino de los padres de la Iglesia y de los autores clásicos:

Si se ha de citar pues alguna sentencia griega o latina, dígase aquello mismo en romance, como lo practicaron Antonio de Aranda, Luis de León, Luis de Granada, Pedro de Ribadeneira, Pedro de Valencia i don Diego de Saavedra Fajardo, insignes maestros de la buena habla castellana. Lo demás es ostentación ridícula i hacer la oración mostruosa (Rhetórica, pág. 309).

Si la autoridad deve citarse en otra lengua, o no, es lo que está puesto en duda. Si queremos devidirla [sic] por los egemplos, los de mayor autoridad persuaden, que todo el contexto deve ser en la lengua de los oyentes para que entiendan mejor lo que les dicen. Assí lo practicaron los profetas, los apóstoles, i los Santos Padres: i el don de lenguas no tiene otro fin sino la inteligencia de los oyentes. Fuera de esto los mayores oradores que ha tenido el mundo han practicado esto mismo, como lo atestiguan los Demóstenes i Cicerones, i los que recientemente han sido los mejores imitadores de los oradores griegos i latinos. No es vicio oratorio hablar en la lengua en que se persuade: es contrario a la perspicuidad, que es la primera virtud de la oración, hablar en la lengua que no entiende el oyente. [Pg. 272] [...] Yo pues dissimularé al que los cite en diferente lengua con moderación; i alabaré más al que fielmente los ingiera en el mismo idioma (A Miguel López Caldeira, 14-XII-1761, BAHM, 159).

Las afirmaciones de Mayans sobre el empleo de citas latinas en los sermones son especialmente ilustrativas de su opinión sobre los usos del latín y del español. Se debe escribir en español aquello que se pretende que llegue a gran cantidad de gente, incluso de un nivel cultural no demasiado alto. Según don Gregorio, "una cosa es tratar de dotrina científicamente, otra con eloqüencia. Aquello pide fidelidad en la traducción; esto, energía, declarando las cosas quanto más se pueda" (Orador, § 118, pág. 86). Las sentencias en latín no son para nuestro autor más que muestras de pedantería, incluso en "lo que se escribe a personas doctas", a no ser "quando se quiere expresar alguna cosa misteriosamente; o quando algún testimonio es mui excelente" (Rhetórica, pág. 310). En general, como hemos indicado, es contrario al uso del latín hablado, que no debe utilizarse "en los púlpitos, ni en las demás juntas públicas, ni en las conversaciones no científicas" (ibíd.).

La jerarquía de uso del latín y del español que hemos tenido ocasión de observar en la enseñanza y la oratoria, aparecen matizadas en las manifestaciones de nuestro autor sobre la utilización de ambas lenguas en su correspondencia. 109

Desde Salamanca, Mayans se granjeó la confianza del deán Martí por su habilidad en el latín; sin embargo, ya entonces utilizaba esta lengua de forma selectiva, evitando la pedantería:

Al Dr. Luis Navarro escriví en pliego de su hermano, de quien tuve respuesta mui favorecida. No le escriví en latín para evitar ostentaciones, i por no darle ocasión de que se cansasse en responder en el mismo idioma. Al Pe. Tosca escriví el correo pasado en latín porque lo pedía el assumpto, pues le gratulava sobre su filosofía, i hacía una horrorosa invectiva contra los Aristotélicos (A su padre, 27-XII-1721, BAHM, 145).

El uso del latín en la correspondencia vuelve a aparecer con matices nuevos, al menos en su planteamiento explícito, unos años más tarde. Mayans duda entre el latín y el español para sus respuestas y se decanta por el español de forma deliberada porque es "más natural", pero, sobre todo, porque hay que conservarlo y protegerlo, no tanto frente al latín, como frente al francés, en el que ve la amenaza más cercana:

[Pg. 273] Tan elegantes son las dos cartas que he recibido de V. M., la primera escrita en español dia último de mayo; la segunda en español, dia 11 de julio, que he dudado en quál lengua de las dos respondería a V. M. por considerarle en ambas tan inteligente i diestro. No tendría yo esta duda algunos años ha; porque desde luego huviera elegido la latina, o porque entonces sólo ponía en ella mi atención; o porque me prueva alguna mayor cultura del entendimiento escrivir en una lengua para nosotros estraña: pero ahora me voi a lo más natural, viendo que algunos degeneran tanto de su nativo lenguage, que me parece que dentro de poco tiempo no hemos de oír hablar sino en francés. Mantengamos pues mientras podamos la lengua de nuestros padres. I V. M. cultive la que quiera, latina o española, para enseñanza mía (A Antonio Carrillo de Mendoza, 21-VII-1734, BAHM, 138).

En otra carta fechada en 1749, señala de forma explícita que es el asunto el que selecciona la lengua, como venía siendo tradicional:

De algunos años a esta parte no escrivo cartas latinas sino las que se han de imprimir. V. M. escrívame como quiera; que yo responderé en la lengua que pidiere el asunto; esto es, si se pudiere decir algo especialíssimo, en latín; i si no, en romance. Pero de qualquier modo tendrá V. M. su merecido lugar en mis cartas latinas; porque, o en nuestra comunicación se ofrecerá algún assunto digno de la posteridad; o le elegiré antes de hacer la colección de mis cartas (A J. Cevallos, 27-IX-1749, BAHM, 148).

Unos años después, sigue manteniendo las mismas ideas, pero cada vez más decantado hacia el uso del español frente a un latín que tiene para él reminiscencias escolares:

Escrívame pues V. M. en castellano, o en latín, permitiéndome que yo responda como me parezca; porque aunque tengo alguna facilidad en escrivir en latín, como esto sólo suele hacerse en los primeros años por manera útil de egercicio, ahora ya no acostumbro a escrivir en esta lengua, sino las cartas para los estrangeros por la facilidad del comercio de las letras (A Pedro Antonio Pérez, 26-I-1760, BAHM, 161).

V. I. puede escrivirme en latín para egercitarse, i no tenga a mal que yo responda en castellano: porque solamente estilo escivir en latín las cartas que destino para el público: i aun a veces quito de algunas tal qual confianza que importa que no se sepa (A Luis Galiana, 18-X-1762, BAHM, 168).

El latín presentaba la ventaja de ser la lengua general de los sabios y eruditos, la lengua de la República Literaria, 110 que le permitía comunicarse con sus corresponsales extranjeros y publicar sus obras en otros países. 111 [Pg. 274] Cuando Mayans publica sus Cartas morales, Finestres lamenta, precisamente que el idioma utilizado limite su difusión:

Me digeron que la Gaceta de Madrid daba noticia de que V. M. ha publicado 5 tomos de Cartas españolas, de que me alegro; pero más avría querido que fuessen latinas, que pudiessen correr por fuera de España. Espero que a su tiempo no faltarán éstas (De J. Finestres, 24-IV-1774, Epistolari II, pág. 344).

Esta mayor difusión de los libros en lengua latina determinó, o pudo haber determinado la lengua en que aparecieron algunas obras de nuestro autor. Éste podría haber sido el caso de su Gramática Latina, si atendemos a ciertas consideraciones que aparecen en su correspondencia. A pesar de sus manifestaciones sobre la necesidad de enseñar la gramática latina en lengua española y de elaborar una buena gramática en esta lengua, en cierto momento don Gregorio pensó redactar esta obra en latín por las dificultades que encontraba para su publicación y utilización en las escuelas a causa del monopolio de los jesuitas:

Yo hacía cuenta de imprimir la Gramática [latina] en castellano, y en gran parte la tenía trabajada en esta lengua. Pero quando llegue el caso lo egecutaré en latín: porque assí me harán más justicia. La Rhetórica sí que saldrá en castellano, pues assí está escrita, no faltando sino copiarla, diligencia que se hará después de la Filosofía moral, la qual también quería yo escrivir en español, en cuya lengua tengo los extractos para formarla; pero como después ha avido quien la costease en latín, para que complete el curso filosófico del Pe. Tosca, ha sido necesario escrivirla en esta lengua (A D. de Arredondo, 16-VI-1753, BAHM, 116).

Yo tengo casi enteramente trabajada mi Gramática Latina en lengua castellana: que es como deve enseñarse. Pero después he pensado que escriviéndola assí, solamente podría aprovechar a los españoles; i que no aviendo de enseñarse en escuela alguna, únicamente aprovecharía a mui pocos curiosos: pero no a los estudiantes, que son los que principalmente [Pg. 275] deven instruirse; porque los otros más adelantados harto número de gramáticas estrangeras mui buenas tienen en que poderse perficionar (A J. F. Pastor, 20-XI-1753, BAHM, 151).

Pero no eran sólo las facilidades para la publicación lo que determinaba el uso del latín. Como hemos indicado, la enseñanza de esta lengua era deficiente y, así, se fue convirtiendo en el medio de expresión de un élite cultural que la conoce y la puede usar con dignidad. Esto hizo posible que Mayans utilizara el latín como medio para mantener ciertas obras alejadas de la crítica de los incultos: 112

...le falta por leer [a V. Rma.] lo mucho que yo pienso publicar de D. Nicolás Antonio, no en español para todos, sino en latín para pocos (A Burriel, Epistolario II, pág. 17).

Yo voi prosiguiendo en poner en limpio los 30 jurisconsultos... Contra este género de literatura ninguno se mete i más escriviéndose en latín (ibíd., 10-VIII-1748, pág. 405).

En la misma línea, considera el latín la lengua adecuada para conservar en su librería aquellas que no podía publicar y que esperaba que fuesen apreciadas en un futuro. 113 En cierta carta alude a dos obras que tiene escritas en castellano, una Vida de San Juan Bautista y un volumen sobre la edad de Jesucristo y señala:

Pero no pienso imprimirle en ella [en lengua castellana], porque ni avría quien costease la impressión; ni yo devo gastar mi dinero para ser despreciado de mi nación, que hoi no estima sino Gacetas, Mercurios, Pronósticos, novelas, comedias indecorosas i sátiras execrables. Pero tengo intención de refundir todos los materiales en latín para que siquiera se conserve en mi librería esta obra en prueva del deseo que siempre he tenido de aprovechar al público (Al Arzobispo de Nacianzo, 22-IV-1751, BAHM, 148).

MAYANS ANTE LA DIALÉCTICA ENTRE LATÍN Y VULGAR EN EL XVIII

Según lo expuesto hasta aquí, la dialéctica entre protección del latín y exaltación y el uso del vulgar para la pedagogía y elocuencia se daría en nuestro autor con características semejantes a las que habían mantenido los [Pg. 276] humanistas de los siglos XVI y XVII, en los que la división de asuntos entre una y otra lengua se mantenía de forma todavía muy clara. 114 Sin embargo, su posición no es tan simple como este planteamiento pudiera dar a entender.

Es cierto que Mayans dedica un interés preferente, tanto en diferentes alusiones de sus obras, como en su correspondencia, a la enseñanza del latín y a la importancia de su dominio. Es también cierto que cuando se trata de exaltar la lengua española, empeño en el que nuestro autor pone un particular entusiasmo, el modelo por excelencia sigue siendo el latín, aunque nuestra lengua reciba encendidos elogios que la sitúan por encima de todas las demás:

Tenemos una lengua sumamente copiosa, grave, magestuosa i suavíssima [...] La nuestra lleva gran ventaja a todas las europeas, pues siendo igual en abundancia a la más fecunda, es superior a qualquiera en la magnificencia de sus voces (Oración, pág. 581).

...no es mucho que [la española] sea la lengua más magnífica entre todas las que son hijas de la latina, i sin controversia, superior a todas las otras que hoi se hablan... I si alguno se atreviere a negar esta verdad, le mostraríamos poesías escritas con variedad de versos, castellanas i juntamente latinas, prueva manifiesta de que la lengua castellana admite los mismos pies que la latina (Rhetórica, pág. 520).

La lengua española no es, por tanto, inferior a la latina en cuanto a belleza y capacidad para tratar todo tipo de asuntos. Sin embargo, el contacto de Mayans con eruditos de diversos países, le hace cobrar viva conciencia del estado de las letras españolas y de su escasa relevancia en el panorama cultural internacional: 115

Toda Europa desprecia, i aun hace burla del extravagante modo de escrivir que casi todos los españoles practican hoi. Es casi nada lo que se traduce de nuestra lengua en otras; argumento claro del poco aprecio que se hace de nuestro modo de pensar, enseñar i decir (Oración, pág. 578).

Las obras que yo imprimiré serán en esta lengua [el latín] porque ya sabe V. Rma. que el día de hoi no se puede imprimir fuera de España una línea en español (A A. M. Burriel, 10-VIII-1748, Epistolario II, pág. 405).

Se trataba de una situación inaceptable para un ilustrado que deseaba el progreso y la reforma de la cultura española, potencialmente importante y [Pg. 277] necesitada del apoyo tanto de los eruditos, como de los poderosos. 116 Así lo manifiesta en 1735 en la dedicatoria a J. Patiño que encabeza sus Reflecciones a las reglas ortográficas de Nebrija:

Mi deseo es, que en tiempo del Rei nuestro Señor (Dios le guarde) i mientras V. Ex. viva teniendo la dicha de obedecer sus órdenes, se renueven, i mejoren en España todas las Artes, i Ciencias, procurando vindicarnos del ignominioso nombre de bárbaros con que nos están apodando las demás naciones (pág. VII).

Consideraba Mayans que su época era especialmente propicia para la definitiva vindicación de la lengua, ya que se vivía un momento de florecimiento cultural que sólo esperaba una adecuada plasmación escrita:

Tenemos una lengua sumamente copiosa, grave, magestuosa i suavíssima. Fuera de todo esto, las ciencias en Europa llegaron ya al mayor aumento que nunca. Todas huvieron sus veces. Todas nos dejaron sus ideas en varios siglos, para que fuesse el nuestro más sabio... Siendo pues ciertíssimo que la fuente de escrivir es saber, para escrivir, ¿qué tiempo ai más a propósito que éste, en que mejor se puede saber? ¿Pues qué embarazo ai que nos impida adelantar el paso acia la verdadera eloqüencia? (Oración, pág. 850).

Para lograr el correcto cultivo y enriquecimiento del idioma, para ser "elocuente", es decir, capaz de expresar con "claridad i dulzura lo que se ha pensado bien" (Alabanza a Saavedra, pág. 553), hay que estudiar la lengua, leer las mejores obras que se han escrito en ella y sujetarse a la censura de los que entienden, "que son poquíssimos" (Orígenes, § 225, págs. 418-419), aunque, "todos quieren ser árbitros de la lengua española" (Alabanza a Saavedra, pág. 544). Según Mayans, el "buen romance o castellano" se adquiere "con sólo oír; o con la lectura i la imitación de los buenos escritores que son pocos; i por esso es menester gran juicio para distinguir i elegir los mejores". 117 Estos pocos modelos de elocuencia los encuentra don Gregorio principalmente en los autores del siglo XVI español, sin olvidar algunos [Pg. 278] del XVII: 118 Garcilaso, Santa Teresa, Fray Luis de León, Saavedra Fajardo, 119 Fray Luis de Granada, Mateo Alemán, Cervantes, etc., junto a Quevedo, Góngora, Lope de Vega y Calderón, aunque estos últimos aparecen con menor frecuencia en sus alusiones. La exaltación del XVI, en cuanto a su producción literaria, ya realizada en la primera mitad del XVII por autores como Jiménez Patón, 120 se generaliza con el Neoclasicismo, que trata, al menos en teoría, de devolver a la lengua su "pureza originaria". Frente a los excesos del barroco, que "han corrompido la lengua" 121 y que se conciben como aberrantes por su dificultad y oscuridad, se propugna la claridad, la "perspicuidad", y ésta se encuentra, fundamentalmente en los autores del XVI, que se convierten así en modelos para la recuperación de la lengua: 122

...¿qué locución mejor que la que más bien explica nuestros más ocultos pensamientos? A este fin no conduce mendigar obscuros vocablos buscados con diligencia, o en las obras poéticas de nuestros tiempos, o en los diccionarios extraños o en el capricho propio (Oración, pág. 569).

...no podemos oponer obras de igual perfección en el pensar i decir, a las que nos dejaron escritas los venerables i eloqüentíssimos padres i maestros, frai Luis de Granada, el P. Pedro de Ribadeneira i frai Luis de León. Después acá (hablo en general) ha ido la lengua castellana remitiendo su vigor; i de gravíssima se ha hecho afectadíssima i ridícula. Tanto han querido engalanarla algunos ingenios destituidos de juicio i dotrina, que la han hecho fantástica (El Orador cristiano..., pág. 93).

No defiende Mayans, como era de esperar, una imitación servil; una vez formado el estilo por la lectura de los autores considerados modélicos, [Pg. 279] "conviene extender la leyenda a otros muchos, para adquirir una gran abundancia de palabras i cosas" (Rhetórica, pág. 319) y, por otra parte, la lectura e imitación, aunque necesaria, no es suficiente. Se deben conocer y respetar los preceptos gramaticales y retóricos, y esto es difícil por la carencia de obras adecuadas referidas a la lengua española. Mayans tratará de superar esta deficiencia en todos sus proyectos de reforma de las letras. 123 Como es sabido, Mayans no llegó a publicar su Gramática Española; pero sí la Rhetórica, que es al mismo tiempo modelo y manifestación de la riqueza de nuestra lengua. 124 Antes de nuestro autor, desde el siglo XVI, otros autores como Jiménez Patón, 125 Gracián 126 y Luzán 127 precedieron a Mayans en la elaboración de obras sobre retórica con modelos de la literatura castellana. Sin embargo, en el prólogo a su obra, señala don Gregorio que "aun hoi después de tanta erudición y de la crítica, se echa menos la enmienda por falta de una buena gramática; i la perfección del decir por no haber una buena retórica escrita en español".128 Antes de la publicación de la Rhetórica, en 1757, nuestro autor había adelantado alguna de sus ideas sobre el tema en El Orador christiano y la Oración en que se exhorta... El Orador 129 es el primer intento de Mayans de "contraer a la lengua española los [Pg. 280] preceptos de retórica que dieron griegos y latinos", que culminará en su Rhetórica, la cual "enseña más que todas juntas las de todas las naciones i descubrirá los misterios de la eloqüencia española hasta hoi ignorados" (Mayans a A. Piquer, 9-XII-1752, Epistolario I, pág. 127). Realmente, como él mismo indica, los preceptos son los de las retóricas latinas y griegas, pero los ejemplos constituyen una auténtica antología de la literatura española del siglo XVI, sumamente útil en el proceso de exaltación de la lengua. 130

En el XVIII continuó la lucha por el uso del español en aquellos campos en que el latín seguía teniendo la supremacía y que eran, fundamentalmente, la ciencia y la educación, aunque en esta última hubiese perdido terreno. A lo largo del siglo puede observarse también, sin embargo, un movimiento adverso al latín como lengua de ciencia, en cuanto que suponía un obstáculo irracional en el aprendizaje y en la expresión de ideas que encontraban su cauce natural en la propia lengua. 131 En esta línea pueden incluirse nombres como Feijoo, Martín Martínez, Sarmiento, el Barbadiño, J. P. Forner, Capmany y Jovellanos. Por otro lado, la lengua latina fue defendida por un grupo de literatos jesuitas de fin de siglo, 132 entre los que cabe destacar a Montengón, Juan Andrés y Hervás, que manifiestan su mayor fuerza y vigor frente al español, así como la necesidad de un idioma común entre los eruditos; pero incluso en estos casos no se deja al margen el español. 133

Hubo, por otra parte, proyectos educativos innovadores como las propuestas de los catedráticos de Alcalá de Henares 134 o los proyectos de Jovellanos, 135 cuya influencia puede observarse, como indica Lázaro Carreter, en el informe de 1813 citado más arriba, en el que se prescribe la enseñanza y uso de la lengua española incluso en los dos campos en que el latín se mantenía con más fuerza: la teología y la jurisprudencia. 136

[Pg. 281] Cabe preguntarse si las posiciones de Mayans se encuadran más en una línea innovadora o tradicional respecto a la utilización del latín y del español. Señala Gutiérrez Cuadrado que, mientras "por muchas razones prefiere el latín como lengua de ciencia", don Gregorio acepta el romance "como lengua de divulgación y adoctrinamiento", y esto sólo por motivos pedagógicos y "de caridad". 137 A lo largo de este capítulo, se ha puesto de manifiesto la importancia fundamental que Mayans concede a la lengua latina, a su enseñanza y correcta utilización; en este sentido, las razones de Gutiérrez Cuadrado aparecen efectivamente en las distintas manifestaciones de nuestro autor sobre el tema. Es evidente que don Gregorio utilizó el latín con amplitud y con orgullo de su dominio; pero tiene también un auténtico interés por lograr que se escriban libros en lengua española sobre todo tipo de materias, tal como señala en la Carta-dedicatoria. Por otra parte, los testimonios de su correspondencia muestran una evolución hacia posiciones cada vez más favorables al uso del español, que veía amenazado por la presión del francés.

No se trataba, por otra parte, de una equiparación sólo en el plano literario, aunque ésta era fundamental, sino de hacer del español una lengua apropiada para la ciencia, ya que incluso en el nivel universitario, materias como las Matemáticas o como la Anatomía deberían poder enseñarse en latín o castellano, tal como indica en la Idea del nuevo método. 138 En esta línea se sitúa su interés por la creación de un Diccionario Facultativo, que emprendió Bordazar con el impulso constante de don Gregorio, 139 quien consideraba fundamentales dotar a la lengua española de una terminología propia, adecuada para cada arte o ciencia, de la cual carecía. 140 Es, por otra parte, algo a lo que él había intentado contribuir utilizando términos castellanos en el vocabulario "técnico" de su Gramática latina y su Rhetórica. Habrá que esperar a 1786 para la publicación del primer Diccionario Facultativo, el de Terreros, ya que el de Bordazar, que puede considerarse como un precedente, y que Mayans anuncia en sus Orígenes (§ 204), permanece inédito. 141

[Pg. 282] La utilización de la lengua vulgar no suponía para Mayans un peligro para el latín, lengua tesorera del saber. Por el contrario, como hemos señalado, facilitaba su enseñanza. A su vez, el conocimiento del latín mejoraba el gusto en la utilización del castellano, tal como indicará también Jovellanos. 142 Se trataba de conjugar el avance de la ciencia con la divulgación de sus logros, sin que esto supusiera la degradación de los conocimientos, 143 algo de lo que nuestro autor acusará repetidamente a Feijoo, que "no sabía latín". 144 Es el convencimiento de Mayans de que sólo el aumento del nivel cultural podía sacar a España de su decadencia lo que le lleva a propugnar la enseñanza en lengua vulgar. El deseo de hacer del español una lengua erudita es lo que le hace proponer, además, su uso en toda clase de asuntos y defender, como señala Evangelina Rodríguez "un ensayismo crítico, periférico y liberal, signando una línea cultural que, sin discusión, ancla sus raíces en el Humanismo". 145 Mayans reacciona contra los excesos barroquistas uniéndose a una tradición nacional y humanista que atraviesa el siglo XVII y llega hasta él a través del magisterio de los novatores, defensores del uso de la lengua vulgar para la filosofía y la religión, dentro de la línea de pensamiento marcada por los humanistas del XVI y, especialmente, por los erasmistas. 146

[Pg. 283] LAS LENGUAS MODERNAS Y SU ENSEÑANZA

Aunque el latín seguía siendo la lengua que permitía la comunicación entre los eruditos europeos, la lengua de la República Literaria, los libros de ciencia y erudición se escribían en las principales lenguas modernas, que habían alcanzado ya la difusión que don Gregorio pretendía para el español, superior, en su opinión, a todas ellas. 147 Mayans señala la necesidad de aprender las principales lenguas cultas europeas para tener acceso a las obras escritas en estos idiomas, que son ya tan "científicos" como el latín y que contienen los últimos adelantos de las distintas disciplinas. En carta a Capdevila manifiesta:

Yo si fuera Vm., en lugar de la lengua francesa aprendería la inglesa, que me dijo Milord Mariscal de Escocia [J. Keith] que era fácil de aprender. Assí lograría Vm. la lengua de excelentíssimos libros de Mathemáticas, físicos, médicos y de Cirugía, i podrá traducir algunos pequeños de estas dos últimas ciencias (19-I-1761, Epistolario I, pág. 218).

Tal como se desprende de este fragmento, nuestro autor no conocía el inglés; sin embargo, como indica V. Peset, "en el campo científico, Mayans, siguiendo la corriente del siglo, muestra clara preferencia por los ingleses; en otros campos y contra el afrancesamiento general, hace ostentación de menospreciar a los franceses", 148 aunque en este último idioma se comunica con Voltaire, lee a Bossuet y, traducido, a Newton.149

Mayans recomienda a sus corresponsales que aprendan las lenguas modernas extranjeras, pero éstas no aparecen integradas en sus planes de estudios. [Pg. 284] Las lenguas clásicas siguen teniendo preferencia; en carta a Capdevila le advierte: "....tenga Vm. por tema de los delirios de Feijoo la preferencia de la lengua francesa a la griega" (15-XII-1760, Epistolario I, pág. 214). 150 En esta línea, cuando en 1773 escribe don Gregorio la crítica al Plan de Gobierno del Real Seminario de Nobles de Valencia se refiere a la enseñanza del francés y del inglés en los siguientes términos:

Se añade la propuesta de que se enseñe la lengua francesa. Es cierto que es cosa útil; pero deviendo cada qual pagar al maestro. Lo mismo podrá hacerse privadamente en la lengua inglesa, arábiga, hebrea, i otras muchas: como lo practica qualquiera de la República a quien importe saber cierta lengua. 151

Mayans niega en esta crítica la inclusión de las lenguas citadas en los Planes del Real Seminario, mientras que propugna, junto a la enseñanza de la gramática y retórica españolas, la del latín y del griego. 152 Nada parecido, pues, a las precisiones de Jovellanos en sus obras dedicadas a las reformas educativas y planes de estudio, donde señala los métodos de enseñanza de las lenguas extranjeras, centrándose en el francés y el inglés. 153

EL VALENCIANO 154

Como recogimos el capítulo dedicado a la variedad lingüística peninsular, al describir el valenciano entre los "dialectos" lemosines, 155 no duda en [Pg. 285] señalar nuestro autor que la lengua valenciana es "la más suave i agraciada" (Orígenes, § 79, pág. 352), 156 y ofrece como prueba unos versos de Jaime Roig, no sin aclarar que no se puede juzgar su dulzura sin saber pronunciarlos. 157 Del mismo modo, en su Aprobación de la obra de V. Ximeno Escritores del Reyno de Valencia, 158 afirma, citando a Mariana, que "Dios avía dado a los Valencianos con ventaja a todos los pueblos de España un ingenio acre i vivo", 159 refiriéndose al florecimiento de las letras en su tierra, y sin hacer distinciones entre escritores en lengua valenciana o castellana, ya que, tal como indica Mestre, Mayans se interesó por la cultura valenciana, independientemente de la lengua en que estaba escrita. 160

Nuestro autor habló valenciano toda su vida; era ésta la lengua utilizada normalmente en sus relaciones familiares, como lo muestra el hecho de que, al ser nombrado Alcalde de Casa y Corte de Valencia y tener que trasladarse a esta ciudad desde Oliva, insista en la necesidad de que su familia practique el castellano. 161 Sin embargo, ni siquiera en su correspondencia familiar utilizó Mayans el valenciano escrito, que sólo aparece en citas de otros autores. Esta era, por lo demás, la situación habitual entre los ilustrados valencianos, procedentes en su mayor parte de la pequeña nobleza y de la burguesía, que mantenían, en general, la lengua en el entorno familiar cotidiano, pero utilizaban el castellano para su actividad intelectual. 162 [Pg. 286] Incluso autores como Carlos Ros o Luis Galiana escribieron en castellano sus obras sobre el valenciano. 163

Mayans había estudiado en el Colegio de Nobles de Cordelles donde, según indica Jordi Monés "rivalitzaven com a llengües el castellà i el llatí, marginant quasi completament el català". 164 A Cataluña había llegado Mayans como consecuencia de los avatares de la Guerra de Sucesión. Según Antonio Mestre, 165 don Gregorio participó plenamente en la actitud política de su familia y propugnó la restauración de los Fueros; 166 pero esta posición en el campo político no afectó a su actitud hacia la lengua española, lo cual no es extraño si consideramos que antes de Felipe V el castellano era ya en Valencia la lengua de los sectores cultivados y que no se establecía una relación directa entre la defensa del Archiduque Carlos y las reivindicaciones lingüísticas nacionalistas. 167

Mayans se refiere a la lengua española como la que "solemos hablar todos los españoles, quando queremos ser entendidos perfectamente unos de otros" (Orígenes, § 10, pág. 329). 168 De forma coherente con este [Pg. 287] planteamiento, don Gregorio animará a escritores valencianos y catalanes para que utilicen el castellano, aunque sin perder su lengua:

D. Ignacio Dou me ha escrito que me embiará el primer tomo de la Academia de Barcelona [...] Yo me prometo grandes progressos de dicha Academia. Espero que aquellos académicos se abstendrán en adelante de citar para reglas críticas a Feijoo, Segura i otros modernos, pudiendo a Platón, Aristóteles, Dionisio Halicarnaseo, Cicerón, S. Gerónimo, S. Agustín i tantos i tan insignes maestros de la crítica; i también los quisiera más aplicados a la letura de los libros castellanos de puro estilo, de que los catalanes han sido siempre mui aversos (Al P. Juan Bautista Giner, 8-I-1757, BAHM, 156).

Los libros castellanos antiguos enseñan la pureza de la lengua, ignorada hoi de los mismos castellanos. Vm. deve cultivar esta lengua, porque a avido mui pocos catalanes hábiles en ella (A Capdevila, 19-I-1761, Epistolario I, pág. 59).

También es frecuente en su correspondencia con paisanos como Nebot, la corrección de valencianismos, 169 que, según indica en su Rhetórica, son, como los catalanismos, aragonesismos, etc., "vicios, en que caen los que hablan diciendo incautamente algunas espressiones por las quales manifiestan que son de cierto reino o provincia" (pág. 308). 170

Callé sobre los valencianismos, porque no es cosa para cartas, siendo tantos quantas son las impropiedades de la lengua castellana por averse uno criado en la valenciana. Los más freqüentes son el abuso de las partecillas en i con... los buenos castellanos dicen le i les en dativo, las i los en acusativo. 171 Los valencianos suelen decir les usando del dativo por acusativo, que es un absurdo enormíssimo. Los valencianos confunden llevar i traer (A Nebot, 23-VII-1740, Epistolario IV, pág. 179).

Aunque la lengua lemosina, y la valenciana en particular, fue, según nuestro autor, la lengua erudita en tiempos de Ausiàs March, en el XVIII se encontraba en un estado de decadencia que Mayans lamenta y que achaca a [Pg. 288] la dejadez de los propios hablantes, y, sobre todo, a la de los eruditos que la conocían. 172

Estimo mucho la diligencia que V. M. ha puesto en buscar a Ausias March. Yo le compré en Madrid: i huviera podido tomar ambién la traducción castellana: pero la degé, considerando que no sería menester para entender un autor que nos habla en lengua materna. Mas ahora veo que la hemos corrompido tanto, que nuestro propio lenguage nos parece algaravía (A J. B. Cabrera, 7-IX-1722, BAHM, 118).

La lengua lemosina fue la lengua erudita en tiempos pasados. Aún hoi lo atestiguan tantos libros como quedan, pero que se van perdiendo mui aprissa por el poco amor a las cosas propias i demasiada afición a las estrangeras (Orígenes, § 77, pág. 351). 173

Aun en tiempo en que lengua lemosina se estimaba algo, porque se entendía mejor, se conservaron solamente entre muy pocas manos de los hombres más inteligentes i curiosos las historias que escribieron el rey D. Jaime el Conquistador y Ramón Muntaner... Los castellanos i extrangeros que no sabían la lengua, quedaron ignorantes de ellas. Los valencianos y catalanes, que la entendendían, no cuidaron de comunicarlas a otras naciones (A J. Keith, 27-IX-1755, BAHM, 150). 174

Mayans llega a escribir: "Considero que ya llegó a su fin la lengua valenciana. Pero su conocimiento será necesario algunos siglos por razón de las leyes" (A A. M. Burriel, 8-VI-1751, Epistolario II, pág. 674). Al margen de la contundencia de la afirmación sobre el fin del valenciano, 175 aparece un argumento que Mayans repite en otras ocasiones: la conservación de esta lengua y su aprendizaje son fundamentales en el éxito y desarrollo [Pg. 289] de las reivindicaciones foralistas. 176 Los textos legales anteriores a Felipe V están escritos en valenciano; pero cada vez hay menos valencianos capaces de leerlos, transcribirlos e interpretarlos adecuadamente. Las alusiones a las deficiencias de las copias de documentos en valenciano aparecen en ocasiones en su correspondencia:

Va copiado también en lengua catalana mejorando la orthografía, la qual en el original es mui improvable que fuesse tal qual yo le embío. A lo menos devía ser assí. [...] No me detengo en que unas veces se escribió Vigh, otras, Viq, deviendo escrivirse Vich (A Antonio Caetano de Sousa, 11-VIII-1742, BAHM, 138).

La diligencia de copiar las escrituras en valenciano es importantíssima; pero en la elección de la persona, que las ha de copiar [...] i dudo que en Valencia aya dos o tres copiantes de tal habilidad, que sepan lo que deven hacer en la ortografía. No hablo yo de imitar la letra de las escrituras, sino de representar las mismas letras. [...] Pero esta diligencia pide entender bien la lengua valenciana, i saber su ortografía, que son dos cosas que se hallan en mui pocos (Al conde de Benavente, 6-III-1751, BAHM, 117). 177

En una de estas referencias encontramos un interesante testimonio sobre la pronunciación "apitxada" del valenciano que se hablaba en Valencia y Gandía. Mayans distingue lo que sería la pronunciación sonora de la palatal por medio del ejemplo del francés en jour frente al ensordecimiento que representaba la letra ch:

Yo soi aficionado a la lengua valenciana, i aunque Carlos Ros es ignorante, he procurado ver una Breve Esplicación de las Cartillas Valencianas 178 que publicó en el mes de marzo de este año; i en la pág. 16 he hallado una dotrina mui ignorante, i tal vez mui maliciosa: 179 porque dice [Pg. 290] que en dicha lengua se pronuncia la Jota como chota, i esto puede tirar defender [sic] la pronunciación de Borja, como que se pronuncia Borcha que es como escrivió Bonanza este apellido por aver nacido i sido criado en Valencia, en cuya ciudad han corrompido esta pronunciación, como también en Gandía: siendo cosa constante, que los castellanos han imitado en la pronunciación gutural de la J a los árabes, i los valencianos, a los franceses, que no la pronuncian guturalmente, sino como en jour, que los valencianos decimos i pronunciamos jorn imitando a los franceses. Quando se trate en la alegación del amigo D. Manuel de Roda de esta pronunciación, deseo que comunique lo que escrive con algún catalán cerrado, i perito, i no con hijo de Valencia o de Gandía: porque por lo general yerran esta pronunciación. Como los indianos se valen de mil artificios, nos obligan a enseñarles la cartilla, i a tratar de estas menudencias. 180 I esto me disculpa de escrivir a V. Ex. sobre tal asunto (Al conde de Benavente, 1-III-1751, BAHM, 117).

Según Emili Casanova, 181 la pronunciación "apitxada", con ensordecimiento de la palatal africada sonora, se extiende a Alcira y Gandía, por imitación del habla de la ciudad de Valencia y su entorno, durante los siglos XIX y XX. Sin embargo, el testimonio del Mayans podría indicar que el "apitxat" era ya una realidad en Gandía a mediados del XVIII.

En general, sin embargo, consideraba don Gregorio que la lengua "lemosina" se conservaba mejor en Valencia que en Cataluña. El problema era que la ortografía se había castellanizado y era conocida por pocos, ya que la escolarización, cuando se daba, se hacía en castellano: 182

Esse [libro] de los hechos i dichos del Rei D. Alonso el último de Aragón, que tradujo del latín D. Jorge Centelles, ciertamente está escrito en lengua valenciana puríssima sin que sobre esto pueda aver duda bien fundada; pues es la misma que yo escriviría, si huviera de explicarme en [Pg. 291] mi lengua, la qual se conserva mejor en este Reino donde ai menos gente de estudio, i menos comunicación con los extrangeros. Solamente la ortografía no es la que deve ser; porque está castellanizada (A D. Juan Antonio de las Infantas, 18-VII-1750, BAHM, 148).

Tal como ha indicado A. Mestre, la principal actividad de Mayans respecto a la conservación de la lengua valenciana se dio en el campo de la erudición. 183 Don Gregorio defendió la necesidad de saber valenciano para conocer e interpretar las leyes forales; se preocupó de la recuperación y publicación de las obras de su literatura y envió a sus amigos extranjeros noticias sobre éstas. 184 Insistió en la publicación en lengua original de las Crónicas de Jaime I, Muntaner, Pedro IV y Bernardo Desclot; participó activamente, junto con su hermano Juan Antonio, en la elaboración de Escritores del Reyno de Valencia de V. Ximeno; 185 recogió, también, junto con su hermano, refranes valencianos y castellanos 186 y promovió la edición de la Biblioteca Valentina de Rodríguez, paralizada desde principio de siglo. 187 [Pg. 292] Él mismo se propuso elaborar un Diccionario o Vocabulario Valenciano-Castellano que, ocupado en otros proyectos, 188 no llegó a realizar:

Considero que ya llegó su fin a la lengua valenciana. Pero su conocimiento será necesario algunos siglos por razón de las leyes. I assí quiero hacer un Diccionario Valenciano... Vocabulario que será meramente lemosín-valenciano con la correspondencia de voces castellanas (A A. M. Burriel, 8-VI-1761, ya citada).

V. S. saca a mi hermano i a mí de los asuntos en que reinamos. ¿Qué dice V. S.? ¿Haríamos bien un Vocabulario Lemosín-Valenciano i Castellano? Estos pensamientos avían de tener los que cuidan de las cosas públicas (A Juan Vega Canseco, 15-VI-1761, BAHM, 135).

Frente a lo señalado para la lengua española, don Gregorio no propugna la utilización generalizada del valenciano en obras de tipo científico, literario, etc., ni en la enseñanza. Mientras que pide la traducción de obras latinas y griegas al español, señala en carta dirigida a Cerdá, refiriéndose a los Comentarios de Núñez a Dionisio Afro:

Este insigne varón, como enseñaba a muchachos, quando cita a Cicerón solía añadir las traducciones valencianas de algunas cláusulas de Cicerón, cosa que es útil para los niños; pero que desdice de la excelencia y gravedad de sus Comentarios. 189

A pesar de señalar la utilidad pedagógica de las traducciones valencianas, no hay ninguna alusión a esta lengua en sus planes de estudio, 190 lo cual es lógico en la época, 191 aunque autores como Sarmiento, que critica la costumbre de enseñar a los gallegos el latín por medio de la lengua castellana, 192 o Jovellanos, que propondrá la enseñanza del mallorquín, 193 [Pg. 293] presenten posiciones más innovadoras. Sí alude nuestro autor, sin embargo, a su utilización "para entender mejor la Dotrina Christiana". 194

Morel-Fatio se refirió en 1915 a la actitud de Mayans ante la lengua valenciana en los siguientes términos: "Comme tous les Valenciens de sa génération, il ne reivindique pour son patois que le droit de vivre modestement à côté de la langue oficielle". 195 La afirmación del erudito está realizada a partir de una información que hoy ha sido considerablemente aumentada y que hace necesaria alguna matización. François López ha puesto de manifiesto cómo el término francés patois no responde a las ideas de Mayans respecto al valenciano: "Morel-Fatio s¿est prononcé péremptoirement et non sans légèreté [...] Pour Mayans la langue parlée en Catalogne et dans le royaume de Valence n¿est absolutement pas un patois, mais bien une lague de culture qui fut jadis illustrée par de grandes oeuvres littéraires". 196 El antiguo lemosín, pues, no tiene nada que envidiar al castellano; sin embargo la situación en su época era otra, y el valenciano no tenía ya, en opinión de don Gregorio, aquel carácter erudito que en otro momento tuvo. 197

Es indudable la preocupación de nuestro autor por la conservación del lemosín como lengua histórica; todos los personajes interesados en su defensa, estuvieron vinculados, como indica Mestre, 198 al círculo de Mayans, quien, como hemos señalado, participó en diversos proyectos y alentó otros. 199

[Pg. 294] Por otra parte, tanto él como su hermano Juan Antonio se relacionaron con intelectuales catalanes como Finestres, el grupo de Cervera y algunos miembros de la Real Academia de las Buenas Letras. 200 Entran a formar, parte, pues, del ambiente de interés por la conservación de la lengua, que, aunque limitado, será el caldo de cultivo del que surgirá en su momento la Renaixença, la cual, por otro lado, estuvo lejos de pretender la "normalización lingüística" del valenciano. 201

CONCLUSIONES

La actividad intelectual de Mayans se desarrollará en torno al doble propósito que animó a nuestros humanistas: la recuperación y defensa de las lenguas clásicas y la exaltación del español como lengua capaz para competir con el latín en el tratamiento de toda clase de asuntos. En este último aspecto, la actividad de los novatores, que utilizaron el español en sus obras sobre materias como la filosofía o las matemáticas, y con los que nuestro autor tuvo un contacto directo, aparece como puente y ejemplo que debe seguirse. Las obras de estos autores y de los humanistas del XVI aparecen con frecuencia en su correspondencia privada cuando se trata de recomendar libros de estudio y consulta.

Para Mayans la cultura, entendida de modo riguroso y erudito, se encuentra en las lenguas clásicas y en sus mejores autores, siempre preferibles, en su opinión, a los modernos, que se limitan en la mayoría de los casos a repetir lo dicho por aquéllos. Ésta es la razón de su interés por la enseñanza de las lenguas clásicas, y, fundamentalmente, del latín, lo que suponía, en realidad, el interés por la mejora de toda la enseñanza, que se basaba, en gran medida, en el aprendizaje de la lengua latina. La conciencia de una decadencia general de las lenguas clásicas, acrecentada en su intercambio epistolar con Martí, va unida a la de la cultura española en general, ya que aquéllas constituyen la puerta de acceso a las fuentes originales. No se trata de un interés por la lengua latina en sí, por sus características lingüísticas, aunque don Gregorio se precie de su dominio y su estilo en [Pg. 295] ella, sino por su papel como tesorera de la cultura a través de los siglos. Se siente en el latín la herencia de la ideal unidad primera de las lenguas, que facilitaba la difusión e intercambio entre los eruditos, y Mayans pretende que siga desempeñando este papel.

Por otra parte, las principales lenguas modernas europeas son ya lenguas eruditas y entre ellas debe situarse el español; pero el contacto de nuestro autor con los eruditos extranjeros le hace cobrar conciencia de la pérdida de posiciones de la cultura y la lengua españolas frente a las italianas o las francesas, a pesar de ser "superiores" en posibilidades. Lo que falta, en su opinión, es el apoyo del poder para organizar una reforma de las letras que cuenta con un precedente espléndido ¿la referencia en este caso sería la "época de Felipe II", y, en general, los autores del "Siglo de Oro"¿ y con un momento apropiado por el florecimiento de todas las disciplinas. Con este fin, propone nuestro autor, además de una reforma completa de la enseñanza que atienda, en primer lugar, al aprendizaje de la propia lengua, la elaboración de obras en español sobre todas las disciplinas.

En teoría, por tanto, se trata de una defensa racional de ambas lenguas que no era, como hemos señalado, nueva y que parte de una equiparación de su uso en todos los campos. Sin embargo, esta equiparación no parece darse en realidad. Indica Mayans que el niño debe estudiar en primer lugar la propia lengua y defiende la enseñanza del latín en español. En su Idea del nuevo método señala que las explicaciones sean "en lengua castellana" y las respuestas en esta lengua o en latín. Sin embargo, esta última sigue siendo la lengua de la enseñanza universitaria, y sólo en el caso de las Matemáticas y la Cirugía aparece el español como "posibilidad" para facilitar el acceso a dos disciplinas con una clara vertiente utilitaria. La utilización del español se vincula así a aquellos campos que tradicionalmente le pertenecían: la pedagogía, la predicación y, en general, la divulgación, mientras que el latín, que seguía siendo la "lengua de la ciencia", le permitía comunicarse con sus corresponsales extranjeros y publicar sus obras en Europa. Sin embargo, algunos testimonios de su correspondencia a lo largo de los años indican su decantación hacia el español, por un impulso de tipo reivindicativo frente a la presión del francés, aunque sin olvidar el uso de latín para asuntos que requerían una extensión entre el mundo erudito y un cierto alejamiento de lectores "ignorantes". El latín debía ser, además, la lengua en la que se conservase la cultura, ya que estaba libre de los procesos de corrupción que amenazaban la continuidad de las lenguas modernas.

Mayans seguía siendo en muchos aspectos un erudito tradicional que veía en el latín la lengua erudita por excelencia; pero la atención al español es también una constante, y obras como los Orígenes y la Rhetórica, además de las ediciones de Cervantes, Fray Luis de León o Saavedra Fajardo, son una buena muestra de ello. Lo que hay en don Gregorio de ilustrado es su afán de recuperación de una tradición cultural que veía perderse y la [Pg. 296] voluntad de que esa recuperación repercutiera en el bien de la patria y de sus gentes. Su posición puede parecer todavía la de un erudito que defiende una cultura minoritaria; pero se trata, sobre todo, de una postura "alternativa" dentro de la pluralidad de la ilustración española. Lo que Mayans pretende es una divulgación de la cultura que no vaya en detrimento del rigor y la crítica, a los que sólo se puede llegar con una correcta formación clásica. Es cierto que no encontramos en Mayans la decidida toma de postura de un Jovellanos ante la enseñanza tanto del (y en) español, como de las lenguas modernas; pero la labor de recuperación de obras y autores que don Gregorio propone era un paso necesario en el camino de exaltación y recuperación de nuestra lengua. Es posible que su proyecto de futuro para el español se haga con la vista puesta en el pasado; pero cualquier intento de reforma que olvidase la tradición caía para nuestro autor en la frivolidad y la imitación acrítica de unos modelos extranjeros que aportaban, en muchos casos, pocas novedades.

En este contexto y en el de sus propias ideas y circunstancias personales hay que interpretar la posición de don Gregorio ante la lengua valenciana. Entre los proyectos de Mayans relativos al latín y al español, no cabe esperar una defensa equiparable a la del español para una lengua que había entrado, en su opinión, en un proceso de decadencia y que concibe como un instrumento de comunicación válido sólo para el ámbito familiar. Sin embargo, es evidente la preocupación erudita de Mayans por conservar las obras de la época en que el "lemosín" había sido la lengua erudita, aunque en el futuro su conservación parece relacionarse sólo con la comprensión de las leyes forales cuya recuperación deseaba y con la memoria de los autores de la época de esplendor de la lengua. En todo caso, fue más de lo que hicieron, en general, los eruditos valencianos y catalanes de su época.

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1  Según señaló Amado Alonso, " `Lengua vulgar¿ era nombre frecuentísimo, no sólo en los siglos XV y XVI... sino también en el XVII, cuando la tendencia humanista del Renacimiento impone el uso de las lenguas `vulgares¿ como instrumentos de alta cultura, terminando con el largo monopolio del latín. Lengua `vulgar¿ significaba lengua viva de cualquier país y se oponía a la lengua muerta latina. Y `lengua vulgar¿ alternaba con `romance¿ para referirse a todos los romances y lenguas vulgares de Europa" (Castellano, español..., pág. 52). En el título del presente capítulo hemos utilizado la expresión lenguas vulgares, opuesta a la de latín, como término referido, fundamentalmente, al español, pero, también a las principales lenguas modernas y a la lengua materna de Mayans.

2  Cf. J. Sarrailh, La España ilustrada..., pág. 155. Según este autor, como la cultura "se hallaba poco desarrollada, y reservada a unos cuantos privilegiados, aquellos que disfrutan de ella la sienten preñada de valores infinitos. Es ella la única que puede regenerar al país y devolver su dignidad y su libertad al individuo".

3  De tradendis disciplinis, III, 1: "Et quando [lingua] aerarium est eruditionis ac instrumentum societatis hominum, e re esset generis humani unam esse lingam qua omnes nationes communiter uterentur; si perfici hoc non posset, saltem qua gentes ac nationes plurimae, certe qua nos Christiani initiati eisdem sacris, et ad commertia et ad peritiam veram propagandam. Peccati enim poena est tot esse linguas...". La cita aparece en las págs. 298-299 de la Opera Omnia que preparó don Gregorio y que se publicó tras su muerte, en 1783. Cf. E. Coseriu, "Teoría del lenguaje de Juan Luis Vives", Tradición y novedad..., pág. 66; A. Carrera de la Red, El "problema de la lengua" en el Humanismo Renacentista Español, Valladolid, Universidad, Secretariado de Publicaciones, 1988, págs. 83-84 y 93.

4  Según señala Aldrete de la diversidad de lenguas "nació la división, enagenándose los ánimos i voluntades delos que en la habla no eran conformes, i de aquí se siguieron los odios i guerras, estimando como por de diuersa naturaleza alos que en la lengua eran diferentes. Para vnir, i juntar los que assí quedaron desunidos, i apartados fue por Diuina prouidencia elegida Roma, la qual diesse al mundo un lenguage escogido, vna habla auentajada, que honrrada en la Cruz lleuasse por todo el mundo este glorioso estandarte, i con él la lengua..." (Prólogo a Del Origen...).

5  Orígenes, § 2, pág. 328. Cf. el segundo capítulo de este estudio.

6  Era ésta la condición que se adjudicaba tradicionalmente al hebreo. Cf. el capítulo segundo de este estudio.

7  Cf. los capítulos tercero y cuarto.

8  "Llamo lengua más erudita a la que tiene libros más eruditos. Devemos conceder a los franceses esta gran ventaja; porque han tenido muchos reyes más aficionados que los nuestros a favorecer los letrados, sin cuyo fomento las letras poco medran" (Orígenes, § 113, pág. 371). Cf. Carrera de la Red (op. cit., págs. 38-39), que señala refiriéndose a los planteamientos de Bembo respecto al tosco-florentino: "El vulgar en su lucha con el latín se impone en perfecta conformidad con los presupuestos humanísticos. Su validez no se justifica solamente por la conveniencia natural para los modernos de la lengua actual, sino por el carácter universal y literario de su tradición. El aspecto artístico de la escritura, la calidad literaria, es la única capaz de elevar el lenguaje a lengua. La eternidad y extemporalidad a una lengua se le [sic] confieren las experiencias artísticas de sus escritores en el ámbito de la cultura ¿al margen del uso¿". Cf. los capítulos de nuestro estudio dedicados al método etimológico de Mayans.

9  Cf. supra nota 4.

10  Cf. J. Sarrailh, La España ilustrada..., pág. 155: "La Razón fue objeto de un culto universal por parte de todos los filósofos del siglo XVIII. Su religión reemplazó a la religión por ellos combatida, y una mística sustituyó a otra".

11  Apud E. Asensio, "La lengua compañera del Imperio", RFE, XLII, 1960, págs. 399-413. Cita correspondiente a la pág. 400. Cf. L. Rosiello, Linguistica..., págs. 79-92.

12  Prólogo al Diccionario, ed. cit., pág. I.

13  Tal como resume A. Carrera de la Red: "Si la lengua vulgar es el mismo latín transformado, no se le puede considerar inferior `por naturaleza¿. La diferencia está en que el latín, la auténtica lengua latina, tiene una historia mucho más brillante" (op. cit., pág. 34).

14  Cf. supra nota 8.

15  Según Mayans, "en tiempo de los Reyes Católicos estavan las letras en España en peor estado que hoi, i que el maestro Lebrija dio glorioso principio a su restauración, no pudiendo impedir tan heroica empresa la muchedumbre de bárbaros opuestos a ella" (A Burriel, Epistolario II, pág. 55).

16  Cf. M. Romera Navarro, "La defensa de la lengua española en el siglo XVI", Bulletin Hispanique, XXXI, 1929, págs. 204-255; R. Lapesa, Historia..., págs. 299-302; P. Ruiz Pérez, "Sobre el debate de la lengua vulgar en el Renacimiento", Criticón, 38, 1987, págs. 15-47.

17  Cf. W. Bahner, La lingüística española..., pág. 50; F. Rico, Nebrija frente a los bárbaros, págs. 29-72; Mirko Tavoni, "The 15th-Century Controversy on the Language Spoken by the Ancient Romans: An inquiry into Italian humanist concepts of `Latin¿, `grammar¿, and `vernacular¿ " en The History of Linguistics in Italy, ed. por P. Ramat, H.-J. Nihederehe y K. Koerner, Amsterdam/Philadelphia, John Benjamins Publishing Company, 1986, págs. 23-50.

18  Para un estudio de la génesis y desarrollo de las ideas de Nebrija sobre este tema, cf.E. Asensio, "La lengua...", loc. cit.

19  Cf. Romera-Navarro, loc. cit., págs. 245-247.

20  Ibíd., pág. 232; cf. también Lázaro Carreter, Las ideas..., pág. 145.

21  A. Carrera de la Red sintetiza en cuatro los factores que impulsan en el siglo XVI la reflexión sobre la lengua vernácula: naturalismo, italianismo, erasmismo e imperialismo (op. cit., pág. 109). Cf. M. Bataillon, Erasmo y España. Estudio sobre la historia espiritual del siglo XVI, México, Fondo de Cultura Económica, 1966 (2.ª ed. en español), págs. 692-698; Eugenio Asensio, "El erasmismo y las corrientes espirituales afines", RFE, XXXVI, 1952, págs. 31-99.

22  "Hay que empezar por decir que a comienzos del siglo XVI, en España, como en casi toda Europa, latín y español (castellano) tenían campos de aplicación en los que la elección de uno u otro estaba previamente decidida. Poesía, administración y predicación es el terreno en el que el vulgar encuentra su máximo desarrollo; relaciones internacionales, enseñanza escolar y universitaria, ciencias, filosofía teología, literatura homilética y formativa, así como la Biblia, son los campos destinados al latín. Como se ve, la desproporción es grande" (Carrera de la Red, op. cit., pág. 109).

23  Cf. Romera-Navarro, "La defensa...", págs. 235-238. Según las decisiones del Concilio de Trento, "la experiencia enseña que si la versión en lengua vulgar de la Biblia se deja leer sin restricción, por la temeridad de los hombres ha de causar más daño que provecho" (ibíd., pág. 238).

24  No faltaron las reticencias ante el empleo de la lengua vulgar en materias que se consideraban patrimonio exclusivo del latín. Estas críticas procedían tanto de quienes no veían con buenos ojos la excesiva divulgación de la cultura, como de los que consideraban inferior la lengua vulgar en cuanto a su menor riqueza y mayor inestabilidad. Entre estos últimos estaban algunos traductores del latín. Cf. Luis Gil, Panorama social del humanismo español (1500-1800), Madrid, Alhambra, 1981, pág. 213.

25  Según L. Gil, a comienzos del XVII "el latín, como vehículo de la ciencia viva y receptáculo de valores culturales pasados, no sólo había caído verticalmente en decadencia, sino que era blanco de burlas y comentarios maliciosos. Al menos en la ancha Castillla". Basándose en las opiniones de Joan Fuster y Sanchis Guarner y en el testimonio de las obras de Viciana y Cristobal Despuig, L. Gil señala que "los hechos en los `países catalanes¿, o cuanto menos en el reino de Valencia se desarrollaron de forma parecida" (ibíd., pág. 54).

26  Recogidas en J. F. Pastor, Las apologías de la lengua castellana en el Siglo de Oro, Madrid, 1929; G. Bleiberg, Antología de elogios de la lengua española, Madrid, 1951. Puede verse también un extenso resumen cronológico de estas opiniones en la Introducción a la Biblioteca del conde de La Viñaza, titulada "De la opinión que tuvieron acerca de la lengua castellana algunos escritores españoles", op. cit., vol. I, págs. IX-XXXIV.

27  Aldrete dedicó a este asunto el último capítulo de su libro Del Origen...; señala el canónigo cordobés las reticencias de algunos en el reconocimiento de los valores de la lengua castellana y recuerda que el mismo latín pasó por el proceso de reconocimiento que sufrían las lenguas vulgares. Indica que la lengua castellana es "la más prima, i elegante que à tenido el mundo, suficiente causa es de estima i loa, i para preciarnos della, i no tenerla en poco, como algunos hazen. Hasta en esto a sido semejante a su madre la latina, que tarde fue admitida en cosas graves, i no sin murmuración de sus mismos naturales" (Del Origen, pág. 357).

28  Tal como señala A. Carrera de la Red (op. cit., pág. 28), "quienes no acogen en sus concepciones los dos sistemas (el latín y el vulgar) o quienes no saben mantener el equilibrio entre sus diferentes gradaciones es muy difícil que se puedan considerar humanistas". Añade la autora más adelante: "La tarea que se les presenta a los humanistas en el terreno de la lengua es doble: por una parte, recuperar el latín primigenio; y, por otra, potenciar su lengua materna. Y ambas son inseparables. Si la evolución del humanismo parece iluminar el primer objetivo con especial intensidad, es esto fácil de entender. En primer lugar, el desarrollo y perfeccionamiento de la lengua y cultura vulgares sólo pueden lograrse a través del ejemplo y modelo latinos. Además, la `cultura¿ de la época era esencialmente latina; es lógico que la batalla comenzase por esta lengua" (op. cit., pág. 35).

29  Cf. R. L. Kagan, Universidad y sociedad en la España moderna, Madrid, Tecnos, 1981, pág. 74. Según señala Kagan refiriéndose a la época de los Austrias, en las escuelas "la lectura se restringía en gran medida a la literatura latina y los autores estudiados son comunes a generaciones de escolares: César, Cicerón, Horacio, Tito Livio, Virgilio, etc.". Cf. también Juan Gutiérrez Cuadrado, "La sustitución del latín por el romance en la universidad española del siglo XVIII" en VV. AA., Universidades españolas y Americanas. Época colonial, Valencia, CSIC-Generalitat Valenciana, 1987, págs. 237-252 y, del mismo autor, "El latín sustuido por el castellano en la universidad española (siglos XVIII-XIX)", Actas del I Congreso Internacional de Historia de la lengua Española, II, 1988, págs. 1205-1213.

30  Señala en el Specimen en el artículo dedicado al Brocense, refiriéndose a la gramática latina: "... docuit Sanctius eam esse tradendam Hispana Lingua; atque ita censuerunt optimi magistri Antonius Nebrissensis, Petrus Simon Aprilis, Gundisalvus Correas, aliique. Ratio esta manifestissima, quia res ignota per notam doceri debet. Reliquas vero scientias, si excipias institutiones dotrinae christianae, ac philosophiae moralis, quaeque pertinent ad manualium Artium exercitium docendum, existimo latine tradi debere; tum, quia si quis latinam linguam ignorant, eas nunquam perfecte discet; tum, quia, plures optimi libri hac lingua scripti sunt, & fructus ad plures perventurus est, quia haec lingua universalis est, eritque; caeterae vero intra pauca saecula moriturae, aut non nisi magno labore intelligendae propter sermonis mutabilitatem, ac denique, quia si scientiae omnibus patent, omnes volunt earum censores esse, omnes scribere, omnes docere, ut fere omnes ineptiant, ut evenit in Gallia, ubi ex quo scientiae vulgatiores factae sunt, ipsis Gallis fatentibus, multo minor est sapientum numerus, quia non adeuntur sapientiae fontes" (págs. 97-98).

31  Mayans a Miguel de Manuel Rodríguez, 12-IX-1780 ("Correspondencia...", pág. 574).

32  Cf. Carrera de la Red, op. cit., págs. 76-78; L. Gil, Panorama social..., passim.

33  A Capdevila, 5-XII-1760, Epistolario I, pág. 214. Mayans empezó a estudiar griego por consejo de Martí (cf. Epistolario III, pág. 19) y propugnó su conocimiento y el de la lengua hebrea, que consideraba fundamental en los estudios teológicos para interpretar las Sagradas Escrituras: "La lengua castellana [es] necessaria porque se ha de de hablar, la latina porque deve conocerse para el egercicio del culto exterior de la Iglesia Católica: la hebrea i griega para entender las frasis originales con que nos habló el Espíritu Santo" (Instrucciones sobre estudios, BAHM, 183). Cf. Mestre, Ilustración, págs. 326-333; del mismo autor, "La concepción de la teología en el Plan de estudios del rector Blasco", en VV. AA., Plan de estudios aprobado y mandado observar en la Universidad de Valencia..., Valencia, 1984, págs. 51-63. Sobre el estudio del griego en el XVIII, cf. Concepción Hernando Martín, Helenismo e Ilustración (El estudio del griego en el siglo XVIII español), Madrid, FUE, 1975 y "El griego, el Consejo del Reino y la Universidad de Alcalá en el siglo XVIII", Cuadernos de Filología Clásica, 4, 1972, págs. 493-516; Luis Gil, Panorama social.., págs. 187-227 y passim; también de L. Gil, "Un helenista español desconocido: Antonio Martínez de Quesada (1718-1751), BRAE, LIV, 1974, págs. 379-437 y Campomanes. Un helenista en el poder, Madrid, F. U. E., 1976. En la Idea del nuevo método, Mayans señala la necesidad de conocer la lengua griega para los estudios de Filosofía, Medicina, Cánones y Teología. Indica nuestro autor en esta obra que "el principal fin de aprender la Lengua griega, es para entender las Divinas Escrituras" (I, VII, pág. 211), y señala lo mismo para la lengua hebrea (I, VIII, pág. 211), "por estar originalmente en hebreo casi todos los libros del Viejo Testamento". Las ideas de Mayans sobre este asunto se recogen en el Plan de estudios de Olavide (José Cevallos, principal colaborador de Olavide era amigo y corresponsal de Mayans) y en el de Blasco. Cf. Pablo de Olavide, Plan de estudios para la Universidad de Sevilla, Estudio preliminar de F. Aguilar Piñal, Barcelona, Ediciones de Cultura Popular, 1969, pág. 48; Salvador Albiñana, Universidad e Ilustración. Valencia en la época de Carlos III, Valencia, Institució Valenciana d¿Estudis i Investigació, Universitat de València, 1988.

34  A D. Juan de Santander, 30-XI-1761, BAHM, 164.

35  Esta habilidad le mereció la amistad y las alabanzas del deán Martí, máxima autoridad para él en el terreno de las lenguas clásicas. Cf. A. Mestre, Ilustración, págs. 38-39 y su Introducción al Epistolario Mayans-Martí. Tal como indica L. Gil, "en su soledad de erudito, el deán de Alicante apenas encontraba entre sus compatriotas un puñado de ellos capaces de cartearse con él en latín: Miñana, Interián de Ayala, posteriormente el joven don Gregorio Mayans".

36  Memorial de méritos de D. Gregorio Mayans, s. f., BAHM, 138.

37  Cf. Miguel A. Pereyra, "Hubo una vez unos maestros ignorantes. Los maestros de primeras letras y el movimiento ilustrado de las academias", La Educación en la Ilustración Española. Revista de Educación, número extraordinario, 1988, págs. 193-224. Se refiere al autor al "colectivo numeroso de sacristanes, barberos, zapateros y demás aficionados que oficiaban de maestros de primeras letras en los pueblos y en las pequeñas y menos pequeñas ciudades españolas" (ibíd., pág. 196). Recuérdense los maestros "estrafalarios y estrambóticos" que describe el padre Isla en su Fray Gerundio de Campazas (ed. de R. P. Sebold, Madrid, Espasa-Calpe, 1960, vol. I, primera parte, libro I).

38  Cf. F. Aguilar Piñal, "La enseñanza primaria en Sevilla durante el siglo XVIII", Boletín de la Real Academia Sevillana de las Buenas letras, 1, 1973, págs. 39-83. Según el P. Sarmiento, "obra de misericordia es enseñar al que no sabe. Pero el que no sabe enseñar se meta en ese oficio para comer no es obra de misericordia, sino de injusticia, y de una charlatanería satisfecha. La culpa de ese abuso debe recaer sobre los Magistrados que, buscando los mejores toreadores, gaiteros y danzantes para sus fiestas, no buscan un buen maestro para sus hijos" (cit. por Aguilar Piñal, ibíd., págs. 44-45). Cf. también L. Gil, Panorama social..., págs. 139-156 y passim; J. H. R. Polt, "Jovellanos y la educación", en El padre Feijoo y su siglo, Cuadernos de la Cátedra Feijoo, 18, vol. 2, Oviedo, 1966, págs. 315-338.

39  Hay que tener en cuenta al hacer cualquier tipo de afirmación sobre el tema, que en la época a la que nos referimos el ochenta por ciento de la población era analfabeta. Cf. León Esteban, "Las obras `Ilustradas¿ sobre educación y su recepción en España", La Educación en la Ilustración..., págs. 133-160; Antonio Viñao Frago, "Alfabetización e Ilustración: Difusión y usos de la cultura escrita", ibíd., págs. 275-302; Jacques Soubeyroux, "Niveles de alfabetización en la España del siglo XVIII. Primeros resultados de una encuesta en curso", Anales de Historia Moderna, 5, 1985, págs. 159-172.

40  Ruiz Berrio resume así la situación: "No hubo un plan sistemático de creación de escuelas antes de la España constitucional. Las autoridades locales, cuando fueron conscientes de su necesidad, fueron las que tuvieron que socorrer a la misma por su cuenta y con las luces de que disponían. Y donde no llegaba la oferta pública, se solicitó de la caridad y de la ilustración de los particulares (civiles o religiosos) el suplir aquella falta; lo que hay que matizar, recordando que los afectados, los padres de entonces, no sentían interés alguno por instruir a los hijos en la mayor parte de los casos. Eran los gobernantes, las minorías ilustradas, los que coaccionaban para la escolarización de los niños, a fin de potenciar la economía nacional y posibilitar la difusión del programa de ciencia, política y cultura que defendían. Con ello estaban sustituyendo (o al menos simultaneando) las preocupaciones escolares de los reformistas religiosos del siglo XVI por las de los reformistas civiles del XVIII. Pero no pasaron de preocuparse" (Julio Ruiz Berrio, "La Educación del Pueblo Español en el proyecto de los Ilustrados", La Educación en la Ilustración..., págs. 163-191, espec. pág. 188). Vid también Antonio Viñao Frago, "Alfabetización e Ilustración..., pág. 288.

41 Hasta 1780, el Consejo de Castilla delegó en la Hermandad de San Casiano la facultad de examinar a los maestros y de expedir títulos. Aunque este título de maestro se exigía para enseñar en toda España, en los pueblos pequeños que no se podían permitir el mantenimiento de un maestro "oficial", examinado se permitía enseñar "a qualquiera que esté medianamente instruido" (Aguilar Piñal, "La enseñanza primaria...", pág. 48-49).

42  Cf. León Esteban, "Las Obras...", pág. 146. El 11 de julio de 1771 una disposición de rango nacional fijaba por primera vez en España a ese nivel los requisitos y circunstancias que debían reunir los maestros de primeras letras. Entre estos requisitos, aparece el aprobado en Doctrina Cristiana, la limpieza de sangre, y un informe sobre buena vida y costumbres. Se les sometía, además, a un examen sobre su pericia en el "arte de leer, escribir y contar", aunque para las maestras no era necesario este último requisito (Cf. Julio Ruiz Berrio, "La Educación...", págs. 163-191, espec. pág. 174 y 187). En 1781 hay una Real Cédula de fecha 12 de julio que se considera por algunos historiadores como el documento que señala la orden de obligatoriedad de la enseñanza en España, aunque se trata de una especie de ley sobre vagos y maleantes. Pero será en 1797 cuando se cree una Junta superior de enseñanza con el encargo de redactar un Plan uniforme de todos los grados docentes destinado a toda la nación, aunque hasta principios del siglo siguiente no se dan los primeros pasos en este sentido.

43  La Real Cédula de Carlos III de 23 de junio de 1763 (Real Cédula de S. M. a consulta de los señores del Consejo reduciendo el arancel de los derechos procesales de vellón en toda la Corona de Aragón y para que en todo el reyno se enseñe en la lengua castellana con otras cosas que se expresa) señalaba lo siguiente: "Finalmente mando que las enseñanzas de primeras letras, latinidad y retórica se haga en lengua castellana, dondequiera que no se practique, cuidando de su cumplimiento las Audiencias y justicias respectivas, recomendándoles también por mi consejo a los diocesanos, universidades y superiores seglares para su observación y diligencia en extender el idioma general de la Nación para su mayor armonía y enlace recíprocos". Cf. R. López Martín y Manuel López Torrijo, "Política legislativa borbónica: exámenes y privilegios de los maestros de primeras letras en el siglo XVIII", en Educación e Ilustración en España, III Coloquio de Historia de la Educación, Universidad de Barcelona, 1984, pág. 259; Jordi Monés i Pujol-Busquets, "La Ilustración en España. Algunas precisiones sociolingüísticas sobre la escolarización", La Educación en la Ilustración..., págs. 423-441.

44  La Provisión del Supremo Consejo del 22 de diciembre de 1780 aprueba los Estatutos del Colegio Académico del noble arte de Primeras Letras y suprime la Hermandad de San Casiano, que hasta entonces había monopolizado la enseñanza de primeras letras (cf. supra nota 41). En dicha Provisión "se ordena enseñar en las escuelas: lengua nativa (castellana), Gramática, Ortografía ambas según las Reglas de la Real Academia de la Lengua". En la misma línea se expresaban los reglamentos específicos de distintas instituciones escolares de la época. Cf. R. López Martín y Manuel López Torrijo, "Política...", pág. 259; Jordi Monés i Pujol-Busquets, "La Ilustración en España. Algunas precisiones...", págs. 423-441.

45  Cf. Aguilar Piñal, "La enseñanza...", pág. 58.

46  "Informe de la Junta creada por la Regencia para proponer los medios de proceder al arreglo de los diversos ramos de la instrucción pública" en Manuel José Quintana, Obras completas, II, Madrid, 1897, págs. 3-46 (también en Obras, B. A. E., XIX, págs. 175-192). El 7 de marzo de 1814 se acepta la propuesta, pero se mantiene el latín para los estudios de teología, derecho canónico y derecho civil. Cf. F. Lázaro Carreter, Las ideas..., pág. 182; Gutiérrez Cuadrado, "La sustitución del latín...", pág. 252.

47  En 1797, el obispo Tavira envía un informe al rey en el que lamenta la decadencia de las escuelas de primeras letras, de las que los niños salen sin apenas saber nada. Indica que, en el mejor de los casos, "han aprendido materialmente lo que dice un breve y descarnado catecismo por la rutina de decirlo y contarlo en ciertos días, y aquí termina la educación que se puede decir nacional" (cit. por Alejandro Mayordomo, "Iglesia, Religión y Estado en el Reformismo Pedagógico de la Ilustración Española", La Educación en la Ilustración..., págs. 443-466). Cf. Joël Saugnieux, La Ilustración cristiana española. Escritos de Antonio Tavira (1737-1807), Oviedo, Ediciones Universidad de Salamanca-Centro de estudios del siglo XVIII, 1986, págs. 109-122. La crítica de la educación tradicional fue una constante del pensamiento ilustrado, y no sólo en España (cf. J. A. Maravall "Idea y función de la educación en el pensamiento ilustrado", ahora recogido en Estudios de la historia..., págs. 489-523, espec. págs. 497-508).

48  Cf. Francisco Aguilar Piñal, "Entre la escuela y la universidad: La enseñanza secundaria en el siglo XVIII", La Educación en la Ilustración..., págs. 225-243. La denominación se da en la reforma educativa promulgada en Francia a principios del XIX como consecuencia de los cambios revolucionarios. Hasta 1813 no es recogida esta innovación en España; lo hace Manuel José Quintana en el Informe citado más arriba.

49  Cf. R. L. Kagan, Universidad y sociedad...; A. Mestre, "Mayans y Oliva", pág. 502.

50  Sobre las humillaciones que sufrían los maestros en el siglo XVI, pueden verse las patéticas descripciones de Lorenzo Palmireno, quien refleja la falta de preparación y la picaresca que reinaba en la enseñanza y en la que el aparente dominio del latín tenía un papel fundamental. Escribe Palmireno en El latino de repente (Zaragoza, Lorenzo y Diego Robles, 1588, 5ª edic., pág. 118): "Ha querido nuestra desdicha, que en algunas Repúblicas de España, sólo por oyr a uno hablar prompto Latín (aunque le veen con un bordón y vestido de sayal, en aquel hábito que llaman Pordioseros, sin informarse de su vida y costumbres) le encomiendan a sus hijos, y escuela pública; y no puede hacer más, porque haviéndose jugado lo que tenía, tomó aquel hábito, y no siendo suyo, no podía durar". Los testimonios de este género aparecen en otros autores. Según indica L. Gil, Panorama social...., pág. 347, en los pueblos pequeños el personal docente "se reclutaba por lo general entre malos estudiantes que no habían podido pasar a las facultades mayores, frailes y seminaristas rebotados, eclesiásticos desprovistos de curato de almas; entre individuos, en suma, con una ligera tintura de latín, universal ignorancia y groseros modales que, sin la menor vocación, encontraban en la enseñanza de sus rudimentarios latines un mísero modus vivendi".

51  Según escribe A. M. Burriel a Mayans, "no nace el daño la falta de buenas Gramáticas sino del general menosprecio quetodo género de gentes hace de estas letras, de la aplicación a ellas y de sus profesores" (6-X-1747, Epistolario II, pág. 351). En otro momento, Burriel describe así a los maestros de gramática: "Por ventura ¿no son casi todos una pobre gente hambrienta que o por haverse mal casado en la carrera de otros estudios, o porque no son para ellos por falta de talento, o por causas peores se aplican a enseñar usando de mil ardides para engañar a los padres y a la juventud? Por ventura, ¿los más pueden ni aún mal comer?" (Epistolario II, pág. 169). Del desprestigio de la figura del gramático, que se extiende hasta el XVIII, y las razones que habían llevado a ella se ha ocupado ampliamente L. Gil en su Panorama social..., págs. 231-295. En el prólogo al su Vocabulario del humanista (Valencia, Pedro Huete, 1565. Ed. de A. Gallego Barnés, Valencia, F. Doménech 1978), Lorenzo Palmireno ya intentaba deshacer la opinión generalizada que relacionaba a los gramáticos de forma exclusiva con la enseñanza infantil, y que era una de las razones de su desprestigio: "¿No habéis oído decir que al gramático le corresponde juzgar toda clase de libros y que es una necedad creer que sólo es gramático el que enseña los primeros rudimentos?" .

52  En la Idea del nuevo método recogerá esto mismo: "Los maestros deben tener salarios suficientes para mantenerse, para que no se distraigan de la enseñanza por la necesidad de buscar lo que necesitan para su vivir y decencia" (I, III, pág. 188).

53  Sobre el tipo de enseñanza del latín que los jesuitas impartían, puede verse R. L. Kagan, op. cit., págs. 93-104; L. Gil, Panorama social..., (págs. 171-173, 273-281, 356-376 y 536-545) indica que "se habían preocupado ante todo de formar buenos cristianos y en segundo lugar de hacer de sus alumnos `buenos latinos¿ " (ibíd. pág. 171). En cuanto a las consecuencias de su expulsión en la Universidad de Valencia, cf. R. Grau, "El reformismo del siglo XVIII y las luchas internas en la Universidad de Valencia", Saitabi, XII, 1962, págs. 199-205, esp. págs. 202-205.

54  Mayans se suma a las quejas de Martí: "El único manantial de nuestra mina es el mal méthodo de las escuelas; pues los primeros años y más preciosos se consumen inútilmente en cosas fútiles; que lo que producen, es llenar los entendimientos de una niebla densíssima, y una barbarie invencible de género, que, quando entra en los espíritus nobles y elevados el conocimiento y arrepentimiento del tiempo malogrado, vel animum despondent, para emprender el camino del aprovechamiento, si fueren constantes que persistieren en seguir el camino del verdadero saber y de la gloria, es necessario, lo primero de todo, que procuren olvidar quanto les enseñaron en las escuelas... Es el Príncipe sólo quien puede ocurrir al exterminio de todas las letras; mudando el méthodo de las escuelas y llamando professores estrangeros, y cerrando la boca a los frayles, que son la sica bonarum artium" (Martí a Mayans, 3-VII-1727, Epistolario, III, pág. 177).

55  Sobre el presunto antijesuitismo de Mayans, cf. Mestre, Ilustración, págs. 76-84; V. Peset, "Un ensayo sobre Mayans", Primer Congreso de Historia del País Valenciano, Valencia 1973, vol. I, págs. 119-147, espec. págs. 129-130 (este artículo puede encontrarse también en Gregori Mayans i la cultura...); François López, J. P. Forner..., págs. 111-113; J. L. Abellán, Historia Crítica..., págs. 435-436.

56  Refiriéndose a los jesuitas, señala en carta a Mayans en enero de 1729: "Dé Vm. por exterminada la lengua latina, pues ellos han sido guadaña de ella en todas partes donde la enseñan, siendo cierto que nadie puede enseñar lo que no sabe. Y este es el dictamen universal de todos los hombres doctos" (Epistolario III, pág. 191. Citado por Mestre, Ilustración, pág. 83).

57  Cf. Aguilar Piñal, "Entre la escuela...", pág. 227; L. Gil, Panorama social..., págs. 356-376; Emilio Redondo, "La secularización docente en la segunda mitad del siglo XVIII español: labor de los políticos", Revista Española de Pedagogía, XXIV, 96, 1966, págs. 283-291.

58  En la Idea del nuevo método (II, cap. XXXVI, pág. 347) expresa la necesidad de que los maestros públicos consigan su plaza por oposición, con lo cual "quedan excluidos muchos inhábiles y un grande número de frailes, que son los que han corrompido mucho la enseñanza, poque el indiscreto amor a ellos, la ignorancia pública y su dominación han ocasionado su introducción con grave daño público; y si son malos, no se atreven a echarlos, pretextando que es descrédito de la Religión, y lo paga la República. Por eso, no se ha de permitir que ningún religioso enseñe públicamente sino dentro de sus claustros y solamente a los de su religión". Cf. A. Mestre, "Ilustrados y reforma universitaria: las `Escuelas¿ " en Universidades españolas y americanas..., págs. 395-402.

59  Ilustración, págs. 76-84 y 473-483. También de A. Mestre, "Mayans y Oliva", págs. 485-502. El testimonio de Burriel confirma que se trataba de una situación frecuente: "Es general la persuasión que para saber latín no es menester más que mal construir una lección de Breviario. Yo he examinado de orden del Consejo de la Governación a varios preceptores que ni sabían cosa alguna de Prosodia, ni hacer un mediano latín, ni podían persuadirse a que ni lo uno ni lo otro fuese útil para algo después de haver enseñado muchos años" (Epistolario II, pág. 103).

60  Censura de Mayans a Noches i Días Feriados sobre la sintaxis del Maestro Juan Torrella, de Coret i Peris en Cartas morales..., tomo III, pág. 380. También se recoge esta censura en el volumen V de las Obras Completas (págs. 335-337). Se trata de la repetición literal de una crítica de Saavedra Fajardo en la República Literaria. Cf. L. Gil, Panorama social..., pág. 86-97 y 139-156.

61  "Que la Gramática Castellana deva preceder a la latina, es cierto: porque en la lengua que se sabe se comprehenden mejor los preceptos" (Al marqués de la Romana, 30-V-1763, BAHM, 170).

62  Cf. Luis Gil, Panorama...; A. Gallego Barnés, "Reforma de las clases de gramática (1561-1589)", Actes du 1er. Colloque sur le Pays Valencien à l¿époque moderne (Pau, 21-23 Avril), 1978, Université de Pau, Publications, 1980, págs. 55-74, esp. págs. 67-68.

63  Cf. E. Ridruejo, "Notas romances...", págs. 51-54.

64  Entre ellos se encuentran algunos próximos a Mayans, como Fray Bernardo de Ribera y Juan Francisco Pastor, cuyo Nuevo, breve i fácil méthodo de enseñar los más dificiles tratados de la gramática latina a la juventud Hespañola..., Madrid, Gabriel Ramírez, 1754, se encabeza con una carta aprobatoria de nuestro autor. Cf. L. Gil, Panorama social..., págs. 157-186.

65  Desde la Edad Media la gramática latina elemental se enseñaba por medio de versos que los niños aprendían de memoria. Cf. Luis Gil Fernández, Panorama social..., pág. 177; A. Gallego Barnés, "Reforma...", pág. 57.

66  Arte para en breve saber latín (1595), recogido en el tomo I de la Opera Omnia publicada por Mayans.

67  Introductiones grammaticas breues e compendiosas, Salamanca, 1533. Cf. La Viñaza, cols. 452-459.

68  Los libros de la Gramática latina escritos en lengua castellana, Madrid, 1583. Nicolás Antonio cita una Gramática Castellana de la misma fecha (Biblioteca Hispana Nova, II, 1788, pág. 239) a la que alude el conde de La Viñaza indicando que no ha conseguido encontrarla (col. 516). Probablemente Nicolás Antonio se refería a la gramática latina en lengua castellana. Para el griego, Mayans recomienda habitualmente otra obra de P. S. Abril, la Gramática Griega, escrita en lengua Castellana (Madrid, Pedro Madrigal, 1587). Cf. Specimen, págs. 108-112; M. Morreale, Pedro Simón Abril, págs. 92-95 y 183-186.

69  Nueva y subtil invención en seis instrumentos intitulado Juego y exercicio de letras de las sereníssimas Infantas doña Ysabel y doña Catalina de Austria; con la qual facilíssimamente y en muy breve tiempo, se aprenderá todo el artificio de las gramáticas que hasta agora se han compuesto, y se compusieran de aquí en adelante, Madrid, Heredero de Alonso Gómez, 1581.

70  Trilingue de las tres lenguas Castellana, Latina y Griega, todas en Romance, Salamanca, Oficina de Antonia Ramírez, 1627. El Arte Kastellana ha sido editada por Manuel Taboada Cid, Santiago de Compostela, Universidad, 1984. En el Specimen de Mayans (págs. 137-138) aparecen esta obra y la Ortografia Kastellana, nueva i perfeta, Salamanca, Xacinto Tabernier, 1630.

71  Cf. Lázaro Carreter, Las ideas..., op. cit., págs. 145-146; Romera-Navarro, "La defensa...", pág. 235; J. Alonso Montero, "La pugna latín-romance en la enseñanza de la lectura en el siglo XVI", Actas del III Congreso de Estudios Clásicos, Madrid, 1968, págs. 173-175.

72  Según señala A. Carrera de la Red, la conveniencia o no de hablar latín "se resuelve en los humanistas en función de los postulados de los que partan; anomalistas-ciceronianos temen hablar latín y estropear con ello la propiedad de la lengua latina que, por otra parte, es para ellos lo más importante; analogistas-no ciceronianos son partidarios del latine loqui necesario para devolver a esta lengua su esplendor, aun a riesgo de volver a alejarla de su pristina pureza clásica" (op. cit., pág. 88).

73  Sobre la célebre paradoja del Brocense, basada en la imposibidad de dominar el latín coloquial, según la cual Latine loqui corrumpit ipsam latinitatem y los barbarismos del "latín macarrónico", cf. P. V. González de la Calle, "Latín y romance, contribución al estudio de la vida docente española en el siglo XVIII", Varia. Notas y apuntes sobre temas de letras clásicas, Madrid, 1916, págs. 211-299 y del mismo autor "Latín universitario. Contribución al estudio del uso del latín en la Universidad de Salamanca", Homenaje a Menéndez Pidal, I, 1924, págs. 795-818; Lázaro Carreter, Las ideas..., págs. 145-146; L. Gil, Panorama social..., págs. 38-39 y 127-138; M. Bataillon, Erasmo y España, págs. 692-693; E. Ridruejo, "Notas romances...", págs 49-50.

74  Tal como indica Gutiérrez Cuadrado, el latín que Mayans defendía era "un latín escrito, elegante, de raigambre humanista. Este latín no se podía hablar y debía fijarse en los modelos clásicos y en algunos modernos como Vives" ("La sustitución del latín...", pág. 247).

75  "Las preguntas, observaciones y reparos, así como las respuestas y satisfacciones en los ejercicios de humanidades, se harán precisamente en castellano, y prohibimos absolutamente que se puedan hacer en latín, con ningún pretexto" ("Reglamento literario e institucional extendido para llevar a efecto el plan de estudios del Colegio Imperial de Calatrava en la ciudad de Salamanca", Obras, I, Madrid, B. A. E., 1963, págs. 169-229. La cita corresponde a la pág. 220). Cf. E. Ridruejo, "El estudio...", pág. 519.

76  Aplicaba nuestro autor el mismo criterio al griego: "Pero V. M. ¿qué se cansa en la pronunciación de una lengua muerta, i que quizá en toda la vida no hablará con otro? I nunca hablará con griego antiguo de cuyo tiempo es la qüestión. No sabemos la pronunciación latina estudiando toda la vida esta lengua; i quiere V. M. penetrar la griega" (A B. Ballester, 8-XI-1749, BAHM, 147).

77  Cf. Carrera de la Red, pág. 93. Luis Vives, al analizar la dualidad `latín-romance¿ encuentra como eje en el que apoyar el contraste que la caracteriza el hecho de que una de estas lenguas deba aprenderse por arte, mientras que en la otra el uso es suficiente. Así aparece en De tradendis disciplinis, III, 1: "In sermone qui ore totius populi erit, nihil necessum est artem aut regulas formari, ex populo ipso promptius ac melius discent, quamquam sunt nonnulla a doctioribus ex analogia obseruata, vt in populo romano etiam tum quum illu rerum domino sermo hic latinus vulgaris esset ac patrius. Sed in quocumque alio ascititio quo iam nullius est gentis, omnino formulae sunt opus ne fallaris, neu loquaris viciose".

78  Señala Mayans en el Specimen a propósito del vocabulario de Vives: "Sed in linguis graeca, hebraea, latina, quae iam in usu populari non sunt, sed ex libris tantum eruendae, minime licet verba fingere, nec latinae linguae quicquam addere, quod ex libris latinorum non fulciatur... Ex quo lingua illa in usu populari esse desiit, mansit tamen inter doctos, qui eam aut loquuntur, aut scribunt, pristina illa facultas, necessitate id poscente, si ipsi diversarum linguarum sint, & inter se colloqui velint, aut scribunt, ut doctrina latius propagetur, & aeterna lingua consignata perenniter conservetur" (pág. 45).

79  Mayans alude repetidamente a Cicerón; pero, como puede observarse no es el modelo único. En general, en la mayoría de los tratados del XVI la "edad de Cicerón" se consideraba como la época dorada de la lengua latina. Sobre el ciceronianismo en Valencia, cf. A. Gallego Barnés, "Reforma...", pág. 65.

80  Burriel discrepaba de Mayans en el poder de las impresiones sin otros apoyos. Hacía falta, en su opinión, un cambio de actitud hacia estos estudios: "Vmd. dice: No se sabe lengua latina, porque no hai Gramática buena etc. Lo mismo dice Vmd. de la Oratoria, Philosophía, Jurisprudencia, etc. y que el remedio consiste en pocos millares de pesos que sirvieran de coste de sus impresiones. Yo no juzgo así, antes digo, con el P. Mariana en su dedicatoria al rey. No se sabe lengua latina en España, mas ¿qué mucho? ningún premio hai en el reyno para tales estudios, ninguno por este camino se adelanta. ¿Qué pocos estudian solamente por saber? La ignorancia de la lengua latina... es de que no hai premios y por consiguiente no se tiene estimación alguna de las letras humanas" (Epistolario II, pág. 102).

81  Cf. A. Mestre, "Mayans y Oliva", pág. 506; G. A. Padley, "The break with tradition: Scaliger, Ramus, Sanctius", Grammatical Theory in Western Europe 1500-1700. The Latin Tradition, Cambridge, Cambridge University Press, págs. 97-110. Nos referiremos esta cuestión en los capítulos dedicado a la gramática española.

82  § 31, págs. 250-251. Cf. también A. Mestre, "Mayans y Oliva", págs. 490 y 518.

83  "Convendrá que traduzgan cosas excelentes y de escritores de estilo sencillo, como Julio César, Cornelio Nepote, algunas epístolas de Cicerón" (Idea del nuevo método..., ed. cit., pág. 203). La enseñanza del latín ha de ser, además, activa, progresiva y realizada de modo que los alumnos no memoricen las reglas sin entenderlas. Indica que "no se ha de pasar de una declinación a otra hasta que la antecedente esté bien sabida" (ibíd., pág. 199) y que "de una clase a otra nadie puede pasar sin que preceda examen y en él sea aprobado" (ibíd., pág. 201). También insiste en que los niños se han de ejercitar constantemente en lo que van aprendiendo (ibíd., pág. 203).

84  Ibíd., pág. 19.

85  Martí advierte a Mayans sobre las obras gramáticales "así porque son pueriles, consideradas en esta tierra, como porque no le nombrarán a Vm. con otro nombre, que el de Gramático por vilipendio, aunque antiguamente fue tan glorioso. Y si le preguntara algún fraile a otro que no lo sea (porque en eso son todos iguales) ¿qué cosa es D. Gregorio Mayans?, respondería: un buen gramático [...] y en esta tierra basta que uno sepa latín, aunque sepa otras cosas, para que le den el nombre de Gramático" (Martí a Mayans, 5-X-1735, Epistolario I, pág. 372). Tal como señala L. Gil, "como a Arias Montano en el siglo XVI, también se le reprochaba a Mayans en pleno XVIII el hecho de ser `muy gramático¿ " (Panorama social, pág. 293).

86  Cf. Mestre, Ilustración, págs. 312-317. Sobre la confianza dieciochesca en la educación y las metas que ésta perseguía, cf. J. A. Maravall "Idea y función...".

87  "¿Qué más se puede decir de no haber querido obedecer en esta ciudad tres repetidas órdenes del Consejo para que se enseñe mi Gramática, habiendo yo hecho dos costosísimas impresiones en que he agotado inútilmente todas las sobras de mi patrimonio..." (Carta a Jordán Asso, de fecha 23-III-1773 en "Correspondencia de Gregorio Mayans i Siscar¿, pág. 559). Las referencias a la imposición de la Gramática y a la exaltación de sus méritos constituyen el centro de la correspondencia de Mayans en estos años.

88  Cf. Sarrailh, La España ilustrada..., pág. 144.

89  "El Consejo, sin averlo yo suplicado, mandó que mi Gramática se enseñara en las Universidades de la Corona de Aragón. Los mallorquines representaron por querer continuar con la Gramática de Andrés Semper escrita en mallorquín. Los catalanes por no dejar la enseñanza de su lengua. A unos i a otros los perdono. Los Aragoneses opusieron el privilegio del Hospital General... El alma del negocio era el manejo de los esculapios" (A Pérez Bayer, Epistolario VI, pág. 357, 24-XII-1774).

90  Gregori Mayans i la cultura..., pág. 220. Señala V. Peset el apoyo que, frente a la oposición interior, recibió Mayans de sus amigos extranjeros a la hora de defender su obra.

91  Panorama..., págs. 175-179: "Al igual que Mayans, otros eruditos y pedagogos, siguiendo precedentes ya antiguos de Thamara y del Brocense, compusieron gramáticas latinas en versos castellanos con los mejores propósitos de eficacia pero sin resultados positivos [...] y en este vano empeño, con indudable afán de servicio y la creencia ingenua de contribuir a una renovación metodológica, gastaron su esfuerzo unos ancianos beneméritos como eran ya a la sazón Mayans e Iriarte".

92  Ibíd.

93  Las ideas..., págs. 156-158.

94  "Mayans y la Filología...", págs. 397-403. Como hemos indicado, el analisis de la Gramática latina de Mayans queda fuera del campo de estudio que nos hemos marcado. Recogemos las palabras de F. Lázaro Carreter, Luis Gil y Antonio Tovar a título informativo por tratarse de opiniones autorizadas.

95  Martí y Mayans destacan que el éxito de Feijoo se debe a que escribe en castellano, lo que le facilita ser leído por los españoles, pero le dificulta su difusión en el extranjero y pone en cuestión la profundidad y erudición de sus escritos. Cf. A. Mestre, Introducción al Epistolario, III, págs. XXXIII-XXXIV.

96  Cf. "Mayans y Oliva", pág. 505.

97  Cf. Sarrailh, La España ilustrada..., pág. 155; J. A Maravall, "Idea y función..." (cf. supra nota 86).

98  Cf. R. L. Kagan, op. cit., págs. 86-87; L. Gil, Panorama social..., págs. 55-66; J. A. Maravall, "Los límites estamentales de la educación en el pensamiento ilustrado", ahora recogido en Estudios de la historia..., págs. 460-475.

99  Cf. Kagan, op. cit., pág. 89; L. Gil, Panorama social..., págs. 350-356.

100  Plan de instrucción pública (1809), citado por E. Ridruejo ("El estudio...", págs. 520-521), quien señala las razones de esta "concepción selectiva de la enseñanza del latín" por parte de los ilustrados que pertenecían en su mayoría a la pequeña nobleza, así como las contradicciones que aparecen en Jovellanos respecto a los privilegios de la nobleza, y la moderación del reformismo en la época en que las palabras citadas fueron escritas. Cf. también J. H. R. Polt, "Jovellanos...", págs. 321 y 328.

101  Sobre las alusiones a las féminas "cultivadas" o "latinas", puede verse L. Gil, Panorama social..., págs. 48-53.

102  Ya en 1492, Nebrija (Gramática de la lengua Castellana, ed. cit., pág. 101) defiende la prioridad del aprendizaje de la gramática castellana, ya que "después que sintieren bien el arte del castellano... cuando passaren al latín no avrá cosa tan escura que no se les haga mui ligera". Como hemos indicado, la dualidad entre latín y romance se reflejaba, en gran medida, en otra dualidad: arte y uso (cf. supra nota 77). Esta oposición está en la base de las reticencias hacia la elaboración de gramáticas de las lenguas vulgares, a la que aludiremos en el capítulo siguiente de este trabajo.

103  Compárese con la actitud de Jovellanos que hemos citado en la nota 75.

104  Estas propuestas innovadoras fueron apoyadas por grupos universitarios progresistas, como el de Alcalá de Henares, al que ya hemos aludido. Sin embargo, el prestigio del latín hizo que estos intentos de renovación no fructificaran hasta el Informe de la Junta de Cádiz de 1813. Cf. supra nota 48.

105  "Los que arguyen y defienden hablen en latín, excepto en las Matemáticas, en que podrán hablar en la lengua materna, para que puedan ser entendidos de los que no han estudiado latín" (I, XXXVI, pág. 284). Anteriormente, al referirse en capítulo XIII a las Matemáticas señala que "habiéndose puesto en Norimberga, una cátedra especial de Matemáticas para los oficiales, en lengua vulgar, salieron excelentes artífices con grandísimo provecho de aquella ciudad... La dificultad consiste en el modo con que debe enseñarse la Matemática, si en latín o en castellano... Si se quiere que se enseñe en castellano y por libros impresos, por ahora no hay otro medio sino leer por el Compendio matemático del Dotor Tomás Vicente Tosca, repartiendo su letura en tres o cuatro años, según pareciere. Y tendría yo esto por más conveniente, porque así podrían acudir los oficiales de las artes mecánicas y los marineros y aplicados a la mercancía y muchos hombres honrados y decentemente vestidos, a oír aquella parte de las Matemáticas que deseen entender y practicar para sus fines" (pág. 225).

106  "La Universidad debe tener una cátedra de Anatomía; y es cosa digna de deliberación si debe enseñarse en latín o en castellano, para mayor facilidad de entenderla..." (I, XV, pág. 236). En cuanto a la Medicina, señala la necesidad de saber latín y griego, mostrándose así de acuerdo con Piquer, quien llegó a afirmar que era "cosa extravagante que fíe de la salud de los hombres a quien no se puede fiar un párrafo de la lengua latina" (Lázaro Carreter, Las ideas, pág. 167); pero no duda en manifestar dirigiéndose a otro médico: "De que las recetas estando en Romance se hagan comunes no haga Vmd. caso, porque los curanderos, si están en latín, se las hacen traducir mal, i es peor... Hipócrates recetava en griego, Celso en latín, Muratori en italiano i, lo que es más, Salomón en hebreo, i nadie los reprehendió" (A Millera, 4-III-1741, Epistolario I, pág. 433). Cf. Mariano y José Luis Peset, La Universidad..., págs. 261-270.

107  Cf. Lázaro Carreter, Las ideas..., págs. 113-114.

108  Ibíd., págs. 222-225; A. Mestre, "La reforma de la predicación en el siglo XVIII (A propósito de un tratado de Bolifón)" en El mundo intelectual..., págs. 273-330; León Lopetegui, "Visión de la oratoria sagrada de dos destacados escritores del siglo XVIII: Mayans y Siscar-Burriel (1744-1758)", Letras de Deusto, XII, 1977, págs. 85-110.

109  Sobre la importancia atribuida al arte epistolar en el XVIII para la consecución de puestos en las secretarías de los dignatarios civiles y eclesiásticos, cf. A. Gallego Barnés, "Reforma...", pág. 64.

110  Los fracasos en el intento de crear una lengua universal hicieron que el latín siguiera siendo lengua franca en el intercambio intelectual entre autores de diferentes países, aunque las lenguas modernas recuperasen terreno a lo largo del siglo. Cf. A. Mestre, Introducción al Epistolario Mayans-Martí, págs. XXXIII-XXXIV. Según indica Mestre más adelante en esta misma Introducción (pág. LII), "la República de las Letras era una realidad a principios del XVIII. Los intelectuales, humanistas o filósofos, tenen una serie de puntos comunes que los unen, pese a sus diferencias políticas o religiosas. Por de pronto, una lengua universal, el latín, con la que comunican sus ideas y proyectos". Cf. la posición de Hervás en Lázaro Carreter, Las ideas..., pág. 169.

111  Cf. V. Peset, "Els amics estrangers de Mayans" en Gregori Mayans i la cultura..., págs. 45-227.

112  Cf. Gutiérrez Cuadrado, "Mayans i la lengua...", pág. 325.

113  Según Mayans, las lenguas modernas estaban sujetas a unos procesos de corrupción que podían llevarlas, incluso, a la desaparición, mientras que el latín perduraría a lo largo de los siglos, por lo que puede convertirse en depósito de la cultura. Cf. supra nota 30.

114  Cf. supra nota 22.

115  Las críticas en este sentido aparecían ya en el XVII. Cf. L. Gil, Panorama social..., págs. 216-217.

116  La reforma de las letras sólo se concibe como posible con el apoyo del poder. Así lo manifiesta A. M. Burriel de forma explícita: "Yo estoi firmemente persuadido a que el medio más propio por no decir único, para hacer mudar en breve de semblante el estado de las letras es o el hacer sabios a los poderosos o a lo menos ganar los sabios bien intencionados su gracia para empeñarlos luego a que fomenten y den eficacia a las buenas ideas... Veamos un exemplo patente de Gramática Latina en nuestra nación. ¿Qué huviera hecho Antonio de Nebrija con todos sus trabajos, estudios y libros contra los bárbaros si no huviera sabido grangearse y conservar la gracia de la reyna D.ª Isabel y después de cardenal Ximénez y otros prelados y Grandes?" (6-X-1747, Epistolario II, pág. 351).

117  Rhetórica, pág. 319; cf. J. Pérez Magallón, En torno a las ideas..., págs. 192-206.

118  Pueden encontrarse las relaciones de autores preferidos por Mayans, más o menos restringidas según las circunstancias, en distintas obras. Señalamos sólo algunas referencias: Rhetórica, pág. 319; Oración en que se exhorta..., págs. 569, 578 y 581; Alabanza a Saavedra, pág. 549 y 550; Oración a la Divina Sabiduría, pág. 596.

119  Sobre el papel de Mayans en la difusión de este autor en el siglo XVIII, cf. Francisco Javier Díez de Revenga, "Juicios dieciochescos sobre Saavedra Fajardo", Monteagudo, 56, 1976, págs. 39-44; A. Mestre, "La obra literaria de Saavedra vista por Mayans", Monteagudo, 86, 1984, págs. 49-54.

120  Cf. Lázaro Carreter, Las ideas..., págs. 210-212.

121  Ibíd., págs. 213-225.

122  "El mito del Siglo de Oro, creación de los eruditos dieciochescos, como imagen nostálgica y acicate de emulación, comenzaba a convertirse en el tópico asidero de cuantos, desde entonces hasta nuestros días, han tenido en nuestro país el desacierto de consagrar sus vidas a las humanidades clásicas" (Luis Gil, Panorama social..., pág. 294). Sobre el concepto Siglo de Oro en el XVIII, cf. F. Lázaro Carreter, Las ideas..., págs. 229-236; Hans Juretschke, Vida, obra y pensamiento de Alberto Lista, Madrid, CSIC, 1951, págs. 223-250; François López, J. P. Forner et la crise..., págs. 165-174; J. Pérez Magallón, En torno a las ideas..., págs. 252-261; J. M. Rozas, "Siglo de Oro: Historia de un concepto, la acuñación de un término", Estudios sobre el Siglo de Oro. Homenaje al profesor Francisco Ynduráin, Madrid, Editora Nacional, 1984, págs. 413-428.

123  Cuando se crea la Academia Valenciana señala don Gregorio entre las obras que deben prepararse diversos diccionarios, de epítetos, etimológico, de voces anticuadas, y, sobre todo, una Gramática y una Retórica españolas (Oración a la Divina Sabiduría, págs. 596 y 600). Esto sucedía en 1743; nueve años antes, las mismas necesidades habían sido expuestas en la Carta-dedicatoria a Patiño, sin que consiguiese el apoyo esperado.

124  "Yo ahora me empleo en ir limando mi Rhetórica... la erudición es griega i latina en los preceptos, española en los ejemplos en los quales se verán las riquezas de la lengua española", Mayans a Burriel, 16-XI-1754, Epistolario II, pág. 583. Cf. Jesús Gutiérrez, Prólogo al volumen III de las Obras Completas de Mayans, III, Retórica; J. Pérez Magallón, En torno a las ideas..., págs. 102-130. Remitimos a estos dos autores para un análisis más detenido de las ideas expuestas por Mayans en esta monumental obra. Como hemos indicado en la Introducción, donde recogemos las referencias a otros artículos sobre este asunto, el estudio de la estructura y de las ideas literarias de la Rhetórica mayansiana queda fuera del objeto de este trabajo.

125  Bartolomé Jiménez Patón, Elocuencia Española en Arte, Toledo, Thomás de Guzmán, 1603. La obra fue corregida y aumentada en el Mercurius Trimegistus, Baeza, 1621.

126  Agudeza y arte de ingenio, Huesca, 1648.

127  Ignacio de Luzán, La poética o Reglas de la poesía en general y de sus principales especies, Zaragoza, Francisco de Revilla, 1737. Cf. la edición de Russell P. Sebold, Barcelona, Labor, 1977.

128  Pág. 71.

129  En esta obra, publicada en 1733, manifesta Mayans su ideal de retórica frente a las escritas hasta entonces: "¿yo quisiera que las reglas fuessen poquíssimas, más methódicas que las propuestas hasta ahora, i sobre todo más fácilmente practicables, ilustradas todas con escogidíssimos egemplos, no referidos alusivamente, cosa que sólo aprovecha a los mui leídos, sino copiados a la letra... Ahora lo que menos se trata en las rethóricas es esso. Suélese poner gran cuidado en enseñar lo que todos saben i practican sin estudio, tropos i figuras" (§§ 23-25, pág. 44).

130  Al igual que ocurrió con la Gramática latina, la Universidad de Alcalá intentará implantar, sin éxito, la Rhetórica de Mayans. Cf. Sarrailh, pág. 144; Lázaro Carreter, Las ideas..., págs. 173-175.

131  Cf. Lázaro Carreter, Las ideas..., págs. 164-166; E. Ridruejo, El estudio...; J. H. R. Polt, "Jovellanos...", pág. 328. Tal como indica L. Gil (Panorama social..., págs. 60-66), algunos textos de fines del XVIII y principios del XIX parecen firmar "el acta de defunción de la lengua latina en España, si no supiéramos que su historia en los tres siglos precedentes fue la de un enfermo crónico que, en continua agonía, supera mal que bien las sucesivas crisis sin resignarse a morir definitivamente".

132  Cf. Lázaro Carreter, Las ideas..., págs. 167-170; M. Batllori, La cultura hispano-italiana...; también de M. Batllori, "Gregori Mayans i la cultura italiana" en Mayans y la Ilustración..., I, págs. 155-170; A. Mestre, Historia, págs. 359-365.

133  Cf. Lázaro Carreter, Las ideas..., pág. 169.

134  Cf. Sarrailh, La España ilustrada..., págs. 144 y 405.

135  Cf. E. Ridruejo, El estudio...

136  Transcribimos las palabras del dicho Informe: "Bastará decir que es un oprobio del entendimiento humano suponer que la ciencia de Dios y de la justicia hayan de ser mejores tratados en este ridículo lenguaje [el llamado "latín de escuelas"], que en la alta, grave y majestuosa lengua española" (cf. supra nota 48). Cf. Lázaro Carreter, Las ideas..., quien señala que "el nombre de Jovellanos se vislumbra en todo el proyecto" (págs. 181-182).

137  Juan Gutiérrez Cuadrado, "Mayans y la lengua...", pág. 329. La preferencia por el latín viene justificada, según indica este autor, por la excelente formación de Mayans como latinista, la posibilidad de comunicación con los sabios europeos y el hecho de que los libros fundamentales de las ciencias están escritos en latín.

138  Cf. supra notas 105 y 106.

139  Así lo muestra la correspondencia entre ambos escritores durante más de veinte años. Cf. Gutiérrez Cuadrado, "Mayans y la lengua...", págs. 336-339 y nuestro artículo "Un manuscrito inédito del siglo XVIII sobre gramática española", en prensa en las Actas del XIX Congreso Internacional de Lingüística e Filoloxia Románica, celebrado en Santiago de Compostela del 4 al 9 de septiembre de 1989. Cf. también el capítulo segundo de este estudio.

140  Cf. Lázaro Carreter, Las ideas..., págs. 157-209.

141  Se conserva en dos tomos en el Colegio de Corpus Christi de Valencia (BAHM).

142  Jovellanos en su Reglamento del Colegio Imperial de Calatrava señala que hay que conocer los "excelentes modelos latinos" no para hablar esta lengua, sino para aplicar "las ideas del buen gusto que recibieren en ella a la lengua castellana". Cit. por E. Ridruejo, "El estudio...", pág. 519; M.ª Ángeles Galino, Tres hombres y un problema: Feijoo, Sarmiento y Jovellanos ante la educación moderna, Madrid, CSIC, 1953.

143  "Hasta ahora no ha avido quien aya escrito de todos los Jurisconsultos, de quien ai noticia en el Derecho Cívil... Sobre lo qual, siendo Dios servido, este año verá V. M. lo que yo he trabajado en español para que los nuestros me entiendan mejor; i sepan lo que deven saber para el manejo del derecho" (A Francisco de la Mata Linares, 1-I-1771, BMV, caja 7272-37, ms. 10046). "Si consigue V. M. lo que desea de hacer colecciones de obras que no han salido a luz de las lenguas eruditas i de la española, merecerá que le levanten un coloso de oro como ilustrador de los españoles en tiempos de tanta ignorancia. Yo empezaría por las españolas para instruir mejor a la nación, porque lo contrario es empezar a instruir a los extrangeros capaces de entender lo que está escrito en hebreo i griego. La gran dificultad de introducir la erudición consiste en facilitar el buen gusto que debe tener su principio en la propia lengua" (A Pérez Bayer, 3-V-1762, Epistolario VI, pág. 212).

144  "Vm. tiene razón en tratar como delirante al Maestro Feijoo. De cada asunto que trata, ai libros excelentes que él no ha visto. La variedad le concilia el crédito de erudito, que no merece, pero entre los ignorantes..." (Mayans a Capdevila, 19-I-1761, Epistolario I, pág. 215). Sobre las traducciones y la difusión de las obras de Feijoo en Europa, cf. Agustín Coletes Blanco, "Notas sobre la influencia de Feijoo en Inglaterra: algunas traducciones y menciones", BOCES. XVIII, 3, 1975, págs. 19-54; Manfred Tietz, "Feijoo y Alemania: las traducciones parciales de sus obras en la Alemania del siglo XVIII", BOCES. XVIII, 7 y 8, 1980, págs. 101-116. Cf. supra nota 95.

145  No hay en la erudición de Mayans, según la autora, fines minoritarios o elitistas "como han querido ver los defensores del ensayismo vulgarizador de Feijoo", sino un planteamiento riguroso en la divulgación ("La voluntad orgánica...").

146  Cf. A. Mestre, Ilustración, págs. 79-87 y 312-317; Despotismo, págs. 46-52; Influjo europeo, págs. 181-236; S. Albiñana, Universidad e Ilustración, págs. 174-175; François López, J. P. Forner et la crise..., págs. 136-151 y "Lo valenciano...", págs. 225-226. Mayans es heredero de los autores de la pre-ilustración valenciana, los novatores (Baltasar Íñigo, Tosca, Corachán....), que escribieron sus obras sobre medicina, matemáticas y medicina en castellano, convertido así en la lengua de la ciencia moderna, frente al escolasticismo. Para el estudio del griego y del hebreo Mayans recurre a los autores humanistas y erasmistas: Núñez, Pedro Simón Abril, la edición políglota de la Biblia realizada por Arias Montano, etc. (cf. supra nota 33). Tal como indica Abellán, "Mayans no trata de innovar, sino de `restaurar¿ un pasado que cree todavía lleno de fecundas posibilidades... En este sentido, el uso de la lengua vulgar no puede ser más beneficioso, pues contribuye al mismo tiempo, y recíprocamente, a la extensión de los conocimientos y a su inevitable laicización" (op. cit., pág. 425).

147  "Cierta es la competencia con las [lenguas] más cultas de Europa. Superiores son nuestras armas; quiero decir, nuestra lengua, si la manejamos tan bien, como nuestros mayores la espada" (Oración, pág. 580).

148  V. Peset, "Un ensayo...", pág. 134. Tal como ha indicado A. Mestre, hay un movimiento reformista periférico que, sin despreciar la cultura francesa, tiene una conexión más íntima con los países aliados que intervinieron a favor de los vencidos en la Guerra de Sucesión (cf. introducción a Epistolario III, págs. XXVI-XXIX).

149  V. Peset, "Un ensayo...", pág. 135.

150  Cf. supra notas 95 y 144.

151  Instrucciones sobre estudios, BAHM, 183. El texto aparece también con esta redacción: "Finalmente se propone que se aprenda la lengua francesa. Ciertamente es cosa útil; pero no propia de un Seminario: i deviendo cada qual pagar al maestro de lengua francesa; esta es cosa que no se impide a qualquiera en qualquier tiempo".

152  Mayans se opone al abandono del estudio de esta lengua en el citado Plan: "La lengua griega necessariamente deve enseñarse no solamente para la inteligencia de las sagradas letras; sino también para percibir el fruto de la dotrina de los Santos Padres Griegos, que en la erudición i eloqüencia excedieron a los latinos". Como sucedía en el caso del latín, critica las alusiones a la correcta pronunciación de una lengua muerta: "Siguiendo este errado modo de pensar se contenta el autor del Plan con decir, que los discípulos han de aprender a leer i pronunciar el Griego con propiedad: quál aya de ser propiedad de esta pronunciación no la entiendo, si no resucitan los antiguos escritores griegos" (Instrucciones sobre estudios, BAHM, 183)

153  Cf. E. Ridruejo, "El estudio...", pág. 522; J. H. R. Polt, "Jovellanos...", págs. 329 y 331. Tal como indica Mestre, "Jovellanos... es el heredero de todos los movimientos reformistas del siglo en el campo económico, político y cultural", Despotismo, pág. 161.

154  El amor y el interés de Mayans por la lengua valenciana ha sido expuesto de manera brillante y documentada por Antonio Mestre. Aportaremos aquí testimonios que contribuyen a aumentar la información sobre el tema, pero que no modifican sustancialmente las conclusiones a las que llega Mestre, lo que resulta lógico si tenemos en cuenta su perfecto conocimiento de los escritos mayansiansos. Cf. Historia, págs. 272-292 e "Interés de los amigos extranjeros de Mayans por la lengua `lemosina¿ ", El mundo intelectual..., págs. 99-119.

155  "Aseguro a V. S. que he tenido gran placer cuando he leído que su presente diversión es aclarar los antiguos trovadores, pues esta diligencia aprovechará par que conservemos el debido amor a la lengua lemosina, origen de la valenciana i catalana, que tan aprisa vamos olvidando" (A Caumont, 21-III-1735, BAHM, 140). Cf. A. Mestre, "Interés de los amigos extranjeros...", págs. 103-119. Según indica Joan Fuster, "els il·lustrats valencians no participaren en cap vel·leïtat de secessionisme regional de tipus lingüístic. Per a ells, dir `llemosí¿, `valencià¿, `català¿ o `mallorquí¿ era una qüestió accidental, obligada per les circumstàncies, i prou" (J. Fuster, "Català i castellà entre els valencians de la Il·lustració" en Segon Congrés Internacional de la Llengua Catalana [1986], vol. VIII (Història de la Llengua), València, Institut de Filologia Valenciana, 1989, págs. 19-30, espec. pág. 25).

156  Cf. el capítulo anterior del presente estudio.

157  Sarmiento cita estas palabras de Mayans y comenta: "Con este parche no habrá nación que no exalte su idioma y poesía" ("Escritos filológicos...", pág. 448).

158  Cf. A. Mestre, Historia, pág. 229-237 y "Aportaciones de los hermanos Mayans a Escritores del Reyno de Valencia de V. Ximeno" en El mundo intelectual..., págs. 201-214.

159  Cartas morales..., III, pág. 229. También en el volumen V de las Obras Completas, págs. 311-318.

160  El mundo intelectual..., pág. 100.

161  Cf. Mestre, Historia, págs. 274-275.

162  Cuando Bordazar intenta recoger el vocabulario de los oficios para su Diccionario Facultativo, se ve obligado a recurrir a corresponsales de zonas de habla castellana: "De qualquier modo que sea se ha de pensar en cómo se recogerán o los libros prestándomelos o las voces mandándolas recoger, que no le será impossible al Sr. Nasarre, escrivir v. g. a Sevilla para que un aficionado vaya de gremio en gremio recogiendo los nombres de los instrumentos, materiales i faenas: Como yo lo haría si se usaran en lengua castellana" (De A. Bordazar a G. Mayans, 11-IV-1737, BAHM, 2). Tal como señala R. L. Ninyoles, el uso literario del castellano no siempre ha reflejado fielmente la extensión de su uso real; indica este autor que "almenys durant el segue XVIII, les mateixes classes superiors, que mantenien aqueix idioma com a llengua literaria, feien un ús familiar i diari del catalá" (R. L. Ninyoles, Conflicte lingüístic valencià, Valencia, Tres i Quatre, 1978, pág. 43).

163  Cf. M. Sanchis Guarner, Els valencians i la llengua..., págs. 110-114. Pérez Bayer se dirige en valenciano a Finestres en un par de cartas. Cf. J. Finestres, Epistolario I, págs. 583-584 y II, pág. 489.

164  Jordi Monés i Pujol-Busquets, La llengua a l¿escola, Barcelona, Barcanova, 1984, pág. 27. Según indica este autor, el colegio nobiliario de Cordelles "reflectia l¿afany de diferenciació de la classe dominant envers el poble; la llengua era una de les expressions d¿aquesta diferenciació". En las escuelas de gramática de Cataluña, el castellano fue lengua obligatoria desde 1716, mientras que el catalán se mantuvo en las escuelas de primeras letras y la enseñanza de la doctrina cristiana (ibíd., págs. 47-50). Cf., también de Jordi Monés, "La Ilustración¿", págs. 421-441.

165  Historia, págs. 405-412.

166  Ibíd.

167  A principios de XVIII el proceso de castellanización era ya muy evidente. Tal como indica J. Fuster, "l¿episodi de Felip V, important, importantíssim des d¿uns altres angles, es produeix molt després que el sectors cultivats de la societat valenciana tenien ben evident que el castellà se¿ls avia fet imprescindible, i fins i tot més que el llatí. Igual que tants d¿altres seguidors de la causa de l¿arxiduc Clarles, els Maians no identificaven amb el Pretendent cap reclamació que avui, retroactivament, poguéssem qualificar de `nacional¿, i menys encara quant a l¿idioma" ("Català i castellà...", pág. 20). Es muy ilustrativa de las posición que comentamos cierta carta de J. A. Mayans, fiel seguidor y divulgador de las ideas de su hermano, en la que junto a la defensa de los Fueros, expresa su satisfacción por la publicación de obras clásicas castellanas (cf. A. Mestre, Historia, págs. 290-292). G. Mayans dice en carta a M. M. Nava (28-I-1765) que los castellanos: "...quieren que todo el mundo se govierne por sus ideas, por las quales se han perdido a sí mismos i quieren perder a los demás" (ibíd., pág. 420). Cf. supra nota 164.

168  Cf. el capítulo anterior de este estudio.

169  Cf. Emili Casanova, "Sobre los valencianismos del castellano de Valencia en los siglos XVII-XIX", Boletín del Instituto de Lengua y Cultura Españolas, (RILCE), III, 2, 1987, págs. 311-323.

170  De lo que se trata con estas correcciones es de mantener la pureza de la lengua, evitando mezclas corruptoras. Mayans no niega la expresividad de ciertas palabras aragonesas o catalanas; pero, tal como indica él mismo, "quando hablamos una lengua, no la mezclemos con otra, si no, tendremos mayor confusión que la de la Torre de Babel". Cf. M. Batllori, "València i Catalunya al segle XVIII", Primer Congreso de Historia del P. Valenciano, I, págs. 149-173. La cita, en la pág. 169.

171  Sobre el uso incorrecto de estos pronombres, véase el capítulo noveno de este estudio.

172  Cf. Manuel Sanchis Guarner, Els valencians i la llengua...; Philipe Berger, "Contribution a l¿étude du déclin du valencien comme langue littéraire au seizième siècle", Mélanges de la Casa de Velazquez, XII, 1976, págs. 173-194.

173  Una carta de Juan A. Mayans da cuenta de las dificultades que encontraba este propósito de conservación: "La otra súplica que tengo que hacer es que los regulares expulsos tenían en el colegio de Gerona un cancionero de aquellas antiguos trobadores de nuestra lengua. Mi hermano Gregorio deseó conseguir una copia, pero las dificultades que le pusieron de ser mala letra, i de no aver quien la leyesse sino un escrivano ausente, a quien se avía de pagar la habididad de descifrarla; i otros pretextos semejantes le hicieron retirar de su deseo de conservar un monumento tan singular" (De Juan A. Mayans a Esteban Gatell, 27-I-1774, BMV, caja 7271-36, ms. 9700).

174  Puede leerse en A. Mestre, El mundo intelectual..., págs. 114-115.

175  Aunque, como ha señalado Gutiérrez Cuadrado ("Mayans...", pág. 327), puede matizarse esta afirmación basándose en las consideraciones de don Gregorio sobre la perdurabilidad de las lenguas muertas frente a la mutabilidad de las vivas, es posible que la interpretación literal de la afirmación no se apartase demasiado de la intención de nuestro autor en este caso.

176  "Celebro mucho que V. S. Ilma. vaya introduciendo la lengua castellana para que los catalanes se aficionen a los buenos libros que ella tiene; pero siempre es necessaria la conservación de la catalana para la inteligencia de las leyes, escritos antiguos i libros" (A José Climent, 18-X-1768, BAHM, 166. Puede leerse en A. Mestre, Historia, pág. 281). Sobre el foralismo, A. Mestre, Historia, págs. 405-412.

177  La situación no era mejor en Cataluña. Véase la carta de J. A. Mayans citada en la nota 173.

178  Valencia, Imprenta de Cosme Granja, 1750. En el Specimen (pág. 168) escribe Mayans a propósito de Carlos Ros: "Horum opusculorum auctor studiosum linguae patriae se profitetur, quam vindicare prope ab interitu opus est maximorum ingeniorum, & eorum solum, qui per multos annos vacarunt lectioni librorum scriptorum Valentina lingua, qui propter indigenarum incuriam perrati sunt, cum editi consumantur, & nullo modo renoventur".

179  Se trataba del pleito que mantuvo el conde de Benavente sobre la sucesión al ducado de Gandía. Cf. A. Mestre, Ilustración, pág. 318. La correspondencia de Mayans con Roda sobre este tema se conserva en BAHM, 129.

180  Como puede observarse, la alusión a la pronunciación y ortografía valenciana se produce de forma circunstancial, que Mayans califica como "menudencia", frente a sus apreciaciones sobre ortografía española, en las que pone un especial interés.

181  "L¿evolució del sistema palatal català: una interpretació", Sol Post, I, 1990, edit. Ivori, Alacant. Cf. Ricard Morant y Vicent Escrivà, L¿apitxat de Gandia: un problema sociolingüístic, Valencia, C. E. I. C. Alfons el Vell, 1987, págs. 50-54.

182  Cf. Jordi Monés, La llengua a l¿escola, págs. 21-57. La situación lingüística valenciana y de la enseñanza en general, es expuesta brevemente por A. Mestre: "En las Escuelas de Gramática aprendían los alumnos la ortografía latina, no la castellana, mientras en la vida ordinaria hablaban valenciano" ("Prólogo" al Epistolario VI, pág. LXIII). Aunque desde hacía dos siglos se venían escribiendo tratados sobre ortografía española a los que hay que suponer alguna utilidad, la precariedad de la enseñanza, a la que nos hemos referido más arriba, hacía posible la situación que expone Mestre. Cf. A. Esteve Serrano, Estudios de teoría ortográfica del español, Murcia, Publicaciones de la Universidad, 1982, págs. 15-78. Según indica este autor, "al iniciarse el siglo XVIII los tratados publicados sobre ortografía castellana pasaban del medio centenar" (pág. 57).

183  Cf. A. Mestre, Historia, págs. 272-281.

184  Cf. A. Mestre, "Interés de los amigos de extranjeros de Mayans por la lengua `lemosina¿ ", El mundo intelectual..., págs. 99-119.

185  Ofrecemos aquí sólo algunos testimonios sobre el tema: "Mi hermano Juan Antonio i yo hemos ayudado mucho al Dr. Vicente Gimeno para la publicación de los Escritores Valencianos, cuyo primer to. en fol. ha salido a luz con universal estimación por ser una Bibliotheca de los Escritores deste Reino desde su conquista acá, mui abundante i exacta, escrita chronológicamente, i con gran variedad, de suerte que es ameníssima. Solamente le faltava ser crítica, defeto, que en alguna parte he suplido yo en una larga aprovación, en que he dado noticia de los más insignes Escritores Valencianos antiguos i modernos" (Al marqués de Valleumbroso, 17-II-1748, BAHM, 144). "Una vez que V. M. sabía que el Dr. Gimeno abía de hablar de V. M. ha sido V. M. mui descuidado en no verlo antes: i mucho más en no avérmelo escrito; pues yo le huviera dado lo que V. M. huviera querido, como saliendo de mí: como lo he practicado hablando de D. Josef Borrull i de Bordazar; si bien él ha añadido algunas pinceladas, que se conocen, i tratando de mí también ha puesto cosas impertinentes. Yo no quise darle lista de lo que tengo manuscrito para no dar materia de embidia: ni que pusiesse estendidas las citas de los que han hablado de mí, a las quales se pudieran añadir muchas más, sin las que yo ignoro i que nunca llegarán a mi noticia" (A Asensio Sales, 12-IV-1749, BAHM, 148). "El Dr. Gimeno es un buen clérigo que ai en esta Cathedral, que ha escrito con gran diligencia de los Escritores Valencianos en quanto a dar noticias de sus obras. Es alabador en demasía, i algo crédulo: pero su Bibliotheca es utilíssima, i digna de que V. S. la lea: aunque contiene mucha impertinencia" (A Diego de Arredondo i Zorrilla, 30-XII-1752, BAHM, 116). Cf. supra nota 158.

186  Además de los que aparecen en la correspondencia, se conservan en colecciones manuscritas, entre ellas los "Refranes i sentencias recogidas por el canónigo Mayans", BMV 7277-61, sobre los que existe una memoria de licenciatura inédita de María José Lavilla Uriol titulada Los Refranes y Sentencias del Canónigo Mayans. Edición y clasificación, dirigida por Emilio Ridruejo y leída en la Facultad de Filología de la Universidad de Valencia en 1989. También se conserva en el Colegio de Corpus Christi un volumen de Juan A. Mayans de Refranes y poesías (BAHM, 262).

187  "Iosephus Rodriguez, sodalitii Sanctissimae Trinitatis Monachus calceatus, laboriosissimus vir, qui IV Cal. Decembreis anni 1703 obiit, suae Bibliothecae Valentinae inchoatam reliquit editionem. Auctor fuit Monachis Gregorius Maiansius vt eam publici iuris facerent, tum ne Bibliothecae pars maxima iam excusa periret, tum vt autori laboris sui pretium esset, lectorum lectio" (Maianssi Vita, pág. 158).

188  Cf. Batllori, "València i Catalunya...", págs. 166-167. En uno de los tomos de Apuntamientos Varios se conserva un vocabulario valenciano-castellano.

189  Mayans a Cerdá, 11-IX-1779 en "Correspondencia literaria de D. Gregorio Mayans i Siscar", RABM, 1905, 2, pág. 435.

190  En las disposiciones de 1581 se alude por primera vez a la utilización de la lengua valenciana en las clases de gramática. Gallego Barnés ve en estas indicaciones "una afirmación de la lengua vernácula frente a la presión del castellano" ("Reforma...", págs. 70-71).

191  J. Fuster expone claramente la situación: "En la seua perduració merament vegetativa, el català local era vist pels il·lustrats com una relíquia, o més aviat com un estimat parent moribund... El `llemosí¿ ingressava en la categoria de llengua morta i, a tot estirar, se li podia concedir la custòdia pòstuma del `coneiximent¿ " ("Català i castellà...", pág. 24).

192  Cf. M.ª Ángeles Galino, Tres hombres y un problema..., pág. 297; Jordi Monés, "La Ilustración...", págs. 426-427 y 437.

193  Cf. Lázaro Carreter, Las ideas..., pág. 187; Jordi Monés, La llengua a l¿escola, págs. 53-54 y "La Ilustración...", pág. 438. En una carta, Mayans muestra su interés por cierto método de enseñanza del latín en mallorquín: "No solamente aceto el ofrecimiento que V. S. me hace de esse nuevo méthodo de aprender la lengua latina, que se ha de imprimir en castellano: sino que le deseo en mallorquín, como ya se ha impresso" (Al marqués de la Romana, 24-I-1763, BAHM, 170).

194  "Celebro mucho que V. S. Ilma. vaya introduciendo la lengua castellana para que los catalanes se aficionen a los buenos libros que ella tiene, pero siempre es necessaria la conservación de la catalana para la inteligencia de las leyes, escritos antiguos i libros; i para entender mejor la Dotrina Christiana, pues en nuestro reino ai muchos que la aprenden en castellano, i no la entienden porque no saben la lengua extraña, como la nativa" (A José Climent, 18-X-1768, BAHM, 166. Citada por A. Mestre en Historia, pág. 281).

195  A. Morel-Fatio, "Un érudit espagnol au XVIIIe. siècle. D. Gregorio Mayans y Siscar", Bulletin Hispanique, XVII, 1915, n.º 3, págs. 157-226.

196  J. Pablo Forner et la crise..., págs. 157-159.

197  Así las cosas, "don Gregorio accepte volontiers de collaborer à l¿édification de la grande nation espagnole en prônant le rassemblement de tous ses compatriotes autour d¿un patrimoine culturel commun qu¿il est vital de ressisir et de partager", aunque el desea "du fond du coeur que la langue de ses pères continue a vivre et à être étudiée" (Ibíd., pág. 159).

198  Historia, págs. 276-277.

199  Considérese, por ejemplo, la difusión europea que suponía para las obras de Carlos Ros el apartado dedicado a él en el Specimen, aunque en la correspondencia privada don Gregorio lo tachara de ignorante (cf. supra nota 178). Sobre las relaciones de Mayans con Carlos Ros y Luis Galiana, cf. A. Mestre, Historia, págs. 276-279.

200  Ibíd., págs. 282-293. Según indicó M. Sanchis Guarner, los eruditos valencianos del XVIII "no pensaren mai en cap restauració de la llengua ni ressorgiment de la literatura culta autòctona: els seus estudis de les glòries valencianes els inspirava només la curiositat científica i mai no pretenien de ressuscitarles. Entre 1742 i 1751 funcionà l¿Acadèmia valenciana de la Divina Sabiduria, pero cap dels fruits literaris d¿aquella acadèmia ¿com tampoc els de les seues predecessores siscentistes¿ no fou mai escrit en la llengua vulgar del país" (Els valencians i la llengua autòctona..., pág. 88). Cf. supra nota 191.

201  Cf. Sanchis Guarner, La llengua..., op. cit., págs. 177-180; Vicent Simbor Roig, Els orígens de la Renaixença Valenciana, València, Universitat. Institut de Filologia Valenciana, 1980.

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