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Gregorio Mayans y Siscar -... > Bibliografia > Tesis Doctorales - Historia... > Apéndice documental - Carta de G. Mayans a Francisco Lasso de la Vega sobre el parentesco de san Leandro con Recaredo

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Pag. Inicio 565 Pag. Fin 576

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[Pg. 565]

43. Gregorio Mayáns a Francisco Lasso de la Vega.

Mui señor mío. A tiempo que recibí la carta de dos de diciembre, con que Vm. me favoreció dando principio a nuestra amistad, se hallava con viruelas un hijo mío, i no pudiendo yo aplicar la atención que merecían las dudas de Vm. me hice cargo del recibo de su carta, reservando dar la devida satisfación para luego que pudiesse. Sobrevinieron las viruelas a otras dos hijas mías; i hallándose ya todos con el favor de Dios libres de un mal, que este año ha sido mui grave i terrible, respondo gustosamente, confessando que devo dar a Vm. muchas gracias por la suspensión de su juicio hasta ver i examinar mis fundamentos sobre la negación del parentesco de san Leandro con el rei Recaredo, que como otras muchas cosas, apunté en la Vida de don Nicolás Antonio, para que los eruditos, haciendo reflexión sobre ellas, aplicasen su estudio i reconociessen la verdad. El P. letor frai Jacinto Segura advirtió luego mi observación, pensando como Vm. que solamente me fundava yo en testimonios negativos. I aunque estos, quando son de todos los autores coetáneos, continuándose el silencio en muchos siglos inmediatos, deven prevalecer (según mi opinión) a qualquier por mejor autoridad que no se funde en testimonio positivo antiguo; para quitar toda duda le alegaré yo, i tal, que sea incomposible con el presupuesto de las relaciones que afirman dicho parentesco, según lo practiqué quando respondí al Letor Segura. I para que mejor se descubra la verdad, guardaré el orden de los tiempos, bien que para que Vm. no piense que el primero que ha negado el dicho parentesco soi yo, anticiparé que el eruditíssimo marqués de Mondéjar, en la Noticia i Juicio de los más principales historiadores de España, párrafo 9, se adelantó a juzgar lo mismo que yo, escriviendo assí: Es poco segura la parentela de los quatro hermanos, san Leandro, san Isidoro, san Fulgencio i santa Florentina con el rei san Hermenegildo; de la manera que es notoriamente falsa la jornada i predicación del falsíssimo embustero Mahoma, que refiere don Lucas de Tui en la vida de san Isidoro. Si tan sabio escritor huviera manifestado sus fundamentos, no necesitaría yo de buscarlos i [Pg. 566] recogerlos con mucho trabajo. Pero me consuelo de que antes de leer lo que observó el marqués, advertí lo mismo que él; i ahora lo veo confirmado con su gratíssimo testimonio. Pero veamos los más antiguos.

San Gregorio el Grande, lib. 1, epíst. 41, escriviendo a S. Leandro en el año 588, dijo assí: Explere ante loquendo nullatenus valeo, quod communem filium Reccaretum, gloriosissimum Regem, ad Catholicam fidem, integerrime agnovi devotione conversum. Que el santo pontífice no atribuyesse la conversión del rei Recaredo a las instancias de S. Leandro, sino a la devoción del rei, fue pensamiento mui prudente, pero que nombrando al rei escriviendo a S. Leandro, no hablasse palabra de su parentesco, parece que arguye que no le avía. El mismo sumo pontífice escriviendo al rei i hablándole de san Leandro, se explicó assí: Reverendissimo autem fratri et coepiscopo Leandro pallium a Beati Petri Apostoli sede transmissimus, quod et antiquae consuetudini, et nostris moribus, et ejus bonitati, atque gravitati debeamus. Ninguna ocasión mejor, que ésta, para nombrarle pariente del rei (si lo fuera), pues tratava de honrarle embiándole el palio.

S. Isidoro, hermano de san Leandro, en el libro De viris illustribus, que escrivió en el año 610, con poca diferencia, cap. 41, hablando de S. Leandro, dijo assí: Leander genitus patre Severiano Carthaginensis Provinciae, profesione monachus, et ex monacho Hispalensis Ecclesiae Provinciae Beticae constitutus Episcopus, vir suavis eloquio, ingenio praestantissimus, etc., i a lo último del mismo capítulo: Floruit sub Reccaredo, viro religioso, ac Principe glorioso, cujus etiam temporibus mirabili obitu vitae terminum clausit. Aquí también se observa el silencio de tal parentesco, como en el Chronicón del mismo santo, escrito año 615, quando dice: Hoc tempore Leander Episcopus in Hispaniis ad gentis gotharum conversionem doctrina fidei, et scientiarum claruit. I para que no sirva el efugio de que S. Isidoro dejó de hacer memoria de su parentesco por no dar sospecha de afectarle, se reconoce que no le huvo, pues san Ilefonso, De viris illustribus, cap, 9, hablando de S. Isidoro i de Recaredo, también le calló diciendo: Floruit temporibus Reccaredi etc. Los escritores estrangeros observaron el mismo silencio, como especialmente se ve en Freculfo, obispo lexoviense, desde el año 823 hasta el de 851, Chronicorum, tomo 2, lib. 5, cap. 25, dice assí: Cujus (Hermengildus) frater Ricardus (deve entenderse Recaredo) mox ut regnum post patrem accepit, omnen gothorum, cui praeerat gentem insistente Leandro Hispolitano (deve decir Hispalitano) Episcopo, qui et Hirminigildum docuerat (buena ocasión para añadir que era su tío) catholicam convertit ad fidem. Lo mismo a la letra repitió Adón Vienense, que floreció año 879. I confirma dicha enmienda. Finalmente todos los historiadores españoles i estrangeros continuaron este mismo silencio hasta que D. Lucas, obispo de Tui, en su Chronicon Mundi, que escrivió siendo diácono, como él mismo lo advierte en su prefación, Era 1274, que correspondía al año del Señor 1235, fingió, o refirió falsamente este parentesco de la manera que se verá. Pero antes de proponer sus palabras, anticiparé los testimonios de otros escritores, que pruevan la imposibilidad de tal parentesco según las circunstancias con que se refiere.

S. Juan de Valclara, que feneció su Chronicón en el año 8 del emperador Mauricio, quarto del reinado de Recaredo, 590 del Señor, hablando del rei Leovigildo en el año 3 del imperio de Justino, que correspondió al 520 de la Era christiana, dice: Gosvintham relictam Athanagildi in conjugium accepit. Esta Gosvintha, viuda que fue de Athanagildo, fue la segunda i última muger de Leovigildo. Ultima, porque el mismo san Juan de Valclara, en el año 7 del emperador Mauricio, i tercero de Recaredo, que fue el de 589, escrivió que vivía aviendo muerto ya Leovigildo, pues tres años avía que reinava su hijo Recaredo. Anno 7 Mauricii, qui est Reccaredi Regis 3 annus, Uldila Episcopus cum Gosvintha Regina insidiantes Reccaredo manifestantur. Aquí se añade el testimonio de S. Gregorio [Pg. 567] Turonense, que Historia, lib. 4, cap. 32, dice: Defuncto igitur Leuvane, Leuvieldus frater ejus, totum regnum occupavit. Qui, uxore mortua, Gosvintham Reginae Brunechildis matrem accepit. I en el lib. 5, cap. 38: Caput quoque hujus sceleris Gosvintha fuit, quazn post Athanachildi Regis connubium, Rex Leuvichildus acceperat.

Averigüemos ahora quién fue la primera muger de Leovigildo. San Juan de Valclara en el año 7 del imperio de Justino, i quinto de Leovigildo, que correspondió al de 524 del Señor, hablando deste rei, dice: Duosque Filios sitos ex amissa conjuge Ermenegildum et Reccaredum consortes Regni fecit. Consta deste testimonio que san Hermenegildo i Recaredo, declarados por Leovigildo consortes o compañeros del reino para assegurar en ellos la sucessión a la corona, eran hijos de Leovigildo i de su primera muger, cuyo nombre no se declara. Pero le encomendó a la memoria Adón Vienense, que feneció su Breviario año 879. I en el de 564, dice: Leobigildus Rex, filiam Chilperici et Fredegundis, nomine Richildem duxit uxorem. I deve advertirse que san Adón fue escritor centonista que copiava otros historiadores más antiguos.

Ya queda provado con testimonios positivos, i mui antiguos, que las dos únicas mugeres que tuvo el rei Leovigildo, fueron Rinquilda i Gosvintha, i que en Rinquilda, su primera muger, huvo a san Hermenegildo i Recaredo.

Passando más adelante vemos que san Gregorio Turonense, que escrivió ario 595, Historia, lib. 5, cap. 38, refiere los casamientos de san Hermenegildo, i de Recaredo desta manera Erant autem Leovichildo Regi ex alia uxore (videlicet Rinchilde) duo filii, quorum senior (Hermenegildus) Sigeberti; junior (Reccaredus) Chilperici Regis filiam desponsaverat. Sed Ingundis Sigeberti Regis filia (uxor Hermenegildi de qua ipse Gregorius, lib. 9, cap. 16 et 24) cum magno apparatu in Hispanias directa, ab avia Gosvintha cum gaudio magno suscipitur. Llama ahuela de Ingunda a Gosvintha, porque Ingunda era hija de Sigeberto, marido de Brunequilda según Paulo Diácono, De gestis Longobardorum, lib. 2, cap. 10, i Brunequilda era hija de Gosvintha, según S. Gregorio Turonense, lib. 9, in principio, i madastra de Recaredo, por aver casado con ella su padre Leovigildo, según el mismo san Gregorio Turonense en el referido lugar.

En quanto a la muger del rei Recaredo es cierto que en la la Era 627, año del Señor 588, lo era Badda, que subscrivió en el Concilio tercero de Toledo. Pero parece que murió mui pronto, pues dice Gregorio Turonense, lib. 9 Historia, cap. 16, que convertido Recaredo a la religión cathólica, embió sus embajadores al rei Quildeberto pidiéndole por esposa a su hermana Clodosinda. Quildeberto respondió que no podía concederla sin licencia de su tio el rei Guntramno, el qual vino bien debajo de ciertas condiciones que, en efecto, se capitularon según san Gregorio Turonense, lib. 9, cap. 20. añadiendo a Paulo Diácono, De Gestis Longobardorum, lib. 3, cap. 28. Dige que Clodosinda era hermana de Quildeberto, según el mismo san Gregorio, lib. 9, cap. 16 et 20, i Paulo Diácono, en el lugar citado. I assí fue hija del rei Quilperico i sobrina de Guntramno, i que en este sentido deve tomarse la palabra neptis, en S. Gregorio Turonense, lib. 9, cap. 20, in exemplo pactionis, donde se llama Clodosinda neptis de Guntramno, i Quildeberto nepos, como también en el cap. 10 del mismo libro. Por la misma causa Ingunda, muger de san Hermenegildo, se llama neptis Gunthramni, lib. 9, cap. 16, porque era hija de Sigeberto, hermano de Guntramno, lib. 4, Historia cap. 3.

Establecidos estos presupuestos, se ve la falsedad con que don Lucas, obispo de Tui, escriviendo 640 años después de S. Gregorio Turonense, es a saber en el año 1235, pag. 2, de la Hispania Illustrata, impressa en Franfort año 1608, dijo assí: Ut autem ad praesens omittam infinitam aliorum sanctorum multitudinem, quorum martyrio et doctrina Hispania fulget, veniam ad Severianum Carthaginensem [Pg. 568] ducem, qui de uxore Theodora illos tres doctores inclytos, Leandrum scilicet archiepiscopum hispalensem et Isidorum archipraesulem, ambos primatus Hispaniae, atque Fulgentium Episcopum, omnes Christi confessores, fìlios meruit obtinere. Augent et laudes Christi virgo Florentina religiosarurm abbatissa, et Theodosia gloriosa Regina: quae sanctorum horum doctorum utroque parente sorores fuerint. Quales hi doctores fuerint actum Florigeris libris et beneficiis orbis experitur quotidie universus. Laudabilis est inter sacras virgines illa sanctissima Florentina: sed dignis praemiis efferenda est gloriosa Theodosia. Etenim ipsa in sanctissimo Hermenegildo Rege et Martyre filio suo acerriman mentis pertulit passionem quamvis Ecclesia multos meliores martyres veneratur.

El mismo don Lucas en la Era 606 (por yerro 610) año 5 del imperio de Justino, de Christo 568, escrivió que Leovigildo se casó con Theodosia, hija de Severiano, duque de Carthagena, hijo del Rei Theodorico, de la qual tuvo dos hijos, Hermenegildo i Recaredo. Sus palabras son estas. Era 610. Anno imperii Justini minoris 4, Leovigildus regnum obtinuit. Qui, cum primo Christianus haberetur, Theodosiam filiam Severiani, ducis Carthaginiensis, filii regis Theodorici, duxit uxorem: ex qua Ermenegildum et Reccaredum filios suscipit.

Para examinar mejor la fe que merece este historiador, supongo que escrivió su Chronicon Mundi, siendo diácono en la Era 1274, año del Señor 1235, según consta del fin del mismo Chronicon. Esta obra no le costó más diligencia que trasladarla de otras, porque desde la pag. 5 de la impressión de Francfort del año 1608, incorporada en la Hispania Illustrata, hasta la pag. 39, copió el Chronicon Mundi de san Isidoro. En la paf. 40 empezó a trasladar el Chronìcón de los vándalos del mismo san Isidoro. En la 42 el Chronicón de los Suevos, del mismo santo. En la 43 la Recapitulación del mismo san Isidoro en alabanza de los godos. En la 52 puso una continuación, que dice ser de san Ilefonso, pero se ve estar interpolada en la pag. 55, con unas pocas líneas del Chronicón de don Alonso el Magno, i luego con la división de los obispados atribuida al rei Vamba, pieza que deve su origen a don Pelayo, obispo de Oviedo. En la pag. 58 empieza a copiar a san Julián. En la 69 buelve a trasladar el Chronicón de don Alonso el Magno. Pag. 74 interpola la falsa escritura de la traslación de las reliquias de Toledo a Oviedo, sacada del obispo D. Pelayo. Después, continúa la copia del Chronicón de don Alonso el Magno. Pag. 77, ai una interpolación que pertenece a las cosas de Carlo Magno.

Según esta manera de escrivir, que si fuera de nuestro principal asunto se podría circunstanciar más menuda i distintamente, a don Lucas, obispo de Tui, en las cosas anteriores a su tiempo se deve solamente el crédito que merecen los autores de cuyos escritos trasladó el contexto de su Chronicón, i en lo que añade de nuevo, no tiene más autoridad que la propia, que en las cosas mui antiguas respecto dél, ninguna.

Esto supuesto, tratando D. Lucas de las cosas sucedidas en la Era 610 (en la margen se enmedó bien 606) i teniendo presente la Historia de los godos de S. Isidoro, la qual copiava, añadió lo que san Isidoro no dijo, i es contrario a lo que escrivieron los escritores coetáneos i más antiguos; porque en su interpolación dice que Leovigildo se casó con Theodosia, hija de Severiano; i sabemos por los testimonios de S. Juan de Valclara, de san Gregorio Turonense, i de san Adón Vienense, que primeramente se casó con Rinquelda, i después con Gosvintha: i hemos provado que no tuvo tercera muger. I assí Theodosia es imaginaria muger de Leovigildo, i fantástica hija de Severiano. Assí como Theodora, muger quimérica déste.

Añade don Lucas que Severiano era duque de Carthagena, siendo assí que quando le nombró san Isidoro, cap. 41, De viris illustribus, solamente dijo que Severiano [Pg. 569] fue natural de la provincia de Carthagena. Leander genitus patre Severiano Carthaginiensis Provinciae, a cuyas palabras añadió una nota, como suya, el eruditíssimo obispo de Segorbe, don Juan Bautista Pérez, que vio siete egemplares antiguos todos contestes: Falso Lucas Tudensis et alii addunt duce. Yo también he visto sin dicha falsa añadidura uno de los egemplares del obispo Pérez, i otro del Maestro Ambrosio Morales: i con todo esto leemos en el rezado moderno de san Leandro otra expresión más impropia, que duce, como lo es, domino. Indicio de que más se atendió el modo de hablar de nuestro tiempo, que el del siglo a que se refería.

Dice más don Lucas, que Severiano era hijo del rei Thedorico, cuya fábula no impugnaré, porque ya convenció su falsedad Ambrosio de Morales, en la declamación que precede al libro once de su Chrónica, fol. 13, pag. 2. I también provó aver sido falsa la venida deste rei a Españaa, lib. 11, cap. 39, 40, 42. I con mayor evidencia don Pedro Fernández del Pulgar, en su Historia Eclesiástica i Secular de Palencia, lib. 1, pag. 369, col. 2 y pag. 705, col I.

(Al margen, pero tachado posteriormente: "También dice D. Lucas que santa Florentina fue hermana de S. Leandro i de san Isidoro; i para esto no ai prueva suficiente; pues ni lo es llamarla S. Leandro Soror, siendo ella religiosa, ni merece fe el epitafio que con tanta variedad i falsedad de fechas publicaron el abad D. Constantino Cayetano en la Vida de S . Isidoro. pag. 10, i el Maestro Berganza, en las Antigüedades de España").

Concluye don Lucas diciendo que Leovigildo tuvo en Theodosia dos hijos, Hermenegildo i Recaredo; i vimos que éstos fueron hijos de Rinquilda. Don Lucas, que añadió estas cosas al Chronicón de san Isidoro, devía aver manifestado el fundamento que tuvo que en mi opinión no fue otro sino las hablillas del vulgo. Fuera desto, en la prelación de su Chronicón no hizo mención de nuevos documentos que le subministrassen materiales que deviessen preferirse a las noticias universalmente establecidas en la Historia de los siglos precedentes. I assí contrapesando la autoridad de D. Lucas, escritor distante i crédulo, con la de los coetáneos i más antiguos i mui veraces, la suya es de menor peso i de ningún valor.

El arzobispo don Rodrigo Giménez de Rada escrivió ocho años después que don Lucas; pues en el fin del lib. 9, cap. 18, dice que acabó su Chronicón, anno Incarnationis Domini 1243, Era 1281, anno 26 regni regis Ferdinandi, quinta feria, pridie Kalendas aprilis, anno Pontificatus mei 33, sede Apostólica adhuc vacante anno 1, mensibus 8, diebus 10, Gregorio Papa 9 viam universae carnis ingresso. Donde se ve que ai dos ligeros yerros. El uno es el de la concurrencia de la Era 1281 con el año de la Encarnación 1243, deviendo ser la Era 1282. El otro es decir pridie Kalendas aprilis en lugar de maias. Porque aviendo muerto Gregorio 9 día 21 de agosto del año de la Encarnación 1241, el día último de abril del año 1243, en que escrivía el arzobispo D. Rodrigo, fue aquel en que se verificó ser feria 5 o jueves, un año, ocho meses i diez días después de la muerte de dicho pontífice. Trasladando, pues, el arzobispo D. Rodrigo a D. Lucas de Tui, en el lib. 2, cap. 4, dice: Duxerat autem Leovigildus uxorem nomine Theodosiam, filiam Severiani ducis Provinciae Carthaginensis, qui fuerat filia regis Theodorici.

El rei D. Alonso el Sabio, en su Crónica General, 2 parte, cap. 38, copiando a don Lucas i a don Rodrigo, dice: Este Leovigildo casó con una dueña que avía nombre Theodosia, hija que fue de Severiano, cabdillo que fue de la Provincia de Carthagena, i que fue fijo del rei Theodorico, i ovo della dos fijos, que ovieron nombre, el uno Hermenegildo, i el otro Recaredo.

Frai Juan Gil de Zamora, que floreció después del año 1300, según le alega Ambrosio de Morales, lib. 11, cap. 64, dice que la primera muger de Leovigildo [Pg. 570] se Ilamava Theodora o Theodosia, i era hija de Severiano, Capitán General, que por los reyes residía en Carthagena con cargo de govierno de aquella provincia. Aquí confundió frai Juan Gil de Zamora a Theodora, fingida hija de Severiano, con Theodosia, fingida muger de Leovigildo i fingida madre de San Hermenegildo i del rei Recaredo.

Don Alonso de Carthagena, que escribió su Anacephalosis Regum Hispaniae, año 1456, en el cap. 26, dice: Hic Leovigildus habuit uxorem Theodosiam, filiam Severiani, qui erat dux Provinciae Carthaginiensis, filius Theodorici, qui Severianus ex uxoris (leo Uxore, i assí dice antigua copia de mano que tengo) nomine Theodora, quae ex genere regum descendebat, genuit inclytos filios et filias. Inter hos quidem Leandrum, Isidorum, qui fuerunt Archiepiscopi Hispalenses, unus post alium, et Fulgentium, astigitanum Episcopum, et duas filias, Florentiarm, virginem abbatisam et Theodosiam reginam, quam diximus uxorem Leovigildi, ex quo Leovigildus genuit duos filios, Hermenegildum, qui fuit Martyr, et Recaredum, qui fuit rex, ut statim dicitur. Aquí vemos que D. Alonso de Carthagena copió a los historiadores modernos que le precedieron especialmente a D. Lucas, obispo de Tui.

Fernán Pérez de Guzmán, contemporáneo de D. Alonso de Cartagena, en el Libro de las Generaciones, cap. 2, hablando de los reyes de Castilla, dice: la qual generación ovo mui buenos y notables reyes i príncipes, i ovo cinco hermanos santos, que fueron, san Isidoro, i san Leandro, i san Fulgencio, i santa Florentina, monja, i la reina Theodosia, madre del rei Ricardo (assí dice por Recaredo) que fue avida por santa muger, i un hijo suyo mártir, que llamaron Hermenegildo. Fácilmente se puede advertir la diferencia que ai de escrivir las cosas recientes o las antiguas; pues un cavallero tan puntual en las modernas escrivía assí de las antiguas por no consultar los libros coetáneos, bien que entonces eran raros i mui poco leídos.

Esta misma disculpa puede tener don Rodrigo Sánchez de Arévalo, obispo de Palencia, que escrivìó su Historia de España en tiempo de Enrique quarto i la feneció en el año 1469. En la segunda parte, cap. 19, dice, hablando de Leovigildo: Hic habuit uxorem Theodosiam, Theodorici neptem, filiam Severiani, ducis Carthaginiensis, filii regis Theodorici. Severianus vero ex uxore Theodora, ex regum sanguine descendente, genuit clarissimos filios, Leandrum et Isidorum, archiepiscopos hispalenses, et Fulgentium, tingitanum episcopum, et duas filias, Florentiam monialem et Theodosiam reginam, quam diximus uxorem Leovigildi qui ex illa genuit Hermenegildum, qui fuit rex. El mismo D. Rodrigo Sánchez de Arévalo, en la prefación que hizo a la tercera parte de su Historia, advirtió que en ésta siguió a san Isidoro, a Lucas de Tui i a Don Rodrigo. I assí para tratar de san Leandro no se valió de algún historiador antiguo, que ignoremos, sino de los referidos, cuyos testimonios quedan copiados a la letra. Una cosa advierto, i es que donde dice: Fulgentium, tingitanum episcopum, parece deve entenderse astigitatum episcopum, según escrivió el arzobispo don Rodrigo, a quien sigue, lib, 2, cap. 14.

Diego Rodríguez de Almella, arcipreste de Val de Santiváñez, en su Valerio de las Historias, que escrivió año 1472, lib. 1, tit. 4, hablando de Recaredo, dice: Los santos obispos Leandro, i Fulgencio, i Isidoro, i Bravillo, son tios, hermaos de reina Theodosia, su madre, muger del dicho rei Leovigildo, etc. Aquí tenemos continuada con uniformes expressiones la misma relación fingida con la novedad de que san Braulión, a quien llama Bravillo, fue también hilo de la reina Theodosia, i hermano de los santos referidos.

Mosén Diego Valera, en la Chrónica de España, que abrevió año 1481, cap. 19. fol. 26, hablando de Leovigildo, dice que fue casado con Theodosia, hija de Severiano, duque de Carthagena, el qual fue hijo de Theodorico rei, i huvo en Theodosia su muger, que de linage de reyes descendía, tres hijos: el uno fue san Leandro [Pg. 571] i el otro san Isidoro, que ambos fueron arzobispos de Sevilla, el uno empós del otro. El tercero fue san Fulgencio, arzobispo de Cartagena, i una hija llamada Florentina que fue monja de santa vida. Se ve que Valera continúa la falsa relación de los historiadores modernos, anteriores a él, i añade la novedad de aver sido han Fulgencio, obispo de Carthagena.

Mosén Pedro Miquel Carbonell, que empezó a componer su Chrónica día 3 de febrero del año 1495 i al acabó día 26 de marzo del año 1513, en el fol. 14, col. 13, escriviendo de Leovigildo, dijo: Casás ab Theodora, filia de Severiano duch de Carthagenia, lo qual fou fill del rei Theodorico, e hagué de aquesta Theodora que venia del linatge real, tres fills, hu fou sanct Leandre, el altre sanct Isidoro, los quals hu aprés l'altre foren archebisbes de Sivilla; e lo tercer fou sanct Fulgenci, archebisbe de Carthagenia. E més ne agué una filia apellada Florencia, que fou monja de santa vida. Un escritor tan diligente en las memorias de su gran archivo se reconoce que era mui descuidado en las más antiguas, pues solamente consultava a los escritores más recientes que le avían precedido, trasladando sus errores.

En esta falta de no consultar los antiguos es menos disculpable Lucio Marineo Sículo, si bien, como a estrangero, se le puede perdonar el poco conocimiento que tuvo de las antigüedades de España. En el lib. 5, De rebus Hispaniae memorabilibus, tratando de santa Florentina, escrivió assí: Adjiciam hic divam Florentiam Isidori, Fulgentii et Leandri, aliorumque sanctorum florentissimum, beatissimanque sororem, quae non minus Hispaniam atque parentes ipsa quam omnes sanctissimi fratres decorarunt. Severianum autem Torturamque Carthaginis novae doces istorum sanctorum parentes, qui tales pragenuere liberos. Si quis quoque sanctos appellaverit, numquam quidem mihi non bene dixisse judicabitur. Nos hallamos con la extraña novedad de que Tortura fue madre de dichos santos, aviendo dado ocasión a esse error la mención de una abadesa llamada Turtur, a la qual estava sugeta santa Florentina, según consta del cap. 21, de la regla de san Leandro. Del ablativo Torture, hicieron Tortura, i de la Turtura, Tortura. I sobre este nombre mal entendido se fabricaron muchas mentiras.

Juan Vaseo, que fue el primero que escrivió de las cosas de España viendo i desfrutando las fuentes de ellas, in Chronico Rerum memorabilium Hispaniae, que publicó en Salamanca año 1552, tratando de las cosas del año 567, se explicó de modo que, para quien entienda su manera de escrivir, claramente distinguió las noticias verdaderas de las falsas, o a lo menos, las ciertas de las inciertas, con sólo manifestar las fuentes de una i otras. Copiaré sus palabras que merecen atención. Anuo Justini Junioris tertio, Leovigildus Luibae regis frater germanus a fratre superstite in regni societatem assumptus, citeriori Hispaniae praeficitur, qui Gosvintham Athanagildi viduam matrimonio sibi junxisse dicitur, et provinciam gothorum, quae multorum rebellione fuerat inminuta, ad pristinos revocasse terminos. Joannes Abbas.

Alii dicunt (obsérvese que no dice quién, pero ya hemos visto los que son) uxovem habuisse Theodosiam filiam Severiani ducis Carthaginensis et Theodorae, ex qua sustulerit Hermenegildum et Recaredum. Dude verisimile est eum alterum alteri superduxisse. Nam quod praedicti filii ex Gosvintha non sint, ex eo patet, quod Joannes Abbas, temporis illius scriptor, affirmat Leovigildum filio majori Hermenegildo et uxorenz et regni partem ad regnandum dedisse aneo regni sui undecimo, quo tempore ille, si ex Gosvintha natus esset, ut plurimum decem natum annos, non matrimonio nec regno maturus esse poterat, atque hoc ita esse postea clarius constabit. Severianus ille Theodorici ostrogothorum et Italine regis, ut diximus, filios ex uxore Theodora inclyto gothorum regum sanguine prognata, suscepit hos filios, sanctum Leandrum et sanctum Isidorum archiepiscopos hispalenses, sanctum Fulgentium episcopum primum astigitanum, deinde carthaginensem (assí se van corrompiendo [Pg. 572] las cosas), Florentiam sanctarum virginum monasteriis praefectam. Breviarium Hispalense addit S. Braulium, Caesaraugustanum episcopum, virum multarum linguarum et Sacrae Scripturae peritissimum, et Justinam, quae quinquaginta sanctarum virginum monasteriis praefuit. Sed Justinam istam arbitrar esse eam quae aliis Florentia dicitur. Braulii vero, de quo in quinto concilio toletano dicemus, cum D. Isidori meminit, nihil tamen addit unde fratem ipsius fuisse colligamus. Sed nec ipse Braulius, sive Braulio in iis, quae Viris Illustribus divi Isidori, de ipso D. Isidoro, addidit, ullant bujus rei mentionem facit, neque ego arbitror illius fratrem fuisse, sed amicum plus quam fraterna charitate coniunctum. Hasta aquí Juan Vaseo, cuyo contexto glosaría yo con notables advertencias, si muchas de ellas no se vinieran a los ojos por lo que tengo dicho, i no temiera yo alargarme demasiadamente. Pero no dejaré de decir que no es mucho que a este juicioso historiador no hiciesse fuerza la autoridad del Breviario de essa santa iglesia, pues no la hizo al cardenal Vicente María Orsini, después Benedicto 13, Pontífice Máximo, la del Breviario Romano, quando en la Dissertación de las reliquias de san Bartolomé por la iglesia de Benevento, art. 7, escrivió assí: Respondeo primo, maximae quidem auctoritatis esse Breviarium in iis quae per se ad cultum ecclesiasticum attinent; minoris tamen ponderis esse in privatis factis, aut gestis, quae in vita sanctorum ex occassione eferuntur, ita ut efficax inde argumentum peti non possit, ubi praesertim antiquiora monumenta adversantur. Nec enim Ecclesia ipsa, quae iis utitur, inconcussae infalibilisque veritatis iudicat quaecumquae Breviariis suis sunt incerta, cum multoties pro variis temporibus varia ex occasione era mutaverit convexeritque. A esto se añade que qualquiera Breviario de España de los que afirman este parentesco, que yo niego, por antiguo que sea, salvo el góthico antiquíssimo, es posterior al rei don Alonso el sexto. Después desto deve considerarse la dificultad de provar la identidad de una lección del Breviario, aunque sea el góthico, porque como éstos se van aumentando, i no suele caracterizarse el aumento con la nota del tiempo en que se hace, después no se sabe a qué tiempo deve referirse, como lo advirtió don Nicolás Antonio, lib. 5, de la Censura de Historias Fabulosas, cap. 8, § 7. Finalmente, aunque se supiera determinadamente la antigüedad del Breviario que vio Vaseo, o la de otro qualquiera que se quiera producir, es cierto que sería posterior a los escritos de los historiadores que yo alego por mi parte i, consiguientemente, su autoridad de menor peso.

Prosiguiendo la serie de los escritores que, sin recurrir a los más antiguos, han ido copiando a los modernos, uno de ellos es el canónigo Francisco Tartafa, que escrivió De rebus Hispaniae, año 1553, con mucha impericia, pag. 97 de la impressión de Antuerpia, dijo: Leovigildus Theodosiam Severiani ducis Novae Carthaginis filiam in uxorem duxit, qui quidem Severianus filius Theodosii regis gotorm fuit. Pag. 98, añadió: Leander hispalensis episcopus Severiani Carthaginis Novae ducis filius, his temporibus claruit. I poco más adelante: Braulius, filius Severiani ducis Carthaginis et frater Leandri et aliorum per haec tempora in episcopum Caesaraugustanae civitatis divinitus electus est. I pag. 99, hablando de Recaredo: filiamque Childeberti francorum regis in uxorem duxit.

Estevan de Garibai, como mal averiguador de la antigüedad, no es mucho que copiasse a los historiadores antecedentes, año 1571. El Maestro Ambrosio de Morales, que originalmente vio los autores que citó, i devía no confundir la autoridad de unos con la de los otros, merece leerse con atención para ver cómo interpoló la verdad de los antiguos con la falsedad de los modernos, queriendo conciliarlas con sus congeturas. En el libro, pues, 11 de su Chrónica, que publicó año 1577, cap. 64, escrivió assí: Ya era casado el rei Leovigildo, antes que su hermano le diesse parte en el reino, i tenía dos hijos. Al mayor llamaron Ermenegildo, y al segundo Recaredo. I Ermenegildo es el verdadero nombre deste príncipe, i no otros [Pg. 573] que deste se usan corrompiendo, como presto se entenderá claro en su lugar. El abad de Valclara dice expresamente que eran hijos de primera muger, de quien ya Leovigildo avía embiudado. Lo mismo escrive el arzobispo Turanense. I como Vaseo no advirtió esto, que tan claro estos dos tan buenos authores afirman, trabajó mucho en provar cómo estos dos hijos del rei fueron de su primera muger; siendo esto assí, añaden el arzobispo don Rodrigo i don Lucas de Tui, siguiéndolos frai Juan Gil de Zamora, que esta primera muger del rei Leovigildo se llamava Theodora o Theodosia, i era hija de Severiano, Capitán General, que por los reyes residía en Cartagena con cargo de gobierno i defensa de aquella provincia. Dice más el de Tui, que eran hijos deste cavallero los quatro santos hermanos Leandro, Fulgencio, Isidoro i Florentina; i assí eran tíos de los dos príncipes Ermenegildo i Recaredo. Certifícalo más san Isidoro, pues quando en el libro de sus Claros Varones trata de su hermano san Leandro, hijo dice que era de Severiano. Assí, juntando lo de unos escritores con los otros, parece tener harta autoridad todo. I el no ser Severiano hijo del rei Theodorico de Italia, como por don Lucas de Tui todos creen, ya atrás se ha mostrado i aclarado en esto lo cierto. Sólo se ofrece ocasión para dudar algo aquí ver cómo Adón, el Arzobispo de Viena, en sus Anales escvive que el rei Leovigildo se casó con hija del rei Quilperico de Francia. Mas, o el libro deste autor está corrupto, o él recibió engaño. Porque no fue este rei, sino su hijo Recaredo, el que assí casó, como parecerá adelante, i se ve claro en el de Turs, a quien por muchas razones se ha de dar más crédito que al de Viena en esto.

Hasta aquí el Maestro Ambrosio de Morales que no distinguió bien lo que Voseo escrivió como cierto, de lo que añadió como incierto i opinión vulgar, fundada sobre los dchos de don Lucas, obispo de Tui, i don Rodrigo, arzobispo de Toledo, que escrivieron tantos siglos después de los sucesos sin alegar antiguos testimonios. Fuera desto, Morales dio crédito a estos escritores en unas cosas, i se lo negó en otras, no aviendo razón para que en una misma relación fuessen unas verdaderas i otras falsas. I assí, o las inventó don Lucas, que fue el primero que las publicó, o creyó alguna hablilla vulgar. Hizo fuerza a Morales la autoridad de Adón, i dijo sin fundamento que, o estava corrupto su libro, o su autor engañado, paraciéndole que se oponía a S. Gregorio Turonense, a quien no entendió.

El P. Juan de Mariana, que publicó su Historia Latina de las cosas de España, año 1592, es bien notorio que fue abreviador de Ocampo, Garibai i Morales; i assí en el lib. 5, cap. 11, repitió lo que digeron estos dos, i fuera desto, se ve que tenía delante a don Lucas, pues le cita en el mismo capítulo.

Sería cosa mui prolija copiar a la letra todo lo que dijo deste parentesco don Francisco de Padilla, escritor ciertamente docto i juicioso en su Historia Eclesiástica de España, publicada año 1605, pero en este asunto no tuvo otras guías sino Juan Voseo, a quien no extractó bien, a Ambrosio de Morales i a Juan de Mariana, siguiendo el mismo méthodo que estos de fundar su opinión sobre lo que dijo don Lucas, obispo de Tui, i después dél el arzobispo D. Rodrigo, como se puede ver en la centuria 6, cap. 36, 43, 52, 71, i en la centura 7, cap. I.

Don Diego Saavedra Fajardo, en su Corona Gótica, que publicó año 1646, en sus propias márgenes está confessando que dió asenso i siguió los falsos chronicones.

Omito otros muchos historiadores españoles que no han puesto otra diligencia sino la de copiar a los que les precedieron. I esto ha sucedido hasta nuestros días, en los cuales D. Juan Ferreras repitió esta común opinión citando en apoyo della a san Juan de Valclara i a san Isidoro que, como hemos visto, no hablaron palabra de donde pueda colegirse tal parentesco. Este género de equivocaciones es mui frequente en este analista que, aunque acostumbrava citar los libros originales, no [Pg. 574] los leía, sino que los alegava sobre la fe de otros, lo cual es más verosímil que decir que no los entendía, i solía abreviarlos al revés.

¿Qué responderemos, pues, a tan gran número de historiadores? Que los unos copiaron a los otros, pues ninguno de ellos manifestó originalmente otro fundamento que la autoridad de D. Lucas de Tui, o de otros relativamente a ella, siendo ésta contraria a la verdad; pues, según los escritores coetáneos i más cercanos a ellos, Leovigildo tuvo primera mujer a Rinquilda, madre de san Hermenegildo i de Recaredo, i por segunda i última a Gosvintha, i nunca a Theodora, ni Theodosia, mujeres desconocidas de todos los escritores hasta que don Lucas, obispo de Tui, i frai Juan Gil de Zamora, digeron averlo sido de Leovigildo; novedad que repitieron los escritores españoles i estrangeros hasta el año 1594 en el que el padre Higuera empezó a esparcir los falsos chronicones, autorizando con sobreescrito de antigüedad este imaginario parentesco añadiéndole muchas falsas circunstancias. I, como era tan fecundo en inventar quimeras i su genio tan inconstante, después en el Chronicón de Máximo, más estendido, que publicó frai Juan de Calderón i ilustraron con comentarios el licenciado Rodrigo Caro i el Maestro frai Francisco de Bivar, omitió muchas cosas de las que avía dicho en los primeros fragmentos que fingió, añadió muchas más, dislocó las referidas, i son tantos i tales los embustes que se publicaron debajo del nombre de Máximo i de Luitprando, i después debajo de la máscara de Hauberto Hispalense, que para averiguar menuda i distintamente sus mentiras, no bastaría una carta, sino que sería necessario un gran volumen, donde se verían cosas execrables que, quando Dios sea servido, manifestaré en la Continuacón de la Censura de Historias Fabulosas de don Nicolás Antonio.

Siendo esto assí, únicamente falta hacerme cargo de la autoridad de los escritores de las Actas de los Santos i de la Congregación de Ritos. De aquéllos diré a Vm. que por sí no han manifestado tanta pericia en las cosas de España como suele creerse comúnmente; porque desde el principio de su grande obra empezaron a escribir de nuestras cosas según las memorias que de aquí les embiavan sus correspondientes literarios que, primeramente, fueron los defensores de los fingidos chronicones, de los quales se confessaron engañados, i después, sus impugnadores, como D. Nicolás Antonio, el marqués de Mondéjar i otros pocos. I, si fuera desto, se han valido aquellos escritores de otras memorias, las tenemos a la vista i sabemos la fe que merecen.

En quanto a la Congregación de Ritos, deseo saber si los que la componen, antes de enseñarnos la Historia Eclesiástica, ¿la han aprendido de los muertos o de los vivos? Si de los muertos, yo quisiera saber, qué libros desfrutan que no veamos todos los demás que con tanta diligencia los buscamos, leemos i estudiamos? Si de los vivos, ¿de dónde sacan éstos las noticias, sino de los mismos libros que nosotros? Estando, pues, éstos llenos de fábulas, inventadas en tiempos mui posteriores a los sucesos, es cierto que a los que aman la verdad i son capaces de examinarla toca buscarla i descubrirla i desengañar a los crédulos, si no queremos engañarnos, i engañar a otros, como veo que lo hacen muchos por un indiscreto o afectado celo de la gloria de España, como si ésta deviera establecerse sobre imposturas, i fuera lícito mentir, i possible halucinar a todos i, finalmente, la verdad no huviesse de prevalecer con gran desdoro de los ignorantes engañados i oprobio de los maliciosos engañadores. Si Vm., pues, hace reflexión sobre lo que tengo escrito en esta carta, reconocerá mui bien, por la serie historial chronológica que tengo hecha, que quando en el año 1590 se concedió el rezo de san Hermenegildo a esse arzobispado de Sevilla i se refirió en él el parentesco de dicho santo rei con los santos Leandro, Fulgencio; Isidoro i Florentina, era aquello la opinión común sin contradicción alguna, pero sin otro fundamento que la autoridad de [Pg. 575] don Lucas, obispo de Tui, que deve ceder a la de los escritores coetáneos i más antiguos. Finalmente, quando el cardenal Belluga, día 8 de diciembre del año 1721, presentó a la Congregación de Ritos su voto i dictámen para la extensión del rezo a toda España de los santos Leandro i Isidoro, no se hizo cargo de argumento alguno en contrario, ni la Congregación le tuvo presente, aviendo sido yo el primero que, muchos años después, he manifestado al público mi duda i ahora, privadamente, las razones de ella que, vistas i examinadas por la Congregación, no sabemos lo que resolverá. I entretanto, pues Vm. me ha obgetado la autoridad del P. Juan de Mariana, vea Vm. lo que él mismo escrivió después, con palabras mui sentidas i de gravíssimo peso, en las página 1 de sus tratado, De adventu Jacobi Apostoli Majoris in Hispaniam, hablando de las lecciones historiales de los Breviarios i de otros puntos de gran importancia. Es mui largo su testimonio, pero digníssimo de atenta consideración. Quis enim (dice) negare possit fastos ecclesiasticos aliquando adulatione temporum, aut patios incuria hominum, multis maculis contaminatos, libris aliis, quibus preces ecclesiasticae ritusque sacrorum continentur, multas fuisse impersas, confusasque Tabulas et comenta? Addam nonnumquam, in templis reliquias dubias, profana corpora pro sanctorum, qui cum Christo in coelo regnant, exuviis sarris fuisse proposita. Est enim miserum negare non posse, quod sit turpe confiteri. Ac nescio quo pacto fictis saepe fabulis, et praeposteris mendaciorum nugis populus magis, quam veritate et sinceritate capitur. Ea est mentis nostrae inanitas. Has sordes, ubi semel irrepserunt in Ecclesiam, sacrarum ritus, libros ecclesiasticos, nobis fortasse dormientibus, attrectare nemo audet, munire nemo, ne impietatis suspicionem commoveat scilicet, et religioni adversarios esse videatur. Quae necessitas fuit Concilio Tridentino sanciendi superioribus annis, ut publica auctoritate ea religionis probra amoverentur a templis, a sacris coeremoniis, a libris ecclesiasticis. In quo consequentes Romani Summique Pontifices strenue haud dubium, et magna cum laude, et piorum approbatione laborarunt, divinis et ecclesiasticis libris pristino nitori restitutis. Desiderantur alia, quae tempore accesura speramus optamusque. Hos Ecclesiae et Pontificum pro veritate conatos, qui jussus, aut sua sponte juvare pro virili parte aggrediatur, non modo reprehensione dignos haberi non debet, sed potius laude praemioque Ecclesiae, cui omnia debemus, nullum laborem, nullum periculum denegare fas est. In structuram templi, exemplo antiquorum, conferant singuli quae poterunt, ditiores aurum et argentum, coccum, purpuram; quorum tenuis exit censas, certe caprarum pelles. Qui terram ad solidum fodiunt, qui Bordes repurgant, eorum opera non minus necessaria ad structuram est, quam aliorum artificum, qui componunt lapides, ligna dolant, signa faciunt et vestes sacras consarcinant, reliqumque componunt templorum apparatum. Verum si conatus pro veritate et adversos mendacia, quae irrupserunt, ita laudem merentur, si tempora distinguantur, neque temere novandi omnia cupiditas concipiatur; quoniam proculdubio non minus noxia esset. Velim ego initio magnam cautionem adhiberi, ne nova sanctorum nomina facile condantur, cujus rei populus infinita cupiditate flagrat; ne novae sanctorum reliquiae sine magno delectu populo ad venerationem obtrudantur in quo saepe peccatum suspicamur; historiae martyrum ne insolentes atque male cohaerentes in libros ecclesiasticos irrumpant. Alioqui quae antiquitus a populis sint susceptae religiones persuassionesque, eas movere non concedans, nisi invicta argumenta suppetant, quae erroris confessionem utique exprimant, quibus nulla ratione nullaque arte satisfacias. Homines enim antiquis, quam novis stare malunt, et periculum est, si antiquitus suscepta convellantur, ne coetera in dubium vocentur, nullaque religioni fides constet; quem scopulum vitandum prorsus censemus. Ego quidem veritatis eruendae studium semper laudabo, sed niri ad hanc regulam animorum impetus dirigantur, periculum est, ne in majora incommoda indicamus. In pari ergo argumentorum pondere, et non multum dissimili veri [Pg. 576] specie, antiqua ut retineantur auctor sim. Jove nostrum judicium est, certa que sententia. Juzgue, pues, Vm. si es verdad lo que dice el P. Mariana que, puestas en balance la antigüedad i la novedad, tiene mayor peso aquella.

Yo en esto subscrivo el parecer del padre Mariana; i deseo acertar en el que Vm. me ha pedido i merecer su aprovación, i también muchos preceptos que obedeceré con prontitud i gusto.

Dios guarde a Vm. muchos años como deseo. Oliva a 14 de Febrero de 1750.

(Autógrafa de Don Gregorio Mayáns, pero sin firma).

Señor D. Francisco Lasso de la Vega.

B. A. H. M., 147

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