Buscar: en esta colección | en esta obra
Gregorio Mayans y Siscar -... > Bibliografía > Tesis Doctorales -... > Capítulo III : Superstición y crítica - Persecución de la censura

Datos del fragmento

Pag. Inicio 140 Pag. Fin 151

Texto

[Pg. 140]

PERSECUCIÓN DE LA CENSURA

Todos estos trabajos y proyectos no interrumpieron la labor de Bordazar. Sales continúa la corrección y D. Gregorio ve su deseo cumplido pues el índice hace manejable la Censura. El mismo será el más favorecido en la empresa de continuar la obra de D. Nicolás. Sin embargo el erudito continúa con temor a la persecución, 131 aunque sus amigos de Lisboa, Almeida y el conde de Ericeira, lo animan, Bustanzo manifiesta su deseo de tener un ejemplar de la Censura y González de Barcia alaba la gran empresa incitándolo a que en el prólogo especifique y censure los falsos cronicones.

En noviembre de 1742 finalizó la impresión de la Censura. 132 Bordazar comunicaba a Mayáns, con regularidad, la evolución de la venta de libros, especialmente la buena acogida en la Corte. 133 No obstante, el erudito conoce ya los primeros amagos de la persecución. La primera advertencia le llegó de Madrid. Bustanzo había recibido el encargo de enviar un ejemplar a Muratori y de entregar otro, personalmente, al P. Clarke. El confesor de Felipe V apreció el obsequio pero temía la persecución. Temor que comparte el diplomático italiano, pues muchos que viven de la necedad ajena, en vez de agradecer [Pg. 141] la publicación de la verdad, perseguirán la obra de D. Nicolás, a Mayáns, al corrector y hasta al impresor. Espera, sin embargo, que en el extranjero sea bien recibida. 134

Pronto se hace eco Mayáns en la correspondencia a sus colaboradores del peligro que corren. 135 Pero antes de defenderse, desea conocer las acusaciones concretas. La obra de D. Nicolás ha sido delatada al Tribunal de la Inquisición:

«Los medios son sediciosos, pues confunden el misterio de la Concepción, que creemos i sabemos provar mejor que ellos, con lo que dicen los chronicones que el primer Concilio de Jerusalém definió este punto i que, por Tradición Apostólica, consta esta verdad. Si esto fuera assí, sería herética la contraria opinión. También se ha delatado lo que digo contra las láminas de Granada, i a este tenor son las otras delaciones...» 136

En consecuencia, el mismo día empieza Mayáns a buscar los medios de su defensa. Escribe a González de Barcia, que conoce bien las obras de Nicolás Antonio ya que, por consejo del valenciano, copió la Censura de la biblioteca real. Represente el consejero de Castilla al Inquisidor General la piedad cristiana del canónigo sevillano y el valor de su Censura. Si aparece alguna expresión dura en la Vida de Nicolás Antonio, el valenciano espera se le permita explicar su pensamiento. 137

No satisfecho con esta gestión, Mayáns escribe, al correo siguiente, 26 de enero, a los inquisidores. La carta más importante va dirigida a D. Manuel Orozco Manrique de Lara, arzobispo de Santiago e Inquisidor General, aunque escribe también a Pablo de Dicastillo y a Juan de Eulate, inquisidores de la Suprema. El esquema general de la defensa es idéntico: D. Gregorio ha pretendido en sus obras contribuir a "la mejoria del entendimiento humano i rectitud de la voluntad". Por eso siempre ha sufrido contrariedades, que ignorantes y supersticiosos [Pg. 142] le han procurado, delatando sus obras al Supremo Tribunal 138 y ahora la Censura de Historias Fabulosas. El Santo Tribunal sólo tiene que cumplir con la justicia. Ponga en "una parte de la balanza" la piedad y ciencia de D. Nicolás y la buena voluntad de Mayáns y, en la otra, la mala intención de los que quieren hacer valer la falsedad de los cronicones o se dejan llevar por la envidia. Ante la justicia de la Inquisición, asegura, nunca prevalecerá la mala intención de impugnar la verdad, oprimiendo y amedrentando, en la cabeza de Nicolás Antonio y de su editor, a los que quieren purificar la Historia Eclesiástica de España. 139

El mismo día 26 respondía Barcia. 140 D. Gregorio queda sereno con la seguridad que le da el camarista y consejero de Castilla. Sin embargo, las noticias que le comunica Martínez Pingarrón de que los franciscanos se oponen a la Vida de Nicolás Antonio por las láminas de Granada y por lo que dice de la Inmaculada Concepción le preocupan. 141 Así Mayáns moviliza a su amigo y antiguo profesor José Borrull Fiscal del Consejo de Indias, para que visite a Juan de Eulate. El inquisidor guardó secreto profesional, pero aseguró que, en caso de delación habría examen riguroso, no de teólogos sino de historiadores, y se daría cuenta al interesado para que esclareciera las dudas que se ofreciesen. 142 Otra noticia añade Borrull. El canónigo Diego Heredia, enviado por el cabildo del Sacromonte, estaba en la Corte. Probablemente es el delator y su acusación se basa en las láminas de Granada que el Fiscal, naturalmente, tiene por falsas. 143

D. Gregorio había vencido la batalla en la Inquisición, pero no en el Consejo de Castilla. 144 El canónigo Heredia tenía amistad con Juan [Pg. 143] Francisco de la Cueva, antes miembro de la Audiencia de Granada, y ahora camarista muy influyente en el ánimo del cardenal Molina, y de Cueva se valió para llevar el asunto a la primera sala del Consejo de Castilla.

El 23 de marzo de 1743 el Consejo, por presión de su Gobernador el cardenal Molina, decreta el embargo de la Censura de Historias Fabulosas de Nicolás Antonio, de las Obras Chronológicas del Marqués de Mondéjar, aún no completamente impresas, y de todos los manuscritos de Mayáns. 145

El mismo día 23 sale de la Corte una posta hacia Valencia con el decreto del embargo. Tal es la rapidez, que en treinta y cinco horas recorre el trayecto que separa Madrid de la capital valentina. Así el 28 de marzo se personaba en Oliva D. Pedro Valdés, Alcalde del Crimen de la Audiencia de Valencia, y se llevaba 107 tomos manuscritos de la biblioteca de Mayáns. 146 Mientras, Salcedo, el otro Alcalde del Crimen, se apoderaba, en Valencia, de los ejemplares de la Censura y de las Obras Chronológicas. 147

Pronto conocen D. Gregorio y colaboradores las acusaciones concretas que han motivado el embargo. Fundamentalmente son cuatro. La infidelidad al texto de D. Nicolás pues ha añadido algunas cláusulas en la edición de la Censura; el antiespañolismo del erudito que acusa de ignorantes a los españoles, aumentando así el desprecio de los extranjeros por nuestras cosas; la copia de manuscritos de la biblioteca [Pg. 144] real sin "expresa licencia" del monarca. Estas tres acusaciones, que aparecen en la carta del cardenal Molina a Mayáns, son sólo un pretexto. 148 Según el erudito, que sigue la opinión de Barcia presente en el Consejo el día que se decretó el embargo, la cuarta y verdadera razón del embargo radica en las delaciones que ha presentado el canónigo Heredia en defensa de las láminas de Granada.

No voy a seguir la defensa de Mayáns. El trabajo del Dr. Hoyos, y los documentos que hace públicos, demuestran la complejidad del proceso y la actitud digna y un tanto orgullosa del erudito. Sólo me interesa hacer notar cómo esta persecución minó, mejor dicho acabó, con las posibilidades de realizar los proyectos reformistas de Historia Eclesiástica. Apenas seis meses duró el embargo, 149 y el triunfo de D. Gregorio pareció completo pero, en realidad, la persecución de Molina tuvo consecuencias irreparables.

Desde el momento que conoce la delación sufrida por la Censura, Mayáns ve en peligro sus proyectos literarios. Las delaciones

«provienen de unos ánimos inclinados a mantener ficciones, i desafectos a mí, a quien pretenden desacreditar, para que la Academia, que he fundado en Valencia a fin de recoger i ilustrar las cosas de España, no haga los progressos que se pueden, imprimiéndose las obras que escrivieron los mayores hombres de España i las que espero trabajarán los muchos eruditos que componen el sabio cuerpo.» 150

A confirmar esta sospecha contribuía el modo de proceder de los perseguidores. Podría pensarse que la publicación de la Censura fuera juzgada inoportuna y, en consecuencia, decretase el Consejo [Pg. 145] su embargo. No obstante, la obra tenía licencia del Consejo de Castilla y del Vicario General de la diócesis valentina. ¿Por qué, entonces, el embargo? ¿Qué relación tenían con esa obra todos los manuscritos del erudito? ¿Cómo justificar el embargo de obras de Muratori, Pedro Juan Núñez..., que no fueron copiadas en la biblioteca real, y de otros manuscritos que ninguna relación guardaban con la Censura, como obras de Antonio Agustín, Ambrosio de Morales...? 151 La intención de los que dirigieron el embargo, según Mayáns, fue acabar con todos los manuscritos que tenía en su poder e impedir, así, las ediciones que podían esclarecer e iluminar la Historia Eclesiástica de España. 152

Mayáns, que en el fondo es muy vulnerable, lucha con garra. 153 Defiende, en realidad, el sentido de su vida y de su trabajo. Sospecha que tiene enemigos que están esperando la ocasión propicia para humillarlo. Supersticiosos, frailes en su mayoría, cree él, que no quieren aceptar la verdad de la historia. Esta oposición la preveía y, en realidad, no le molestaba mucho. Más bien la despreciaba. Pero ahora han encontrado un asunto concreto, las láminas de Granada, y el apoyo del cardenal Molina.

Más le hiere la actitud de las Academias de la Lengua y de la Historia. Desde el principio sospechó que no le habían perdonado la Censura de la España Primitiva. Ya entonces recurrieron al cardenal Molina para que, con su autoridad, diera curso libre a la obra del académico Huerta. Mayores consecuencias traería en estas circunstancias la oposición de las Academias, pues fácilmente podían convencer al cardenal de que era conveniente ahogar la obra de D. Nicolás en su nacimiento. 154 Esta sospecha adquiere peso cuando ve la acusación de antiespañol, hecha por los diaristas, repetida en la carta del cardenal. Un dato acaba de confirmar sus sospechas. José Borrull ha tomado con interés la defensa del erudito y comunica a uno de sus hermanos algunas noticias que pronto conocerá Mayáns.

[Pg. 146]

«Es una carta (de José Borrull) mui chistosa pero fuerte, i sé que el Sr. Fiscal ha puesto ya pedimento para que se buelvan a Vmd. sus manuscritos. Trata de bolonio al canónigo Heredia, de pedantes a los Diaristas que son los conjurados contra Vm. También toca a Nasarre diciendo que la Inquisición hizo aprensión de sus libros i ahora es también uno de los contrarios.» 155

A Nasarre, que será acusado de colaborar con Heredia contra la Censura, 156 y a los Diaristas, los conoce bien y sabe combatirlos. Ahora bien en estas circunstancias D. Gregorio lucha contra la autoridad. Así ve realizado su primer temor de que ignorantes y supersticiosos combatieran la verdad apoyados en la fuerza y autoridad y no en la inteligencia y razón. Es precisamente el Consejo de Castilla, supremo órgano de justicia, que ordena el embargo. Y, aunque está convencido de la justicia de su causa y tiene pruebas públicas y privadas para defenderse, escribe:

«Yo no puedo disputar con su Eminencia porque sus grandes empleos, i singularmente el Gobierno del Real Consejo de Castilla, le arma de manera tan terrible que no me atrevo a decir lo que siento, no por falta de espíritu i de razón, sino por justo miedo de vencimiento.» 157

Estas palabras duras y enérgicas fueron escritas al mismo cardenal Molina. Ellas mismas demuestran que la persecución influyó de manera decisiva en el ánimo del erudito. Se defendió valientemente contra el parecer de Barcia, Pingarrón, Nasarre, Nebot y los Académicos valencianos, que aconsejaban moderación y humildad. Ahora bien, esta misma actividad demuestra su temor. 158 Pues con la persecución Mayáns llega al convencimiento de que en los momentos difíciles está solo ya que la conducta de los Académicos en las circunstancias adversas no le inspira confianza.

[Pg. 147]

Hubo Académicos que lucharon con ardor y valentía durante las tribulaciones: Bordazar, Cabrera, Sales; otros apoyaron la defensa del fundador pero con algunas reservas y evitando todo compromiso: Nebot, Piquer; otros, finalmente, abandonaron la causa de Mayáns. Dos hechos convencieron al fundador de que no podía confiar en los Académicos ni en esta dura prueba, ni en cualquier otra que pudiera tener lugar en el futuro.

La noticia del decreto de embargo creó verdadera confusión en la capital valentina. Mientras Valdés marchaba a Oliva a recoger los manuscritos de Mayáns, Salcedo el otro Alcalde del Crimen de la Audiencia, procuraba apoderarse, en Valencia, de los ejemplares de la Censura y de las Obras Chronológicas. La obra de Mondéjar, no terminada aún la impresión, fue secuestrada fácilmente. Más difícil parecía recoger todos los ejemplares de la Censura, pero la traición del primo de Mayáns facilitó las gestiones del Gobierno. Pues, aunque en el registro de los talleres de Bordazar sólo fueron hallados nueve ejemplares,

«sucedió al otro día manifestar D. Francisco Pasqual voluntaria i mente (ponga Vm. en ese blanco lo que quiera) que tenía 300 ó 290 en su poder; i, reconvenido yo o precisado con juramento a decir la verdad, depuse.. .» 159

Esta actitud dolió a Mayáns, aunque la noticia le llegó con unos días de retraso porque detuvieron su correspondencia por orden del Gobierno. No obstante, intenta consolarse pensando que sus amigos de la Corte habían sido más fieles en la tribulación. 160 Sabía, asimismo, que no era sólo su primo el cobarde. Muchos Académicos, prontos a seguirlo en la hora de gloria y honor, estaban más prontos aún a abandonarlo en las primeras dificultades. Así ocurrió.

Barcia, que combatía con interés para que el Consejo devolviera, cuanto antes, los manuscritos del erudito y la Censura, necesitaba apoyo para luchar contra "una máchina movida por una bestia y aprieta con biolencia sin dejar libertad al discurso ni aun al conocimiento". Las cartas de Mayáns poco podían hacer pues, aunque escribiera [Pg. 148] quinientas "puede ser no las entienda o no se las dejen entender". 161 Pero sí podría influir en el concepto del cardenal la opinión de una Academia. Bueno sería que intercediera la Academia de la Historia, porque la Censura será la pauta de las obras de Historia Eclesiástica. Lo que no hará la Academia de Madrid puede realizarlo la Academia Valenciana interesada en el asunto. Escriba un memorial en defensa de su fundador y de la obra de D. Nicolás. A pesar de que la obra no ha sido impresa por cuenta de la Academia, entraba plenamente en el proyecto de ediciones y ha sido su fundador, ahora perseguido, quien ha proporcionado el manuscrito. 162 Y D. Gregorio, siguiendo el pensamiento de Barcia, escribe, desde Oliva, indicando las lineas generales del memorial que debe enviarse al cardenal en nombre de la Academia. 163

Pronto recibe la adhesión de sus íntimos: Sales, Cabrera, Bordazar. Sales responde el 24 de abril que la Academia enviaría el próximo correo el memorial al Gobernador del Consejo. Escríbalo Mayáns e indique quiénes deben firmar. 164 No todos, sin embargo, son del mismo parecer. Cuando Cabrera expuso las intenciones del erudito surgieron, desde el primer momento, las divergencias. Manifestaron muchos Académicos, en primer lugar, la imposibilidad de escribir este correo a Madrid. Resulta, además, peligroso, según la opinión general de los Académicos, que una entidad de tal categoría tome parte en la defensa. Ante esta actitud, nueva proposición de Cabrera: escríbase una carta particular al cardenal, según el modelo enviado por D. Gregorio al presidente de la Academia, y fírmela D. Pascual Escrivá, el Secretario y el mismo Cabrera. Nadie apoyó tal resolución no queriendo cargar la responsabilidad de la Censura a la Academia. 165

En realidad nadie quería firmar un memorial según el modelo enviado por el erudito. El memorial no debía criticar los motivos que han provocado la persecución y todos los Académicos coinciden en que debe ser más bien una súplica. Aun así algunos Académicos se opusieron, pues se trataba, decían, de un asunto personal del fundador que en nada atañía a la Academia. 166 [Pg. 149] Bordazar se retira a su finca de Benimamet para no molestar a quienes sólo quieren hablar de súplicas y no de justicia. 167 Sales califica de mujeres a los Académicos que se negaron a firmar el memorial según las directrices indicadas por Mayáns. 168 Este, naturalmente, se niega a escribir el memorial de forma distinta. Hay que pedir justicia, afirma, y no misericordia porque a nadie se ha ofendido, antes al contrario, ha sido víctima de injusta persecución. 169 Bordazar aplaude la actitud del erudito e intenta escribir una minuta de carta al cardenal y que la firme Piquer y Nebot. 170 En definitiva, trámites sin efecto positivo alguno.

Lo cierto es que estos hechos crearon una situación tensa y difícil. A partir de ese momento, D. Gregorio desconfía de la Academia. Por su parte, los Académicos toman una actitud de reserva y vergüenza:

«Están ahora como avergonzados de no haver condescendido en la propuesta que se les hizo en tiempo oportuno y quieren, con falsa apariencia, enmendar sus pueriles temores... D. Francisco (Pasqual) no ha querido asistir a la Academia después del suceso.» 171

La gravedad de la situación consiste en que D. Gregorio es plenamente consciente del peligro que corre la existencia de la Academia. La impresión de las Obras Chronológicas estaba muy adelantada y terminó felizmente. 172 Sin embargo, las obras que edita la Academia tienen cada vez menos valor: Advertencias a la Historia del P. Mariana de Mondéjar, las obras de Corachán... ¿Y los grandes proyectos: Censura Latina, Anti-Dexter, Anti-Iulianus de Nicolás Antonio, Continuación de la Censura de Historias Fabulosas, Colección de Concilios Españoles...? D. Gregorio ni siquiera lo intenta. La edición de obras [Pg. 150] críticas necesita de apoyo moral y, en consecuencia, económico que a partir de ese momento faltó en la Academia Valenciana.

Aunque la Academia duró hasta 1751, la sentencia de muerte estaba dictada desde la persecución del cardenal Molina. 173 Todos los intentos posteriores no pudieron vivificar un cuerpo que había perdido la confianza moral del fundador y de sus miembros. Las primeras contrariedades vinieron a demostrar que el peligro que vislumbrara Mayáns era cierto: "La mayor dificultad que yo, Señores, hallo, es persuadiros eficazmente que todos los Académicos formamos un Cuerpo Místico". 174

Con esta persecución finaliza una etapa de la vida de Mayáns. En 1734 había expuesto un proyecto de reforma literaria. Había buscado todos los medios para su cumplimiento sin encontrar apoyo en los dirigentes de la política española. Cuando parece tener, en la Academia Valenciana, los medios apropiados, la autoridad del Consejo de Castilla intenta arrebatarle el primero y más esencial instrumento de trabajo: los manuscritos. A partir de ese momento el erudito no olvidará que la autoridad política, en vez de apoyar sus proyectos, ha intentado impedir por la fuerza su realización.

¡Cuántas veces pensaría en las palabras del deán Martí! El gran defecto de la cultura española, decía, está en la educación. Es necesario modificar el método.

«No es este daño tal que pueda remediarse a gritos. Es el príncipe solo quien puede ocurrir al exterminio de todas las letras, mandando el método de las escuelas y llamando extrangeros y cerrando la boca a los frayles que son la sica bonarum artium. » 175

A esta idea de que el monarca es el único medio de reforma de la letras responden las afirmaciones de D. Gregorio tan frecuentes en su defensa: [Pg. 151]

«El rei todavía no está informado de lo que passa, que si lo supiera ya no se trataría de ésto porque es el príncipe más sabio que tiene Europa i que ha logrado España. » 176

La prepotencia de autoridad real, clave del despotismo ilustrado, está ya muy cerca.

Volver Arriba

131 . Agradece a Sales "el grande trabajo que ha tenido en la formación de su índice (de la Censura), el qual es tan terrible que yo estoi rogando por la vida de Vmd. pues los aprisionados a Higuera lo menos que han de hacer es apedrear a Vmd." Ibíd., 10-XI-1742 id.

132 . Sales avisaba a Mayáns el 7 de noviembre que a la semana siguiente estaría terminada la edición, y el 13 marchaba a la Corte el ordinario Manzanera con 160 ejemplares.

133 . "Pimentel me dice que se despachan, a Dios gracias, i que le embie, como lo hago, pues passado mañana se llevan los Manzaneras 128." A. Bordazar a G. Mayáns. Valencia, 16-I-1743. B. A. H. M., 2.

134 . "Pero aquí es demasiado el número de los que, semejantes a jumentos, nollunt intelligere ut bene agant." José O. Bustanzo a G. Mayáns. Madrid, 15-XII-1742. Ibíd., 70.

135 . G. Mayáns a Agustín Sales. Oliva, 29-XII-1742. Ibíd., 130; A. Bordazar a G. Mayáns. Valencia, 23-I-1743. Ibíd., 2.

136 . G. Mayáns a Agustín Sales. Oliva, 19-I-1743. Ibíd., 130.

137 . La sospecha de delación recae sobre jesuitas, carmelitas, benedictinos y sobre las Academias de la Lengua y de la Historia. G. Mayáns a Andrés González de Barcia. Oliva, 19-I-1743. Ibíd., 138.

138 . Delataron a la Inquisición sus Epistolarum..., el Orador Christiano, la edición que hizo de las cartas latinas del deán Martí y el discurso en honor de "Christo Redentor nuestro en su inefable Passión". G. Mayáns a Manuel de Orozco. Oliva, 26-I-1743. Ibíd.

139 . Ibíd. Las cartas dirigidas a Pablo Dicastillo y a Juan de Eulate están en ibíd., 145.

140 . "Importa poco la delación, porque no sólo la obra no tiene cosa aun indecente en la historia humana, pero en nada toca la divina." A. González de Barcia a G. Mayáns. Madrid, 26-I-1743, Ibíd., 70.

141 . M. Martínez Pingarrón a G. Mayáns. Madrid, 23-II-1743. Ibíd., 15.

142 . Eulate sabía que, siendo Orbe Inquisidor, se delataron casi todos los papeles de Mayáns y que fueron rechazadas tales acusaciones por conocer se trataba de envidia. José Borrull a G. Mayáns. Madrid, 16-III-1743. Ibíd., 79.

143 . Ibíd.

144 . Almeida hablaba a Mayáns, el 12 de febrero, de las dificultades que encontraba la Censura. Las noticias vienen de Barcia y apuntan claramente las láminas de Granada como origen de la oposición (Ibíd., 58). También le escribía

el conde de Ericeira manifestando su extrañeza ante los obstáculos que encontraba la obra de D. Nicolás en Madrid. Pero esta carta llegó tarde. El conde de Ericeira a G. Mayáns. Lisboa, 26-III-1743. Ibíd., 63.

145 . El mismo día escribía González de Barcia a D. Gregorio previniéndole de la persecución que se le preparaba. La carta, no obstante, resulta vaga. Es tanto el rumor que ha levantado la Censura que también el erudito lo habrá notado desde su retiro. Por eso, le aconseja vaya a la Corte para dirigir su propia defensa, pues Barcia, solo, no es capaz de defenderlo. A. González de Barcia a G. Mayáns. Madrid 23-III-1743. Ibíd., 70.

146 . HOYOS, Notas..., describe el embargo de los manuscritos y el mismo Mayáns hace una minuciosa narración en Maiansii Vita, 138-149.

147 . La correspondencia de Mayáns en esos días es abrumadora. Escribe al papa Benedicto XIV, a los cardenales Gonzaga y Molina, nuncio Barni, Muratori, a los camaristas, a Barcia, al cabildo de Sevilla, duque y duquesa de Medinasidonia, marqués de Villena, marqués de Scotti, conde de Montijo, Ventura Güell y Colón Ric Fiscales del Conseja, Confesor del rey, José Cervi, médico del príncipe de Asturias, arzobispo de Valencia, José Borrull... y a todos sus amigos de Valencia: Bordazar, Cabrera, Piquer, Nebot, Sales... Si a esta simple enumeración, aun incompleta, se añade el hecho de que a muchos de estos escribe repetidas veces y a Barcia y a los valencianos semanalmente, se puede formar una idea de la importancia que adquirió para Mayáns la persecución del cardenal Molina.

148 . El cardenal Molina a G. Mayáns. Madrid, 20-IV-1743. B. A. H. M., 79.

149 . El 3 de abril, Valdés notificaba a Mayáns la devolución de las Obras Chronológicas. El 30 de junio, después de una segunda orden del Consejo, "aviéndose ocultado la primera quizá con malicia", recibe sus manuscritos (Mayáns conocía la orden por notificación de Barcia, González de Barcia a G. Mayans. Madrid 27-IV-1743. Ibíd., 70). Y el 26 de octubre, Miguel Fernández Munilla firma el decreto de devolución de la Censura, noticia que llega a conocimiento del erudito el 1 de noviembre.

150 . G. Mayáns a Juan de Eulate. Oliva, 26-I-1743. lbíd., 145. Las mismas ideas expresa en carta al papa Benedicto XIV: "Deinde machinae omnes intentae sunt ut eximium opus alia via everterent; spem coeterorum eiusdem auctoris operum publicandorum omnino praeciderent, mihi facultatem edendi quamplurima opera sapientissimorum hispanorum incredibili studio, diligentia, labore, magna vi pecuniae conquisita, et parta, uno momento eriperent." Sanctíssimo Patri Benedicto XIV... G. Maiansius, Filius, Olivae in Regno Valentiae, IV Nonis maii anno Domini Nativitatis 1743. B. M. Va. Serrano Morales, 7.272 (45).

151 . G. Mayáns al cabildo de Sevilla. Oliva, 4-IV-1743. B. A. H. M., 138. HOYOS, Notas..., 28-32, trae la relación completa de los manuscritos embargados de la librería de Mayáns.

152 . G. Mayáns al cabildo de Sevilla. Oliva, 4-IV-1743. B. A. H. M., 138. También Bordazar observa la relación entre el embargo de los manuscritos y el interés de acabar con los proyectos históricos de D. Gregorio. A. Bordazar a G. Mayáns. Valencia, 17-IV-1743. Ibíd., 2.

153 . Esta debilidad íntima del carácter del erudito, en contraste con sus polémicas, ha sido observada por HOYOS, Notas..., 7, 25.

154 . G. Mayáns al cabildo de Sevilla. Oliva, 4-IV-1743. B. A. H. M., 138.

155 . José Nebot a G. Mayáns. Valencia, 8-V-1743. Ibíd., 22.

156 . "Pero lo peor que Nassarre hizo contra mí, fue que sabiendo él mui bien la suposición de las láminas de Granada, aviendo aquella iglesia colegial embiado contra mí al canónigo Heredia, Nassarre ayudó su intención i huve de sufrir la terrible pero gloriosa persecución del cardenal Molina." G. Mayáns a Enrique Enríquez. Oliva, 22-V-1751. Ibíd., 148.

157 . G. Mayáns al cardenal Molina. Oliva, 13-VII-1743. Ibíd., 142.

158 . Así se explica que, a pesar de sus continuas promesas, nunca se atreviera a terminar la edición de las obras de Nicolás Antonio, ni a publicar la Continuación de la Censura de Historias Fabulosas que tenía muy adelantada. Idea que expresa él mismo en Maiansii Vita, 152.

159 . A. Bordazar a G. Mayáns. Valencia, 1-IV-1743. B. A. H. M., 2.

160 . G. Mayáns a A. Bordazar. Oliva, 13-IV-1743. Ibíd., 144. Y a Cabrera escribía: "Los amigos de la Corte se han portado como sabios i buenos españoles, muchos de essa ciudad como conejos inútiles i espantadizos." G. Mayáns a J. B. Cabrera. Oliva, 6-IV-1743. Ibíd., 119.

161 . A. González de Barcia a G. Mayáns. Madrid, 13-IV-1743. Ibíd., 70.

162 . Ibíd.

163 . G. Mayáns a Agustín Sales. Oliva, 20-IV-1743. Ibíd., 130.

164 . Agustín Sales a G. Mayáns. Valencia, 24-IV-1743. Ibid., 27.

165 . J. B. Cabrera a G. Mayáns. Valencia, 24-IV-1743. Ibíd., 4.

166 . "Por fin quedaron en consultar a Vm. protestando que no firmarían la

carta como se mentassen los nombres de admiración, superstición, condenación y todos sus equivalentes, que no acabaría de contar sin mortificar a Vm." Ibíd.

167 A. Bordazar a G. Mayáns. Benimámet, 24-IV-1743. Ibíd., 2.

168 Agustín Sales a G. Mayáns. Valencia, 1-V-1743. Ibíd., 27.

169 G. Mayáns a Agustín Sales. Oliva, 20-IV-1743. Ibíd., 130.

170 A. Bordazar a G. Mayáns. Benimamet 30-IV-1743, Ibíd., 2.

171 Manuel Mayáns a G. Mayáns. Valencia, 12-VI-1743. Ibíd., 100.

172 No obstante, la Dedicatoria al rey por medio del cardenal Molina, último signo de la victoria de Mayáns, molestó a los Académicas Valencianos. En la defensa que hace el fundador de sus derechos a dedicar la obra a quien quisiera, tiene frases muy duras contra la ambición de algunos Académicos. Ahora, que ven favorable al Gobernador del Consejo, todos están dispuestos a figurar entre sus amigos.

173 Así lo juzgará D. Gregorio: "Ex eo tempore Academia Valentina, quam paullo ante Gregorius Maiansius instituerat, quaeque feliciter progredi incipiebat, collabit coepit. Alii enim adversitatem eius timebant, refugiebant Academiam frequentare; alii res literarias regere volebant suo arbitratu constitutionibus Academicis insuper habitis. Ipse praeses fugiebat." Maiansii Vita, 155.

174 MAYÁNS, Acción de Gracias...

175 M. Martí a G. Mayáns. Alicante, 3-VII-1737. B. A. H. M., 14.

176 G. Mayáns a Agustín Sales. Oliva, 27-IV-1743. Ibíd., 130.

Volver Arriba