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Gregorio Mayans y Siscar -... > Epistolario > Volumen II : Mayans y Burriel > Gregorio Mayans y Siscar a Andrés Marcos Burriel, 19 de diciembre de 1744

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Remitente Gregorio Mayans y Siscar Destinatario Andrés Marcos Burriel Pag. Inicio 14 Pag. Fin 25

Texto

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Gregorio Mayans a Andrés Marcos Burriel, 19, Diciembre de 1744.

"Rmo. P. señor i amigo mio. Para manifestar desde luego mi gran gozo de verme tan favorecido de V.Rma. respondí el sabado passado a la carta de V.Rma. que recibí el día antes algo atrasada según su fecha de ocho de noviembre, i ofrecí escrivir largamente este correo. Lo practicaré con gran brevedad i sencillez, porque lo que tengo que decir es mucho i aviéndolo de juzgar V.Rma. bastará apuntarlo.

Es mui justo que V.Rma. patrocine el honor que se deve al P. Dr. Juan de Mariana por averse él interessado tanto en la gloria de nuestra nación a pesar de sus émulos i enemigos. Dichoso V.Rma. que ha visto i leído tantas obras suyas. Me alegraré de ver los índices de sus tomos manuscritos, i deseo que V.Rma. me nombre todos los hombres eruditos de los quales aya cartas dirigidas a él, o del P. Mariana a ellos, i si yo tuviere tanta dicha que logrando muchas ocasiones de servir a V.Rma. i mereciendo su confianza pudiesse conseguir por su medio algunas copias fieles de las cartas del P. Mariana, de Pedro Chacón 23 i del Dr. Vergara, 24 a quienes tengo mucha afición, me tendría por singularmente favorecido, i si importasse el silencio nadie lo sabría.

Ahora estoi mucho mejor informado de las cosas del P. Mariana que quando escriví la Advertencia que precede a la continuación de su Historia. Ceñiré mi parecer a pocas palabras.

Aviendo sido el P. Juan de Mariana escritor de su Historia Latina publicada en Toledo año 1592, i autor de su traducción impressa en la misma ciudad año 1601, una i otra obra es original, pero siendo ésta posterior i de una propia mano, en caso de discrepancia, devería preferirse por la presunción de que los últimos pensamientos suelen tenerse por más sabios. El año 1603 hizo un quadernillo de advertencias Pedro Mantuano, secretario del Condestable de Castilla Juan de Velasco. Escrivióle por orden de su amo, según afirma el mismo Mantuano, citado por D. Thomás Tamayo de Vargas en la Razón de la Historia del P. Mariana, pag. 12. Algunos años después, el de 1607, a primeros de deciembre, el mismo Mantuano imprimió 6 pliegos notando algunas cosas que le parecieron dignas de enmienda. Respondióle el P. Mariana día 19 de setiembre del año 1608, dando razón de sí i defendiéndose. I el mismo año, según dice D. Thomás Tamayo de Vargas en la Razón de la Historia del P. Mariana, pag. 4. reimprimió la Historia Española con mayor cuidado, añadiendo autores a las márgenes de las cosas más estrañas, corriendo el texto que o el descuido de los escrivientes o el de los moldes avía depravado. Desde entonces empezó a ser más autorizada la impressión española del año 1608 que las latinas i la española que avían precedido, i como tal la prefirió D. Thomás Tamayo de Vargas, íntimo amigo i defensor del P. Mariana en la Razón de su Historia, pag. 14. No dándose Mantuano por satisfecho, alargó sus advertencias i las imprimió en Milán año 1610. No dejándolas correr en España el Consejo Real por falta de licencias i otros reparos, se huvieron de publicar en España algo cercenadas año 1613. Dice Tamayo, escriviendo año 1616, que el P. Mariana no leyó las advertencias de Mantuano. Habla de las últimas, no de las primeras ni segundas, según las quales pudo enmendar algunas cosas de su Historia, i es cosa de hecho averse enmendado. Aviendo dicho yo que la impresión del año 8 deve estimarse como original, i que en ella deven notarse algunas retractaciones, puse por egemplo la mayoría de edad de Dª. Blanca, justamente reprehendida por Mantuano i ingenuamente retratada por el P. Mariana; i los Padres de Trevoux negaron este hecho quizá por no aver leído todo el capítulo 7 del libro 12, como al principio sucedió a V.Rma., i no por aver advertido que quando alguno se retrata de alguna opinión suelen quedar incautamente vestigios de ella a los quales no se deve atender para seguirlos, estando por otra parte bien declarada la mente del autor, como la está la del P. Mariana en el lugar principal de la Historia enmendado. Fuera de que en la tabla de la impressión española del año 1601, se dice que D.ª Berenguela era menor i en la de 1608 que mayor, i las tablas se hacen perficionadas las impressiones. Bien que tal vez no suelen ser del mismo autor en cuyo caso no tienen tanta autoridad. Lo que me causó algún género de risa fue que, aviendo yo escrito en nombre de D. Jacinto Jover, entonces niño, además de las otras piezas que preceden a la Continuación, la Prefación de ésta, la celebran mucho aquellos críticos i desestimaron mi Advertencia. 25 En ella repara bien V.Rma. que en la impressión española se hace mención de Vasco Núñez de Balboa, cosa que negó Gándara (guiado quizá por los índices por los quales muchos leen los libros) i yo le dí crédito entonces por no poder examinarlo, porque en Valencia, donde yo escrivía, solamente se hallava el tomo primero de la impresión del año 1608 en la librería de los predicadores.

V.Rma. quiere que en comparación de la impressión del año 1608 aya de preferirse la del año 1622. A esto digo que me consta que la impressión del año 1608 se hizo por orden del P. Mariana, i si V.Rma. me prueva que el mismo padre comunicó las adiciones para que se publicassen en la del año 1622 daré la prelación a esta impressión. Pero en quanto a las añadiduras de los testimonios que se citan de los chronicones de Dextro, Máximo i los asociados, tengo alguna sospecha i diré en qué la fundo. V.Rma. advierte lo que tantos han dicho, que en el libro 4, capítulo 17, ai una nota que dice: Un chronicón anda en nombre de Dextro. No se sabe si verdadero si impuesto. Buenas cosas tiene, otras desdicen. Pregunto ¿qué autoridad tiene Dextro en opinión del P. Mariana? Es cierto que en quanto al autor dudosa, en quanto a las cosas que dice la que merecieren bien examinadas. Estando, pues, en esta duda el P. Mariana, no es mucho que no digesse algo a los superiores contra el P. Higuera. Podía tener por impuesta la obra sin saber el impostor, aunque le tenía en su casa. ¿Quánto menos sospecharía dél hallándose en duda sobre la impostura? I no es mucho que el P. Mariana se hallase en aquella perplegidad, porque mientras vivió, que fue hasta 5 de octubre del año 1625, estuvieron mui acreditados los chronicones por averlos celebrado muchíssimos escritores i impugnado poquíssimos; i no eran tan vehementes las sospechas contra el P. Higuera porque todavía no se avían provado por medio de varios cotejos las mentiras que este padre sembró aviendo preocupado los ánimos con la creencia de que antes del año 1594 ya se avían visto i desfrutado en varias partes muchos egemplares de los chronicones. Todo lo qual era falso i lo tengo yo bien averiguado. I assí D. Alonso Pecha, obispo de Jaén, no tuvo el chronicón de Dextro. Frai Juan de Rihuerga, escritor fabulosíssimo, le citó sin antes averle visto. D. Lorenzo de Padilla tampoco le vio. D. Antonio Agustín no tuvo copia alguna de Juliano. El P. Martín de la Roa dijo lo que no avía sobre el egemplar de Dextro de Verceli. 26 El P. Higuera fingió que avía avido un egemplar en el Escurial. El mismo padre quiso hacer creer que le avían embiado de Fulda los chronicones. Allí tampoco estuvieron, porque todo lo que dice Juliano sobre esto es una mentira continuada aunque larga de provar. Solamente diré que si tales chronicones huvieran estado en Fulda los huvieran citado algunos de tantos i tan insignes escritores como ha tenido aquel monasterio; a lo menos huvieran repetido algunas de tantas novedades pareciendo cosa estrañíssima que, siendo éstos tantos, ningún coetáneo de los chroniconistas, ni posterior a ellos, las aya contestado. Añada V.Rma. que los chronicones no pudieron conservarse en Fulda por las quemas i arruinamientos de aquel monasterio. Ni es composible su venida a España en el año 1594 si se consideran las circunstancias que devían preceder para que el P. Vázquez pudiesse citarlos, como los citó tan al principio de dicho año, como yo observé en la Vida de Don Nicolás Antonio. Verdaderamente, padre mio, si V.Rma. i yo no fueramos tan amigos avíamos de reñir por decirme V.Rma. en su carta que sostiene su juicio sobre la suposición de los chronicones. ¿Es posible esto aviendo V.Rma. leído tanto i sobre este asunto? Pero, gracias a Dios, que le falta por leer lo mucho que yo pienso publicar de D. Nicolás Antonio, no en español para todos, sino en latín para pocos, i siendo tanto lo que él dice, no tengo poco que añadir. Me consuelo con que V.Rma. está con mejores disposiciones para abrazar la verdad que las tuvieron algún tiempo D. Josef de Pellicer, D. Nicolás Antonio, el cardenal de Aguirre, D. Pedro Fernández del Pulgar, el marqués de Mondéjar i D. Pablo Ignacio de Dalmases, todos los quales fueron chroniconistas i después se retrataron convencidos de la razón i evidencia, pero V.Rma. no cree, como ellos creyeron, ser verdaderos los chronicones, sino que profesa el septicismo. Mas no es razón para quien es tan juicioso no sea dogmático. Tal quiero a V.Rma. a quien suplico me preste su atención.

Yo no tengo por fingidos los chronicones porque refieren cosas falsas, ni porque las pocas verdades que dicen (omitiendo las más importantes) están circunstanciadas falsamente, ni porque veo una manifiesta afectación de errores fáciles de enmendar i vacíos no difíciles de suplir para que se atribuyan al descuido de los copiantes o a las injurias del tiempo consumidor de los escritos, sino porque el estilo totalmente desdice de la manera de hablar de los siglos a los quales se atribuye, i porque en dichos chronicones discierno yo claríssimamente un espíritu de mentira que ni con mil artificios puede encubrir la novedad de la ficción. Observe V.Rma. particularmente en Juliano (crítico insigne antes que la crítica naciesse) que siempre cita (i cita más que diez escritores los más eruditos de su tiempo) no cita sino escritores que no huvo obras que nunca se escrivieron, o que si se escrivieron se han perdido, o que si permanecen falsamente se interpretan i tuercen al engaño. Esto lo tengo yo provado menudíssimamente, i tengo tanta satisfación de la verdad de lo que digo que ruego a V.Rma. que entre tantos centenares de citas elija la que le parezca más verdadera en Juliano (escrito de mano del P. Higuera) i verá conmigo que esta sola prueva convence la suposición. Añada V.Rma. otro argumento que no tiene respuesta, i es la frequencia de anacronismos en todos los chronicones; i siendo éstos tantos no se puede decir que son intrusos, porque assí ellos como todo el contexto se supone fielmente copiado de egemplares antiguos anteriores a los anacronismos que llegan hasta el año en que el P. Higuera publicó los chronicones i aún passan adelante hasta el año en que se imprimieron según los egemplares fejacientes que avía dado el P. Higuera, el qual no se queja de interpolación alguna aviendo sobrevivido cinco años. Que los anacronismos evidentemente prueven la suposición posterior a los hechos referidos es cosa demonstrativa, porque qualquiera puede referir las cosas presentes i passadas según todas sus circunstancias, pero no las venideras si no es que provengan las causas naturales i necesarias, como los eclipses de sol i de la luna, o se degen inferir con algunas probables congeturas, hijas de la observación del genio, pasiones o costumbres de los hombres, pero no los futuros contingentes que antes que sucedan ninguno, sino Dios, es capaz de conocer. Por esto Dios, según Isaías, queriendo manifestar la vanidad de los dioses falsos, la convence experimentalmente diciendo: Dadnos nuevas de lo que ha de ser en adelante i sabremos que sois Dioses. Si halláremos, pues, en los chronicones los nombres de las personas que avían de nacer i de las tierras que avían de poblarse, i de las naciones que las avían de poblar después del tiempo en que se supone que escrivieron los autores de los chronicones, si leyéremos en ellos los sucesos memorables que acontecieron muchos años, i aún muchos siglos después, una relación mui distinta i curcunstanciada de lo que ninguno sino Dios pudo prever, o avemos de decir con el dotor Escolano, lib. 2 de la Historia de Valencia, cap. 1, que ha trahido el cielo aquellos dos autores antiquísimos (habla de Dextro i Máximo) guardados como Enoch i Elias en los estremos del mundo, o confesar que se fingieron después que huvo tales personas, poblaciones, naciones, i cosas tan menudamente referidas. Nadie se atreverá a decir que se escrivieron con inspiración de Dios los chronicones que refieren muchas cosas posteriores a los autores a quienes se atribuye la relación de ellas, algunas veces copiadas a la letra de escritores coetáneos al tiempo de la aparición de ellos. Qualquiera, pues, deve confessar que la ficción de estas relaciones es posterior a los obgetos de ellas tan menudamente circunstanciados. I si no, dígame V.Rma. ¿cómo pudo Dextro llamar ingleses a los britannos, nombrar a Venecia antes que existiesse, a Ciudad Rodrigo antes que se fundasse, usar del cómputo de la Era Española i del Nacimiento del Señor antes que se introdugessen? I a este tenor pudiera yo producir muchíssimos egemplos procediendo chronológicamente por anachronismos que llegan no solamente hasta el año 1594 en que empezó a esparcirlos a trozos i menos circunstanciados el P. Higuera, sino hasta que se imprimieron por medio de Frai Juan Calderón, año 1619, según el egemplar de Fulda, como quisieron dar a entender dando crédito al P. Higuera. ¿Acaso esta variedad de los chronicones nació de la de los egemplares? Avíala sin duda entre éstos, pero aquella variedad nacía de la inconstancia del P. Higuera o de su pertinacia en querer engañar, porque aviendo visto él que D. Juan Bautista Pérez, obispo de Segorbe, varón el más instruído que tenía España en la Historia Eclesiástica, luego que recibió los primeros fragmentos, los tuvo por supuestos, tiró a desfigurarlos comunicándolos entre sí discrepantes (después de la muerte de D. Juan Bautista Pérez que podía descubrirlo) a diversas personas, acomodándose al gusto de aquél a quien escrivía, por ser amigo de contentar a todos, como ya lo notó el arcediano Dormer en su Laurencio defendido, pag. 120. I como de esto era preciso que naciessen contradicciones, redobló el engaño procurando conciliar las mentiras o las verdades con ellas, que es peor. Por esto vemos que en los chronicones se deciden controversias gravísimas que se disputavan quando aparecieron. Se concuerdan con visible artificio pretensiones de reinos, provincias, ciudades i cuerpos místicos, duplicando los obgetos de la pretensión o haciéndolos equívocos para contentar a todos, obligándolos o a la defensa o a la concordia. ¿Todavía, padre mio, suspende V.Rma el juicio? Observe tantas series fingidas de obispos, tantos concilios imaginarios, tantos sucesos fantásticos. Cómo es posible que unos hombres, como los que se suponen autores de los chronicones, tenidos ciertamente por grandes en su tiempo por sus empleos i letras, ignorassen los obispos que poco antes i aún en su tiempo avía avido en España, el tiempo cierto de la celebración de los concilios, los reyes que dominavan España quando escrivan en ella, las metrópolis que entonces avía, los establecimientos de los concilios que hoi leemos omitiendo aquéllos, siendo de cosas tan memorables, i substituyendo otros de asuntos pertenecientes a engrandecer a Toledo i a sus ciudadanos i especialmente a los soñados ascendientes del P. Higuera. ¿Cómo es posible que aquellos escritores tan instruídos en las cosas públicas por la parte que tenían en ellas digessen de sí mismos cosas tan contrarias a las que nos refieren las leyes i concilios? Fuera de esto, yo no puedo tolerar que solamente Juliano haga escritores a 19 obispos de Toledo inventando obras quiméricas i aún haciendo obispos a los que ni lo fueron, ni pudieron serlo. Menos puedo sufrir que atribuya a diecisiete papas decretales fingidas i que en todos los chronicones se hallen celebrados como santos los que sabemos que arden en los infiernos. 27 Si el padre frai Miguel de san Josef es de parecer que con tales embusteros se ha de egercitar la piedad, yo soi de sentir que su parecer es impío. I ciertamente me maravillo de que V.Rma. alabe tanto el juicio de quien ha tomado el patrocinio de frai Juan Annio que independientemente del Beroso i sus acompañados está tenido entre hombres eruditos i piadosos por impostor declarado, según refiere D. Antonio Agustín en el undécimo de sus Diálogos; 28 i también ha tomado la protección de Antonio de Nobis, 29 abominable monstruo de la República Literaria i vilíssimo adulador de su religión. Yo no he visto la Bibliographía que ha empezado a dar a luz. Solamente he leído lo que dice de mi por avérmelo copiado i embiado un amigo. I si de otros, de quienes es más dificultoso que se informe por ser estrangeros i tal vez raras sus obras, habla como de mí i de mis obras tan leídas en toda Europa, o (por agravar más su negligencia justamente reprehendida por el P. Segura) como de las de D. Nicolás Antonio que ha podido ver originales por espacio de muchos años, en muchas cosas faltará a la verdad i a la diligencia que deve i puede fácilmente poner quien la quiere averiguar. No me persuado que V.Rma., ocupado en otros muchos i gravíssimos estudios i mui aventajado en ellos en tan poca edad, no ha tenido tiempo para ver lo infinito que ai escrito sobre la historia literaria, i que no aviendo cotejado con este género de escritos los que ha publicado el P. fr. Miguel de San Josef, se ha preocupado de la multitud de noticias siendo fácil copiarlas sin aver entrado V.Rma. en el examen de ellas, observando i reflexionando lo que escrive sobre aquellos escritores modernos que V.Rma. i él han leído i, cotejando su juicio i el de V.Rma., en cuyo cotejo vería V.Rma. que éste que su passión le figura gigante i aun oráculo de la erudición tal vez es un enano puesto sobre algún coloso de la República Literaria o sobre los hombres de algún athlante. Algunos amigos mios, que han leído su Bibliographía, no han hecho de ella tan alto concepto como V.Rma., i los testimonios que V.Rma. me cita de ella me hacen ver que sabe poco latín i no sé yo conciliar esto con una sólida erudición. Téngala tan aventajada como quiera, para mí es más respetable la autoridad de V.Rma. que la del bibliófilo. I assí en adelante esfuerce V.Rma. las razones de él, pero no me arguya con su testimonio porque no le tengo por algún Pitágoras. Hablo de manera que V.Rma. experimente mi sinceridad i confianza.

Bolviendo al P. Higuera, yo tengo no solamente por cosa congetural, sino por mui cierta, que fue el que fingió los chronicones. Quando no huviera más pruevas de esto que las que da D. Nicolás Antonio en su libro 15 de su Censura devieran ellas bastar para convencerle de falsario, i como tal le trató el cabildo de Toledo quando fingió la carta del rei D. Silo 30 de cuya falsedad no quedó arrepentido pues la introdujo más adelante en sus chronicones. Tampoco se arrepintió de las mentiras que avía inventado en la primera formación de ellos poco antes de comunicarlos al obispo Pérez i a D. Juan de Fonseca. Lo que hizo fue vestir nuevamente aquellas mentiras con otras mucho mayores comunicando a otros escritores egemplares discrepantes firmados de su mano i algunos de ellos autorizados por algún escrivano sin aver advertido nunca que en el texto avía discrepancia. ¿Gran falta de memoria o de juicio? Yo quisiera que V.Rma. me digesse ¿cómo puede librarse de la sospecha de ficción aviendo publicado tantas i tan varias obras, escritas en varios parages i en siglos tan remotos unos de otros, sin que antes que él las publicasse si huviesse visto citado alguno de tantos autores (son más de 25) sobre alguna de tantas i tan estrañas noticias como en todas las páginas refieren? ¿Cómo puede librarse el P. Higuera de esta sospecha si vemos que las cosas que él o sus amigos decían como congeturas antes que apareciessen los chronicones, se hallan después en ellos muchas veces copiadas con las mismas palabras? Finalmente, para hacer yo este concepto del P. Higuera, no necesito de más diligencia que leer las obras que él publicó en su propio nombre en las quales a pesar de aquella afectada gravedad reconozco un genio pueril, amigo de la novedad, mentiroso, halucinador i ambicioso. Para templar algo la severidad de este juicio con la noticia de algunas buenas calidades, que no dudo tuvo, como hombre criado entre varones virtuosos i sabios i como quien no tan estudioso, estimaría mucho que V.Rma. me favoreciesse con una copia fiel i entera de la carta de edificación que escrivió el prepósito de la casa profesa de Toledo quando murió el año 1624, porque estamos obligados a celebrar lo bueno como a vituperar lo malo. I lo primero devemos hacerlo de mejor gana. Digo que estamos obligados a vituperar lo malo, porque no es caridad dissimular las mentiras quando éstas se dicen públicamente en perjuicio de la Historia Eclesiástica, del culto de los santos i de la possessión en que se halla la verdad respectiva a millares de cosas importantíssimas.

Justíssimas son las quejas de V.Rma. contra la demasía con que se explicó D. Diego de Saavedra Fajardo contra el P. Mariana; mucho más justas son contra Hernando de Ayora Valmisoto debajo de cuyo nombre escondió al P. Ferdinando de Ávila i Sotomayor.

Mucho me he holgado de saber que el padre Mariana fue contrario de las láminas i libros granadinos, porque sin saberlo yo positivamente escriví a don Josef Borrull 31 que no quería creer lo que dice el canónigo Heredia en las páginas 20 i 24 de su detestable libro intitulado Místico Ramillete, haciendo defensor al P. Mariana de aquellas execrables imposturas. En este asunto de láminas i libros de plomo estoi mejor informado que qualquiera, porque con ocasión de averlas yo censurado se movió la iglesia del Monte Santo de Granada a embiar a Madrid un comisario contra mí, que fue el canónigo Heredia, hombre ignorantíssimo i, según dio a entender, sedicioso, el qual me delató a la Suprema Inquisición i no aviendo sido oído en ella se valió del camarista D. Juan Francisco de la Cueva, Presidente que avía sido de Granada, el qual, como supersticioso i violento, movió al cardenal de Molina i éste alborotó la primera sala del Govierno i con aquella precipitación con que solía obrar despachó una posta a Valencia i comisión a un Alcalde del Crimen de aquella Real Audiencia (D. Pedro Valdés) para que me despojasse, como lo hizo, de todos mis manuscritos i recogiesse todas las obras que yo avía hecho imprimir, o se estavan imprimiendo, de D. Nicolás Antonio i del marqés de Mondéjar. Quitáronme ciento i siete volúmenes manuscritos, la mayor parte de mi mano, pero aviendo Dios buelto por su causa i queriendo manifestar en mí su misericordia, se me restituyeron los manuscritos mui presto i más adelante los impresos por orden del Real Consejo, aviendo sido mis defensores los mismos Fiscales del Consejo Real, sin averlos yo tratado antes, sin aver presentado memorial al Consejo, ni nombrado procurador i teniendo por contrario al cardenal de Molina, hombre tan vehemente en sus passiones i tan egecutivo en sus antojos. 32 Por cuyos extraordinarios beneficios devo a Dios inmortales gracias. Decir los granadinos que la condenación de Inocencio undécimo fue de hecho según lo alegado, i no de derecho, es delirar. Las láminas i libros se condenaron teniendo presentes las interpretaciones hechas por mandado de D. Pedro de Castro 33 i por los intérpretes de varios pontífices sucesivamente nombrados por las quejas de los granadinos que decían no estavan bien interpretados, i cotejadas todas las traducciones, i en vista de los mismos originales árabes, se condenaron porque contenían heregías, muchas de ellas sacadas del Alcorán de Mahoma. Yo he visto las Vindicias Granatenses que escrivió D. Josef de la Serna, hombre ignorante, atrevido, arrogante, que sólo sirvió a su causa i propio interés, i no a la verdad ni al bien público. De estas Vindicias sacó su Místico Ramillete el canónigo Heredia con escándalo de los cathólicos aun de mediano juicio. Degemos las láminas i libros que están en Roma, i tratemos solamente de los quatro que como reliquias quedaron en Granada, que pueden leerse en Cianca, Pedraza, Escolano 34 i Bleda, i mucho mejor (por razón de la ortografía) en Serna i Heredia. Se suponen escritas en tiempo de Nerón, no siendo la letra de ellas romana, ni aviéndose usado tal manera de caracteres en siglo alguno. La ortografía desdice de todas las inscripciones de aquel tiempo porque no ai diptongo alguno i se omiten las letras que devieran duplicarse. El estilo está lleno de palabras bárbaras que quando se suponen escritas en ninguna nación se avían introducido, lleno de solecismos i de frasis no solamente bárbaras sino eclesiásticas modernas. Los santos se llaman divos, i san Juan se nombra evangelista antes que escriviesse su Evangelio. Pues si atendemos a las cosas se leen martirios en el año segundo de Nerón contra la fe de todas las historias. Allí se ven en España reliquias de san Estevan casi quatro siglos antes que apareciesse su sagrado cuerpo. Pero lo más abominable es que se citan como obras de los apóstoles de España los libros condenados como heréticos i inducidores del mahometismo, i se hace mención de una Profecía de san Juan Evangelista, escrita en tiempo de Nerón en castellano puríssimo i propiíssimo del tiempo de Felipe 2, sin más estrañeza que estar algo perturbada la colocación para afectar que era traducción. En dicha pseudo-profecía se hace mención de Mahoma i de Lutero, i se ve firmado en español antes que huviesse Granada. Cecilio obispo de Granada. 35 Si V.Rma. no me cree, crea a sus propios ojos, viendo i leyendo la profecía en Pedraza, granadino i coetáneo, i testigo de vista en su impressión del año 1607. Considere V.Rma. si con estas circunstancias puede el papa permitir que se renueve el juicio de las láminas. Vea V.Rma. lo que dice sobre esto mi eruditíssimo amigo, Luis Antonio Muratori en el libro que imprimió en Venecia año 1741, De superstitione vitanda. Debajo del nombre de Antonio Lampridio, en la página 81, habla de Inocencio XI i dice: Hic ergo Pontifex, invicti animi vir, et nullius faciem respiciens, laminas easdem tamquam adulterinas merces, et monumenta malitiose conficta, proscripsit, atque aeternum damnavit: quae sententia incredibilem universae Hispaniae moerorem attulit, quum in laminis iis triunphum scotisticae sententiae, et gloriam non modicam suae gentis, antea statuisset. Sed neque his deterritus Carolus II Rex, Archiepiscopum Tranensem Romam ad Pontificen misit, sententiae revisionem implorans, sed constantia ac sapientia romanae hac in re exaudiendum regem minime censuit. Omito mil cosas que pudiera añadir sobre la perversidad de los descubridores de las láminas i libros, i son tan ciertas que las he sacado de sus mismos defensores, Serna i Heredia. Manifestélas durante mi persecución a muchos amigos mios como D. Andrés González de Barcia, D. Josef Borrull, el conde de Ericeira, D. Francisco de Almeida, Luis Antonio Muratori i otros; i aún tuve la confianza de escrivir al papa 36 sobre el atentado que contra mí se cometía por ser impugnador de las láminas i libros granadinos. La sentencia de D. Pedro de Castro sobre las reliquias no me hace fuerza sino es que V.Rma. quiera creer que es reliquia un hueso que se supone ser de San Estevan aviéndose escondido casi quatro siglos antes que se descubriesse su cuerpo, i que Paulo Osorio, año 417, tragesse a España sus primeras reliquias, i que sea reliquia también un lienzo triangular cuya otra mitad dicen que se halló en América aviendo sido el mismo con que la Virgen Madre enjugó sus lágrimas en la passión de su Hijo i Señor Nuestro; i que finalmente tengamos por reliquia la Profecía de san Juan escrita en castellano en tiempo de Nerón i los demás librotes de plomo condenados por heréticos por Inocencio XI i aprobados por reliquias por D. Pedro de Castro, hombre de pocas letras, de mucha autoridad, dado a la credulidad, tenaz en ella, enemigo del consejo de los sabios i apreciador del dictamen de los supersticiosos. No quiero passar adelante sobre asunto de láminas para mí detestables. Concluiré con esta reflexión. Si los libros de plomo se descubrieron año 1595 i los chronicones un año antes, i si el P. Higuera fue el formador de ésos, como lo están creyendo los hombres más eruditos del mundo, i si vemos que en ellos se hallan las mismas novedades que las que estavan ocultas en las láminas i todos ignoravan excepto su fraguador i sus cómplices, cómo podemos dejar de pensar o que el padre Higuera intervino en el engaño, o era sabidor de él, o añadió a los chronicones lo que vio en las láminas después que aparecieron. Quál de estas cosas deva decirse, V.Rma. lo juzgará cotejando las láminas con los primeros i postreros fragmentos de Dextro. No quiero apretar más el argumento. V.Rma. buelva sobre sí i, pues tiene tantos egemplos domésticos, atienda más a la verdad que a una sotana que si tuvo alguna mancha no puede afear una santíssima i sapientíssima religión de la qual siempre he sido devotíssimo i lo seré mientras viva, con el favor de Dios.

Estos asuntos no son para una carta, ni para ser escritos de prisa, i más en días para mí ocupadíssimos. Conténtome con aver apuntado algo dejando lo demás para quando salga mi Continuación de la Censura de D. Nicolás Antonio, en la qual averiguo estas cosas mui por menor dando no poca luz a la historia eclesiástica i especialmente a la de España semejante a la que he dado en la Prefación de las Obras Chronológicas del marqués de Mondéjar, 37 obra en que no he tirado a impugnar los chronicones, pero solamente ella basta para derribarlos porque siendo cierto, según mi juicio, que la cuenta de la Era Española precedió 39 años, i no 38, al cómputo de la Era Christiana, este principio desbarata toda la chronología de los chronicones, i siendo cosa indubitable que ningún escritor ignora la manera usual de contar los años en su tiempo, se colige claramente que Dextro i Máximo i todos los demás compañeros son fingidos, pues no cuentan los años como todos los de su siglo los contavan, lo qual pudiera ilustrar con millares de egemplos. Pero sería empezar un libro i no dar fin a esta prolija carta, cuya molestia deve V.Rma. perdonarme por el gusto que tengo que comunicar con V.Rma. para merecer ocasiones de emplearme en su obsequio. Dios guarde a V.Rma. muchos años como deseo i me persuado que necesitan las letras. Oliva a 19 de deciembre de 1744.

B. L. M. de VRma.

Su más obligado seguro servidor i fiel amigo.

D. Gregorio Mayáns i Siscar

Rmo. P. Andrés Marcos Burriel, señor mio.

(B.A.H.M., 115)

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23 Pedro Chacón es autor de una Historia de la Universidad de Salamanca. Mayans consiguió una copia manuscrita por medio de Pérez Bayer, cf. carta n. 212.

24 Se trata de Juan de Vergara, el erasmista español, colaborador de Cisneros en la Políglota y procesado más tarde por la Inquisición.

25 Don Gregorii Maians et Siscar Iurisconsulti, olivensis, et in Academia Valentina Iustiniani Codicis interpretis Censura iussu Regii Castellae Senatus.

Don Hyacintus Jover et Valdenoches, Lectori salutem. - Gregorii Maiansii Generosi et antecessoris Valentini admonitio ad lectorem veritatis amantem.

26 El juicio de Mayans aparece claramente definido en el manuscrito de la Continuación de la Censura de Historias Fabulosas, cuyo índice publicó en Vida de don Nicolás Antonio, n. 163. El estado actual del manuscrito, en MESTRE, Ilustración..., 154-159.

27 Esta exposición es un breve resumen de la Continuación de Censura de Historias Fabulosas ya aludida.

28 ANTONIO AGUSTÍN, Diálogos de las armas i linages de España, Edit. Gregorio Mayans, Madrid, 1734.

29 Antonio de Nobis o Antonio Lupián Zapata, cf. SEGURA, 276-283; GODOY ALCÁNTARA, 265-277.

30 GODOY ALCÁNTARA, 42.

31 G. Mayans a José Borrull, Oliva, 4-XI-1747 y 18-XI-1747, B.A.H.M., 143. La obra de Diego Nicolás Heredia se titula: Mystico ramillete histórico, chronológico, panegyríco, texido de las tres fragantes flores del nobilíssimo antiguo origen, exemplaríssima vida y fama póstuma del Ambrosio de Granada, segundo Isidoro de Sevilla. D. Pedro de Castro Vaca y Quiñones, Granada, 1741.

32 A. MESTRE, Ilustración..., 140-151; A. DE HOYOS, Embargo de los manuscritos de D. Gregorio Mayans y Siscar, en "Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos", LXII, 3 (1956), 795-802.

33 Pedro de Castro, oidor de la Chancillería de Granada y de la de Valladolid, fue nombrado arzobispo de Granada y durante su pontificado fueron "descubiertas" las láminas cuya autenticidad defendió con pasión.

34 La ficción de las cuatro láminas de Granada que no habían sido enviadas a Roma fue estudiada por Mayans en el Informe al Tribunal de la Inquisición sobre láminas de Granada en 1770. Cf. MESTRE. Ilustración..., 203-206.

35 MESTRE, Ilustración..., 159-162, 197-206.

36 La minuta de la carta al Papa se conserva en B.M.V., Serrano Morales, 7272 (45). Las relaciones de Mayans con los portugueses fueron intensas y pueden verse algunos testimonios en MESTRE, Ilustración..., 117-123. Sobre el aprecio de Mayans por Muratori, ibíd., 403-411.

37 G. IBÁÑEZ DE SEGOVIA...MARQUÉS DE MONDÉJAR, Obras Chronológicas, Valencia, 1744. La obra fue editada por la Academia Valenciana. En la Prefación expone don Gregorio su teoría sobre la Era Hispánica.

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