Buscar: en esta colección | en esta obra
Gregorio Mayans y Siscar -... > Bibliografía > Tesis Doctorales - Las... > Capítulo IV. El método etimológico (I)

Datos del fragmento

Pag. Inicio 145 Pag. Fin 173

Texto

[Pg. 145] CAPÍTULO IV

EL MÉTODO ETIMOLÓGICO DE MAYANS (I)

EL CONCEPTO DE ETIMOLOGÍA Y LA NECESIDAD DE UN MÉTODO ETIMOLÓGICO

Como hemos indicado al principio del capítulo anterior, el término orígenes incluye entre sus acepciones, además de la de "historia de la lengua", 1 la de etimología: 2

La definición del nombre es la que llamamos etimología o origen de la voz, que, si es verdadero, es definición de la cosa, como los nombres que Adán puso a las cosas (Razonatoria, BMV, caja 7273-50, ms. 12449).

Puede observarse en esta cita de la Razonatoria, que la utilización del término orígenes como "etimología", que aparece en los repertorios de la antigüedad tardía, como es especialmente notorio en la obra de San Isidoro, 3 [Pg. 146] no es un puro juego retórico de sinónimos. Se destaca con esta denominación "el concepto de `verdadero¿ identificado con `origen¿, aunque no en el sentido moderno de `evolución histórica¿, sino más bien en el de `modo de relación, conexión intrínseca de orden semántico¿ ". 4

En un momento de la Conversación señala Mayans que cualquier lengua "se compone de ciertos sonidos articulados i significativos, cuyos orígenes, o etimologías, se buscan, si las dicciones son compuestas, en sus partes; si no lo son, en sus raíces; i éstas en la razón de la imposición, la qual puede hallarse, o en la cosa significada, o en su inventor, i en la propia lengua, o en otra extraña, como las de los dominantes, o de los vecinos, o de aquellos con quienes tratamos, o cuyos libros leemos" (p. 427). La significación del término "etimología" que se desprende de este fragmento remite a lo que hoy consideramos como tal, 5 y a lo que actualmente denominaríamos morfología, 6 ya que abarca tanto la busca del origen como la [Pg. 147] formación de palabras. En esta concepción se observa, por otra parte, la falta de distinción entre lo que hoy denominaríamos consideraciones sincrónicas y diacrónicas. Como ha señalado A. Llorente, la Etymologia medieval, considerada como parte de la Gramática, no era otra cosa que la Analogía grecolatina "a la que se agregaban las cuestiones de la formación, estructuración, composición y derivación de las palabras, es decir, su aspecto estrictamente morfológico, pero morfológico en sentido pancrónico, pues se refería no sólo a la formación de las palabras en un momento dado, sino a la historia (Etymologia) de esa formación, y al origen y evolución de las formas léxicas que una lengua presenta en un estado cualquiera". Este concepto del objeto de estudio de la etimología sigue vivo en el XVIII y no es exclusivo de nuestro autor. 7

La actividad de Mayans como etimologista gira en torno a tres ejes fundamentales. En primer lugar, su idea de la existencia de una relación originaria de afinidad entre el nombre y lo nombrado, con las matizaciones que hemos tenido ocasión de estudiar en el capítulo segundo de este estudio. Por otra parte, la concepción dinámica de la lengua, que sufre cambios a través del tiempo. 8 En tercer lugar, la posibilidad de llegar a conocer la significación primera, ajustada a la naturaleza de las cosas, aplicando un método adecuado que libre a la etimología del puro juego de la imaginación del que la estudia y haga posible el reconocimiento de la forma original a través de los cambios.

[Pg. 148] En cuanto al primer punto, se trata de una visión que se encuadra en la idea tradicional de etimología como "veredicto", 9 como averiguación del término de primera imposición que definiría la esencia de las palabras. 10 La confianza en una racionalidad en los nombres originales es lo que justifica fundamentalmente la tarea del etimologista. Destaca Mayans que la averiguación de los orígenes "no es mera curiosidad; antes bien es mui útil; porque el conocimiento de las cosas no es otro que saber lo que significan las palabras". 11 "Por esso bien entendidas éstas, facilmente se evitan millares de qüestiones de voz. No por otra causa se aplicó Platón tan de propósito al examen de las etimologías" (Orígenes, § 83, pág. 354). Lo que tradicionalmente se denomina cratilismo 12 o platonismo en lo que se refiere al origen de los signos lingüísticos aparece de forma explícita, sin más alusiones a la arbitrariedad, 13 ya que, según indica nuestro autor, por la investigación de los orígenes "se viene en conocimiento de la primitiva i más expresiva significación; i sabida ésta se puede hablar con mayor propiedad" (ibíd., pág. 355). Es éste el concepto de etimología que pasa de la tradición grecolatina [Pg. 149] a la Edad Media y llega al XVIII casi sin cambios, 14 aunque, frente a planteamientos anteriores, 15 en este siglo se pondrá un interés especial en las cuestiones que afectaban al método de la investigación etimológica, con el establecimiento de principios y reglas. 16 En este último punto insistirá también nuestro autor, ligándolo al problema del desprestigio que la disciplina sufría en su época y que era, por otra parte, tradicional. 17 Para Mayans eran tres los problemas principales por los cuales "este estudio de averiguar los orígenes ha sido tratado por lo común con poca pericia", lo que había provocado que no tuviese "la estimación que merece":

a) La ambición de algunos que han escrito de su lengua queriéndola hacer independiente de las demás. Es decir, aquellos que han usado la búsqueda de los orígenes no para alcanzar "la verdad", sino para mantener tesis insostenibles, como que pueda pervivir alguna de las lenguas de la Torre de Babel. La alusión a Larramendi y el vasco parece evidente, aunque también podría aplicarse a las tesis de Madera para el castellano.

b) La falta de método, que hace que algunos se lancen a decir lo primero que piensan, por ignorar o no practicar las reglas "que deven observarse para señalar bien los orígenes" (Orígenes, § 86, pág. 356).

[Pg. 150] c) La falta de rigor de los que, conociendo bien los cánones etimológicos, "abusan tanto de ellos que muchas veces quieren enseñar orígenes, quando sería mucho mejor confessar con ingenuidad que no los saben" (Ibíd., § 87, pág. 356).

Lo que denotan estas críticas es la necesidad de sacar la averiguación de las etimologías de un estado de mera conjetura. La conclusión, para Mayans es la necesidad de elaborar un método para esta disciplina, 18 una idea que, a pesar de su aparente sensatez, tuvo que defender frente a los diaristas (Diario II, pág. 91), que despreciaron su propuesta precisamente por la inutilidad de cualquier tipo de regla en la búsqueda de los orígenes:

También passaron en silencio los diaristas aver sido yo el primero que he recogido los principios etimológicos, reduciéndolos a méthodo. O aún hablan con tanto desprecio dellos que los tienen por superfluos. I por esso dicen que el que es el verdaderamente erudito no buscará las etimologías, sino que las hallará. Pero yo quisiera saber, si después de halladas se dudasse dellas, de qué medios se valdría el erudito para examinarlas sino de los principios i reglas que son los medios que aconsejó a Gil Menagio el eruditíssimo Pedro Daniel Huecio (Conversación, pág. 458).

En ningún momento se refiere Mayans a lo largo de los Orígenes al lugar de la Etimología dentro de la tradicional división de la Gramática, ni a su estatuto de arte o ciencia.

EL MÉTODO ETIMOLÓGICO MAYANSIANO: LOS "ORÍGENES GENERALES"

Como ya hemos indicado, al comienzo de los Orígenes, una vez que ha dejado clara la imposibilidad de que se conserven las lenguas resultantes de las Torre de Babel, Mayans expone el método que piensa seguir a lo largo de la obra, destacando su originalidad: "Por estas razones, aviendo yo de tratar de los orígenes de lengua española que hoi hablamos, pienso seguir diferente méthodo que otros. I assí, primeramente explicaré qué cosa es lengua, para que mejor se sepa qué deva entenderse por lengua española. Después señalaré sus orígenes generales; a los quales seguirán los principios i las reglas que se deven saber i guardar para averiguar los particulares" (§ 3, pág. 328). Mayans no alude propiamente a una historia de la lengua española, sino a lo que llama orígenes generales y a los particulares, entendiendo por estos últimos los de los distintos vocablos, esto es, los [Pg. 151] resultantes de la búsqueda etimológica propiamente dicha, para lo cual propondrá sus principios y cánones o reglas generales, de las que nos ocuparemos más adelante.

En principio, no acota nuestro autor en el texto en qué momento empieza la exposición de lo que denomina orígenes generales. Sin embargo, en el párrafo § 12 indica: "Para hablar pues con claridad, devemos primero distinguir las lenguas, empezando por la primitiva de España i acabando en la que hoi está en uso, cuyos orígenes generales pienso señalar" (pág. 330). Lo que sigue a continuación son las reflexiones en torno a la pluralidad lingüística de la Península en la época prerromana con la larga disquisión sobre Cantabria a la que ya nos hemos referido, para seguir con un panorama de la situación lingüística como resultado del proceso de Reconquista, basándose en la relación entre lengua y dominación política. 19 Terminada esta exposición histórica sobre las lenguas de España, pasa a lo que se podrían considerar propiamente los orígenes generales, expresión con la que se referiría a "las lenguas donde principalmente se han de buscar los orígenes de la española" (§ 103). 20

Con la idea de orientar al etimologista, establece Mayans una jerarquía de lenguas que han aportado elementos a la formación de la española, en la que aparecen, por este orden, el latín, árabe, griego, hebreo, celta, godo, púnico y vizcaíno, según el principio siguiente:

En lo que toca a las lenguas, se ha de poner mayor estudio en aquellas, de las quales se han tomado más vocablos que en las otras de que se han tomado menos (Orígenes, § 89).

A la clasificación ofrecida, que podría parecer en principio arbitraria y en la que se mezclan distintos tipos de lenguas, le sigue una aclaración sobre las causas que determinan la distinta influencia, que será "mayor en las lenguas que menos siglos ha fueron dominantes o de naciones con quienes los españoles han comerciado mucho, que en otras más antiguas o de naciones con quienes hemos comunicado menos" (§ 89). Éste es realmente el principio general que se desprende de los datos que sobre la historia de nuestra lengua ha ofrecido Mayans al comienzo de los Orígenes; pero don Gregorio no ordena las lenguas desde un punto de vista histórico o cronológico, sino por su aportación cuantitativa al léxico español, según un criterio funcional destinado a la práctica de la investigación etimológica. Por otra parte, hay que considerar que, para Mayans, el léxico parece ser el principal elemento constitutivo de una lengua, el que le da su identidad. Esto es, al menos, lo que parece apuntar la siguiente observación sobre el vasco:

Yo siempre concederé a esta lengua una grande antigüedad, i diré que permanece hoi esta antigüedad en los caracteres generales del vascuence, pero no en los especiales constitutivos de tal lengua. Quiero decir que la multitud de conjugaciones, la posposición de los artículos i otras singularidades del vascuence vienen de mui antiguo; pero no me persuado que aun aquellas voces, que se tienen hoi por puramente vascas, sean las mismas que antiguamente... (Orígenes, § 62).

Aldrete había señalado más explícitamente que Mayans en qué consiste "lo principal de una lengua", destacando la mayor importancia de lo que él denomina "gramática" sobre los "vocablos", 21 ya que "aunque en una lengua se admitan algunos vocablos de otra, no por esso se muda, porque sus partes principales se conservan". 22

Cuando Mayans se propone señalar lo que determina un lengua, recurre a términos que remiten a los de Aldrete: "...cada lengua es determinadamente tal por tener tales voces i tal analogía i tales modos de hablar..." (Orígenes, § 61). Sin embargo, como hemos indicado, el acento parece ponerse sobre el léxico, y más cuando de lo que se trata de averiguar las etimologías de los distintos vocablos.

EL LATÍN, PRIMERA LENGUA DE LA JERARQUÍA

Nos hemos referido en el capítulo anterior a la filiación latina de lengua española, resultado del proceso de romanización. La primera lengua de la jerarquía establecida por Mayans, "guardando el devido método", será el latín, del cual procedería, en su opinión, la mayor parte de nuestro léxico. No insistiremos aquí en lo ya señalado respecto a su "corrupción" y al nacimiento de la variedad romance que daría lugar a la lengua española. Destacamos solamente dos puntos ya señalados. Mayans, frente a Aldrete, no [Pg. 153] necesita propiamente demostrar la filiación latina de la lengua española, ya que ésta era generalmente aceptada en su época, tal como exponíamos en el capítulo anterior. Se limita a insistir en un aspecto concreto como era la dominación de Cantabria por las razones ya citadas, y a poner de relieve el carácter dinámico de la lengua que hace imposible aceptar milagrosas conservaciones. Por otra parte, recordemos su consejo de buscar el origen de muchos términos romances no en el latín clásico, sino en la lengua "ya corrompida".

Lo que pretendemos en los siguientes apartados es mostrar las razones que han llevado a la particular ordenación de las lenguas que ofrece nuestro autor, en la que, por encima de la cuantificación real de su aportación al léxico español, siempre difícil de verificar, influyen motivos de distinto tipo.

LA LENGUA ÁRABE

Inmediatamente después del latín, destaca la importancia del elemento árabe. Una vez más, aparece la relación entre lengua y dominación, unida en esta ocasión a la idea de una total erradicación del romance como consecuencia de la extensión de la lengua arábiga, salvo en algunas zonas de las montañas de Asturias y de los Pirineos. Desde aquí surgiría la Reconquista, que volvería a extender las lenguas romances:

I como la dominación de los africanos por el castigo de los pecados de esta nación i singularmente por la desobediencia al Papa duró tantos siglos, el lenguage que ellos trageron (que era el árabe) se hizo universal en España, exceptuando los pequeños recintos donde se avían refugiado i fortalecido los pocos christianos que no quisieron sugetarse a la dominación de los bárbaros; i por eso gloriosamente mantuvieron la religión, la libertad i la lengua... (Orígenes, § 60).

Según el planteamiento anterior, Mayans parece ignorar el mantenimiento del romance en la zona de dominación, donde los árabes habían impuesto su lengua. Apoya esta idea en el testimonio de Álvaro Cordobés, también citado por Aldrete como ejemplo para probar la imposición total de la lengua arábiga: 23

[Pg. 154] Esta corrupción de la lengua latina, nunca se ve más visiblemente que después de la entrada de los árabes en España, por causa de cuya irrupción, según atestigua Álvaro Cordovés en su Indículo luminoso, menospreciados los libros sagrados i los intérpretes más clásicos, únicamente se aplicavan los christianos que avía en España a la letura de los libros árabes i caldeos (Orígenes, § 91, pág. 358).

Lo que propició el influjo de la lengua árabe en el romance español, según Mayans, no sería propiamente la convivencia de los hablantes, sino las relaciones comerciales que se establecerían, sobre todo con la Reconquista, entre dos comunidades lingüísticas por lo demás, al parecer, perfectamente separadas:

Como era preciso a los españoles vencedores comerciar con los mahometanos vencidos, se les pegaron muchas voces de su lengua, que era la arábiga corrompida, las quales aun duran hoi i forman una buena parte del lenguage español (Orígenes, § 73, pág. 350)

Señala Menéndez Pidal que fue general hasta el siglo pasado "la opinión de que en la España musulmana la romanidad pereció enseguida, y que allí, desde el segundo siglo después de la invasión, se hablaba árabe únicamente o poco menos", una idea amplia y razonadamente rebatida por Simonet en 1888, pero que incluso después tuvo defensores. 24 Autores como Aldrete, 25 Terreros, 26 Benito de San Pedro, 27 Campomanes 28 y [Pg. 155] Martínez Marina, 29 la mantienen de forma más o menos matizada. No faltaron, sin embargo, testimonios a favor del mantenimiento del romance, como el de Madera, quien, dentro de la lógica de su teoría del castellano primitivo, señala que los mozárabes "auían conseruado en su propiedad la lengua antigua española", 30 o como el de la Academia Española, y el de Vargas Ponce, en el XVIII. 31 Como puede apreciarse, Mayans podría unirse a la tradición que suponía la pérdida del romance, cuya explicación, según indica Manuel Sanchis Guarner, estaría en el hecho de haber sido el árabe la lengua de cultura de los intelectuales mozárabes "que no sólo escribían en árabe sus obras científicas, sino que sintieron la necesidad de traducir al árabe libros tan esencialmente constitutivos de su comunidad como el Fuero Juzgo, la Biblia y la colección canónica". 32

Las relaciones con los árabes como consecuencia del proceso de Reconquista, provocaron, según Mayans, la corrupción de la variedad romance conservada por los cristianos del norte, que a su vez era resultado de la corrupción del latín:

Quán afeado estuviesse en España el lenguage latino con la mezcla del arábigo (que es la lengua de que tenemos más voces después de la latina) qualquiera puede observarlo... Era entonces el lenguage español (hablo respeto del latino) por decirlo con propiedad arábiga, pura algaravía. Pero qué mayor prueva de esta verdad que ver que tenemos en nuestra lengua una vigésima parte (Escalígero dijo una quinta, pero se engañó), de vocablos arábigos (Orígenes, § 92, pág. 359).

[Pg. 156] Subraya una vez más don Gregorio el aspecto negativo de un lenguaje corrompido, es decir, desfigurado, "afeado" por la recepción de palabras extranjeras, una consideración bastante general entre los autores que aluden a la influencia arábiga. 33 Más interesante es su observación sobre el número de vocablos arábigos, que ofrece tras consultar, según indica, a Aldrete y a F. López Tamarid, cuyos Vocablos arábigos que hay en el romance y Compendio de algunos vocablos arábigos, respectivamente, aparecen en el segundo tomo de los Orígenes, a Núñez de León 34 y, sobre todo, la información proporcionada por el Vocabulista de Fray Pedro de Alcalá, 35 en el que se había basado Aldrete; su espíritu crítico le hace omitir a Francisco de Guadix 36 "porque no le he visto". A pesar de la abundancia de fuentes, se vio obligado a contestar a los diaristas, 37 que señalaron en el castellano una cuarta parte de arabismos basándose en una obra de Martín Zeilero 38 que [Pg. 157] recogía las etimologías de López Tamarid. 39 Respecto a esto, señala nuestro autor que "no avrá hombre de juicio que quiera creerles la exageración" en el número de voces arábigas, atacando de forma mordaz los argumentos de los diaristas:

El dicho librito no llega a dos pliegos de papel de marca común, i assí a poquíssimo papel está reducida la quarta parte de la lengua española... Con que la lengua castellana (concediendo a Zeilero y a los diaristas cuanto se puede conceder) sólo tendrá dos mil quatrocientas i diez i seis voces. Pobre lengua (Conversación, pág. 434).

Señalar el número de arabismos léxicos del español es incluso hoy una tarea compleja, aun cuando Mayans señala tanto a los diaristas, 40 como a Pérez Bayer en una de sus cartas, 41 que basta con acudir a los diccionarios, o abrir cualquier libro español y contar cuántas voces arábigas hay entre las veinte primeras. A pesar de todo, su vigésima parte de arabismos está más cerca del ocho por ciento de Piel,42 o del dos por ciento que señalan Patterson y Urrubéheity, 43 que de la cuarta parte de los diaristas. Vargas Ponce recogerá las diferentes opiniones de Mayans y de "los sabios diaristas", sin decantarse claramente por ninguna. 44

[Pg. 158] Mayans, que no conocía el árabe, aunque manifiestó repetidamente su interés por aprenderlo, 45 no realiza en los Orígenes ninguna observación sobre las características fonéticas de los arabismos y de su adaptación al romance.

En su correspondencia muestra don Gregorio un especial interés por fomentar el estudio de las lenguas orientales en general y del árabe en particular, aunque mostrándose escéptico sobre el aprecio que en la Corte se pudiera hacer de este tipo de conocimientos:

Tres o quatro saben latín perfetamente en España. No se puede decir tanto de las lenguas orientales. De la ignorancia de las lenguas se colige la falta de letura en los mejores libros que ellas contienen. [...] Maestros i libros son necesarios. Para lo que aya en España maestros útiles, deven preferirse los españoles a los estrangeros. Para lo que no aya, como para las lenguas orientales, deven ser escogidos los más hábiles de los estrangeros (A Juan de Santander, 39-XI-1764).

Es indecible el gusto que me causa la noticia del muchachito perito en la lengua árabe. Hará Vm. un beneficio inmortal a España si por este medio se introduce la enseñanza de dicha lengua (Mayans a P. Bayer, 11-VIII-1759, Epistolario VI, pág. 202).

En la Corte no aprovecha esse género de estudio [árabe], ni aun otros cualquiera, porque se afecta el estudio para pompa i quitar a otros los premios que merecen (ibid., 1-III-1760, pág. 203).

La falta de interés de la que se hace eco Mayans queda demostrada por un episodio concreto del que tenemos noticia por la correspondencia de Mayans: la aparición en Ademuz de ciertos libros arábigos, de la que da noticia a A. M. Burriel:

Cerca de Ademuz se han descubierto ciento i cuarenta libros arábigos. Ya se esparce la voz de que la Inquisición quiere apoderarse de ellos. Sería gran lástima que se quemassen como se ha hecho en otras ocasiones con ignominia de España (27-III-1751, Epistolario II, pág. 510).

[Pg. 159] Ante este temor, Mayans intentará interesar en el tema a F. de Rávago, que contaba con la influencia suficiente para evitar la pérdida de los libros. Hay que notar que, en esta correspondencia, que se desarrolla a lo largo del mes de abril del año 1751, los argumentos que ofrece nuestro autor son típicamente "ilustrados": en el siglo de las luces no se pueden repetir actos de barbarie que merecen la risa de los extranjeros, y Mayans supone que Rávago, desde su puesto de privilegio, no dudará en evitarlo, pues se trata de "un hallazgo importantísimo". 46 Insistirá Mayans en estos mismos argumentos en otra carta fechada veinte días más tarde en la que manifiesta su impotencia para evitar la pérdida de los libros por la lejanía geográfica del hallazgo y reitera la petición para que Rávago haga valer de su autoridad. 47 Una semana más tarde, don Gregorio da nuevos detalles para la localización de la obra. 48 A pesar de estos esfuerzos, los libros sufrieron destrozos, tal como nuestro autor temía en la primera carta sobre el tema dirigida a Burriel. 49 Sólo años más tarde, Mayans podrá celebrar la aparición de la Biblioteca Arabico-Hispana de Casiri y aportar sus propios conocimientos. 50

[Pg. 160] Por otra parte, y además del interés filológico, hay en su preocupación por el estudio del árabe un motivo de tipo religioso, que aparecía ya en Vives: 51 la necesidad de esta lengua para propagar la fe, ya que, según indica, "hoi la mayor parte del mundo habla el árabe". 52 En carta a F. de Almeida aclara esta expresión que puede parecer exagerada:

Quando digo que hoi la mayor parte del mundo habla el árabe, manifiesto es que no hablo de parte del mundo que sea material, sino de los que le habitan en quanto hablan, i distribuidos los hombres según las varias lenguas que hablan en varias partes, la más numerosa habla el árabe, i si no, dígame V. S. qué otra lengua se extiende a mayor número de hombres (24-V-1737, BAHM,140).

EL GRIEGO

El griego es la primera de las lenguas prerromanas de la Península Ibérica citadas por Mayans en esta clasificación, aunque indicando acertadamente que muchas de las palabras de este origen fueron introducidas a través del latín. Tras ofrecer una serie de ejemplos de nombres referidos a la religión, artes y ciencias, enfermedades, etc., distingue entre las palabras griegas recibidas "por medio de los latinos" y las que han llegado "inmediatamente de los griegos o al menos sin la mediación de los latinos". Es la división que aparecía ya en Aldrete (Del Origen, págs. 261-262) y que se ha continuado tradicionalmente. 53 Sin embargo, no distingue don Gregorio entre palabras patrimoniales y semicultas, como cáliz, zumo o rábano y las [Pg. 161] propiamente cultas y técnicas (aritmética, hidropesía, etc.), lo que, tal como indicó Tovar, 54 era normal en aquel tiempo. Por otra parte, como veremos más adelante, no todas las etimologías propuestas en cada uno de estos apartados son correctas, y algunas ni siquiera tienen un étimo griego.

Señala nuestro autor dos razones que explican la abundancia del léxico de procedencia griega; por un lado, la extensión geográfica y la fundación de colonias, y por otro, como hemos señalado, su influencia en el latín con el que "se aviene bien", según indica Mayans, quien llega a afirmar que "la lengua latina casi toda vino del griego, según Marco Varrón, Festo, Quintiliano, Dionisio Halicarnaseo, Sindas y todos los eruditos antiguos y modernos" 55 (Conversación, pág. 433). Esta idea de la filiación griega del latín, a la que Aldrete dedica uno de los capítulos de su obra Del Origen..., 56 fue corriente en los siglos XVI y XVII, y seguía viva durante el XVIII: 57

I como la lengua latina siempre se avino tan bien con la griega, quando los romanos introdugeron en España su idioma, continuaron las voces griegas passando en ella como moneda corriente (Orígenes, § 92).

[Pg. 162] Respecto a las colonias, cita a Séneca y remite a Aldrete, no sin puntualizar de forma crítica que en la cuestión de la toponimia, en la que se suelen basar las afirmaciones sobre el tema, cabe siempre la duda, tal como el mismo Aldrete había indicado, 58 ya que los nombres pueden ser simples traducciones: 59

Yo no me atreveré a afirmar que todas las poblaciones, ni aun la mayor parte de la que tiene nombres griegos, ayan sido colonias griegas, porque assí como ellos dieron nombres a los hombres señalados de las Islas Atlántidas, devemos creer que los dieron a muchas tierras de España (Orígenes, § 95).

Resulta difícil, por tanto, conocer la importancia real de la influencia directa del griego. Es innegable, sin embargo, la recibida a través del latín, sobre todo a través de la lengua escrita, de los libros eruditos:

...más voces se han pegado a la lengua española por la letura de los libros griegos i hebreos que por el comercio con griegos i hebreos (Orígenes, § 107, pág. 370).

Los diaristas señalaron la importancia excesiva que Mayans había dado al elemento griego y, un siglo después, el conde de La Viñaza 60 les dará en esto la razón. Habría que considerar en esta valoración de la influencia griega, además de la autoridad del Brocense, Aldrete o Núñez de León, a los que cita don Gregorio, razones de prestigio. 61 Por una parte, se trata de [Pg. 163] una lengua erudita, de las cuales, según uno de los principios etimológicos de Mayans, se toman más voces (§ 113). Por otro lado, esta lengua comparte con la latina la visión providencialista de su extensión:

Su Divina Providencia dispuso que para que su santíssima lei se predicasse con mayor facilidad, estuviessen tan estendidas al tiempo de su venida las dos lenguas griega i latina (Orígenes, § 8, pág. 355).

 EL HEBREO

En el caso del hebreo, la siguiente lengua citada por Mayans, 62 parecen actuar de forma aún más clara las razones de prestigio a las que nos hemos referido en el caso del griego. No hay que olvidar que, con distintos matices, el hebreo había sido considerado hasta el mismo siglo XVIII como la lengua del Paraíso; como ya indicamos en el segundo capítulo de nuestro estudio, nuestro autor no compartía esta idea, 63 pero seguía observando para el hebreo una consideración especial. Mayans creció, como señala Tovar, "en un tiempo en el que el estudio de las lenguas no se había aún separado de la filología humanista, trilingüe, que ponía aparte el latín con el griego y el hebreo". 64 Así, al hablar de las lenguas matrices, señala:

Es preciso que llamemos lenguas matrices a las originales de las que hoi se hablan, i con singular razón a la hebrea, porque no hallamos en otra orígenes más antiguos (Orígenes, § 190, pág. 405).

Como el griego, el hebreo es lengua erudita y cuenta con una larga tradición literaria, y una tradición, además, de especial prestigio, ya que era la lengua de los libros sagrados:

...porque lo que una vez se escribe, permanece después de muchos siglos, i por esso la escritura hace que las lenguas sean en cierta manera inmortales. Vese esto en la lengua hebrea más antigua que aún hoi se conserva en los sagrados libros (Orígenes, § 208, pág. 415). 65

[Pg. 164] Con estas premisas, es lógico que el hebreo adquiera una especial importancia en la jerarquía de Mayans, que atribuirá este origen a términos que no lo tienen, y especialmente a arabismos, como tendremos ocasión de comprobar.

En la búsqueda etimológica, se tratarán juntas, según don Gregorio, las palabras de origen hebreo y las púnicas. Del mismo modo, indica que también en el hebreo se puede buscar el origen de las voces fenicias, ya que la lengua fenicia es, según señala, hija de la hebrea y madre de la púnica, según "los más eruditos", de los que cita a P. D. Huet 66 y a S. Jerónimo. Destaca Mayans de esta forma la interdependencia de las lenguas semíticas, 67 una idea que se encuentra también en Aldrete, 68 el cual, llevado por los prejuicios antijudios de su época, trataba de "liberar nuestra lengua del mayor número posible de términos emparentados con el hebreo". 69 Para lograr esto, el canónigo cordobés atribuirá los nombres relacionados con el hebreo a la lengua fenicia, 70 con la que tendría, según indica, un estrecho parentesco basado en una antigua relación de dominio. 71

Del mismo modo que en el caso del griego, destaca, como hemos indicado, su importancia como lengua erudita, pero señala, además, que la mayoría de las voces hebraicas que conservamos proceden de la "lectura de los libros" porque

los hebreos que han vivido en España siempre han procurado hablar la lengua española; i como gente que es tenida por vil, si es conocida por tal, ha tirado a ser desconocida, particularmente después de sus justas i más rigurosas persecuciones (Orígenes, § 107, pág. 370).

[Pg. 165] EL CELTA

Aparece a continuación en la jerarquía otra lengua prerromana, la céltica, a la que identifica con la que se hablaba en Aquitania en el siglo v, según atestiguan dos escritores de la época, Severo Sulpicio y Sidonio Apolinar. No era el aquitano, al parecer, una lengua céltica; pero se trata de un problema que, como en general los que afectan a las lenguas prerromanas, se discute todavía y admite matizaciones. Mayans reitera en la Conversación la identidad señalada en los Orígenes, indicando que los diaristas echaban de menos en ellos

la semejanza que la lengua aquitánica tenía antiguamente con la española. Pero si supieran que el lenguage aquitánico era céltico, i se acordaran de que yo puse celtas en España, no echarían menos essa noticia de Estrabón (pág. 456).

Es cierto que ya Estrabón distiguió formalmente a los Aquitanos de los celtas, 72 y así lo señalaron los diaristas. 73 Ya en el XIX, Luchaire, 74 por su parte, se refiere a los Ibero-Aquitanos "dont la langue appartenait à une famille aujourd¿hui représentée par l¿euskara". 75 Sin embargo, este pueblo habría sufrido "profondemente, en ce qui touche la langue, l¿influence celtique". 76 A esto se une, además, el hecho de que "le seul peuple aquitain sur lequel les anciens nous aient donné quelques informations détaillées, et qui personnifie la résistance de l¿Aquitaine aux armes de Rome, les Sontiates ou Sotiates, parlait sans doute un idiome celtique". 77 Esta influencia [Pg. 166] celta es la que se puede rastrear, según Luchaire, en las alusiones de los escritores griegos y romanos, en las que se perciben con dificultad los trazos originales de la personalidad aquitana. Así pues, el conocimiento que la antigüedad tenía de los aquitanos los relacionaba estrechamente con los celtas ya desde el siglo primero antes de Cristo, y esta es la información que recogió Mayans. 78 Aunque Joaquín Gorrochategui ha señalado que, en la obra citada, Luchaire "cede ante la presión ejercida por los estudios célticos del momento, llegando a pensar que la mayoría del territorio ofrecía nombres de ascendencia celta", 79 debemos considerar que Mayans manejaba testimonios de los autores clásicos 80 y, según sus datos, la lengua aquitana sería céltica en el siglo V d. de Cristo. Como ya hemos indicado, el problema no tiene una fácil solución ni siquiera con de los avances de la etnografía y los estudios epigráficos, 81 y no cabe pensar que Mayans pudiera llegar a conclusiones más ajustadas con la información disponible en la época.

Tras referirse a la presencia de celtas tanto en la España Citerior como en la Ulterior y su mezcla con los iberos que daría nombre a Celtiberia, según Estrabón, 82 señala Mayans:

[Pg. 167] Después de esta mezcla i confusión de iberos i celtas, me persuado yo que se hablaría en la Celtiberia de un lenguage compuesto del antiguo español i del céltico... I es verosímil que el antiguo lenguage español, 83 i el céltico, como tan vecinos uno de otro, fueron dialectos de otra lengua, la qual me persuado fue la púnica por la correspondencia que tienen muchas voces de montes, ríos i ciudades de España, que son los nombres que más duran, con los desta lengua. De lo qual no podemos subir más arriba, por faltarnos la noticia de nuestros primeros pobladores i, por consiguiente de su lengua (Orígenes, § 98, pág. 363).

Las voces célticas conservadas en nuestra lengua no mantienen, según don Gregorio sus antiguas terminaciones, ya que llegaron a nosotros a través del latín, que les dio las suyas propias. Aun así, señala una serie de voces célticas, que comentaremos más adelante, y aprovecha para reforzar su afirmación de que el vasco no fue lengua general de la Península ya que "si lo huviera sido i permaneciera tan incorrupta como quieren, conservaría todas las referidas voces célticas o la mayoría de ellas" (§ 98).

LA LENGUA GODA

La lengua goda aparece en el penúltimo lugar, lo cual no deja de ser sorprendente, según las tesis de Mayans sobre la relación entre lengua y dominación: los godos dominaron España y sin embargo no impusieron su lengua, como había sucedido con romanos y árabes. Nuestro autor es consciente de esta posible objeción, a la que se une, en su opinión, el haber sido el elemento germánico el principal responsable de la corrupción del latín, tal como señaló Aldrete: 84

Después de la lengua céltica es razón que demos el lugar más immediato a la goda... Parece que este devía anteponerse a la griega i hebrea, aviendo venido los godos muchos siglos después que los griegos i aviendo sido universal su dominación i no la de los griegos... (Orígenes, § 99, pág. 366).

Para explicar la escasez de elementos godos no alude Mayans al grado de romanización que algunos de estos pueblos, como fue el caso de los visigodos, habían alcanzado en sus largos contactos con las poblaciones de habla latina, incluso antes de la disgregación del Imperio. 85 Recurre nuestro [Pg. 168] autor en este caso a dos razones ya expuestas por Aldrete (Del Origen..., págs. 153 y 250), al que no cita en esta ocasión, prefiriendo dejar constancia de que ha consultado fuentes originales. La primera causa de esa escasez de elementos godos fue la pérdida de la letra gótica, que dejó de usarse "en la era MCXVII, que corresponde al año de Jesu Christo MLXXIX por mandato del rey Alfonso VI" (Orígenes, § 99, pág. 366). Se refiere Mayans a la supresión de la escritura visigótica y su sustitución por la carolina. 86 La misma historia aparece en la obra de Aldrete de forma más extensa (Del Origen..., pág. 249-250). No se encuentra, sin embargo, en el autor cordobés la conclusión que aporta Mayans:

Esta repentina mudanza de caracteres dio ocasión a que se perdiessen muchos libros escritos en letra gótica, porque no aviéndose de practicar, no la aprendían, i no aprendiéndose, se ignorava la lectura; i la ignorancia causó el desprecio de aquel género de escritura i de los preciosos thesoros que se contenían en ella (Orígenes, § 99).$

Se puede observar, una vez más, la importancia que Mayans concede a la lengua escrita. El interés que siempre mostró nuestro autor por los textos antiguos, por su recuperación y edición, 87 se refleja en el hecho de considerar prioritaria la pérdida de unos libros que contendrían "preciosos tesoros". Sólo tras esta razón, que es a la vez una queja, expone Mayans, en un segundo plano y como cosa más conocida, la segunda:

Fuera de esto es menester acordarse de que quando los godos vinieron a España ya estava generalmente recibida y conaturalizada la lengua latina, i como ellos eran una nación enemiga de las letras, ponían toda su gloria en la reputación de las armas i no de la lengua (Orígenes, § 99).

La influencia goda en los romances hispánicos no fue, al parecer, muy importante, lo que, a pesar de su intenso grado de romanización y su escaso número, no se correspondería con un largo período de dominación. Gamillscheg no pudo encontrar más que veintisiete palabras góticas en español y algunas no con seguridad. 88 Menéndez Pidal, por su parte, se refiere a un centenar de casos, pero señalando que en su mayoría fueron incorporadas al latín vulgar antes de la desmembración del Imperio. 89 Mayans alude [Pg. 169] a este sustrato germánico común citando a Aldrete y señala que como ciertos vocablos "son comunes a italianos i españoles, que igualmente fueron dominados por los godos, entra la duda quál de las dos naciones los recibió de los godos inmediatamente" (Orígenes, § 99). Esto, sin embargo, no le preocupa demasiado, ya que su fin último no es tanto resolver problemas de historia de la lengua como proporcionar una guía eficaz al etimologista. Por esto, que la recepción del vocablo sea mediata o inmediata es "qüestión más curiosa que provechosa, pues lo que importa es saber la fuerza de la significación primitiva" (ibíd.), una de las observaciones que pone de manifiesto de una forma más clara el concepto de etimología, de orígenes de la lengua que Mayans tenía en mente.

De los ejemplos de vocablos germánicos nos ocuparemos más adelante, al tratar de la validez de las etimologías ofrecidas por don Gregorio.

EL VASCO, ÚLTIMA LENGUA DE LA JERARQUÍA

Relegado al último puesto en la jerarquía aparece el vasco, a pesar de que indica que "desta lengua tenemos muchas voces" (Orígenes, § 101, pág. 368). La polémica sobre su supuesto carácter de lengua primitiva de España, no está ausente en la posición que don Gregorio le adjudica aquí al vascuence. Ya antes de establecer la jerarquía de los orígenes generales, indica que esta lengua es

una de las matrices menores, cuyo conocimiento importa mui poco, por no ser lengua erudita, aviendo sido, si no me engaño, el primero i casi único libro que se ha impreso en ella la Traducción del Testamento Nuevo, 90 que salió a la luz año MDLXXII i atestigua don Nicolás Antonio... (Orígenes, § 70, pág. 350).

Fue precisamente ésta una de las afirmaciones que más ofendió a Larramendi, además del hecho de que don Gregorio negara el carácter del vasco como primitiva lengua española:

Y digame, para ser una Lengua erudita, son menester libros impressos en ella? I antes que se inventasse la Imprenta, no avia lengua erudita en el mundo? [...]

El Bascuence no es lengua erudita: y qué importa, si fuè la lengua primitiva, y universal de España? Y qué importa si de una lengua no erudita [Pg. 170] le quedaron à la Castellana muchissimas voces, y mas, que de ninguna otra lengua erudita, fuera del latin. 91

Que al Bascuence llame yo Lengua erudita, se reiràn muchos, lo extrañaràn todos: pero la risa, y extrañeza no son argumento. Ser una lengua erudita es contener en sus vocablos, y construccion mucha enseñanza, y doctrina, que à todos los que la hablan, y entienden, hace eruditos, y bien instruidos. [...] Pero me diràn, que oy se llaman Lenguas eruditas, y sabias, las en que estàn escritas las Sagradas Letras, Artes, Ciencias, v. gr. el Hebreo, Griego, y Latin, en medio de ser Lenguas muertas, y por esso necessarias para la solida erudicion en todas ellas. Es assi; y digo que en este sentido no puede el Bascuence llamarse Lengua erudita, sino con restriccion: porque exceptuando los pocos libros, de que luego voy à hacer mencion, no tiene otros, en que se ayan enseñado ò escrito las Artes, y Ciencias. Esta no es culpa de la Lengua, sino de los que no han querido hablar en ella: y aun estos se excusan; porque estando el Bascuence reducido á estos montes, no servirian sus escritos, por eruditos, que fuessen, para el resto de España, y de Europa. 92

Evidentemente, argumentos como el anterior no convencerían a Mayans, para el que las lenguas eruditas eran, como el mismo Larramendi indica, aquellas en las que los clásicos habían transmitido su doctrina, y, en general, las que contaban con una producción literaria propia y considerable. 93 La importancia de la producción literaria en la consideración jerárquica de las lenguas, traslación de una cierta concepción que procede de la filología clásica y que aparece en los primeros humanistas italianos, 94 se repite prácticamente para todas las lenguas de la clasificación mayansiana y se recogerá, como veremos, en unos de los principios que sirven para hallar los orígenes particulares.

Los vocablos vascos no pudieron recibirse en el español, según la afirmación de Mayans, por influencia culta, como sucedió con los recibidos [Pg. 171] del hebreo o del griego, sino por el contacto directo, que se produjo, en principio, como consecuencia del trato con los cristianos refugiados tras la invasión árabe. Por otra parte, "aviendo tomado assiento en las Castillas tantos vizcaínos, es preciso que con el trato ayan introducido muchas voces, las quales devemos tener por vascongadas, siempre que hallemos la razón de la imposición en el vascuence, i no en otra lengua dominante, o vecina" (Orígenes, § 101, pág. 368). La extrema prudencia que Mayans propugna a la hora de aceptar que una palabra es propiamente vasca, se relaciona con la idea, ya señalada, de que esta lengua conserva pocas voces propias (ibíd., § 62); ofrece como ejemplo en los orígenes generales sólo dos palabras poco frecuentes cuya etimología comentaremos más adelante, zatico y galduda (ibíd., § 101), que contribuyen a reforzar la idea anterior. 95 Tambien al exponer los principios, las supuestas etimologías vascas aparecen siempre discutidas, como en el caso de dardo y azucena. La actitud reticente se observa también en su correspondencia privada a la hora de aceptar etimologías vascas, siempre con la discusión de su consideración de antigua lengua española como fondo:

Los vizcaínos, según Oihenart, in Notitia utriusque Vasconis, pág. 42, 96 llaman a la silla taureta, mudando la D en T, 97 i interponiendo entre la J i la V, la primera vocal. No es mucho que los vizcainos con quienes usted ha hablado ignoren esto, porque, aunque en su lengua el banco se llama alquia, como hai varias maneras de asientos, es preciso que aya varios [Pg. 172] nombres, i, como la lengua vascongada es tan diversa, no sólo dentro de España, sino también en Francia, ignoran a veces unos lo que saben otros. Queda, pues, sentado, que los vascongados usan de esta voz, según el testimonio de Oihenart, que sabía bien el vascuence. También usan de ella los castellanos cuando dicen taburete. I lo mismo digo de los valencianos i catalanes cuando decimos taburet. Esto supuesto, toda España conserva esta voz. ¿De qué lengua, pues, será? Es cierto que de la española antigua; pero como aquella lengua, según Estrabón, no era una sola, sino muchas, ¿de qual de ellas será? Esto es lo que no sabemos. Pudo ser voz generalmente admitida en toda España, como hoi hai muchas universalmente recibidas de catalanes, valencianos, aragoneses, castellanos i portugueses &c. I si fue voz particular de alguna lengua de España, qué mayor razón hai para decir que es vascongada que no tarragonesa, aviendo Augusto estado más tiempo en Tarragona que en ninguna otra parte, pues allí recibió la noticia de sus dos consulados, como dice Suetonio, cap. 26. in Aug. Añado que quando se trata del origen de alguna voz, es principio indubitable que la más moderna se deriva de la más antigua i no al contrario. Pues, pregunto. ¿Dónde es más antiguo el uso de esta voz, en Vizcaya o en lo restante de España? Me parece que más fácil nos será a nosotros sacar testimonios que a los vizcaínos, porque tenemos libros antiguos, i ellos, no (A Agustín Sales, 21-IX-1741, BAHM, 130).

Es evidente en toda la argumentación de Mayans una cierta actitud de menosprecio hacia la lengua vasca, quizás resultado de la exageración de las razones que se oponían a las ofrecidas por Larramendi, entre ellas la de no ser lengua erudita, y del hecho de ceñirse Mayans a la influencia léxica. Un autor más favorable a su consideración en los orígenes de la lengua española, hoy generalmente reconocida, será Vargas Ponce, que no se dejará influenciar en este caso por la opinión de Mayans, sino por la de Larramendi e indicará que el vasco es "lengua mas descuidada de lo que debiera ser de nuestros etimologistas, y que señala la genealogía de casi dos mil voces". 98

EL LÉXICO RECIBIDO DE LAS LENGUAS MODERNAS

No olvida Mayans en la consideración de los orígenes generales el léxico que nuestra lengua ha recibido de otras "modernas" como el francés, italiano, alemán, etc. (Orígenes, § 102). La diferencia entre estas lenguas y las demás a las que Mayans se ha referido, es que en ellas no puede llegarse a ese fin último que se propone la búsqueda etimológica y que es la significación originaria:

[Pg. 173] La razón de esto es mui clara; porque ¿qué sacaremos de decir que hemos tomado un vocablo de la lengua francesa, italiana o alemana, si aquéllas le tomaron de otra, en la qual se ve la fuerza de su significación?... Lo que importa es, valernos de las lenguas vivas, como de escalera para subir a las matrices (Orígenes, § 102, pág. 369).

Es la misma actitud que mantenía cuando señalaba que la procedencia directa o indirecta de las palabras godas era un problema secundario. En este mismo sentido, el préstamo entre lenguas presenta la dificultad de saber qué nación es la que realmente ha recibido el vocablo de otra:

...muchas veces no es fácil decir si una nación ha tomado un vocablo de otra, o al contrario; pues para afirmar lo uno, o lo otro, se han de producir testimonios más antiguos en una lengua que en otra. I aun esto provará sólo ser la voz más antigua en los escritos de una lengua que en los de otra; pero no en la misma lengua (ibíd.).

En este caso distingue Mayans claramente entre lengua hablada, en la cual el préstamo puede vivir sin que nos hayan llegado noticias, y la lengua escrita, que lo puede reflejar mucho después de su adquisición.

Volver Arriba

1  R. Lapesa, "Sobre los Orígenes...", pág. XIV. En su Censura a los Orígenes, don Manuel Francisco Rodríguez de Castro inscribe a Mayans entre los hombres eruditos y amantes de nuestra lengua que "han ido averiguando sus orígenes, reduciéndolos a ciertas classes para que, aplicados los vocablos a cada lengua matriz, se busquen en ellas i se hallen con mayor facilidad las causas de las primeras imposiciones" (pág. 320).

2  Mayans destaca de forma explícita la labor que en este campo de las etimologías realizaron los estoicos, los cuales pusieron "tanto cuidado en rastrear los orígenes de los vocablos" (Orígenes, § 83, pág. 355). El mismo término `Etimología¿ es una palabra griega de acuñación estoica cuya primera parte es el adjetivo étymos (variante de eteós, etétymos) `verdadero, auténtico¿. Su significado, por lo tanto, remite a la `búsqueda de lo verdadero¿, atestiguado en obras filosóficas y técnicas desde los siglos III-II a. C. Cf. Alberto Zamboni, La etimología, Madrid, Gredos, 1988, págs. 17-18; E. R. Curtius, "La etimología como forma de pensamiento" en Literatura europea y Edad Media latina, México, F. C. E. 1955 (reed. en Ediciones F. C. E. España, 1976, págs. 692-699).

3  San Isidoro de Sevilla, Etimologías, Texto latino, versión y notas J. Oroz Reta y M. A. Marcos Casquero. Introducción general M. C. Díaz y Díaz, Ed. bilingüe, Madrid, Ed. Católica, 1982-83. Cf. A. Zamboni, op. cit., págs. 18 y 45-46; Wolfgang Schweckard, "`Etymologia est origo vocabulorum...¿. Zum Verständnis der Etymologiedefinition Isidors von Sevilla", Historiographia Linguistica, XII, 1/2. 1985, págs. 1-25; E. R. Curtius, Literatura europea..., pág. 694.

4  A. Zamboni, La etimología, págs. 17-18.

5  F. Lázaro Carreter (Diccionario de términos filológicos, Madrid, Gredos, 1977) presenta como acepciones de etimología las siguientes: "1. Así se denominó hasta el siglo XIX una parte de la Gramática, cuyos límites coinciden, rudimentariamente, con los de la moderna Morfología. El término alternó con el de Analogía [...]. 2. Modernamente, ciencia que investiga los étimos de las palabras de una lengua dada, tratando de determinar las causas y circunstancias del proceso evolutivo". Por su parte, Marouzeau ofrece la siguiente acepción de Étymologie: "Science de la filiation del mots, c¿est-à-dire, selon la conception des anciens, recherche de leur sens propre (gr. etymon); selon la conception de la science moderne, reconstitution de l¿ascendance du mot en remontant de l¿état actuel à l¿état le plus anciennement accesible". Complementariamente, la definición de Etymon es la siguiente para Marouzeau: "Terme employé par les anciens pour désigner le sens qu¿ils estimaient fondamental (gr. etymos = veritable), et usité quelquefois par les modernes pour designer le mot que l¿on considère comme fournissant l¿étymologie d¿un mot donné" (J. Marouzeau, Lexique de la terminologie linguistique: français, allemand, anglais, italien, Paris, Librairie Orientaliste Paul Genthner, 1969).

6 Durante la Edad Media y hasta el siglo XVIII-XIX, "por Etymología se entendía algo así como `Morfología y Formación y derivación de palabras...¿ " (A. Llorente, Teoría de la lengua e historia de la lingüística, Madrid, Alcalá, 1967, pág. 245). Nebrija (Gramática de la lengua castellana, lib. I, cap. 1, ed. de A. Quilis, pág. 105) dentro de la división de la Gramática, se refiere en tercer lugar a la Etimología (tras la Ortografía y la Prosodia) del siguiente modo: "Tulio interpretóla anotación; nos otros podemos la nombrar verdad de las palabras. Ésta considera la significación t accidentes de cada una de las partes de la oración, que, como diremos, en el castellano son diez". J. C. Escalígero (De causis linguae Latinae libri tredecim, Ludguni, Apud Seb. Gryphium, 1540) divide el estudio de la gramática en dos partes, etimología y sintaxis, entendiendo la primera como el estudio de los elementos que componen la gramática y la segunda como el de su organización. La misma división aparece en Ramus, entendiendo la "etimología" como "morfología". Cf. M. Breva Claramonte, "El Renacimiento y la teoría gramatical de Pedro Ramus (1515-1572), Athlon. Satura Grammatica in honorem Francisci R. Adrados, Madrid, Gredos, 1987, vol. II, págs. 115-122, espec. pág. 117; Zamboni, La etimología, pág. 47-49; Jean Stéfanini, "Jules César Scaliger et son De causis linguae Latinae" en H. Parret (edit.), History of Linguistic Thought and Contemporary Linguistic, Berlín, Walter de Gruyter, 1976, págs. 317-330 y "Aristotélisme et Grammaire: le De causis latinae linguae (1540) de J. C. Scaliger", Histoire Épistémologie Langage, 4, 2, 1982, págs. 41-54.

7 La doble concepción aparece de forma explícita en la Enciclopedia. En el artículo "Grammaire", redactado por Beauzée y Douchet (Tomo 7, 1757, págs. 841-847) se señala: "L¿Étymologie des mots est la source d¿où ils sont tirés. L¿étude de l¿étymologie peut avoir deux fins différentes. La première est de suivre l¿analogie d¿une langue, pour se mettre en état d¿y introduire des mots nouveaux, selon l¿ocurrence des besoins: c¿est ce qu¿on appelle la formation... Le second objet de l¿étude de l¿étymologie, est remonter effectivement à la source d¿un mot, pour en fixer le véritable sens par la connaisance de ses racines génératrices ou élémentaires, naturelles ou étrangeres: c¿est l¿art étymologique...". Esta concepción es la que aparece también en los artículos "Étimologie" (escrito por Turgot) y "Étymologique (art)" (de Jaucourt) de la Enciclopedia. Cf. Pierre Swiggers, Les Conceptions linguistiques des Encyclopédistes, Heidelberg, J. Groos Verlag, 1984, págs., 41-44: "L¿étymologie considère la formation des mots et leur développement historique".

8 La idea, como hemos indicado en el capítulo anterior, aparece ya con claridad en Aldrete (Del Origen..., pág. 176), como precedente inmediato. Cf. J. A. de Molina, "Ideas lingüísticas de Bernardo de Aldrete", RFE, LI, 1968, págs. 194-196; L. Nieto, Del Origen, II, pág. 247; P. Wunderli y P. Braselmann, "Positions dialectiques...", págs. 442-444.

9 Petrus Heliae explica en el siglo XVII que "Etimología vale tanto como veredicto; pues el que etimologiza, indica el verdadero, es decir, el primer origen de la palabra". Cit. por Arens (La Lingüística, pág. 62), quien añade: "Se ha reproducido aquí la definición porque es característica y tuvo validez durante largo tiempo hasta pasada la Edad Media. Todavía en el siglo XVIII se atiende sólo a la semejanza de la cosa y de las letras. Y, por lo que atañe a la etimología como veredicto (veriloquium) sobre la cosa, esta intuición además no se ha extinguido aún hoy en día entre los lingüístas y conduce constantemente al intento de llegar por este camino al conocimiento del genuino y verdadero significado de la palabra".

10 Cf. M. Foucault, Las palabras..., págs. 105-109 y 112-114: "En el interior de las frases, justo allí donde la significación parece tomar un apoyo mudo sobre sílabas insignificantes, hay siempre una denominación dormida, una forma que tiene encerrada entre sus paredes sonoras el reflejo de una representación invisible y, por ello, imborrable. [...] El volver a sacar a luz el origen del lenguaje es encontrar el momento primitivo en que era pura designación" (pág. 108-109).

11  La misma idea aparece explícitamente en Sarmiento ("Escritos filológicos", BRAE, XVII, 1930, pág. 733): "De penetrar bien el origen y etimología de las voces he experimentado, no sin especial gozo, que se me abría una puerta espaciosa para entrar al mayor conocimiento de las cosas significadas por ellas. En virtud de tanta utilidad me he dedicado al gustoso estudio de las etimologías sin meterme ni acordarme de los que aborrecen ese estudio porque nunca le han probado ni gustado".

12  Cf. el capítulo segundo de este trabajo.

13  Cf. con las alusiones a la arbitrariedad que aparecen, por ejemplo, en el "Discurso proemial sobre las Etimologías" del Diccionario de Autoridades, aunque siempre con la idea de una cierta racionalidad en la primera imposición de los nombres: "La Etymología de una Voz es el orígen, ò princípio que tuvo para su formación, ò significado: y assi el estúdio de las Etymologías es procurar saber, y descubrir el verdadero orígen, ò princípio de cada Voz: pues si bien estas se definen rigurosamente, que son significativas al arbitrio, y común consentimiento de los hombres, à estos debemos suponer racionales, y que al tiempo de formar la Voces, mas se movieron por razón, que por capricho: y el fundamento de esta razón es lo que se llama Etymología, por ser la raíz y princípio que tuvo la Voz, ò que tuvo su significación" (pág. XLVIII).

14  Cf. supra nota 9 .

15  Según destaca Kukenheim (Contributions, págs. 195-196): "Les recherches qu¿au XVI siècle on a faites sur les origines du vulgaire italien, espagnol et français, ont été entreprises sans que les savants y aient apporté un esprit d¿organisation et de méthode... Seule une vaste érudition permet aux théoriciens d¿établir des comparaisons intéresantes entre les vulgaires romans".

16  D. Droixhe, La linguistique..., págs. 136-137. Cf. J. Gulya, "Etymologie im 18. Jahrhundert", Acta Linguistica Academiae Scientiarum Hungaricae, 26, 1-2, 1976, págs. 139-144; A. Zamboni, La etimología, págs. 47-58. La misma preocupación aparece en el artículo "Etimología" de la Enciclopedia, redactado por Turgot. Cf. D. Droixhe, Les conceptions..., págs. 204-212. La pretensión de seriedad es general en todos los que se ocupan del tema en la época, desde el Diccionario de Autoridades, Sarmiento o el propio Mayans en España, hasta Tetens en el dominio germánico, dentro de su obras Über die Grundsätze und den Nutzen der Etymologie (1765, §§ 2-3) y Über den Nutzen der Etymologie (1766).

17  Quevedo en la Dedicatoria de su Cuento de Cuentos, en 1626, (en Recopilación de obras festivas, Ed. P. Jauralde, Madrid, Castalia, 1981, págs. 149-169) se refiere a los etimologistas como "linajudos de vocablos, que desentierran los huesos a las voces, cosa más entretenida que demostrada; y dicen que averiguan lo que inventan". Finestres escribe a Mayans: "Supongo que Vm. no tiene idea de trabajar en la parte de la lengua latina que pertenece a la etymología, porque no es necesaria y solamente sirve de adorno; y como ésta no se deve aprender en la escuela, la deve estudiar el curioso en Vossio u otros escritores" (26-VIII-1770, Epistolari II, págs. 417-418). La disculpa por el tratamiento del tema es casi un lugar común en los autores que se aproximan a esta actividad. Así lo hace la Academia al comienzo de su "Discurso Proemial sobre las Etimologías" del Diccionario de Autoridades, apelando al criterio de autoridad al indicar que este estudio se dio también en la lengua latina (pág. LIII). También Sarmiento indica: "Parecerá una paradoja descomunal a todos los que miran con desprecio el estudio de las etimologías, pero el método que propondré hará de esos un desprecio descomunal", para añadir más adelante que "no hay nación culta que no tenga sus libros de etimologías" ("Escritos filológicos", BRAE, XVII, 1930, págs. 278 y 287).

18  "Según esto, para sacar etimologías con acierto, es necessario saber varias lenguas, tener principios i reglas para deducirlas, i mucho juicio i discreción para valerse de estos principios i reglas" (Orígenes, § 88, pág. 357).

19  "Pero bolviendo a la lengua española que es mi asunto principal, como las lenguas suelen ser tantas como las dominaciones, i los españoles christianos recuperaron a España por distintas partes, dominadas de diferentes príncipes, cada uno introdujo con su dominio su lenguage" (§ 71).

20  Según esto, la historia lingüística española no es más que un preliminar para llegar a señalar los orígenes de la lengua española actual, es decir, "aquella lengua que solemos hablar todos los españoles cuando queremos ser entendidos perfetamente unos de otros".

21  "... las principales partes de la lengua son los vocablos, i la Gramática, con que estos entre sí se trava[n], i engazan [sic] para hacer sentido perfecto. A lo qual se puede añadir los modos de decir, que tocan a la propiedad, i perfección de la lengua, porque estos sin duda son diversos, i diferentes en cada lengua, pero no son parte principal, de que se compone". Aldrete, Del Origen..., pág. 188. Cf. L. Rosiello, Linguistica illuminista, Bolonia, Il Mulino, 1967, págs. 79-92; A. Joly, introducción a Hermès, ed. cit., págs. 46-57.

22  Del Origen..., pág. 190. Cf. Lidio Nieto, Del Origen, II, pág. 81: "... la gramática sería para Aldrete lo verdaderamente diferenciador entre las lenguas...".

23  Del Origen..., pág. 138. El texto de este autor religioso mozárabe del siglo ix es recogido por Menéndez Pidal (Orígenes del Español, Madrid, Espasa-Calpe, 1980, pág. 416) y M. Sanchis Guarner ("El mozárabe peninsular" en ELH, I, Madrid, CSIC, 1960, págs. 294-295), en ambos casos a través de la España Sagrada de Flórez. Aparece también citado por Vargas Ponce, probablemente a través de Mayans, aunque no lo indica (Declamación contra los abusos introducidos en el castellano, Madrid, 1793, pág. 10). Cf. también W. J. Entwistle, Las lenguas de España: castellano, catalán, vasco y gallego-portugués, Madrid, Itsmo, 1969, p. 146.

24  Cf. F. J. Simonet, "Estudio sobre el dialecto hispano-mozárabe", prólogo al Glosario de voces ibéricas y latinas usadas entre los mozárabes, Madrid, Fortanet, 1888, págs. XI-XXVI; tambien de F. J. Simonet, Historia de los mozárabes de España, 1897, págs. XLVII-XLIX. Recuerda Menéndez Pidal (Orígenes, pág. 415-416) que tras los argumentos de Simonet, G. Baist defendió de nuevo que, a partir del siglo x, no había indicios de conservación de lengua romance en la España árabe, opinión que fue seguida por filólogos como F. Hanssen.

25  Op. cit., pág. 139.

26  Paleografía Española, pág. 7-8. Simonet y Menéndez Pidal citan entre estos autores a A. M. Burriel atribuyéndole la Paleografía (Madrid, J. Ibarra, 1758). Tal atribución fue realizada por Martínez Gayoso, pero la obra pertenece a Terreros, si hacemos caso a la biografía que figura al principio del tomo IV de su Diccionario Español (pág. IX), escrita por Francisco de Meseguer y Arrufat, en la que indica que "Burriel ayudó á Terreros en este trabajo suministrándole materiales; pero el origen, la forma, la colocación de documentos, el relato, y la distribución que son las cosas que constituyen Autor de una obra, son indubitablemente de este último". Cf. Lázaro Carreter, Las ideas..., pág. 199; A. Palau, Manual del librero..., tomo XIII, págs. 98-99. El testimonio de Mayans en sus cartas avala la autoría de Terreros.

27  Benito de San Pedro no aparece citado ni por Simonet, ni por Menéndez Pidal. Sin embargo, en el tomo primero de su Arte del romance castellano (pág. 10), indica que los cristianos del territorio conquistado "abrazaron el habla de sus soberanos con tanto empeño, que por el siglo nono les era vulgar y común el árabe..." En la pág. 38 insiste en la idea al indicar que "los Muzarabes, i Moros hablaban el árabe erudito".

28  La afirmación aparece en el manuscrito, al que ya nos hemos referido, en el que propone a la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País la elaboración de un gran diccionario vasco: "Los Arabes con su irrupcion en el año de 711 de Christo exterminaron à excepcion de las Provincias setemptrionales de España en que no puedieron fijarse otro idioma que el suio" (M.ª T. Echenique, "Campomanes...", pág. 1092).

29  Ensayo histórico-crítico sobre el origen y progreso de las lenguas, señaladamente del romance castellano, tomo IV, Memoria de la Real Academia de la Historia, Madrid, 1805.

30  Historia y Discursos, cap. 18, fol. 63v. Para Madera, el idioma que conservaban los mozárabes era el castellano primitivo traído por Tubal, mantenido en su pureza frente a la corrupción sufrida en Asturias o León. La lengua mejoraría posteriormente precisamente por el contacto que la Reconquista proporcionó entre estos hablantes refugiados en el norte y los mozárabes. Cf. E. Alarcos García, "Una teoría...", págs. 219-220.

31  La Real Academia señala en el "Discurso proemial sobre el origen de la Lengua Castellana" del Diccionario de Autoridades (pág. XLVI): "Los que se retiraron à las montañas llevaron la Lengua que usaban; que era la Latina, algo alterada por la pronunciación de los Godos, y los que permanecieron en sus Pátrias entre los Arabes, aunque no la perdieron, recibieron de ellos muchas palabras, como se mostrará en el discurso del Diccionario. [...] Los Christianos que antes havían vivido en ellos (debaxo del Domínio de los Mahometanos como queda notado) no havían perdido totalmente la Lengua que usaban en tiempo de los Godos; pero también la corrompieron, como los que estaban en los dominios de Astúrias y Leon...". También Vargas Ponce indicará que permanecieron en las ciudades conquistadas por los árabes "los moradores de una y otra habla", "Disertación sobre el castellano", en Declamación contra los abusos introducidos en el castellano, Madrid, Viuda de Ibarra, 1793, pág. 9.

32  M. Sanchis Guarner, "El mozárabe peninsular", págs. 294-295. Cf. Simonet, "Estudios sobre el dialecto...".

33  Sarmiento indica en un párrafo de sus "Escritos filológicos": "La voz axeyte es pura arábiga, y por ser la z letra solar, se debe escibir: azeyte. El gallego tiene su voz latina oleo, y así no necesita manchar su lengua con esa voz extraña y morisca" (BRAE, XV, 1928, pág. 682).

34  Duarte Nunes de Lião, Origem da lingoa portuguesa, Lisboa, Pedro Crasbeeck, MDVI. El capítulo X trata "Dos vocabulos que os Portugueses tomão dos Arabes", y recoge 207 palabras con sus etimologías.

35  Vocabulista aravigo en letra castellana (1505). Citamos por F. Corriente, El léxico árabe andalusí según P. de Alcalá (Ordenado por raíces, corregido, anotado y fonémicamente interpretado, Madrid, Universidad Complutense, 1988.

36  Primera parte de una recopilación de algunos nombres arabigos..., citado por La Viñaza, que indica que se trata de un manuscrito dispuesto para la impresión con licencia de fecha 28 de diciembre de 1593.

37  Diario, II, págs. 74-75: "Quan afectado estuvo el Lenguage Latino, con la mezcla del Arabigo, lo prueba con unos Fragmentos, que cita de Elipando: Fundando la mayor prueba en la propia opinion, que reduce los vocablos Arabigos de nuestra Lengua à una vigesima parte, contra Escaligero, que con mayor acierto dixo una quinta parte; y Martin Zeilero en su Itinerario de España, y Portugal, dice: Es comun opinion, que fuera de los vocablos Godos, y Griegos, que se hallan en la Lengua Española, es, à lo menos la quarta parte de esta, Arabiga. Testifica esto un Librito dado à luz, con este titulo: Vocablos Arabigos, introducidos en la Lengua Castellana, recopilados en Granada por el Santo Oficio. Leìdo este con cuidado, al que supiere la Lengua Latina, ò Italiana, con facilidad podrà entender lo restante de la Española. Lo qual se podrà demostrar concluìdo el Diccionario de la Academia de la Lengua Española, y sus Apendices; y aun antes si importare". Por otra parte, los diaristas señalan, al criticar el orden de las lenguas que Mayans cita en los orígenes generales: "Pero no todos los Eruditos aprobaran este orden respecto de que las voces que se hallan en el Arabe, por exemplo, son gran parte de ellas del Hebreo; y teniendo à esta por madre, puedo engañarme, si no pongo mas estudio en la Madre que en la Hija (ibíd., pág. 73)".

38  Martin Zeiller (1589-1661), Itinerarium Hispaniae, oder Raiss-Beschreibung durch die Königreich Hispanien und Portugal, Ulm, 1637, 8.º, 490 págs. Existe también ediciones posteriores: Hispaniae et Lusitaneae Itinerim, Nova et accurata descriptione, iconibusque... illustratus, Amstelodami, Apud Aegidium Ianbonium Valckenier, 1656 y en holandés en 1659. La edición latina de 1656 es la que se conserva actualmente en la Biblioteca Nacional con sello de la Biblioteca Real. En su pág. 21 se lee: "Communis esta opinio, praeter Ghotica, & Graeca vocabula, quae in Hispanica lingua inveniuntur, quartam ad minimum ejusdem partem Arabicum esse".

39  "Ese mismo librito, o vocabulario, sólo tiene seiscientas i quatro voces que López Tamarid dijo ser árabes, engañándose en muchas, fuera de que muchas de ellas son nombres propios de lugares que no aumentan las lenguas" (Conversación, pág. 434).

40  Conversación, pág. 434.

41  "Es muy fácil señalar muchas centurias de voces españolas derivadas de la lengua árabe con sola ayuda de los diccionarios..." (Epistolario VI. Mayans y Pérez Bayer, pág. 203, carta de fecha 1-III-1760).

42  Calcula unos 850 arabismos castellanos simples que, con sus derivados, llegarían a unos 4.000 (Cit. por K. Baldinger, La formación de los dominios lingüísticos de la Península Ibérica, Gredos, Madrid, 1972, págs. 63-64). Por su parte, Lapesa señala: "Los arabismos léxicos cuya etimología está identificada comprenden unas 850 palabras españolas sobre las que se han formado unas 780 derivadas. Sus variantes formales son muy numerosas, lo mismo que los vocablos de aspecto árabe cuya filiación concreta no ha sido aún establecida. Añádase más de un millar de topónimos seguros y casi quinientos probables" (Historia, pág. 133, nota 5 bis). En total, Lapesa indica que "sumando el léxico propiamente dicho y los topónimos, no parece exagerado calcular un total superior a cuatro mil formas" (ibíd.). En su reseña a esta obra de Lapesa, Y. Malkiel realizó la siguiente observación: "Surely, the claim that over four thousand words of the Spanish vocabulary are of Arabic parentage, lends itself to misinterpretation. This figure seems to include minor variants..." (Romance Philologie, 6, 1952, págs. 52-63; citado por Baldinger, op. cit., pág. 61, nota 20). A la idea apuntada por Malkiel parece responder, efectivamente, la citada observación de Lapesa.

43  W. Patterson y H. Urrutibéheity, The lexical structure of Spanish, The Hague, Mouton, 1975, pág. 21.

44 "Sea de quien sea el acierto, siempre se manifiesta quan extendida parte del Castellano está tomado del Arabe" (Disertación..., pág. 18).

45  "Antes no hacía yo caso de las monedas arábigas por no saber leerlas; pero después he pensado que conviene recogerlas, porque otros las leerán i declararán: cosa de que ai mucha falta" (A B. Ballester, 4-X-1749, BAHM, 147). "Me alegro mucho de la buena opinión que U. S. me tiene porque devo a ese buen concepto el favor del exquisito regalo de la hermosa copia de la inscripción arábiga recién hallada en essa ciudad de Lorca. Quando yo era mozo no avía quien pudiesse instruirme en la literatura arábiga, que toda mi vida he deseado entender, i me huviesse aprovechado mucho. I assí, no puedo satisfacer por mí al deseo de U. S. de interpretarla, pero si quiere una exacta interpretación de ella, se puede valer U. S. de D. Miguel Casiri, Bibliothecario del Rei N.º Sr., persona eminente en la literatura arábiga" (A D. Martínez Illescas, 13-VI-1776, BMV, caja 7272-37, ms. 9974).

46  "Sé lo mucho que V. S. Ilma. se interessa en hacer conocer al público la utilidad de las lenguas eruditas, i assí, no puedo dejar de escrivir a V. S. Ilma. el aviso que tengo de Val[enci]a de que cerca de Ademuz se han descubierto ciento i quarenta libros arábigos. Qualesquiera que sean los libros, es un hallazgo importantíssimo, digno de que su Mag[estad] se le apropie para que se haga de ellos el uso conveniente, dando a su inventor su merecida remuneración, para que a otros, en semejantes ocasiones, no oculten lo que hallen. En otros tiempos se burlavan los extrangeros de que en España quemavan los libros árabes de theología i astrología. Esto no sucederá en tiempos del Rei nuestro señor, teniendo un director tan sabio como V. S. Ilma." (A F. de Rávago, 27-III-2751, BAHM, 147).

47  "El aviso que di a V. S. Ilma. del hallazgo de ciento i quarenta libros arábigos cerca de Ademuz me lo comunicaron de Valencia, i si yo huviera tenido medio para conseguirlos, la primera diligencia huviera sido hacerme dueño de ellos, i la segunda, ofrecerlos a V. S. Ilma. Pero no puedo practicarlo por la distancia i falta de conocimiento de los inventores que hallaron dichos libros con ocasión de abrirse unas zanjas para edificar una hermita, aviéndolos encontrado en una bóveda, colocados en unos estantes de piedra. en vista de la carta de V. S. Ilma. me he informado de nuevo i me escriven de Val[enci]a que lo más que han podido averiguar es que algunos de los que se hallaron presentes tomaron algunos libros, i otros rasgaron algunas hojas, para presentar aquéllos i éstas a los que quisieron. Si el hallazgo huviera sido por este contorno o a pocos leguas dél yo daría expediente para que su logro, usando de medios suaves i sirviéndome algo de la opinión de pagar bien los libros; pero en tierra tan distante, i donde no tengo conocimiento alguno, no puedo hacer otra cosa sino participar a V. S. Ilma. estas noticias para que, usando de su grande autoridad, mande practicar lo que juzgue conveniente" (A F. de Rávago, 17-IV-1751, BAHM, 147).

48  "Tengo que añadir a la noticia de los libros árabes... Me aseguran que dos de los del hallazgo, que tratan de medicina, permanecen en Val[enci]a, el uno en poder de Felipe Matheu Escrivano, i el otro le posee Thomás Miralles Carpintero. No tengo medio para los referidos. V. S. Ilma. se halla con autoridad para conseguirlos i la tiene absoluta para mandarme" (A F. de Rávago, 24-IV-1751, BAHM, 147).

49  "Los libros de Ademuz en gran parte se han esparcido unos y destrozado otros. Sic sunt res nostrae que decía el P. Mariana" (A Burriel, 16-V-1751, Epistolario II, pág. 516).

50  Michaelis Casiri, Bibliotheca Arabico-Hispana Escurialensis..., Matriti, Antonius Perez de Soto. Consta de dos volúmenes, el primero publicado en 1760 y el segundo en 1770. Mayans manifestó su admiración por la obra y tuvo contacto con Casiri, a quien envió sus observaciones sobre el primer volumen, que fueron agradecidas por el autor en el prólogo del segundo volumen: "Opus integrum ad Gregorium Majansium, nostrae olim Bibliothecae Custodem, Praetorem nunc Regium Virumque eruditissimun, transmisit, qui, qua est in hoc studiorum genere diligentia, quaedam adnotavit, ac adnotationem suarum nos participes per litteras amicissime reddidit". Mayans mantuvo contacto epistolar con J. D. Michaelis, profesor de lenguas orientales de Göttingen, a quien envió información sobre estos estudios en España y sobre los manuscritos árabes que se conservaban en los archivos españoles (A. Mestre, Influjo europeo..., págs. 73-76). Cf. las notas 121 y 122 del apunte biográfico.

51  Concretamente en De tradendis disciplinis, pág. 300, según la edición de Mayans de su gran obra pedagógica de 1531 De disciplinis (Valencia, 1782-1790), citada por Coseriu, "Teoría del lenguaje...", pág. 69.

52  "Hoi la mayor parte del mundo habla el árabe. ¡Oh divina providencia! Claramente nos estáis llamando al conocimiento de esta lengua, para que nos interessemos en publicar por ella nuestro Santo Evangelio: i nosotros nos cevamos en curiosidades inútiles; i vanamente pensamos en estender nuestra gloria, no la uestra" (Orígenes, § 83, pág. 355).

53  Cf. R. Menéndez Pidal, Manual de gramática histórica, pág. 17; Iordan y Manoliu, Manual de lingüística románica, Madrid, Gredos, 1972, vol. II, pág. 103. Entwistle, op. cit., pág. 65.

54  "Mayans y la filología...", pág. 391. Mayans, según él mismo confiesa no era un experto en lengua griega: "Yo nunca he querido parecer perito en esta lengua [el griego], porque no lo soi; pero no por esso carezco de erudición griega. En suma, me contentaré con mi estatura. No quiero ser representado como gigante" (A Cerdá, 18-VI-1776, BMV, caja 7274-35, ms. 9425). "En cuanto a la lengua griega, el Sr. Pluer ha hablado de mí como un apasionado. Vmd. crea que en España, después que faltó D. Manuel Martí, no ai quien la sepa. Si con dificultad hallará Vm. tres o quatro que sepan latín, ¿cómo han de saber griego? A nadie crea Vm. en este asunto" (A Capdevila, 15-XII-1760, Epistolario I, pág. 214).

55  Refiriéndose a los conocimientos de Varrón sobre el griego, indica Robins (Breve historia..., pág. 58): "Todas las palabras, aunque provinieran directamente del indoeuropeo fueron consideradas como préstamos directos del griego, lo que sirvió para exagerar y deformar el papel del griego en la historia del latín, en parte debido también a la conciencia de deuda cultural a Grecia y a los mitos sobre la participación de héroes griegos en la fundación de Roma". El P. Besnier, en su "Discours sur les Étymologies françoises, pour servir de préface aux Origines de Monsieur Ménage" indica la importancia del conocimiento del griego "non seulement parce que les Grammairiens supposent avec Denis d¿Halicarnasse, que la Romaine s¿en est formée; mais aussi parce que nous en avons emprunté les termes des Sciences, & mesme quelques dictions du langage ordinaire".

56  "La lengua Latina por la maior parte desciende de la Griega". Este es el título del capítulo XVI, libro segundo, de la obra de Aldrete, Del origen...

57  La idea fue seguida, entre otros, por dos autores especialmente admirados por Mayans, J. C. Escalígero, que hacía del latín un dialecto del griego, aunque con otras mezclas, y por Pedro Juan Núñez en un breve tratado titulado De mutatione Graecae in Latinam, incluido al final de su obra Alphabetum Graecum (Barcelona, 1575). Aparece también en Vives, concretamente en De ratione dicendi y, en 1527, en Juan de Vergara. Cf. Coseriu, "Teoría del lenguaje...", pág. 73; Lázaro Carreter, "Los orígenes de las lenguas gallega y portuguesa según Feijoo y sus polemistas", RFE, págs. 140-154, espec. pág. 151; Kukenheim, Contributions..., pág. 171; Robins, Breve historia..., págs. 168; J. López Rueda, Helenistas españoles del siglo XVI, Madrid, CSIC, 1973, pág. 225.

58  Indica Aldrete que "es negocio lleno de riezgo, i peligro tratar desto, porque se camina con solos indicios, i prueuas inciertas, dependientes de palabras tan ligeras de mudarse..." (Del Origen, pág. 284).

59  Esta afirmación es una de las muchas que merecen las críticas de los diaristas: "... aunque los Griegos pusieron nombres à muchas cosas del Orbe conocido en su tiempo, fue à las más celebres, como dice Estrabon, y no es creible, que à las Poblaciones retiradas del comercio las pusieran nombres... Cree el señor Mayans que los Griegos sabìan las lenguas de España, sin habitarla, para que conocida la voz, como dice Platon de Solon, traduxeran los nombres Barbaros de cosas desconocidas à su idioma?" (Diario, II, págs. 76-77).

60  "Hicieron notar los articulistas la importancia excesiva que Mayans dio al elemento griego, en cuya apreciación anduvieron más acertados que en la inexactitud con que resumieron lo que en los Orígenes se dice respecto de la lengua hebrea" (op. cit., col. 97).

61 Recordemos que Valdés en el Diálogo de la lengua propone el griego como primera lengua española, una idea que aparece también en otras obras, entre ellas la de Faustino de Borbón Historia de las Lenguas de España Primitiva, que se conserva manuscrita en la Biblioteca de la Real Academia Española (Ms. 36). Se trata de un trabajo de 204 hojas en folio, sin numerar, que fue comenzado, según señala su propio autor "en el año 1765 de orden de Dn. Juan de Santander Bibliotecario Mayor de S. M", y en la que la toponimia sirve de base para intentar demostrar "la primacía de la lengua griega" y la extensión generalizada que había tenido en toda España. La misma pretensión tuvieron algunos autores para otras lenguas románicas, como el francés, cuyo vocabulario deriva J. Périon casi totalmente del griego (Joachim Périon, Dialogorum de linguae Gallicae origine, eiiusque cum Graeca cognatione libri quatuor, París, 1555) y sobre el que H. Estienne escribió su Traicté de la Conformité du langage François avec le Grec (1565). Cf. Kukenheim, Contribution, pág. 177. Faustino de Borbón mantuvo correspondencia con Mayans.

62  "El hebraísmo resulta demasiado favorecido por Mayans..." (R. Lapesa, "Sobre los Orígenes...", pág. XVII).

63  "Los aficionados a la lengua hebrea dicen que fue la lengua de Adán [tachado: Abraham]. No lo creo, porque toda lengua que se escrive, en pocos siglos se muda" (A Juan Bautista Gener, 28-XII-1751, BAHM,152).

64  "Mayans y la filología...", pág. 397.

65  Obsérvese que, según Mayans, la escritura es al mismo tiempo la causa de la conservación de la lengua y de su corrupción.

66  Petri Danielis Huetii, Demonstratio Evangelica, París, Étienne Michallet, 1678, prop. IV, cap. XIII.

67  "Que la lengua fenicia fuesse casi la misma que la hebrea es sentencia que pruevan los más eruditos [...]. La púnica es la misma que la fenicia o cananea" (Orígenes, § 97, pág. 361).

68  Del Origen, pág. 332: "tengo por sin duda, que en los nombres, que hallamos en España puestos a Ciudades, o pueblos mui antiguos, los quales en el origen corresponden a la lengua Hebrea, que éstos no los pusieron los Hebreos, sino los Phenices o Cartagineses, que fueron tan antiguos pobladores, i señores en España, i cuia lengua fue tan cercana, i cassi una con la Hebrea".

69  Apud Lidio Nieto, Del Origen, II, pág. 351.

70  Del origen, pág. 326.

71  Señala Aldrete "Que la lengua Phenissa, de la qual también usaron los Penos, o Cartagineses fue la Syra o Caldea, que toda es casi una con poca diferencia, como lo sienten todos lo que desto an tratado mejor, i ia dexamos dicho que los Hebreos aprendieron la lengua Syra en la captividad de Babilonia dexando la propia" (ibíd., págs. 329-330). Cf. tb. Aldrete, Varias Antigüedades, págs. 130-175. La unidad de las lenguas semíticas venía afirmándose con más o menos claridad desde el s. X y hacia 1700 se había adquirido ya la noción de "dominio semítico" (cf. D. Droixhe, La linguistique..., págs. 37-40).

72  Estrabón, IV, 2, 1. Cf. A. Luchaire, Études sur les idiomes pyrénéens de la región Française, París, Maisonneuve et Cie. Éditeurs, 1879, pág. 16-17. Es Julio César en los comentarios De bello Gallico el que transmite por primera vez el nombre de Aquitania. Cf. Gerhard Rohlfs, Le Gascon. Études de philologie pyrénéenne, Tübingen, Max Niemeyer Verlag, 19773, págs. 17-26.

73  Diario, II, pág. 81: "Mas de un Lugar de Estrabon, resulta una dificultad que costarà alguna reflexion, y estudio componerla con lo que discurre nuestro Autor de la lengua Celtica, y es decir este Geographo en su Libro 4. Hay algunos, que dividen la Galia de Tres suertes, en Aquitanos, Belgas, y Celtas: De los quales los Aquitanos diferentes ciertamente de los demàs, no solamente en la lengua, sino también en los cuerpos, son mas semejantes à los Españoles que à los galos".

74  Études sur les idiomes pyrénéens, pág. 33: "...tout nous autorise à considérer les Aquitains comme formant un groupe à part dans l¿ethnographie de l¿ancienne Gaule, profondément différent de l¿élément celtique, et intimement uni, au contraire, par la langue, le type physique, les m¿urs et les rapports politiques, à la grande famille des Ibères d¿Espagne. [...] Nous verrions volontiers dans les Aquitains une simple tribu avancée de la nation ibérienne de la Tarraconaise..."

75  Ibíd. Cf. además M.ª Teresa Echenique, Historia lingüística..., págs. 44-45.

76  Luchaire, Études sur les idiomes pyrénéens, pág. 24.

77  Ibíd., pág. 38.

78  "Il faut conclure de ces observations qu¿au 1er siècle avant notre ère, époque où la nationalité aquitanique commence à être connue des Romains, l¿Aquitaine, tout en conservant une existence à part comme race et comme langue, était déjà très pénétrée cependant de l¿influence gauloise, et que les tribus ibériennes qui comme les Vasates, les Sotiates, les Lactorates, habitaient en partie le val de la Garonne ou s¿en trouvaient voisines, étaient, au temps de César, à moitié ou complétement celtisées" (Ibíd., pág. 39). Cf. G. Rohlfs, op. cit., pág. 17 sobre los antiguos límites de Aquitania y los distintos pueblos que componían la Aquitania Novempopulana a partir del siglo III.

79  Joaquín Gorrochategui, "Lengua aquitana y lengua gala en la Aquitania etnográfica", Symbolae L. Michelena, op. cit., págs. 613-628.

80  "Como ocurre con frecuencia al tratarse de aquellas épocas, las autoridades más viejas, que no podían ser las mejor informadas, ejercieron una influencia nociva en autores posteriores" (J. Caro Baroja, Materiales..., pág. 170).

81  Caro Baroja, por ejemplo, indica que no se puede negar de forma categórica la relación entre aquitanos y celtas: "Erró Polibio al afirmar que los Pirineos separaban de forma categórica a los celtas de los pueblos de otra estirpe, pero tampoco hemos de pensar que los aquitanos no tenían nada de celtas" (Materiales..., pág. 200). Hoy se considera que "en la zona aquitana se habló en época anterior a la conquista romana una lengua estrechamente emparentada con el vasco" (M. T. Echenique, Historia lingüística..., pág. 44). Cf. J. Gorrochategui, "Lengua aquitana..."; L. Michelena, "De onomástica aquitana", Pirineos, 1954, págs. 409-455; J. de Hoz, "El euskera y las lenguas vecinas antes de la romanización" en Euskal Linguistika eta Literatura: bide berriak, Bilbao, 1981, págs. 27-56.

82  No hay, lógicamente, en Mayans, ninguna alusión a la presunta etimología tubálica de esta denominación, que Larramendi hacía descender de un sein-Tubal-erria `país de los hijos de Tubal¿ (Discurso histórico sobre la antigua famosa Cantabria, pág 104). Cf. A. Tovar, Mitología e ideología..., pág. 74. Ximénez de Rada había señalado un étimo Setubalia de coetus Tubal, `multitud de Tubal¿ (ibíd., pág. 17). [Sobre el celtibérico, conocido por cripciones en lengua ibérica y latina, cf. A. Tovar y A. Beltrán, El Bronce ibérico de Botorrita, Zaragoza, 1981; M. T. Echenique, Historia lingüística..., págs. 39-40.]

83  Cf. el capítulo tercero de este trabajo sobre la contradicción entre su idea de la pluralidad lingüística prerromana y las afirmaciones de este tipo.

84  Del Origen, pág. 151.

85  Cf. E. Gamillscheg, "Historia lingüística de los visigodos", RFE, XIX, 1932, 117-150 y 224-260; Entwistle, op. cit., pág. 103.

86  Se decretó en el Concilio de León de 1090. Cf. A. Millares Carlo, Tratado de paleografía española, Madrid, Espasa-Calpe, 1938, vol. I, págs. 140-143.

87  Recuérdese, como ejemplo, el episodio del hallazgo de los libros arábigos al que nos hemos referido más arriba.

88  E. Gamillscheg, "Germanismos", ELH, II, Madrid, CSIC, 1967, págs. 79-91. Cf. Baldinger, op. cit., págs. 98-100.

89  Gramática histórica..., pág. 20.

90  Se trata del Nuevo Testamento en vasco de Leizarraga, de 1571. Para responder a Mayans, hace Larramendi en el Diccionario Trilingüe una historia de la literatura impresa en vascuence, con referencia también a manuscritos. Cf. Tovar, Mitología..., pág. 90.

91  Diccionario Trilingüe, pág. CCII.

92  Ibíd., págs. XXXIII-XXXIV.

93 Una de las razones alegadas por don Gregorio afirmar que el vasco fue la lengua primitiva de España es, precisamente, que carecía de libros que dieran testimonio de sus características a través del tiempo.

94  En el siglo XVI, Pietro Bembo mantiene que no se puede hablar de la existencia de una lengua si ésta no se acredita con obras literarias. Según señala Bahner (op. cit., pág. 66), esta posición "significa que Bembo trasladaba a la lengua vulgar el ideal estilístico latino de la `imitatio¿, fomentado de forma especial por los humanistas de la época del Renacimiento". Efectivamente, se puede encontrar tal idea en uno de los humanistas más admirados por Mayans, Vives, quien la expone en su obra De disciplinis (1531), concretamente en una de sus partes más extensas (De trandendis disciplinis, IV, 1, pág. 345 de la edición de Mayans), donde pone de manifiesto, tal como destaca en su estudio E. Coseriu, que "las lenguas clásicas (linguae eruditae) no son superiores a las modernas en tanto que lenguas, sino, precisamente en tanto que portadoras de cultura" ("Teoría...", págs. 69-70). Cf. F. Rico, Nebrija frente a los bárbaros, Salamanca, Universidad, 1978.

95 La relación de la lengua vasca con una idea de confusión y oscuridad se refleja en otras obras de la época. El Diccionario de Autoridades define el vasco como el idioma de Vizcaya, pero, además, añade: "Se llama también lo que está tan confuso, y oscuro, lo que no se puede entender". Pierre Bidart ha puesto de relieve que "cette fixation du basque dans le champ de la confusion, de l¿hermétisme ou de l¿obscurantisme correspondait à une opinion bien enracinée" (" `Ilustracion¿ et question linguistique en Pays Basque", Mélanges de la Casa de Velázquez, XII, 1986, págs. 325-344. La cita pertenece a la pág. 329).

96  Notitia, ed. cit., pág. 33. Se refiere Oihenart a las palabras que dan por españolas los autores antiguos y que faltarían en la lengua vasca. Por el contrario, indica que "se conservan todavía algunas, que proceden de la antiquísima y propia lengua de este pueblo"; entre estas palabras estaría dureta "en Suetonio sobre Augusto, para expresar la hoja leñosa, la cual usan los modernos Vascos, intercalando la vocal A, daureta, o taureta: d y t son letras afines, entre ellos".

97  El Diccionario de Autoridades dice que dureta es "voz antiquíssima de España" y remite a Suetonio Tranquilo, que señala que se llamaban así los asientos de los baños públicos ¿hispanico verbo duretam¿. Este significado aparece también en Ernout y Meillet (Dictionnaire Étymologique de la Langue Latine. Histoire des mots, París, Klincksieck, 1959, pág. 291. Citamos DEEL). E. Schwyzer, que ha estudiado la anécdota de Suetonio, atribuye origen griego a este término y dice que la frase del escritor latino debe traducirse como "palabra oída en España" más bien que como "palabra española" (en Zeitschrift für vergleichende Sprachforschung, LXII, 1935, págs. 199 y ss. Citado por Lidio Nieto, Del origen, II, pág. 164). El término es recogido por Aldrete entre los nombres que se conservan de la antigua lengua española (Del Origen, pág. 169).

98  Disertación..., págs. 20-26. Recoge Vargas Ponce en una larguísima cita el capítulo XVIII del Diccionario de Larramendi.

Volver Arriba